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Apuntes sobre socialismo desde abajo y poder popular

Tsipras contra Syriza

Alexis Tsipras, el primer ministro de Grecia, acaba de presentar este jueves su renuncia y espera nuevas elecciones para el 20 de septiembre. No es una sorpresa. El líder de Syriza perdió la mayoría parlamentaria de su partido cuando 44 diputados propios votaron en contra del memorándum, lo que exige constitucionalmente su renuncia y el llamado a nuevas elecciones. Con estos números, Tsipras se vio obligado a votar el tercer rescate por 86 mil millones de euros con los votos de la oposición. Los rebeldes constituyen más de la mitad del Comité Central. Tsipras confrontará con la esencia misma de la formación radical que lo llevó al poder. Podrá quedarse con su nombre pero ya no con su espíritu.


Tsipras eligió el momento más oportuno. Presentó su renuncia 24 hs después de alcanzar el acuerdo con el Eurogrupo, que le permitió recibir los fondos necesarios para estabilizar los bancos y evitar el default. Las encuestas lo colocan todavía liderando la imagen positiva entre los líderes políticos. Dos son las máximas que guían el sentido de la oportunidad para Tsipras: uno, que la política le tema al vacío. La segunda, que no se crea un líder de recambio de la noche a la mañana. Con estas dos ideas, espera que el 20 de septiembre se le reconozca no ya ser el héroe que le torció el brazo a la troika, sino el más modesto papel de aquel que evitó el colapso de los bancos y restauró la normalidad económica en el país. Muy temprano para que la población pueda sentir los efectos recargados del ajuste, con segmentos sociales cansados y abrumados por una situación de recesión sin salida, es probable que vean en Panayotis Lafazanis, el líder de la Plataforma de Izquierda, a un titán de la lucha eterna, un infatigable en un momento donde se desea un poco de tregua. ¿Primará el cansancio y la ilusión de que en brazos del euro el país remontará la cuesta o, por el contrario, la radicalidad que dejó el referéndum todavía podría palparse en el cuarto oscuro?
Aunque el resultado está abierto y en la turbulenta política griega todo es posible, Tsipras apuesta a conquistar una nueva mayoría parlamentaria. Aunque pueda legitimarse como timonel de la crisis, el costo ha sido mayúsculo. Grecia perdió su independencia económica; el fondo de privatizaciones será controlado por el Eurogrupo; está obligado a revisar toda la legislación laboral, permitir la auditoría de todas sus cuentas. Grecia es hoy una democracia tutelada, donde un puñado de burócratas que residen en Bruselas vale más que la voluntad de millones de ciudadanos griegos. Tsipras quizá legitime y renueve su mandato, pero de una nación que fue sometida y puesta de rodillas por la Europa del Capital. El FMI ha dicho que el acuerdo, tal como está, es inviable sin una reducción y renegociación de los plazos de la deuda. Tarde o temprano, más allá del resultado del 20 de septiembre, la crisis y el peligro de default volverán a la superficie. «

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