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Cultura: repensar los valores sociales y la inversión del Estado

Les trabajadores del Ministerio de Cultura (hoy Secretaría) escribieron un comunicado para visibilizar la situación laboral que viven. Vaciamiento, la conversión a secretaría y una reducción impuesta en el presupuesto desde el Decreto de Necesidad y Urgencia publicado en el Boletín Oficial del siete de septiembre, que indica que se quitará parte de la inversión para este Ministerio, que ahora comparten Educación, Cultura, Ciencia y Tecnología, con el fin de destinar esa parte de los fondos al Ministerio de Seguridad.

Desde que Avelluto asumió como ministro, allá por 2015, se vienen dando sistemáticamente recortes que decantan en una reducción del personal y en la eliminación de algunos programas. Para febrero de 2016 ya se contabilizaban 500 despidos, a eso se le sumaron otros 65 en diciembre de 2017 y 16 más en abril de 2018.

Es muy duro para todos y todas las trabajadoras del ministerio ver cómo se destruye gran parte de lo construido durante tantos años de esfuerzo, cuenta Diego García Schmucler, miembro de La Junta Interna de ATE del ex Ministerio de Cultura, en diálogo con Colibrí.

Él es uno de los compañeros que le pone el cuerpo a esta lucha por la disputa cultural y como trabajador comenta que tanto a él como a sus compañerxs, les resulta muy doloroso transitar este momento de despidos, cierre de programas, subejecución, reducción constante del presupuesto y abandono de las condiciones edilicias de las diferentes dependencias.

“Esto lleva a una reducción de los derechos que el Estado le debe garantizar a la gente y genera un impacto negativo sobre las industrias culturales, pérdida de puestos de trabajo y el cierre de cientos de proyectos y emprendimiento” explica Diego.

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¿Cuáles son los programas que fueron desapareciendo o se ven más afectados?

Hay de toda índole. Ahora se me vienen a la mente algunos como Impulso Colectivo, que capacitaba emprendedores culturales para poder presentar proyectos ante el Estado Nacional. Programas como “Maravillosa Música”, “Letras Argentinas” o “Danza y Cultura” que en un principio se los desfinanció y después se los descontinuó.

“Becar Cultura” que canceló la línea de ayuda que daba pasajes para asistir a cursos, jornadas, seminarios y capacitaciones en el exterior. El área académica de la Dirección de Elencos Estables directamente cerró el programa de “Ópera y Danza” y pasó de tener un presupuesto de 1 millón y medio de pesos en 2013 a no tener presupuesto en 2017. Otro ejemplo concreto de reducción en las inversiones es que en la Comisión Nacional de Biliotecas Populares (CONABIP) durante el 2015 se compraron 146 títulos para 1300 bibliotecas, y en toda la gestión actual se compraron apenas 86 títulos para esas bibliotecas.

El programa “Puntos de cultura”, que subsidia y capacita programas culturales, sufrió una reducción de más del 70% de su presupuesto en comparación con el 2017. El programa de Orquestas infantiles también se vio afectado porque cuando despidieron a los 65 compañeros el año pasado uno de ellos era el coordinador del programa y quien se lo ponía todo al hombro.

Por otro lado hay algunos como BECAR  o el Fondo Argentino de Desarrollo, que en su momento tenían subsidios o ayudas por 20 millones de pesos y hoy están por debajo del millón. Muchos programas no están cerrados formalmente, sino que les sacan el presupuesto y dejan de funcionar porque al no haber ni plata, ni actividades, los recursos humanos que están trabajando en esos programas piden cambiarse a otros que funcionen más. Entonces quedan sin dinero y sin gente que los trabaje.

¿De cuánto es la sub ejecución?

Para dar un ejemplo, en 2016 se ejecutó solo el 88% del presupuesto, en 2017 un poco menos, el 80%. Este año vamos apenas pasando el 60%, pero la realidad es que la gran mayoría de los programas ya no tiene muchas actividades previstas de acá a fin de año. Todas estas actitudes hablan de cuál es el concepto que le da esta gestión a la cultura. Porque cuando hablamos de cultura no es solo un espacio de divertimento o goce de ciertas obras artísticas, sino también una manera de repensar los valores que tenemos como sociedad y una actividad abierta para toda la sociedad.

La cultura abierta que ustedes proponen, ¿Cómo convive en este escenario?

Por un lado el concepto de cultura que manejan desde la gestión actual es elitista, exclusiva, de artistas tocados por la varita mágica, que pueden llevar a cabo genialidades y ser disfrutados por un sector de la sociedad que tiene los recursos para poder hacerlo.

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Eso se contrapone a nuestra concepción porque nosotros creemos que la cultura es un derecho humano que el Estado tiene que garantizar para que todos podamos ser parte.

En ese sentido es que entendemos que el Estado tiene que estar presente, fomentar y facilitar el qué hacer cultural inclusivo y Federal. Porque también hay que destacar que hay muchos emprendedores y artistas más allá de las grandes ciudades como Buenos Aires, Córdoba o Rosario. Además hay que entenderlo también en términos económicos. Necesitamos una cultura que genere trabajo, que active la economía y fomente el Mercado interno. Hay una clara diferencia conceptual con nuestra propuesta cultural. Quienes trabajamos la cultura hace años apostamos por esta cultura inclusiva, abierta y federal pero nos encontramos con una gestión que claramente quiere todo lo contrario.

¿Qué sensaciones genera convertir nuevamente el Ministerio en Secretaría, como antes de 2004?

Nosotros tenemos poco tiempo en esto de la cultura, pero conversamos con mucha gente como el escritor Pacho O’Donnell, que tienen muchos años más en esto, y nos comentaba que en los 90´, cuando Cultura era todavía una Secretaría que formaba parte del Ministerio de Educación, tenía un rol totalmente secundario. Ahora se volvió mínimamente a ese organigrama. En lo concreto eso hace que a la hora de querer generar políticas culturales los circuitos administrativos sean mucho más complejos, porque ahora dependemos de un Ministerio que, por otro lado, tiene como superior a Finocchiaro, que viene del Ministerio de Educación y buscará destacar las políticas de esa área.

En ese sentido la Ciencia y la Tecnología, así como la Cultura, quedan en un segundo plano. Entendemos que esto es preocupante y embarga el futuro del país. Vemos que no es un hecho aislado y lo podemos llevar a cualquier plano de política económica, derechos sociales, etc.

Nosotros lamentamos mucho que para esta gestión el rol de la cultura sea secundario. Amamos lo que hacemos y ver el desamparo que se vive día a día nos duele. No sólo se derrumba la cultura, sino también el trabajo

Fuente: https://revistacolibri.com.ar/2018/09/28/cultura-re-pensar-los-valores-sociales-y-la-inversion-del-estado/

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