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Apuntes sobre socialismo desde abajo y poder popular

“No vivimos en un mundo paralelo”. Encuentro Kustom Art, un acercamiento a la cultura de la personalización

No es nostalgia sino resistencia, dicen, ante una época donde todo es fabricado en serie y sale a la venta normalizado.

La historia del Kustom Art, que este fin de semana tendrá su novena edición y reunirá a miles de personas en el amplio Centro Miguelete de San Martín, comenzó del mismo modo que la cultura a la que celebra y homenajea: en la intimidad de un taller mecánico. Es que en esos ámbitos referenciados con los repuestos y los almanaques también abunda mucho de creación y resolución artística. Una evidencia criolla es el fileteado porteño, desarrollado entre mamelucos y bujías del mismo modo que en Estados Unidos ocurrió con el pinstriping aplicado en autos y motos.

La cuestión es que Alejandro Minissale y Rodrigo Seijas soñaban con organizar un evento que nucleara a todos los deudores de este culto en el local de chapa y pintura que el primero tenía junto a su papá en el barrio porteño de Coghlan. Alejandro manejaba una marca de ropa llamada Kustom Family, y Rodrigo le aportaba diseños. Un día vaciaron el taller familiar y convocaron a quince expositores que le dieron nueva vida al espacio, llenándolo de mesas y copando las paredes. “El público de esa edición inaugural de 2010 fue de treinta personas”, recuerda sonriente Seijas, a quien la gente del palo conoce mejor como Rod Liber. “Pero al año siguiente se sumaron chicos que armaban motos y, a pesar de que la cultura custom aún no se había masificado, eso le dio nuevo impulso a la movida.”

Así, el Kustom Art se fue encontrando con el primer obstáculo de la popularidad: los lugares le iban quedando chicos. “Del taller salimos a la vereda, cortando la calle de esquina a esquina, y de ahí a un local en Palermo donde fue tanta gente que el dueño nos dijo: ‘Muy lindo todo, pero acá no pueden seguir haciéndolo’. Eso nos llevó a Tecnópolis y, finalmente, al Centro Miguelete”, reseña Seijas. En esos galpones de miles de metros cuadrados al otro lado de la General Paz empezaron a peregrinar constructores de autos y motos, tatuadores, dibujantes, fotógrafos, músicos, diseñadores de ropa y todo aquel que siente a la cultura custom como un lenguaje propio.

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La edición 2018 introducirá varias novedades. Por empezar, será la primera en ocupar dos días: sábado y domingo entre las 12 y las 20. “También montamos un Carnival, estilo feria de circo, con atracciones y la Bola de la Muerte, donde intrépidos motociclistas girarán dentro de una esfera metálica”, describe Rodrigo, además de enumerar los stands, las muestras, los escenarios con bandas y un auditorio donde proyectarán documentales. “La idea es que el evento no sea algo estático, sino que siempre esté en movimiento.”

El Kustom Art se convirtió en un clásico: muchos artistas se preparan todo el año para llegar a punto con lo suyo a cada edición. Y no sólo de Argentina, sino también de países limítrofes como Uruguay, Chile o Brasil, también de España, Suiza y Holanda y hasta Estados Unidos, desde donde alguna vez bajó hacia el sur el legendario ilustrador Dirty Donny para hacerse cargo de los afiches del evento. Pero hay algo más que la simple nostalgia por expresiones y estéticas de las décadas del ‘60 y del ‘70. “En una época donde todo es fabricado en serie, la cultura custom también supone un espacio de resistencia. Significa personalizar cosas y darles vida más allá de lo que salió de la fábrica, con tu creatividad y esfuerzo”, opina Seijas.

Este sentido social terminó de galvanizarse a partir de la alianza con Juntos por más Acción, ONG que colabora en la logística de un festival al cual las marcas consagradas siempre miran con prejuicios, y que a cambio recibe donaciones que le solicita al público. “Cuando propusimos eso, la gente respondió de manera mega solidaria. Eso demuestra la simpleza y la solidaridad de esta cultura”, defiende Rodrigo. “La mayoría somos laburantes, pibes que venimos de abajo o trabajamos en talleres y salimos de ahí deseando hacer lo que nos gusta. No vivimos un mundo paralelo donde no nos afectan las injusticias. Al revés: nos pegan bien de cerca.”

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* Sábado 17 y domingo 18 de 12 a 20 en Centro Miguelete, Avenida 25 de Mayo y General Paz, San Martín.

Imagen: Japo Santos

Fuente: https://www.pagina12.com.ar/155374-no-vivimos-en-un-mundo-paralelo

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