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Apuntes sobre socialismo desde abajo y poder popular

La doctrina del shock, Fernández-Fernández y el voto de confianza

El reciente anuncio electoral de Cristina Fernandez de Kirchner de ir como candidata a vicepresidenta y ubicar como candidato presidencial a Alberto Fernandez, generó una importante catarata de repercusiones mediáticas, reacomodó el tablero político electoral y ubicó al peronismo y al conjunto de las fuerzas opositoras ante un nuevo escenario de debate sobre los opciones y alternativas para vencer al gobierno de Mauricio Macri. En los trabajos que presentamos a continuación queremos desde Contrahegemonia compartir un debate critico, bajo una lógica que no repita los análisis superficiales que se vienen repitiendo en diversos medios de comunicación, sino aún en el marco de visiones diferentes de los autores, buscar problematizar y pensar con mayor profundidad lo que implica esta decisión política. Abrimos el juego.

 

Fuimos sometidos a una terapia de shock. Hace tres año y medio que no paran de darnos máquina. Entre paliza y paliza nos quitan el pan, nos matan de frío y calor, lastiman a nuestros seres queridos, nos humillan, nos arrebatan el trabajo, la dignidad, la palabra. No discriminan: niños/as, ancianos/as, hombres, mujeres. Da igual. El macrismo es un ejército de ocupación ¡Nos odian!

Ya no se aguanta más ¡Que se vayan como sea! se escucha por todos lados. Cualquier cosa es preferible a esta mierda.

Y así nos querían. Golpeados/as, desesperados/as, con nuestras facultades racionales disminuidas por la desesperación. Está estudiado. La escuela neoliberal de Milton Friedman: “la doctrina del shock y el capitalismo del desastre”, como le llamó Naomi Klein. Se trata de “aprovechar momentos de trauma colectivo para dar el pistoletazo de salida a reformas económicas y sociales de corte radical”. De utilizar “el miedo y el desorden como catalizadores de un nuevo salto hacia delante”[1].

Estamos en shock. Lo veo entre mi gente querida. Nadie quiere escuchar argumentos, ni salidas de mediano plazo. Ya estamos tocando fondo. La desesperación se palpa. Groguis, casi en el piso, pedimos la campana para poder tomar un poco de aire. Si sacamos una derrota digna ya estamos festejando ¡Imaginate si metemos empate!

¿Exagero, amigos/as, compañeros/as, vecinos/as, conocidos/as, compatriotas?

La vice jefa

En medio de esta situación, y luego de una larga incertidumbre, la principal dirigente política de la Argentina lanzó su candidatura a… vice Presidenta. Después de haber generado una explosión sin precedentes con la publicación de su libro, Cristina pegó otro guantazo por sorpresa, y designó como su candidato a presidente al ex cavallista, ex jefe de gabinete, ex traidor, ex lobbysta de Clarín y Repsol, ex asesor de Massa y Randazzo, actual inspirador de “Sinceramente” y armador de Unidad Ciudadana, Alberto Fernández.

Sinceramente (cuac), no creo que sea de utilidad sacar a relucir el prontuario de Alberto. No resiste ningún archivo y eso lo saben, mejor que nadie, las bases y dirigentes kirchneristas (“6,7,8” se cansó de pegarle). Sí creo que su elección guarda un mensaje pedagógico de la jefa, para la bandada de loritos que ha sobrevolado los debates de 2015 para acá. El tipo votó en blanco, se fue justo en el conflicto con “el campo” (totalmente a contramano de gran parte del progresismo K, que se sumó a partir de allí), fue uno de los responsables de la división del FPV, y por ende… ¡de su derrota en 2015!

Pero bueno, eso es tiempo pasado… “A buen hambre, no hay pan duro”, dice el refrán. Hambre hay… y mucho. Y este pan viejo, por lo menos viene acompañado.

Vamos a volver

Fue instantáneo. En el medio de la noche, cuando reinaba el pesimismo, el derrotismo, y la resignación, el anuncio (rengo) de CFK cayó como un bálsamo. Una luz de esperanza. ¡Vamos a volver! se escuchó por todas partes.

¿O vas a decir que antes no estábamos mucho mejor? me dijeron como 1000 veces. Y sí. Es más obvio que las mentiras de Macri.

Ahora ¿es posible volver a la situación previa? ¿Es tan fácil como “votar bien”?

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Empecemos por lo más sencillo. La propia Cristina lo dijo en sus “reflexiones y decisiones” del 18 de mayo. Y de manera categórica:

“No se trata de volver al pasado ni de repetir lo que hicimos del 2003 al 2015 -y de lo que más allá de aciertos, críticas o errores nos sentimos muy orgullosos-, pero el mundo es distinto y nosotros también”[2].

Ahora lo más difícil y tal vez el núcleo de los debates. Hay un pensamiento mágico, acrítico y expropiador de las experiencias de los sectores subalternos, que le otorga todo el protagonismo de la historia a los dirigentes. Que está convencido que nuestros derechos y conquistas históricas dependen de las voluntades supremas de quienes estén en el poder. Y por ende, todo depende de su buena o mala voluntad. Al resto, actores secundarios de la historia, nos queda con suerte, la “responsabilidad” individual de “votar bien”. Cuando no, rezar.

Una concepción que resumía magistralmente Bertolt Brecht en “Preguntas de un obrero ante un libro”. Si aún no la leyó, ¡hágalo![3]

Esa visión no es natural, ni venida del cielo. Los sectores dominantes nos la inculcan de pequeños. Desde “San Martín cruzó los Andes”, hasta “Néstor descolgó los cuadros”. “Videla loco y malo”, “Alfonsín padre de la democracia”, y así. De pura casualidad, la estructura del relato hollywoodense también encaja perfecto en este esquema.

Por ende, no es extraño que una buena parte de nuestro pueblo este convencido que, mágicamente, la “vuelta de CFK” (aunque sea a vice y de Alberto), será el retorno a tiempos mejores.

Balances

Creo que uno de los ejes de nuestro desencuentro tiene que ver con eso y con dos balances bien diferentes respecto a dos preguntas centrales:

1- ¿Cómo se derrotó al neoliberalismo de los ‘90 y cuál es el origen del Kirchnerismo?

2- ¿Por qué ganó Cambiemos en 2015?

1- El relato oficial K, nos dice que al neoliberalismo prácticamente lo derrotó Néstor solito. Básicamente, porque era un copado que tuvo la valentía y la voluntad política. Él y Cris eran “setentistas”, entonces, después de 30 años llegaron al poder e hicieron realidad sus “sueños”. Por otro lado, en el relato todo empieza siempre en el 2003 ¿Y el 2001? Una tragedia, mejor no hablar ¡que feo!

Nosotros tenemos una visión distinta. Desde nuestra perspectiva el neoliberalismo fue derrotado por las fuerzas populares. Un proceso de luchas sociales que van desde Cutral Co y Plaza Huincul en 1996, hasta la Rebelión Popular de 2001, y que obligó a la renuncia de Cavallo y De la Ruina [4]. La crisis social y de representación que significó el estallido popular, con sus asambleas barriales, “que se vayan todos” y el voto bronca, obligó a que el presidente, que asumía con un 22% de los votos, tomara algunas de las demandas más sentidas por el pueblo rebelde (el repudio al ajuste y al FMI era masivo en 2001) Sin tener en cuenta estos factores, es imposible explicar por qué un dirigente moderado, que había sido parte de la privatización de YPF, que nunca había exhibido demasiada sensibilidad por la temática de los derechos humanos en su provincia, impulsara ahora los juicios a los milicos y diferentes medidas simbólicos y materiales que pretendían romper con algunas de las continuidades del neoliberalismo (que vale la pena recordar, se había sostenido a pesar del cambio de gobierno Méndez-De La Ruina).

Por otro lado, la situación internacional se presentaba bastante más favorable. En buena parte de América Latina se habían vivido rebeliones populares con características similares al diciembre argentino: Ecuador 1997, 2002 y 2003; Bolivia, guerra del gas y del agua 2003 y 2005; Venezuela, la rebelión contra el golpe a Chávez, en 2002; mientras que en Brasil había ganado las elecciones el PT, en 2003. (Tampoco el “ciclo progresista” fue un milagro)[5].

Otro factor, para nada menor, fue que los precios de la soja y los famosos commodities llegaban a niveles récord, revirtiendo una tendencia de depreciaciones que llevaba un siglo. Finalmente, la devaluación de Duhalde y el default de 2001, fueron dos factores fundamentales que favorecieron el abaratamiento de la fuerza de trabajo y por ende el crecimiento económico.

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¡No fue magia! (ni pura voluntad política)

2- Respecto al balance del triunfo de Cambiemos volvemos a disentir. El relato simplificador le echa la culpa al voto en blanco del FIT y a la acción de los grandes medios. Además que los números no avalan la teoría del voto en blanco (eran menos que la diferencia entre MM y DS), la justicia poética ha querido que CFK pusiera a un confeso votoblanquista como candidato. Mientras que las teorías del poder omnímodo de los grandes medios no alcanzan a explicar por qué CFK ganó con el 54%, justo después del conflicto con las patronales agrarias. Sin negar el poder de fuego que tienen las grandes cadenas mediáticas, no puede ser la única explicación.

Estos tres años nos hemos cansado de ver mensajes contra los “globoludos”. La responsabilidad individual de los votantes ha sido la única explicación ensayada por los divulgadores indignados del kirchnerismo.

En cambio, pocas veces se hace alusión a la crisis que atravesaba el modelo del “capitalismo serio con inclusión social”. La inflación, la devaluación, la “sintonía fina”, el acuerdo con el Club de París, la indemnización a Repsol, etc. no aparecen nunca en el balance (claro, todo eso quedó chiquitísimo después).

En 2015 el “modelo” económico del “capitalismo serio mercado internista” ya estaba en crisis. Desde el punto de vista capitalista, la única salida posible era el ajuste. Lo estaba llevando adelante Kicillof de manera gradual, y era parte del programa de Scioli y Massa (y Macri, desde luego). Quizá el motonauta menemista hubiera sido menos descarnado. No lo sabemos. Pero todos los candidatos estaban de acuerdo en estos puntos:

  • devaluación
  • quita o baja de las retenciones a las exportaciones agrarias
  • arreglo con los fondos buitre
  • eliminación (progresiva o inmediata) del denominado cepo al dólar
  • vuelta a los mercados financieros
  • eliminación o baja de los subsidios a los servicios.

Si no me cree, revise los diarios de la época. A mediados de 2016 hice un balance acerca de las causas del triunfo del Virrey Mauricio I, que desarrolla más profundamente lo que digo aquí. Si les inquieta el punto pueden leerlo en este mismo blog[6].

Reflexiones en voz alta:

1- Si no derrotamos al neoliberalismo re-cargado en las calles, si no los echamos, rompemos su legitimidad, su sagrada representación y delegación, lo más probable es que el próximo gobierno, aunque gobierne CFK o San Montoto, se va a caracterizar por la moderación, el “realismo” y la atención especial por los que votan todos los días: los grandes capitalistas. A Alberto lo eligieron para eso. Ya lo saben ¿o no? Conoce muy bien la lengua materna de los famosos “mercados”.

En “reflexiones y decisiones” Cristina usó 5 veces la palabra “orden” ¿Será casual?

El mayor movimiento social de la era Macri, el Movimiento de Mujeres y Disidencias, nos ha dejado unas cuantas lecciones acerca del poder de la movilización callejera, la auto organización, el inconformismo, el anti pragmatismo y anti moderación ¡Sigamos su ejemplo!

 2- Si el modelo del “capitalismo serio” ya estaba en crisis en 2015, y ahora tenemos un “mundo distinto” y un “nosotros distinto” ¿qué programa va a aplicar el F-Fernandismo? Habrá que ver. Por ahora dicen que la deuda la piensan pagar. O sea, ya partimos con un drenaje descomunal de los recursos (que no sobran). Una inflación que galopa cuál corcel, una pobreza en ascenso meteórico, una fragilidad externa inédita. Mientras que la crisis mundial capitalista sigue abierta. Es decir… la verdadera pesada herencia que va a estallar en sus mismas manos ¿Quién la va a pagar? ¿Macri?

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¿Van a desandar las medidas que beneficiaron a los grandes grupos económicos? ¿O van a ver como hacen malabares para repartir un poco mejor sin tocar los intereses del agro-negocio, la mega-minería, vaca muerta y los fugadores seriales?

¿En qué consiste el Pacto Social? Por las dudas aviso que para repartir hay que tocar intereses ¿O el Pacto es para ganar tiempo y que nos quedemos muzza?

¿Vamos a volver?

Bueno, entonces ¿A quién votamos?

Es la respuesta, con tono levemente crispado, que recibí en estos días ¡Claro! Es el shock. Necesitamos respuesta ya. Una esperanza. Y que nadie levante mucho la cabeza, porque si hacemos ola estos hijos de yuta se quedan. Entonces ya nos empezamos a mirar con desconfianza. Y ya empecé a recordar los sermoneos de los que se creen que comprando “la camiseta” son dueños de la voz del pueblo.

Todavía falta un montón y no sabemos qué va a pasar. Pero ya lo huelo. Después de la paliza que nos dieron, si no bajamos las expectativas nos la va a querer bajar el que tenemos al lado. Ya los estoy viendo: “yo no paro”, “hay que esperar” (ahora del otro lado), “le hacés el juego a la derecha”, “zurdo de mieeeer….gorilaaa!”. Un disciplinamiento en cascada, dándole tiempo a la continuidad del ajuste.

Espero equivocarme.

Sufrimos una expropiación tal de la política que parece que la única forma sensata de vivirla es acomodarse en el sillón a opinar sobre hechos consumados. “Viva”, “Muera”, “esta es la hinchada que tiene más aguante”, “no vuelven más”…

Mientras tanto, no nos convidan ni las sobras de las decisiones relevantes. Todo está en manos de tecnócratas, profesionales de la política y marketing, que buscan guiar nuestras voluntades por control remoto. Y después nos comunican cuál es la mejor manera de “salir”, “entrar”, “cambiar”, “joder (nos)”. Los/as que aceptan esa lógica de “hinchas”, sólo les quedan dos opciones: aprobar las “sabias decisiones” o justificar sistemáticamente todo lo injustificable ¿Y qué va a hacer? Si nadie le preguntó. Ya votó, ya se jodió.

Por eso, dale con el voto táctico, pragmático o lo que sea. Hay que ganarle a Macri ¡De una! (Además por lo menos debería terminar preso, él y toda la banda de saqueadores)

Pero también hay que tensar el músculo. Hay que dejar los cuentitos de hadas. Tenemos que abandonar las miradas “ciudadanas” para empezar a ejercitar la mirada clasista. Reconocer nuestros hermanos/as de clase. Y comprender que no hay reconciliación, ni unidad posible entre las ovejas y el lobo.

Amigos/as, compañeros/as, vecinos/as, conocidos/as, compatriotas, quiero decirles que me parece que de esta NO vamos a salir votando. Que estoy casi seguro que no “volvemos” a ningún lado. Que estoy recontra seguro que si seguimos delegando, esperando milagritos y derechos otorgados, nos la van a seguir dando como en bolsa.

Dejemos de regalar nuestra confianza. Dejemos de regalar nuestro patrimonio histórico: nuestras luchas, nuestras conquistas, nuestro hacer colectivo. Si empezáramos a confiar más en nuestro protagonismo, ahí sí que damos vuelta la tortilla.

Que nadie desensille… ¡que la lucha sigue!

Notas:

[1] Naomi Klein, La doctrina del shock. El auge del capitalismo del desastre, Barcelona, Paidós, 2007, p.30. A quien le interese, aquí se puede ver la película y descargar el pdf completo

[2] Cristina Fernández de Kirchner, “En la Semana de Mayo, reflexiones y decisiones”, 18 de mayo de 2019.

[3] Bertolt Brecht, Preguntas de un obrero ante un libro.

[4] En diciembre escribí “Comó (NO) enfrentear al Neoliberalismo”, que complementa estas ideas.

[5] Para quien quiera profundizar en esta visión, puede leer el texto de Claudio Katz, “Las nuevas rebeliones latinoamericanas

[6] El Virrey Mauricio, un cascote que no cayó del cielo. (Una mirada económica estructural de los orígenes del macrismo).

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