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Cine argentino.Sordos ruidos oír se dejan

La gestión del INCAA termina el año recibiendo críticas y reclamos de parte de todas las cámaras que representan al cine argentino. Se denuncia un virtual vaciamiento del organismo, pero esto no parece reflejarse en los grandes medios. La gestión actual del Instituto de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA) no parece escapar a la involución en que están cayendo otras áreas del gobierno de Cambiemos, con proyectos que se anuncian para luego ser reducidos o abandonados; funcionarios echados o renunciados; y cifras de progresivo empobrecimiento de la actividad en los últimos tres años, esto último en parte cortesía de la crisis económica autogestionada por el presidente Macri y su equipo. Lo más sonado, aunque parece ser sólo síntoma de una crisis más profunda, es el desplazamiento de autoridades, que merece un repaso. En abril de 2017 el presidente del INCAA elegido con amplio consenso de la industria, Alejandro Cacetta, fue desplazado de su cargo a raíz de una denuncia en la que nadie del ambiente cree seriamente; su reemplazante, el vice Ralph Haiek, fue apuntado por producir cesantías varias en el organismo bajo apercibimiento de kirchnerismo explícito; y el nuevo vice que acompañaba a Haiek, el abogado Fernando Juan Lima, renunció al cargo sin dar explicaciones la semana pasada.  En el Festival de Mar del Plata se desplazó a Fernando Martín Peña para nombrar director de programación al norteamericano Peter Scarlet, de fugaz paso por el cargo; ajuste mediante, este año su reemplazante fue la programadora Cecilia Barrionuevo, que había estado allí todo el tiempo. Hasta el Ministerio de Cultura de la Nación, que habitualmente tiene injerencia en el INCAA por vía de la designación de funcionarios, fue degradado a secretaría ante la pasividad de su titular Pablo Avelluto, luego abucheado por los invitados a la ceremonia inaugural del primer festival dirigido por Barrionuevo.  No ocurrió lo mismo con Haiek: no asistió al evento.  

                                                                                            Ralph Haiek

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Otra salida sonada fue la de Fernando Madedo, el delegado organizador de la Cinemateca y Archivo de la Imagen Nacional (CINAIN). Justamente, uno de los porotos que se había anotado la gestión de Cacetta era arrancar en los hechos la fundación del organismo, dado que desde la reglamentación en 2010 de la ley de 1999 que lo había creado, no había habido avances en la gestión administrativa. Madedo no se fue por la puerta de atrás sino que se encargó de criticarduramente al INCAA en su carta de renuncia, que se puede leer en la web.  Justamente, la denuncia/carpetazo que terminó con Cacetta -un gerente de la productora Patagonik que ya se arrepintió de haber incursionado en la función pública- tenía que ver con el alquiler y acondicionamiento del edificio donde la ya extinta firma Cinecolor, la única que producía copias en 35 mm antes de la hegemonía del formato digital, tenía su laboratorio y archivo. La sospecha de sobreprecios atizada por el periodista nada especializado Eduardo Feinmann en el programa Animales sueltos -y de la que año y medio después no parece haber novedades en la Justicia-, abortó lo que todos veían como un proceso natural: que el laboratorio de Cinecolor se reciclara en taller de restauración de la flamante CINAIN. En su carta de dimisión, Madedo denunciaba que los negativos y copias de los films que la CINAIN debería estar protegiendo continúan depositados en lugares provisorios, sin las condiciones ambientales necesarias para evitar su descomposición, y con el riesgo adicional de incendio que implica la conservación del cine más antiguo en nitrato, un material altamente inflamable. (Este mes se designó a su reemplazante, la productora Carolina Konstantinovsky.)

         

El de Madedo es sólo uno de muchos reclamos que la industria viene depositando en cartas abiertas y expedientes tramitados ante el propio INCAA: se habla de subejecución del presupuesto del organismo; limitaciones a los créditos -hace exactamente un año el INCAA declaró haber agotado sus partidas, lo que habilitó el ajuste-; desactualización del costo promedio de una película que el INCAA define para el cálculo en porcentaje de los créditos y subsidios que otorga (recién esta semana se anuncia su actualización a la cifra que DAC, entidad que reúne a los directores, estimaba como su costo real a comienzos de este año); demoras en las entregas de las partidas ya acordadas; demoras en la designación de jurados para sus concursos; demora en la entrega de las cifras internas del organismo al Consejo Asesor (que confirman la subejecución presupuestaria); desidia en el control de la cuota de pantalla; y hasta el corte pasajero de la electricidad en el cine Gaumont -que el INCAA explota para la difusión del cine argentino- por una factura impaga.

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Designación de Fernando Madedo en la Cinemateca

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La mayoría de los reclamos son colectivos, a cargo de las numerosas entidades que nuclean tanto a productores como directores, actores y técnicos (DAC, PCI, SICA, SAGAI, DOCA y otras): dado que el INCAA financia buena parte del cine argentino que se produce, las denuncias personales son más bien escasas.Que gremios y cámaras de productores reclamen ante el Estado es algo habitual y esperable en cualquier sector de la actividad económica, y lo ha sido ante gestiones anteriores del INCAA; lo que sorprende es la cantidad de cargos que se le hacen a la actual administración.  El panorama es abrumador y ha llevado a que figuras del ambiente hicieran públicos llamados de atención a título personal, por carta como el ex funcionario Madedo o aprovechando el micrófono en una evento, como hizo el joven realizador Benjamín Naishtat al recibir un premio en el último festival de San Sebastián.  En el de Mar del Plata, dos meses después, los premiados no tenían micrófonos para hacerse oír.

Benjamín Naishtat: “El cine nacional está en manos de improvisados”

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¿Cómo hace el Gobierno para sostener semejante estado de cosas en un ente autárquico que supo ser modelo de gestión?  Con el favor de los grandes medios, que hacen poco caso de estas denuncias por afinidad ideológica (u otras razones de peso). Periodistas que hasta no hace mucho seguían al milímetro las gestiones del INCAA, pidiendo entrevistas con funcionarios y preguntando por todo lo sospechable (porque sospechas siempre hubo), ahora parecen limitarse, en el mejor de los casos, a reproducir los textos de las cámaras del sector. El periodismo de investigación parece haber desaparecido de estos medios. Cuando alguna voz se alza contra lo que se supone un hecho de corrupción, suele ser de un periodista no especializado, como Feinmann, y apuntando a la gestión del gobierno anterior. Cuando se trata de algo relacionado a la gestión actual se le baja el precio a la denuncia, como hizo la periodista de Clarín Susana Reinoso con la dimisión de Madedo, informándola varios días después y silenciando los párrafos más duros de su carta.

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                              Nota de Susana Reinoso en Clarín

 

El resto es el acomodamiento de las cifras para disimular la crisis, como hizo el INCAA al informar sobre la asistencia a las salas durante el mes de promoción del cine argentino, exhibiendo las cifras en porcentajes y omitiendo la comparación interanual (hablamos sobre el tema en otra nota). La cantidad de estrenos nacionales, que al comienzo de la gestión era criticada como un despilfarro de recursos, hoy se esgrime como prueba de eficacia de la administración en un contexto de ajuste. Pero como la mayoría de las películas independientes tardan años en hacerse (más aún con el nuevo sistema de puntajes para productores, que multiplica los requerimientos para recibir ayuda del Instituto), parte del material estrenado ahora en realidad empezó a gestionarse en tiempos de bonanza. ¿Cuánto? Los críticos del nuevo modelo del INCAA dicen que mucho; los defensores públicos de la gestión, que es poco y que de todos modos era “demasiado”.  Pero ni siquiera ellos son inmunes al estado de cosas: esta semana Gustavo Noriega se quedó sin su programa en Radio Nacional.  El ajuste llega para todos.

  Foto de portada: INCAA fuente:http://elfurgon.com.ar/2018/12/21/cine-argentino-sordos-ruidos-oir-se-dejan/

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