ContrahegemoniaWeb

Apuntes sobre socialismo desde abajo y poder popular

“Invocamos el nombre de Eva Perón”

Presentamos a continuación un documento poco conocido. Se trata de un texto redactado en República Dominicana, en julio de 1958, por el Comando Superior Peronista, es decir, por Juan Domingo Perón y su delegado John William Cooke. Eran tiempos de exilio para Perón y Cooke. En la Argentina transcurría el último tramo de la dictadura militar, la “Revolución Fusiladora” que había derrocado al gobierno peronista en septiembre de 1955. Las elecciones presidenciales estaban próximas, Arturo Frondizi se aprestaba a capturar el voto peronista, y el peronismo –proscripto- debatía la posición a asumir. La  Resistencia Peronista no se detenía, pero ante la apertura política ingresaba en un impasse después de años muy intensos. Un impasse que sería muy breve.  

El cadáver embalsamado de Eva Perón había sido secuestrado por los marinos. Se desconocía su paradero. Estaba desaparecido. El odio inconmensurable de sus detractores, odio de clase en su expresión más depurada, como contrapartida, abonaba el mito popular. El mito de Eva Perón ingresaba en una nueva fase de construcción, una fase silenciosa y desde abajo.        

Al cumplirse 6 años de la muerte de Eva, Perón y Cooke escriben el documento que presentamos a les lectores de contrahegemoníaweb.

Más allá de las hipérboles, pueden identificarse en él algunos elementos que prefiguran la resignificación de la figura de Eva en clave revolucionaria que tendrá lugar años más tarde. Al margen de las ambigüedades, (¡como no iba a estar presente la ambigüedad en un texto que firman Perón y Cooke!), el nombre de Evita comenzaba a invocarse para el combate.    

     

 

Comando Superior Peronista

Compañeros:

Invocamos el nombre de Eva Perón. Como deber partidario y como imperativo sentimental, rendimos homenaje a la abanderada de los descamisados, a la mártir del trabajo.

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Porque creyó en una Patria libre con un pueblo libre, porque luchó por un porvenir mejor para los desposeídos y los indefensos, invocamos el nombre de Eva Perón.

Vino del pueblo y fue hacia el pueblo, dando su vida para llevar la felicidad a los niños y a los ancianos, a los humildes y a los desesperanzados. Por eso invocamos el nombre de Eva Perón.

Donde hubo una reivindicación que conquistar o un privilegio que abatir, allí estuvo sin cálculos ni vacilaciones, corazón firme y mano firme. Por eso invocamos el nombre de Eva Perón.

Insobornable ante el halago y ante la violencia, sirvió fielmente a una causa a [la] que consagró sus horas, e inmoló su vida, peleando al lado de los suyos sin pedir tregua ni descanso. Por eso invocamos el nombre de Eva Perón.

Fue la jefa espiritual de millones de argentinos, que vieron en ella el símbolo de una Argentina justa y soberana, libre de oligarquías explotadoras y de imperialismos rapaces. Por eso invocamos el nombre de Eva Perón.

Que su memoria nos traiga, con la nostalgia de días felices, el estímulo para seguir combatiendo infatigablemente por la restauración justicialista.

Que su holocausto sea ejemplo para los hombres y mujeres del movimiento, y el eco de sus apalabras nos incite al sacrificio para cumplir con nuestro deber histórico.

Que su recuerdo no llegue envuelto en llanto sino en canciones de esperanza, mientras resuena su nombre para movilizar una juramentada voluntad argentina dispuesta a defender esta tierra y este pueblo que ella amó. Por eso invocamos a Eva Perón.

Ciudad Trujillo, julio de 1958

Juan Perón

John Cooke  

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