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Los logros impensados del gran debate // Entrevista a Marta Alanis

Entrevista a Marta Alanis, de la Campaña por el Derecho al Aborto, a días de la sesión

“Ante una paridad tan inestable, hubo una estrategia de los senadores de atraer votos de quienes aportan modificaciones al proyecto que aprobó Diputados. Mientras se mantenga el espíritu de la ley, voy a apoyar. Tener una ley que despenalice y garantice el aborto como decisión de la mujer es un hecho histórico”, dice la veterana activista de Católicas por el Derecho a Decidir, Marta Alanís, integrante de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito, al analizar el escenario que dejó la áspera reunión plenaria del miércoles en el Senado, en vistas a la sesión del próximo miércoles, donde finalmente llegará la discusión al recinto.

–¿Qué opina de los cambios que se introdujeron al proyecto, por ejemplo, que se permite la objeción de conciencia institucional? 

–Se estableció que las instituciones deben tener declarado en sus estatutos que son objetoras. Es importante que no alcanza a las instituciones públicas y obliga a las obras sociales a cubrir los tratamientos. Somos conscientes de que la objeción de conciencia institucional o de ideario es una concesión lograda con mucha violencia ejercida por sectores antiderechos. Pero al mismo tiempo, se incorporó al texto que se prevea presupuesto para la implementación de la ley y es un punto a destacar. Se aspira, además, a la fabricación pública de la medicación necesaria para la interrupción de embarazos y el Estado nacional deberá entregarla a las provincias.

–Se baja de 14 a 12 el límite de semanas para realizar la interrupción voluntaria de embarazo.

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–Si, no es lo que habíamos planteado desde la Campaña pero, finalmente, se respeta la voluntad de la mujer para decidir sobre su embarazo. Eso es histórico.

–También se eliminó la sanción a los médicos que obstaculicen el aborto.

–Es cierto que podría ser difícil probar cuándo fue una obstrucción arbitraria y cuándo por otro motivo. Es razonable que se haya quitado. Creo que si se aprueba la ley, va a ser clave la reglamentación para que se defina con claridad el procedimiento que se debe seguir para respetar el plazo de cinco días: tiene que empezar a correr desde que la mujer hace la primera consulta y plantea que quiere interrumpir una gestación. Tiene que ser atendida como si fuera una urgencia, una emergencia, y no permitir que se le dé el siguiente turno un mes después. Quedó en 60 días, por otra parte, el plazo para que se implemente la ley. Es otro punto positivo que se haya reducido ese tiempo. Es importante tener un ministro de Salud como Adolfo Rubinstein, que está comprometido con que se cumpla la ley: su decisión será fundamental para que todas las instituciones de salud pública, de obras sociales y prepagas garanticen la atención. Al no requerirse mayoritariamente un quirófano, dado que se prevé que más del 90 por ciento de los casos se realice con medicamentos, las mujeres también podrán ser atendidas en centros de atención primaria periféricos. Después de la aprobación, se iniciará un proceso de defensa de la ley, que deberá incluir la capacitación del personal. Será un proceso de apropiación por parte de los profesionales de la salud que deben entender que es una obligación de los centros de salud atender a las mujeres. Así como hay carteles que dicen: “Aquí se vacuna”, se tendrán que colocar otros que digan: “Aquí se hace consejería pre y post aborto e interrupción legal de embarazo”. Es decir, legitimar la ley.

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–¿Qué obstáculos vislumbra  para la implementación?

–Que los objetores de conciencia en el sector público se enmascaren obstaculizando por otros medios las prácticas. Eso ha sucedido históricamente con las ligaduras de trompas, la colocación de Dispositivos Intrauterinos (DIU), las interrupciones legales de embarazo. Derribar esos obstáculos es parte del cambio cultural. Estamos trabajando en las universidades, en la formación de los nuevos profesionales de la salud con un enfoque de derechos. Desde Católicas por el Derecho a Decidir hemos organizado diversos cursos de postgrado sobre derechos sexuales y reproductivos con perspectiva de género, que incluyen el aborto. Si hay abuso de la objeción de conciencia individual, se irá resolviendo.

–¿Qué deja el debate de estos cuatro meses intensos?

–La gran adhesión a esta lucha habla de todas las libertades de las mujeres, del derecho a la igualdad, a la vida digna, a no ser condenadas a la crianza de los hijos y las tareas domésticas y de cuidado. Las adolescentes, las jóvenes, no quieren vivir como esclavas. Toman el pañuelo verde como símbolo de libertad y derechos.

 

Fuente: Página 12

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