Son momentos de cruel reacción en nuestro país y nuestra América. ¿Es este el momento de añorar el pasado progresista como paraíso perdido o es momento de afinar el balance de esos progresismos? ¿Nos reservamos las críticas para otro momento, o tomamos este como el único momento de que disponemos?
Quizás nos encontramos en la coyuntura paradójicamente adecuada para volver a preguntarnos quiénes somos, como actores y sujetos, para hacer la crítica efectiva de la gobernabilidad conservadora (oficialismo + oposición) y cómo interactúan los protagonismos entre gobierno y autonomías.