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Ciencia argentina en crisis. Presupuesto y ciencia digna para una necesaria revolución

El presidente Alberto Fernández (AF) asumió auspiciando un nuevo “Gobierno de Científicos”. Pasados casi 10 meses de gobierno, se multiplican las protestas de lxs trabajadorxs del Sistema de Ciencia y Técnica (CyT) nacional con demandas en torno a las condiciones de trabajo en el marco de la pandemia y, sobre todo, a la necesidad urgente de una recomposición salarial para todo su personal.

Sin presupuesto digno, no habrá ciencia digna

La designación de Roberto Salvarezza en el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación (MINCYT) se presentó como el inicio de un proceso de reivindicación del sector. Luego de los años del Macrismo, marcados por la degradación y persecución a lxs trabajadorxs del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) y otros organismos, por la desarticulación institucional y por la sequía presupuestaria, la expectativa generada durante la campaña electoral fue que comenzaría una era de revalorización de la tarea del conjunto del sistema de CyT.

Cada vez hay más agitación por la falta de presupuesto adecuado y, en particular, por la crítica situación salarial. En el caso de CONICET, lxs integrantes de la Carrera del Investigador Científico (CIC-CONICET) venimos reclamando desde hace meses por una caída salarial que alcanza el 49,5% desde Diciembre de 2019, pero que supera el 53,6% desde comienzos de 2011 (como indica el informe elaborado por el investigador de CONICET Mariano Barrera, ver gráfico siguiente); en similar escala se han reducido los salarios el personal de apoyo (CPA).

En paralelo, en los últimos días el personal administrativo del CONICET plantea acciones que implican detener la actividad de las Comisiones de Informe, Ingreso y Promoción de investigadorxs y becarixs. Su pedido es elemental: una mejora en las condiciones de trabajo en el marco del ASPO (que supusieron una enorme sobrecarga de trabajo) y un aumento salarial que le permita salir de abajo de la línea de pobreza a la mayoría de quienes se encuentran en este sector, que permanecen por años con contratos inestables (el inefable “artículo 9” del SINEP/Sistema Nacional de Empleo Público). En simultáneo, lxs becarixs siguen reclamando la formalización de su vínculo laboral con CONICET, institución que los mantiene como receptores de un ‘estipendio’ cuando son verdaderxs trabajadorxs (si nos atenemos al principio de realidad de las relaciones laborales).

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Frente a esto, el Directorio del CONICET, el Ministro Salvarezza (también investigador del CONICET) y la Diputada del Frente de Todos Claudia Bernazza, integrante de la Comisión de Ciencia y Técnica de la Cámara de Diputados, en sucesivas reuniones conseguidas por les investigadorxs en conflicto, asumen conocer la situación. Sin embargo, han respondido con evasivas a la hora de dar respuestas a las propuestas concretas que le han acercado distintos grupos de investigadorxs organizados (ver), por ejemplo, la sugerencia de pasar al salario básico una serie de items salariales que hoy son no bonificables (y por tanto, por ejemplo, no aplican al cálculo del pago por antigüedad). Paradójicamente, hace unas semanas una medida de esa naturaleza fue tomada por el Poder Ejecutivo para recuperar el salario del personal de las fuerzas armadas.

Por su parte, en el CONICET niegan la posibilidad de abrir instancias de negociación paritaria (en un marco informal, la Mesa de Relaciones Laborales, pues les trabajadorxs del CONICET carecen de Convenio Colectivo de Trabajo específico). El ministerio, más bien, parece estar concentrado en algunas inversiones en infraestructura y una recuperación en el financiamiento de proyectos, acciones por demás insuficientes para el deterioro existente, máxime cuando esas decisiones no se corresponden con una indispensable recuperación salarial para les trabajadores del sistema de CyT. A comienzos de Marzo, en una reunión con una comitiva de investigadorxs, el Ministro y la Presidenta del CONICET se comprometieron a analizar los reclamos y volver a juntarse con una delegación. Lamentablemente, hace dos meses estamos intentando concertar la reunión comprometida por el Ministro, sin respuesta.

Frente a la presión de les cientistas en relación con el tema, el oficialismo recientemente presentó un nuevo proyecto de financiamiento de la CyT en Diputados. Llamativamente, la propuesta general es alcanzar para el sistema un aporte del 1% del producto bruto interno (PBI) en 10 años. Digo llamativamente porque hace unos años, el peronismo en la oposición presentó un proyecto similar (conocido como ‘Ley Perotti’, aunque nunca se convirtió en tal) en el cual proponía llevar el financiamiento global a 3% del PBI. Nadie explica sensatamente esa reducción. Ante el pedido formal de una reunión con la Comisión de Hacienda de Diputados (quienes deberán definir el presupuesto para 2021) hemos recibido solo silencio hasta el día de hoy.

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Para sumar al desconcierto, hace unos días, el ministro Salvarezza, en una entrevista en el periódico Página/12, señaló que, a finales de 2015, el presupuesto de CyT había llegado a 0,75%. Sin embargo, datos del propio Ministerio de Economía indican que el gasto en la Función CyT a nivel nacional no superó el 0,31%. ¿Un error del diario o del Ministro? No podemos saberlo. En cualquier caso, en 2018, el gasto en CyT habría alcanzado sólo el 0,28% y continúa bajando: el presupuesto anual (actualizado al mes de mayo de 2020) representaba apenas 13% más que en 2019 en términos nominales (con una inflación interanual superior al 40%). En 2019, representaba sólo el 1,11% del presupuesto nacional (1,48%, en 2015); por contraste, los pagos de intereses de la deuda pública llegaron a 19% del gasto total el año pasado. Para colmo, la entrevista mencionada, no nombra el problema salarial en ninguna de sus 1681 palabras.

La ciencia frente a una crisis de identidad y de valores

La ciencia en Argentina enfrenta una crisis no solo presupuestal sino de valores e identidad. Desde hace décadas ya, el sistema de CyT funciona con bajo presupuesto y poca planificación. Hoy lo vemos claramente en la crisis pandémica. Sólo hay recursos para proyectos vinculados a COVID-19 como si no hubiera otra cosa que estudiar, pensar o debatir en Argentina. En un sistema sin recursos, todo el mundo se inclina hacia ese lado (si puede) por instinto de supervivencia. De esa manera, hoy se ponen en suspenso todos los estudios en temas claves para el país (por ejemplo, se reducen al mínimo los recursos disponibles para trabajar sobre Chagas u otras enfermedades endémicas) y se aplican todos los recursos materiales y humanos a la pandemia, abandonando líneas de trabajo históricas en todas las áreas de la ciencia. Quienes no logran insertarse en el eje Coronavirus se quedan básicamente sin recursos para el desarrollo de su actividad.

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Nuestro sistema de CyT se ha construido a imagen y semejanza de las necesidades del capital. Al menos desde los años noventa, se ha llevado una política que desfinancia estructuralmente las instituciones del sistema y reemplaza el financiamiento sistemático por programas de incentivos, proyectos y promoción vinculados crecientemente con empresas capitalista. La producción de ciencia y técnica se transforman crecientemente en desarrollo de CyT capitalista. Por fuera del COVID-19 y más allá de las coyunturas, sólo hay dinero en serio para proyectos vinculados al desarrollo del extractivismo; esto ya era evidente en los distintos planes estratégicos aprobados en años anteriores (por ejemplo, Argentina Innovadora 2020). Los fondos para investigación se concentran en proyectos hidrocarburíferos (para el desarrollo del yacimiento Vaca Muerta), para proyectos mineros (crecientemente, en torno al Litio), o agronegocio; hay proyectos como Pampa Azul para el desarrollo capitalista ‘sustentable’ de la fauna marina, o multiplicidad de financiamiento a redes en esas áreas. Por supuesto, hay otras líneas de mucha menor escala y menos recursos. Llamativamente, no hay ningún espacio institucional para la producción de conocimiento en, por ejemplo, la deuda externa, ni tampoco consejos de asesores en tal sentido. Claro, eso se resuelve entre el equipo del Ministerio de Economía y los Fondos de Inversión, con el auspicio del Fondo Monetario Internacional; el ministro Guzmáz también ingresó recientemente como investigador del CONICET.

La ciencia argentina tiene una deuda consigo misma y con el pueblo. Debe poder retomar el camino de Andrés Carrasco  e intentar (al menos) convertirse en una ciencia digna. Debe poder estudiar con mirada crítica las distintas dimensiones de la vida social de nuestro país y dejarse interpelar por el pueblo. Debemos ser capaces de construir nuevos saberes junto con otros saberes y conocimientos. Pero para eso, necesitamos una revolución ético-política en el sistema de CyT argentino. Una revolución que suponga como punto de partida más recursos para el conjunto del sistema, empezando por pagar salarios dignos a sus trabajadorxs, la clave de cualquier transformación radical. Claro está, esto supone también mejorar las condiciones de remuneración y trabajo del conjunto de lxs trabajadorxs estatales, y junto con ellxs, del conjunto del pueblo trabajador. Pero ello, claro, supone otra revolución… ¿O será la misma?

Mariano Féliz[1]

Investigador Independiente CONICET


[1] Texto concluído el 24 de agosto de 2020.

One thought on “Ciencia argentina en crisis. Presupuesto y ciencia digna para una necesaria revolución

  1. La revolución con el sueldo del Estado, este pseudo trotskismo me da gracia… creo que en este momento el reclamo salarial es bastante complicado. Y bastante egoísta diré. Ni siquiera la argumentación es correcta. Estar por debajo de la línea de pobreza. Pidamos la recomposición de los art. 9 que son los más flexibilidades del sistema . CPA y CIC estamos desactualizados, pero esta pelea es volver a hacerle el juego a la derecha y a un espacio no representativo. Banco la idea de ciencia digna, pero hablan en nombre del pueblo con un pedido tan sectorial que se caga en les que peor están.

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