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Venezuela: justicia, en la cara del Imperio

La detención del Alcalde Metropolitano de Caracas Antonio Ledezma resulta un acto de Justicia que pone tras las rejas a un viejo represor de la IV República, principal referente de la derecha fascista vinculado a grupos terroristas que actuaron en las guarimbas de 2014 y recientemente implicado en el abortado golpe militar del 12 de febrero de 2015.

Resulta además un acto de soberanía  frente a la descarada política intervencionista de Estados Unidos, que contaba a Ledezma como uno de sus principales operadores y candidato permanente a encabezar gobiernos golpistas.

Ledezma, junto a la desafuerada y ex-diputada María Corina Machado y el detenido Leopoldo López. fueron los firmantes de un documento publicado por el Diario El Nacional titulado “ Convocatoria a un Gran Acuerdo Nacional para gobernar la Transición”, que constituía el programa político de los militares golpistas, y una pieza sustancial de la conspiración. Los oficiales detenidos confesaron que  la publicación del documento era la contraseña esperada para iniciar las acciones golpistas.

El papel que ha venido cobrando Estados Unidos en las políticas de desestabilización del gobierno venezolano ha ido creciendo en la medida de que se ha ido debilitando el apoyo interno de la derecha golpista, que se acrecienta la división y desmovilización del conjunto de la oposición.

Los datos de este debilitamiento son comprobables por cualquiera persona que viva en Venezuela.  La derecho agitó la baja de los precios internacionales del petróleo, sumando una agresiva política  de desabastecimiento y alza artificial de los precios, sin conseguir su objetivo de crear tensiones sociales, saqueos, movilizaciones, etc.

Más allá de que objetivamente volvieron a fracasar los intentos de involucrar a las poblaciones de los barrios más humildes en actos de protesta, las estadísticas relevadas por la Consultora Interlace muestran que  también fracasaron en su objetivo de crear un ánimo social de frustración y desesperanza.

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En una encuesta realizada entre el 29 de enero y 5 de febrero el 73% de los venezolanos manifestó estar “esperanzado”, y el 25% manifestó sentirse “frustrado”. Un 60 % manifestó sentirse “feliz”,  contra un 37% que se valoró como “triste”. También quienes se manifiestan “optimistas”, son mayoría con el 61%.

Esas mismas estadísticas precisan los verdaderos alcances del impacto de la Guerra Económica cuando elevan el índice de las personas que se sienten “molestas” al 53%, y “preocupadas” al 67%.

Algunos otros datos de la realidad completan este panorama. La última marcha de la oposición convocó alrededor de 400 personas, el paro convocado por la oposición fracasó estruendosamente, y quien si tuvo enorme convocatoria fue el feriado largo de carnaval donde se batieron todos los récords de movilización de turismo interno.

No es fácil organizar un golpe de Estado, o avalar una invasión externa cuando la situación de caos social e ingobernabilidad solo existe en periódicos extranjeros y un puñado de pasquines locales totalmente desacreditados.

Francamente no creo que el encarcelamiento de Ledezma modifique negativamente esta percepción sobre el estado de ánimo del pueblo venezolano. Por el contrario, buena parte de la “preocupación” hace alusión a dudas sobre la decisión política del gobierno de ponerse los pantalones y poner coto a los saboteadores y especuladores.

En el último discurso de Maduro hay cinco elementos a considerar que refuerzan que existe esta decisión política.

En primer elemento es fueron tomadas en el espacio del Consejo de Presidencia de los voceros de los Consejos estadales comunales, de trabajadores, de la juventud, de la mujer, de cultura, de pueblos originarios, etc. Este organismo expresa un alto índice de legitimidad pues los voceros han sido elegidos democráticamente desde abajo hacia arriba. De alguna forma podría decirse que estaban allí buena parte de la vanguardia del proceso bolivariano, que es legalizada por el propio presidente proponiendo que esa estructura tome carácter constitucional, pero sobre todo porque allí se apoya para tomar decisiones políticas trascendentales.

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En segundo elemento es que hubo una interpelación directa a un gran empresario, que no es difícil suponer que se trata de Mendoza dueño de la Polar y cabeza de la burguesía nativa, de que cese en sus actividades de desestabilización económica o que se vaya del país.

En tercer elemento es  que interpelando a los políticos de la oposición que juegan a “doble banda” presentándose a elecciones y conspirando descaradamente para fraguar un golpe de Estado o promover una intervención externa, anuncia la detención de Ledezma y otras medidas futuras, que seguramente incluyen el desafuero del dirigente de Primero Justicia Julio Borges, sindicado como el responsable de marcar los edificios a ser bombardeados.

El cuarto elemento  fue la consulta directa a los representantes de los trabajadores sobre que decisiones tomarían en caso de producirse un golpe de Estado o una intervención extranjera.

En quinto  elemento fue responsabilizar directamente a Estados Unidos de la intentona golpista y manifestar su decisión de enfrentar a cualquier amenaza externa.

Cuando se toman decisiones políticas en momentos cruciales siempre queda el interrogante sobre si no hubiera sido mejor postergarlas, esperar momentos mas adecuados, etc. O si por el contrario esas decisiones se quedan cortas y deben ser profundizadas

Francamente creo que si el gobierno relativizaba lo sucedido con la intentona golpista, rebajando las responsabilidades a un grupo de oficiales y no avanzando sobre las cabezas políticas locales de la conspiración, dejaba el camino abierto a nuevos intentos. La detención de Ledezma y de un par mas que esperan turno es una cuestión de autodefensa.

La interpelación a quienes internamente encabezan la Guerra Economica también es acertada. No se trata de un hecho aislado de la conspiración golpista. Actúan en conjunto. La identificación de la trama de la conspiración y de estos personajes fortalece la legitimidad sobre acciones futuras que el gobierno ha venido demorando, pero que también vienen tomando cuerpo y consenso social. La actitud de “no acorralar al gato”, dándole la opción de que cesen de conspirar o que se vayan del país, parece inteligente.

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Finalmente creo que frente a la decisión politica de Estados Unidos de incluir a Venezuela en la lista de sus objetivos a desestabilizar, no cabe la actitud de mirarlos de rodillas. Asumir una postura soberana, informar y preparar al pueblo para momentos difíciles es la decisión mas madura, la única que da posibilidades de avance.

La experiencia cubana ha demostrada largamente que resistir con dignidad y sin bajar banderas, es la única estrategia de supervivencia posible.

 

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