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Apuntes sobre socialismo desde abajo y poder popular

Horizontalidad, autonomía y autogestión. Lo que se cocina en las ollas

El Centro Social, Cultural y Político  Olga Vázquez funciona desde el 2003 en un predio recuperado por un conjunto de organizaciones sociales y activistas culturales. En el lugar antes había funcionado una escuela privada y posteriormente, a su cierre, estuvo años abandonado.El “Olga Vázquez”, nombrado así en homenaje a la incansable luchadora social que falleció en 2002 junto a su hija infectadas por el hantavirus en La Plata, se construyó con el empecinamiento, la lucha y la creatividad de cientos de personas que, hace más de 16 años,  lograron armar redes, organizaciones, cooperativas, espacios educativos, comunicacionales, culturales y sociales, transformando el espacio en un bastión de la cultura popular autogestiva, independiente, comunitaria de La Plata.

En 2007 la Legislatura bonaerense sancionó la expropiación del predio, normativa que fue prorrogada en 2012 y en 2017 hasta la actualidad.  La Asamblea del Olga, órgano soberano desde su creación y desde donde se toman las decisiones de manera consensuada y colectiva, viene exigiendo la expropiación definitiva.

Esta Asamblea, conformada por distintas organizaciones como el grupo de Talleristas, la Biblioteca Popular Oesterheld, la Biblioteca Infantil Galponcito de los Cuentos, la radio alternativa Radionauta 106.3, la Cooperativa Ayni, la organización Frente Popular Darío Santillán Corriente Nacional, el taller textil Las Juanas, el Bachillerato Popular Bartolina Sisa, la Colectiva Decidimos y la escuela primaria, desde el 11 de noviembre tomó el espacio, que también compartían con la organización política Patria Grande (PG), sosteniendo la decisión en la ruptura de acuerdos y la incapacidad de diálogo de este sector. En respuesta PG, que había formado parte de la Asamblea desde su creación pero que se había retirado de los debates y resoluciones colectivas desde hace un año, comenzó un reclamo de apertura y desde hace casi 20 días el espacio se encuentra en disputa.

Profundas diferencias políticas al interior, malos tratos y violencia contra militantes sociales, acuerdos colectivos poco sólidos, perspectivas antagónicas de autogestión y una indefectible ruptura de confianzas de años, definieron a los, las y les integrantes de la Asamblea a hablar y dar a conocer sus experiencias y posiciones.

Intentando profundizar las reflexiones y los procesos de negociación  para poder llegar a los acuerdos entre una organización política y la Asamblea de organizaciones de base y comunitarias, proponemos dar a conocer las voces de las mujeres que sostienen la toma del centro cultural, “su segunda casa” con ollas populares, convicción profunda, feminismo y la certeza de que la única lucha contra el que se pierde es la que se abandona.

“Mi nombre es Felipa Azurduy, vivo y vengo del barrio Altos San Lorenzo. Ahí milité en dos comedores y desde hace más de 16 años milito en el sector territorial que abarca alrededor de 26 barrios. Son bases populares más humildes y de bien abajito. Al Olga Vázquez lo conozco desde hace 13 años.  Primero me fui integrando a la organización social, la Darío Santillán, después acá. Hoy estamos construyendo en más de veintiséis barrios de la región La Plata, Berisso y en Varela. Mi tarea fue y será ser militante territorial. Cuando surjo primero  me acerqué en un comedor, fui formándome con compañeros y compañeras militantes que nos han acompañado en  lo que por ahí nos costaba: organizarnos en una base de asamblea, organizarnos a luchar por nuestros derechos. Me formé con militantes como Mercedes Gudano, Nicolás Marcioni, entre otros. 

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Por primera vez al Olga me lo presentaron como un centro cultural donde se realizaban diferentes actividades, todo lo que implica cultura, no? Y bueno, me fui sumando y participando en asambleas, algunos talleres, formaciones, trabajos autogestivos y diferentes tipos de tareas que me presentaba la  organización.

Y como bien dije, surjo desde abajo. Una vez que atravieso la experiencia de hacer política como herramienta electoral, paso a trabajar en lo que es la oficina administrativa del Olga, necesaria para la organización. Yo no terminé  la secundaria sólo la primaria. Jamás había estudiado lo que era computación, no entendía nada de word, ni excel, ningún programa! Vi que era necesario para avanzar en la organización  y llegó un momento en que me agarró la inquietud. Y sabes qué? Fue acá, viniendo al Olga. Tuve que ser una de las que por ahí agarró y preguntó: “che… y  tan difícil es trabajar con una computadora?” No sabía nada de nada, ni prenderla. Entonces en ese momento estaba un compañero que se llamaba Lucas y él me dijo: “No es difícil Feli, te animás a prenderla? Mirá, te enseño” Así fue que con paciencia me enseñó a manejar la compu y empecé a aprender así, rápido, no fue tan difícil. Como dice mi compañera, el que quiere, puede, es cuestión de voluntad y ganas.

Ahora, lo más importante para mí son las bases de asamblea, los barrios, el organizarse en un barrio, las ollas populares. Para mí este trabajo era una parte de mi militancia, mi tiempo. Luego, cuando salía me iba a las bases de asambleas. Para mi es lo más importante, ese contacto con los compañeros porque si no nos organizamos, no profundizamos, no debatimos, viene alguien y decide por nosotros y no está bueno eso.

Dentro del Olga Vázquez estoy trabajando desde hace ocho años, yendo para los nueve. En una época inclusive hice trabajo político, fui parte de una estrategia que armó una herramienta electoral y fui una de las postulantes dentro del armado de listas de candidatos para concejala, acá en La Plata, en cuarto lugar. Fue una linda experiencia atravesar ese tiempo también, de trabajo político, mi primera experiencia y ahí fue donde  conocí mejor a compañeros que hoy  pertenecen a Patria Grande.

Fue en el año 2012, en ese momento el candidato era Leandro Amoretti. Yo no lo conocí de acá en el Olga, lo conocí en el barrio porque vino y nos lo presentaron como el candidato a concejal acá en La Plata. Nunca lo había visto antes. Luego, en las regionales, en los debates fui conociendo a los otros, por ejemplo a Bertoldi. En esos momentos yo hacía el esfuerzo por cubrir la regional para representar al sector territorial porque nos costaba cubrirla y recuerdo claramente a este compañero que permanentemente era el que siempre quería imponer, el que siempre quería tener la razón. Un tipo que siempre contradecía en los debates y discusiones que se daban. No era una persona tan agradable comparada con otros compañeros.

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Y bueno, todo eso pasó y fuimos teniendo errores y llegó la ruptura del espacio político, no? en el año 2013 si no me equivoco. Nosotras desde las bases lo que sentimos fue que en esa ruptura se fue la pata estudiantil y los trabajadores ocupados, que eran ellos claramente. Los más humildes, los y las del sector territorial y algunos compañeros más aliados se quedaron. Del lado estudiantil quedaron poquitos la gran parte se fueron. Pero lo que más decepcionó a la base fue que se llevaron la herramienta electoral que habíamos construido entre todos. Todos habíamos hecho el esfuerzo, le habíamos puesto el cuerpo, lo habíamos construido de par a par, desde abajo.

Y eso nos quedó como experiencia: cosas que después decepcionan en los momentos de elecciones, viste? Que los partidos, los candidatos vienen, te prometen, y al final nunca cumplen y después pasan las elecciones y se van. Se sintió algo similar. Algunas compañeras me decían: “qué onda? Vos estuviste dentro de ese armado, fuiste candidata y sin embargo se llevaron la herramienta electoral? Ahora qué Felipa? Ahora nos tenés que desafiliar!” Me decían a mí y de verdad, me sentí cacheteada.

Desde la ruptura traté de mantenerme al margen de ellos, de no cruzar palabras porque había quedado tensionada, mal. Entonces para poder convivir  decía: “buen día, buenas tardes”. Eso es siempre lo que nos han enseñado nuestros padres, nuestros ancestros: el saludo no es pesado. El saludo al peor enemigo igual le tenes que dar. Eso fue lo que yo mantuve siempre dentro del Olga. Jamás falte el respeto.

Y para decir la verdad, la asamblea del Olga en el momento de la ruptura no influyó en lo político pero ellos se quedaron en ese momento como parte de su organización. Entonces se debatió si echarlos o no y decidimos en paritarias la buena convivencia dentro del Olga Vázquez.  Participé de esas para charlar sobre los criterios, para charlar sobre los acuerdos. Siempre estuve activa en todo lo que son las reuniones, paritarias, regionales. Pero no tomamos actas y creo que ese error, que no haya papel de por medio que se firmara con todos los acuerdos, es lo que terminó en que ellos avancen como avanzaron e hicieran lo que se les pintó la gana.  Al paso fueron mostrando lo que son realmente, en la práctica. Avanzando con espacios, cagándose en los criterios, entre  violencias y agresiones con compañeros nuestros y  si, lamentablemente si a vos te violentan respondes con violencia.

Ahora, con este nuevo conflicto soy una de las que está siguiendo las negociaciones con ellos desde el primer momento. Hemos intentado en poner la voluntad, dialogar y negociar. Pero todo el tiempo me encuentro con que vamos, llevamos propuestas y vamos al choque. Te dicen que no. Y cuando te dicen que no,  te imponen nuevos criterios y nos están condicionando. Por cuarta vez intentamos la mesa de diálogo y nos vienen con una contrapropuesta ridícula al decirnos que están dispuestos a construir una nueva asamblea. Hacer cuenta nueva y borrar lo que se vino construyendo con una asamblea dentro del centro cultural?  Van a venir a decirme que eso no sirvió y vamos a empezar otro nuevo? Es algo ilógico!

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Creo de verdad que no les interesan los trabajadores. Los primeros días chicaneaban todo el tiempo y nos decían: “queremos trabajar”, “estamos perjudicando a 30 trabajadores”. Cuando les llevamos la propuesta de que iban a ingresar sus trabajadores pero presentamos las condiciones, dijeron que no. Entonces creo que en realidad nos les interesan sus trabajadores, ni el Centro cultural sino que les interesa quedarse ahí pero quedarse a qué?, es mi pregunta.

Qué es lo que construyen dentro del centro cultural cuando se cagan en una asamblea? No, decimos nosotros, se respeta una asamblea. Para ellos ahora nuestra herramienta es ilegitima. Saben qué? No nos parece!  Y es por eso que creemos que no deben estar más en el Centro cultural.

Desde el primer día que nos hemos plantado, nuestras compañeras mantienen la postura que esta gente, esa organización, no debería estar acá. Estamos defendiendo el Olga y no logramos avanzar en las negociaciones. Es como que parece que piensan: ni para ustedes, ni para nosotros. Parece una disputa entre dos organizaciones para la gente cuando en realidad lo que estamos planteando es que esta decisión es por el cansancio de la asamblea del Olga, del centro cultural. Nosotros vemos que tenemos que poder negociar pero no queremos más a Patria Grande dentro del espacio. No son personas de fiar, no son constructivos ni orgánicos con las bases, tampoco con la asamblea.

Hace muchos años la primera vez que vine al centro cultural para mí fue “guaaaauuuu”. Un centro cultural donde nosotros estamos, nos organizamos, nos construimos…. Fue emocionante conocer el Olga Vázquez. Antes de organizarme trabajaba de costurera, en verdulería, trabajo pesado… y cuando comencé a participar aprendí  lo que es la política, lo que es una organización social que te ayuda a reconstruirte. En aquel momento tenía 24 o 25 años, un solo nene. En el camino tuve tres hijos más pero jamás fue un impedimento para salir a  luchar, ir a reuniones, a las calles. Con la panza grande me iba a la marcha grande, a la mesa nacional. Con un bebé en la espalda y uno en la mano me iba a luchar. Acá mis hijos han crecido, venían a la biblioteca, hacían tareas, jugaban. Por eso te digo, esta es una casa nuestra y por eso la defendemos como la defendemos.”

 

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