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Apuntes sobre socialismo desde abajo y poder popular

Acertar en la encrucijada

Cuando el  30 de abril de 2017, en una reunión del Consejo de Ministro trasmitida por cadena nacional el Presidente Maduro anunció la convocatoria a una Elección Nacional Constituyente, ponía fin, haciendo valer su autoridad presidencial, a un fuerte debate interno en el seno del gobierno bolivariano de cómo resolver la crisis política provocado por las acciones de desestabilización violenta (guarimbas) que por aquellos días llevaban mas de sesenta días de guarimbas y un saldo luctuoso de mas de sesenta muertos.

Había otras opciones que estaban sobre la mesa, en particular la que impulsaba un sector del ejército y algunos gobernadores, cuya referencia pública más notoria  expresa el diputado Diosdado Cabello. Esta solución era mucho más cercana a la forma en que este tipo de problemas se resuelven en cualquier país capitalista normal. Se decreta el Estado de emergencia y se restablece la normalidad dando intervención directa a las fuerzas armadas para que repriman a los focos de desestabilización violenta. Resolver esa cuestión de esa manera contaba con simpatías en la tropa de la Guardia Nacional que venía soportando las agresiones de los guarimberos, que incluían además de las clásicas molotov y los morteros artesanales,  las bombas con mierda humana, “las puputov”. Responder a esas agresiones por fuera del protocolo,  un 10% de los muertos son responsabilidad de la represión estatal, tenía el costo de ser procesados. También despertaba simpatía en núcleos civiles duros del chavismo, que apenas podían ser contenidos, para que no salieran a hacer justicia por mano propia, modalidad de resolver conflictos muy instalada en la cultura caribeña.

La originalidad de una revolución es precisamente impulsar prácticas de naturaleza distinta al capitalismo, y en esa dirección fue la decisión de Nicolás Maduro. Propuso eludir  la decisión estatal y apelar a la participación del pueblo en una consulta electoral que apelaba al proyecto de país y al tipo de convivencia que aspiraban los  venezolanos. Y así ocurrió que, en una situación extremadamente crítica y minutos antes que Diosdado Cabello comenzara su programa televisivo “Con el Mazo Dando”, fue convocada la Constituyente.

Cuando han pasado casi un mes de la Elección Constituyente no quedan dudas que en la encrucijada planteada, la decisión no solo fue acertada, sino brillante.

La oposición desencadenó un torbellino de precios al alza para desmoralizar a las bases chavistas y pretendió chantajearla e inmovilizarlas con trancas y amenazas.  Pero no consiguió sus objetivos ya que  la propuesta de concurrir a las urnas contó con el apoyo con el 41,55 % del padrón electoral, que para una elección normal no obligatoria con una altísima participación (80%), representa alrededor del 55% de apoyo a la iniciativa del presidente. En la actualidad ningún presidente del continente americano cuenta con ese respaldo. A modo de ejemplo, en elecciones obligatorias (con un 74% de participación) el “arrasador“ triunfo de Cambiemos en las PASO en la Argentina, solo representa el 26 % del padrón electoral.

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La decisión fue brillante porque incluso convocó a no menos de un millón de votantes de la oposición que salieron a votar en contra del fascismo.

Como es de suponer esta lección de democracia no fue bien recibida por el Imperio, que si algo no tolera es ser cuestionado por pueblos empoderados. Y su respuesta fueron las sanciones economicos que afectan los ingresos de Venezuela trabando sus bonos y paralizando las ventas de petróleo en Estados Unidos, que representa un 30% de su volumen exportado en ese rubro.

El triunfo de la Constituyente, mas la decisión de Trump, vuelve a poner al gobierno y al pueblo bolivariano en una encrucijada.

El triunfo de la Constituyente que ha permitido recuperar poderes del Estado, representa  una enorme responsabilidad. El pueblo votó por la paz y dando un respaldo al gobierno para que resolviera la crisis económica. Mas allá de los errores del gobierno esta claro que la crisis económica está provocada por una guerra económica, por lo tanto la batalla es muy difícil. Las sanciones de Estados Unidos, que no son mas que un importante aumento de las acciones de guerra económica, la hacen mucho más difícil aún.

Sin embargo hay algunos datos a favor. La crisis ha terminado de desenmascarar a la MUD.  La catadura moral de los dirigentes políticos de la oposición queda expuesta cuando después de haber promovido, financiado y dirigido a las guarimbas con un saldo de mas de 120 muertos para desalojar al Presidente e impedir que se haga la elección de la Asamblea Constituyente; y después de haber denunciado fraude en las elecciones de la Asamblea Constituyente acusando a la Comision Nacional Electoral (CNE) de ser una marioneta del Presidente; se inscribieron para disputar las elecciones de gobernadores. Ese acto  supone reconocer al Presidente, a la Asamblea Constituyente y a la  CNE. Como frutilla del postre apoyan las sanciones de Trump contra su propio país.

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También la profundidad de la crisis ha consolidado la figura presidencial y de todos aquellos que han mostrado lealtad y consecuencia con el proyecto bolivariano, dejando al descubierto las costuras  de sectores que desde el interior del gobierno bolivariano, aportaban a otros rumbos.

El escándalo producido por la defección de la ex Fiscal Ortega Díaz ha promovido una investigación que revela que la línea de procesamiento de la fiscal con respecto al uso indebido de dólares baratos provistos por el Estado, estaba dirigido exclusivamente a personas físicas, dejando exentas a las empresas. Esto significa que el peso de la ley se descargó contra un puñado de   avivados “rascacupos” que hacían negocios de poca monta viajando al exterior, pero no alcanzo a grandes empresas que utilizaron dólares baratos para hacer compras que después revendían al precio del dólar today. Muchos chavistas honestos, como Luis Britto Garcia, reclamaron durante años la lista de estas empresas y atribuyeron su censura a quienes, desde el propio gobierno, amparaban a los estafadores. La Justicia ya tiene un nombre, falta saber quienes amparaban a la Fiscal.

Las denuncias contra  Miguel Rodríguez Torres, un hombre con aspiraciones presidenciales y que en algún momento tuvo mucha influencia en las áreas de seguridad del alto gobierno, confirman denuncias sobre sus negociados y turbios procedimientos que vienen desde lejos. Quien fue acusado recientemente por el presidente Maduro de haber sido reclutada por la CIA, y por la dirigente Iris Varela, de  haber estado vinculado a los crímenes de Eleazar Oteiza y  el diputado Robert Serra, había sido denunciado años atrás como encubridor del crimen contra dos militantes de la Corriente Revolucionaria Bolivar y Zamora , que fueron asesinados por grupos vinculados al contrabando de frontera en Apure, en una alcaldía gobernada por el padre de Rodríguez Torres En la lista de candidatos a gobernadores propuesta por el PSUV se observan algunos cambios alentadores, algunas continuidades decepcionantes y algunas ausencias no lamentadas como la de los actuales gobernadores de Carabobo y Bolívar. Pero quizás la novedad más descollante ha sido la candidatura del general Marcos Torres a la gobernación de Aragua. Una propuesta a tan alta responsabilidad honraría a cualquier ciudadano, pero quizás no tanto a un hombre que llegó a conducir la economía (y manejar la chequera) del gabinete de Nicolás Maduro. Marchando en la dirección opuesta, es decir asumiendo mayores responsabilidades, debe valorarse la designación de Delcy Rodríguez como presidente de la Asamblea Constituyente, y el crecimiento de la figura de Padrino López como vocero de las Fuerzas Armadas.

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Hace algunos años se escuchaba el lamento de que el liderazgo de Chávez había hecho demasiado fácil la revolución y muchos de las dificultades se explicaban por la ausencia de una epopeya, de una experiencia masiva de formación política, como la que tuvo la revolución cubana en la lucha por la toma del poder. Me parece evidente que la guerra económica ha permitido al pueblo chavista vivir esa epopeya, ese momento masivo de formación política y hoy le permiten reconstruir su vanguardia, que se expresa en el núcleo duro de no menos de un millón de activistas de base que resistieron y se movilizaron en los peores momentos del asedio de la derecha, y en las  figuras que se consolidan o emergen  en el gobierno bolivariano.

El agravamiento de la guerra económica por el impulso de sanciones contra Venezuela, plantean una nueva encrucijada.

Qué hacer, por ejemplo, frente al hecho que hoy comenta la Presidente de la Asamblea Constituyente de que: ”teniendo nosotros en la costa los barcos cargados con alimentos y medicamentos, Venezuela no tiene cómo hacer el pago de esos bienes esenciales, para la población venezolana. ¿Por qué? Porque hay un bloqueo financiero contra el país.”

Como bien apunta Luis Salas, uno de los mas lúcidos economistas venezolanos: “…en circunstancias similares en el pasado hemos logrado salir bien parados, siendo que lo que se nos presentó como amenaza se pudo convertir en oportunidad. Hace 15 años la arrogancia imperial y de sus colaboradores locales hizo posible el milagro de limpiar las FANB de elementos golpistas y alcanzar el control de la industria petrolera para ponerla al servicio del pueblo. Hoy esa nueva arrogancia nos crea las condiciones para romper con la dependencia en materia de comercio exterior, si se sabe aprovechar la coyuntura.”.

Habrá que estar atento, porque como decía mi abuela “contra grandes males, grandes remedios”. Con poco margen de error, el destino inmediato de la revolución bolivariana vuelve a ponerse en juego y se trata de  acertar en la encrucijada.

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