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Apuntes sobre socialismo desde abajo y poder popular

Chile: la coyuntura actual y los desafíos inmediatos

"La propuesta revolucionaria hoy es sustancialmente una propuesta moral

Un cambio sustancial en la manera de entender el mundo y al hombre.

Una nueva relación entre el hombre y la sociedad libre de explotación, pobreza y marginalidad”.

Dante Campana

  Desde hace unos meses hasta ahora la coyuntura política ha estado mediada por dos hechos fundamentales. El primero es, sin duda, la impronta reformista de la actual administración de Bachelet, quién junto con el conglomerado político que sustentó su campaña, se comprometió a impulsar un conjunto de reformas en variados ámbitos, a saber, la reforma tributaria, educacional, sistema binominal, laboral, sistema de Isapres, sistema de pensiones, reforma constitucional y los llamados “temas valóricos” como el aborto y el acuerdo de vida en pareja.   Antecedentes generales: las reformas de Bachelet Hasta el momento, de este conjunto de reformas sólo la reforma tributaria, la de acuerdo de vida en pareja y sistema binominal están ya aprobadas en el congreso. La reforma educacional sólo en parte ha sido abordada, quedando pendiente la reforma a la enseñanza superior; con todo, la reforma en su etapa actual no transforma el carácter mercantilista denunciado por los estudiantes. En lo que dice relación a la reforma del sistema de Isapres, la misma comisión a la que ella convocó, le sugirió avanzar a un sistema de aseguramiento único, donde las Isapres no tendrían cabida, situación que sin duda no cayó bien en el palacio; aun cuando la propuesta es a largo plazo y extremadamente moderada, la presidenta no ha presentado ningún proyecto de ley que aborde este problema, posiblemente atendida la salida intempestiva de los privados del negocio de la salud que participaron de la comisión referida. La reforma laboral cuyo proyecto se presentó al congreso en diciembre del año 2014 ha sido profusamente estudiada por diversos analistas, abogados y dirigentes sindicales; en general una primera impresión es que a nadie le gusta la reforma propuesta, y en particular desde el mundo del trabajo ésta ha sido mayoritariamente rechazada. La oposición a este proyecto dependerá desde qué clase social se analice, ya que claramente el empresariado, si bien ha acusado que esta modificación legal vendría a “exacerbar el poder sindical”, en general no le crea mayores problemas. Incluso participó y fue escuchado en el debate previo a su presentación, no por nada asistió a la ceremonia en que se firmó el referido proyecto. Cuestión diametralmente distinta es la situación de los trabajadores, quienes cada vez con mayor potencia han ido argumentando que esta reforma no hace más que consolidar el plan laboral de J. Piñera, sin otorgar mayor poder a los trabajadores, y que en general se presenta por el ejecutivo como un cambio sustancial, cuando en realidad se opone desafiantemente a los intereses del pueblo trabajador. La reforma del sistema de pensiones, se ha visto suspendida a la espera de las resoluciones finales de la comisión de expertos, convocada por el gobierno, las cuales están previstas para el mes de agosto de este año. No obstante, ya hay claras luces del espíritu de esta reforma. Por un lado, el proyecto de AFP estatal mantiene el carácter del actual sistema de pensiones, es decir el de capitalización individual, en contraposición a un sistema de financiamiento tripartito, de reparto y solidario. Y por otro, la comisión de expertos encabezados por el Sr. Bravo, en sus declaraciones solo deja entrever que las propuestas se mantendrán en el marco actual; incluso personeros de gobierno han indicado que se evalúa el aumento de la edad de jubilación o los montos de cotización donde supuestamente deberá aportar algún porcentaje el empleador, medidas que apuntan siempre a ampliar las posibilidades de acumulación por parte del empresariado con las cotizaciones de los trabajadores. Respecto de la reforma a la Constitución aún no hay nada claro, y en el escenario actual el que dicha reforma se realice desde el actual parlamento parece tener un espacio acotado. De hecho las iniciativas ciudadanistas y por la asamblea constituyente pueden cobrar fuerza, si hasta el inefable Ricardo Lagos Escobar hoy no descarta dicha salida. Toda esta enunciación de reformas no hubiera sido posible sin la movilización social desplegada durante los últimos años. Sin embargo, ésta impronta reformista, en la cual están todos de acuerdo, desde el empresariado hasta los partidos que conforman la Nueva Mayoría (NM), no pretende modificar sustancialmente los pilares del modelo de dominación, sino más bien apuntan a dar cuenta parcialmente de las fisuras más evidentes a los ojos de la población, y fundamentalmente a asegurar grados de gobernabilidad satisfactorios para el empresariado. Como hemos sido testigos, estas reformas se han ido transformando rápidamente en reformitas, con lo cual el resultado será que las fisuras a las que muchas de ellas intentan dar respuesta seguirán presentes, y en consecuencia también la necesidad de transformaciones profundas.   I. Aparece en escena la lumpen burguesía[1] El segundo conjunto de hechos que han marcado la coyuntura, en términos de su amplio conocimiento público, han sido los casos Cascadas-Soquimich, Penta y Dávalos-Caval.[2] Si bien estos temas tienen características distintas, para la denominada opinión pública tienen un significado claro: la “clase” política y el empresariado están coludidos, y funcionan al alero de un entramado institucional que es funcional a sus intereses. En primer lugar, el caso “Cascadas” lo que muestra es a un empresario como Julio Ponce Lerou haciendo negocios de beneficio propio, mediante el control de Soquimich[3], a costa de pérdidas de otros grupos económicos que participan como inversionistas minoritarios, incluidas algunas AFP. Y adicionalmente, este mismo personaje aparece en una de las aristas del caso Penta financiando a personajes que dicen representar la voluntad popular, y que pertenecen a variados partidos de las dos coaliciones principales. En segundo lugar, el caso Penta, grupo económico donde los controladores Carlos Lavín y el “Choclo” Délano montaron un sistema de elusión de impuestos y financiamiento de la Unión demócrata independiente (UDI) fuera de los marcos legales vigentes.[4] En este caso el financiamiento corresponde específicamente a un partido, la UDI, donde han aparecido ilustres personajes de la política chilena, tales como Von Baer, Novoa, Moreira, Golborne, entre otros. A los que veremos desfilar por tribunales prontamente. Por último, y para completar el cuadro de la corruptela, aparece el hijo de Bachelet envuelto en una “pasada”, donde está presente Luksic en calidad de Vicepresidente del Banco de Chile[5] otorgando un crédito de 6 mil quinientos millones de pesos, reunión mediante, cuyo impacto político, se viene a sumar a los casos anteriores y a golpear directamente a Bachelet y la NM. Sumado a lo anterior, en un nivel menor, en cuanto a recursos económicos, también se debe mencionar la situación de la Universidad Arcis, pues a nuestro juicio ello explicaría, al menos en parte, el comportamiento del Partido Comunista (PC) en toda esta coyuntura, quienes han mantenido un sospechoso bajo perfil. Lo que es otro botón de muestra del servilismo miope de este Partido a la NM, coalición a la que arriba en defensa del pretendido programa, el que cada vez pierde más sustancia, si es que alguna vez la tuvo. Adicionalmente, durante los últimos dos años han quedado marcados en la retina de los observadores de la realidad política y social del país otros sucesos, donde destacan las condenas a curas y la actitud pasiva de la alta jerarquía eclesiástica chilena en estos casos; y más recientemente en la asunción como obispo de Osorno del General de Brigada del Ejército de Chile Juan Barros, a quién se sindica como cómplice de los abusos sexuales del cura Karadima. O como las fuerzas armadas también se han visto públicamente envueltos en irregularidades, como es el caso de facturas falsas, arreglos ficticios de vehículos militares, o la vinculación con el narcotráfico de oficiales de carabineros en el marco de la investigación del caso Matute. Así las cosas, la presidenta terminaba el año 2014 relativamente bien, pues había aprobado el fin del binominal[6], la derecha estaba en el piso, y Bachelet venía subiendo en la aprobación de gestión por parte de la opinión pública, pero los avatares del destino cambiaron la tendencia. El telón de fondo de todos estos escándalos es una ciudadanía cada vez más refractaria a cualquier actividad que huela a “política”, lo que se ve refrendado en los estudios de opinión pública, y en la participación en las elecciones, cuya tasa de participación viene en caída libre desde 1990 a la fecha, donde en la última elección votó aproximadamente un 40% de la población. En la opinión pública dominante todos los políticos son unos corruptos, desde la derecha a la izquierda.[7] Lo que ha salido a la luz pública no son hechos aislados, se corresponden con una práctica cotidiana de una lumpen burguesía incapaz de dar respuesta a los problemas que enfrentan grandes masas de trabajadores y trabajadoras. Por lo anterior, es imprescindible que los sectores de avanzada de nuestro pueblo empiecen a sacar la voz, a unificar las luchas, a avanzar en organización y en proyecto político que de por el traste a la mafia político empresarial que ya por muchos años ha gobernado este país. En definitiva, este conjunto de situaciones vienen a configurar una crisis política a ojos de vastos actores de la vida social del país, donde lo que pareciera estar en cuestión por una parte, es que las instituciones no funcionan del todo bien, más bien operan a favor de los dueños del país, y que por otra, el sistema político no estaría dando cuenta de estos problemas, y más grave aún, es que el sistema no ha podido licuarlos y menos abrir una vía de salida a la crisis; pese al conjunto de reformas ya señaladas que buscaban el consenso social. Ante esto, el gobierno ha retomado la iniciativa convocando a un consejo asesor que le sugiera salidas legales, para regular la relación entre política y el dinero como han señalado, iniciativa de dudoso impacto real en términos de enfrentar la crisis en desarrollo, cuya profundidad, está claro no se agota en uno o dos grupos económicos.   II. Hacia una caracterización de la crisis Como se puede desprender de los antecedentes expuestos en los puntos anteriores, los problemas señalados se convierten en crisis en la medida que comprometen a buena parte del bloque en el poder; sin embargo, esta crisis no tiene implicancias catastróficas inmediatas para quienes detentan el gobierno, ni el poder sistémico, pues en ausencia de una alternativa política distinta a la de los bloques políticos que gobiernan, la resolución de la misma debiera pasar por una renovación del elenco proveniente de las mismas coaliciones. Una mirada a las reacciones del empresariado, en tanto clase, nos muestra como de una posición observante, posterior a la aplicación de las medidas cautelares en contra de los Penta boys, han pasado a una ofensiva comunicacional de desmarque total con los imputados, eso es lo que se ha escuchado de parte de los máximos directivos de la Confederación de Producción y Comercio (CPC), de la Sociedad de fomento fabril (SOFOFA), lo que habla de la existencia de una consciencia de clase burguesa, que en este caso, entiende las consecuencias de sus actos como tal. No obstante lo anterior, hay que notar las disputas dentro de la misma, donde parte de ellas se reflejan en los dos candidatos a dirigir la Sofofa, Hermann von Mühlenbrock versus Andrés Navarro,[8] donde el primera expresaría al empresariado más conservador y vinculado a la derecha política; mientras el segundo es un público financista de la Concertación, cercano a la DC y con vinculaciones en todo el arco político de interés para el empresariado. En otro aspecto, la administración del Estado también hace su parte convocando al mencionado consejo asesor, el cual tempranamente suma detractores en los actuales congresistas, ya que dicho consejo tendrá que revisar la forma en que se financian. Es importante notar, como el “partido del orden”, converge desde la UDI hasta el PC al salvataje del sistema político; de este modo vamos a ver en las tertulias de este consejo a una pinochetista recalcitrante como la Sra. Olga Feliú, junto con un deslavado militante comunista como el Sr. Manuel Riesco, pero ese es el sentido republicano que nos quieren vender, de manera de legitimar a priori las propuestas del consejo. La operación política que subyace, vía consejo asesor, es colocar al “consenso republicano” como tope a cualquier organismo del Estado, como la Fiscalía, ante el riesgo que pudieren correr otros grupos económicos si es que a alguien se le ocurre empezar a investigar “más de la cuenta”, pues las operaciones que hemos conocido de Penta y Soquimich se corresponden con una práctica habitual de los grandes grupos económicos. Desde la perspectiva del financiamiento de la “política”, es evidente y de público conocimiento que el Sr. Luksic ha financiado a la concertación hace décadas, y hoy a la NM, lo mismo cabe para el grupo Angellini. Qué decir del grupo Matte y sus vínculos con lo más rancio de la Iglesia católica y las expresiones políticas de la derecha. Ahí esta el poder económico en Chile, y ese no se puede tocar. Este “consenso republicano” debería venir a poner orden a crecientes contradicciones dentro de la institucionalidad de las que hemos sido testigos. En efecto, le necesidad de proteger intereses de ciertos personajes se ha traspasado a la institucionalidad, donde han sido evidentes las contradicciones públicas entre el SII y la Fiscalía, y entre esta y el tribunal constitucional, mediados por las intervenciones del gobierno y el parlamento. [9] Como fuere, lo que parece evidente es que el poder sistémico se ha demorado más de la cuenta en arribar a un consenso entre las clases dominantes.[10] La resolución de las crisis dependerá de los actores en pugna y de la correlación de fuerzas, siendo estos actores hasta ahora, parte de una misma clase, los que expresan en lo fundamental los mismos intereses, no obstante, que en esta coyuntura se puedan sacar los ojos entre ellos. En consecuencia, estamos en presencia de una crisis inter burguesa, que no cuestiona aspectos de fondo de las relaciones sociales que sustentan el modelo de dominación, pero que sin embargo dejará heridos en el camino y eventualmente algunos personajes tras las rejas. No obstante, que la crisis en curso no exprese contradicciones estructurales, en el sentido de cuestionar los fundamentos mismos del capitalismo chileno, ello no debe llevarnos a concluir que nada tenemos que hacer en este escenario, de hecho en la opinión pública existe un malestar cada vez más expresivo frente al abuso y la prepotencia empresarial, que se ve exacerbado con este tipo de casos. En ese sentido, al menos nos cabe la posibilidad de intentar dar cierta dirección política al descontento reinante, pues los ciudadanos y también una franja importante de pueblo organizado no parece estar dispuesta a seguir aguantando que problemas de mafias, que afectan al conjunto de trabajadores y trabajadoras, se arreglen entre los mismos rufianes de la política y el dinero. Por otra parte, no se puede perder de vista que el conjunto de reformas de las que Bachelet se hizo cargo, responden a fisuras que la misma maduración del modelo ha generado, y que se traducen en problemas sociales profundos. Sin embargo, de momento lo que se observa es a una “clase” política en el suelo, en particular la derecha política, y pronto, cuando empiecen a salir los nombres de los políticos de la NM financiados por las grandes empresas, también ésta caerá en un total descrédito.[11] Una de las implicancias de lo anterior es que las reformitas de la Bachelet estarán viciadas de origen, pues será la clase política deslegitimada como nunca, la que apruebe las mismas. Lo cual abriría la puerta a que el escenario de reformas se mantenga hasta la próxima elección de 2017. Lo que se juega en los próximos meses es quien capitalizará la crisis en curso, en perspectiva de las próximas elecciones municipales y presidenciales del 2017. En este punto dos son los personajes que veremos disputar liderazgos mediáticos, por una parte estará el senador Ossandón, quién ya se viene desmarcando explícitamente de la derecha, y por otra parte a MEO, quién busca posicionarse como el líder de una NM.2.0. La gran debilidad de ambos personajes es precisamente ser parte de la misma “clase política” de la cual buscan desmarcarse.[12] Es decir, se perfila un exponente del liberalismo conservador, y un socialdemócrata liberal. Esto último es importante de calibrar bien por los sectores de organizados de nuestro pueblo, nos referimos a los trabajadores, estudiantes, ambientalistas y pueblo consciente en general, pues la coyuntura brinda condiciones para avanzar que no se tenían antes, de este modo, frente a la bancarrota de las expresiones políticas de la burguesía y el descrédito del empresariado, los sectores de avanzada tienen una posibilidad única de salir a disputar y transformar el sentido común; en otras palabras es la hora de empezar a sacar las voces, de avanzar de la indignación a la organización, y de la organización a una propuesta política. Esas voces deben tener rostros, pero sobre todo deben sustentarse en un pueblo cada vez más organizado, es hora de ir sacando musculatura. Ahora bien, tenemos que dar cuenta de que si las movilizaciones del 2011 no avanzaron mucho más allá del peticionismo estatal, con toda la inédita masividad que tuvieron, lo que viene para adelante, aun cuando el sistema este crujiendo por arriba, debe ser un esfuerzo consiente por convocar al pueblo organizado en su conjunto. Es muy difícil que un solo sector social pueda dar las batallas que vienen. Una de las lecciones de las luchas estudiantiles, es la necesidad de constituir materialmente un movimiento popular, amplio, independiente del Estado y los partidos sistémicos, como superación del movimiento social particular.   III. Posibles iniciativas políticas por parte del campo popular La deslegitimación del bloque en el poder, como consecuencia de los hechos de corrupción que han afectado a un conjunto de personajes e instituciones con claros intereses de clase, y que detentan diversos grados de poder en amplios ámbitos de la vida social, viene entonces a marcar esta coyuntura. La denominada crisis política a la que asistimos en estos momentos, que repetimos en ningún caso es expresión de una crisis orgánica, ni tampoco pone en jaque per se la gobernabilidad, abre una fisura en el modelo de dominación que si somos capaces de explotar poniendo en movimiento las fuerzas acumuladas desde mediados de la década pasada, podría implicar un mayor posicionamiento de las organizaciones autónomas de trabajadores y populares en el contexto nacional, aprovechando a nuestro favor el sentido común instalado en la población de hastío hacia la denominada “clase política” y el empresariado que les financia. Si las organizaciones de trabajadores y populares no aprovechamos esta coyuntura para posicionarnos, lentamente se podría cimentar el camino a expresiones de individualismo exacerbado e incluso acciones que rayan en el fascismo, por ejemplo las “detenciones ciudadanas” del último tiempo que no son más que humillaciones a la dignidad humana, o a nivel político, el rol de M.J. Ossandón con su discurso antipartidario de derecha. Téngase presente que en la zona de la Araucanía el año pasado al menos se asesinaron a balazos a dos mapuche en sus casas, lo único que se sabe públicamente es que fueron civiles; súmese a eso la agresión que sufrió el 13 de marzo del presente año, en Santiago, Rodrigo Mundaca, quién oficia de Vocero del Movimiento por la Recuperación del Agua y la Vida, quienes se han enfrentado al proyecto minero Pelambres del Sr. Luksic. Por ello, la táctica debe ser afinada al máximo, para que nuestra praxis en la actualidad, sirva a la construcción futura de organización clasista independiente, que no sea servil a la institucionalidad dominante. La coyuntura otorga a quienes pretendemos la transformación revolucionaria, la oportunidad de denunciar que la batería de reformas del gobierno en ningún caso favorece los intereses de la clase trabajadora chilena, porque además de no significar avances[13], vienen viciadas de origen al ser propuestas y debatidas en el congreso por los mismo políticos corruptos financiados por el empresariado. En otras palabras, estas reformas que afectaran directamente el qué hacer de las organizaciones de trabajadores y estudiantes, no obedecen a otros intereses que los de los dueños de este país, cuestión más que clara por parte de la izquierda, pero que hoy es compartida por grandes sectores de nuestro pueblo. De tal manera, que hoy cualquier reforma realizada en concomitancia con los rufianes de la política será vista por nuestro pueblo como parte de algún “arreglín”. En consecuencia, hoy la posibilidad de avanzar en propuesta política desde el mismo pueblo organizado se convierte en una tarea política inaplazable.[14] Hoy lo que se requiere es levantar un movimiento popular, que sea masivo, que unifique demandas, que proponga y tenga capacidad de movilización. En este marco sería importante el fortalecimiento de la organización, pero también de la referenciación. La necesidad de fortalecer los medios alternativos de difusión, de generar y potenciar las vocerías populares, nacidas democráticamente en el seno del pueblo, en sus distintas expresiones –trabajadores, estudiantiles, poblacionales, ambientales, de género, etc.-, y que sean manifestaciones honestas del espíritu de organización y lucha popular, y de la articulación de actores y demandas, de manera que el Pueblo sea el vocero de su propio destino. Ese debiera ser el norte y el aporte de las organizaciones de intención revolucionaria. Es de la mayor importancia aportar en la unificación de las luchas en cada uno de los actores que participan de un sector determinado, y entre los sectores. La perspectiva aquí es superar la gremialización de las luchas, tender a unificar demandas, a fortalecer organización y propuesta política. A modo de ejemplo, en el sector de la educación, hay que hacer los esfuerzos de levantar organizaciones mancomunadas entre profesores, estudiantes, trabajadores de la educación y apoderados. Esto se puede expresar en encuentros o congresos por la educación que impulsen propuestas transversales que unifiquen demandas, que fortalezcan las luchas y una propuesta política integral para la educación. En el sector de la salud, impulsar diálogos y comunión de demandas entre los trabajadores de la salud de sus diversos estamentos, médicos, profesionales no médicos, paramédicos y auxiliares, trabajadores de la salud, consejos de desarrollo, consejos consultivos, organizaciones ambientalistas, y las organizaciones populares y territoriales. En el campo de los trabajadores avanzar hacia una perspectiva lo más consensuada posible respecto de la institucionalidad laboral que necesitamos, unificando esfuerzos en el rechazo a la reforma de los empresarios y los rufianes de la política. Ayudar a articular la fuerza de los trabajadores expresada en varias iniciativas que en este momento se están levantando por fuera del sindicalismo oficial. Ampliar y transversalizar la lucha por un sistema de pensiones. A la vez, avanzar en el apoyo mutuo en los conflictos, ese que cimentará la unidad del futuro. Es así, que ante la crítica a los representantes del modelo chileno, y con el fin de aportar en la construcción de una tendencia independiente en el seno del pueblo, apostamos a levantar y afianzar las vocerías populares que sean expresión de articulación de actores y demandas, de manera de construir como clase nuestras propias propuestas y programas para el país, sin intermediarios ajenos, los que sin duda en primer término podemos encontrar en la política corrupta que pretende representar la voluntad popular; pero que también se encuentra en individuos que sustituyen a los trabajadores en la toma de decisiones políticas que les incumben directamente bajo el manto de la “asesoría técnica”. Si estratégicamente en este periodo se busca la constitución de un sujeto independiente, no bastará pedir ser escuchados en el debate de estas reformas; esta actitud típica de la izquierda chilena, en cuanto solicitar del Estado las soluciones, debe ser combatida de raíz. La tarea por tanto, no pasa por un petición más, sino creemos que atendido el lento rearme de la clase en los últimos años, es tiempo de comenzar a levantar nuestras propias propuestas, y que sobre esa base se discutan las reformas presentes o futuras; todo esto en el entendido de que en la actual coyuntura no solo se deja al margen del debate a los sujetos sociales, sino que se afectan directamente sus intereses. Esta perspectiva política, o tareas mínimas, seguramente serán asumidas por la generalidad de las organizaciones de trabajadores, a través de un discurso mínimo que cohesione, pero que a la vez debe ser encabezada por los sectores de avanzada, que justamente son los que sí pueden paralizar funciones y afectar de manera importante a la producción del país, y que por lo demás han sido los sectores más dinámicos.[15] No obstante lo dicho, en ningún caso podremos acotarnos sólo a estos sectores de avanzada, sino que, para que esta perspectiva constituya un avance sustancial en la construcción de una tendencia independiente del pueblo, necesariamente debe ser abierto al conjunto de la clase trabajadora, cuestión que en este momento, puede tener sentido al establecer discursos y demandas mínimas que logren unificar las luchas, y que busque salidas en torno a la solidaridad de clase entre los distintos sectores que la conforman. En otras palabras, la apuesta es hacia la conformación de instancias multisectoriales, que sean reflejo de las luchas y niveles de organización del Pueblo en el actual estado de la lucha de clases, y que sirvan de base para la constitución de movimiento popular. Entendemos que no es poco lo que está en juego, y la crisis política interburguesa abierta en estos momentos, nos brinda la oportunidad de levantarnos como sujeto independiente, que dispute mucho más que espacios en la institucionalidad, a través de los representantes genuinos de nuestro pueblo, y que vaya configurando alternativa política desde las clases trabajadoras y subalternas. Esta tarea no se alcanzará en breve, pero se tienen que empezar a dar los primeros pasos en el sentido de que el conjunto de luchas actuales y por venir vayan confluyendo hacia una sola lucha,…Todas las luchas…Una solo lucha,…esa es la consigna que sintetiza la dialéctica de construcción política de sujeto(s) social(es) y proyecto político de transformación social.   Ninguna reforma con un sistema corrupto ¡¡¡…Todas las luchas…Una sola lucha…!!! Proyecto Comunidades Militantes y Multisectorial – Chile Marzo 2015 [1] Concepto acuñado por Andre Gunder Frank para denotar a una burguesía dependiente que se mueve entre la legalidad e ilegalidad burguesa, y carente de un proyecto de país que vaya más allá de sus pequeños intereses. [2] Estos se vienen a sumar a otros hechos ocurridos en el pasado reciente como son el fraude de La Polar, la colusión de las farmacias, la colusión de los pollos, entre otros. [3] Este personaje, ex yerno de Pinochet, se hizo de la propiedad de la empresa durante los últimos años de la dictadura en el proceso de privatizaciones. [4] Al igual que en el caso de Ponce Lerou, estos personajes se hicieron de sus propiedades a partir de la privatización de la empresa de seguros del Estado. [5] Recordemos que Luksic se hizo de la propiedad del Banco de Chile vía préstamo otorgado un día domingo por el director del Banco Estado de la época, el socialista Jaime Estévez, durante el gobierno de R. Lagos. Hoy, Jaime Estévez es uno de los directores del Banco de Chile. [6] Aún cuando senadores de la Udi recurrieron al tribunal constitucional con objeto de revertir la reforma. [7] A propósito de esto es importante tener consciencia de lo difícil que será para la izquierda rebelde, la izquierda honesta, recobrar la prestancia de lo que vocablo debe significar, hoy para importantes y mayoritarios sectores de nuestro pueblo Bachelet representa la izquierda. [8] Von Mühlenbrock viene de la industria pesada, de la siderúrgica, fue presidente de la Asociación de Industrias Metalúrgicas y Metalmecánicas (Asimet). Andrés Navarro proviene de la industria de tecnologías agrupadas en la Asociación Chilena de Empresas de Tecnologías de Información (ACTI), sector de creciente importancia en la economía nacional. [9] De hecho ya es evidente que el SII no ha operado con la misma rapidez que en el caso Penta, donde la razón es la existencia de políticos de la NM que habrían recibido dineros de Ponce Lerou. [10] Es importante notar que en esta coyuntura no existen actores que puedan convocar a un consenso y tener una legitimidad social, este rol en décadas pasadas lo jugaba la Iglesia Católica, hoy es impensable que dicha institución juegue ese rol, de tal manera que el sistema tiene pocas cartas a las cuales recurrir. [11] Uno de los objetivos del recién creado consejo asesor, es precisamente que eso no suceda, para lo cual se hará todo lo posible por sacar del ámbito judicial el problema. [12] Había otro personaje, Andrés Velasco, que iba por lo mismo, pero salió trasquilado en el camino, y es probable que sea uno de los próximos imputados en la arista política del caso Penta. [13] La reforma laboral continúa dejando limitada la autonomía de los trabajadores, con una regulación excesiva que hoy queda incluso más burocratizada, y que en definitiva no otorga más poder a la parte asalariada de la relación laboral. Siendo además, un reforma que ataca justamente a los sectores de avanzada de la clase trabajadora que en los últimos años han tenido una actuación importante en el rearme de la clase, a través de manifestaciones radicales, criminalizadas por este proyecto de ley, etc. Lo mismo podemos decir de la reforma educacional, la cual mantiene el carácter de mercancía de la educación. O de la reforma tributaria que no toca los intereses del gran capital. [14] Por lo demás, las reformitas que propone el gobierno cuentan con los votos y serán aprobadas igual. Pero su legitimidad será cuestionada. [15] Esta perspectiva se erige sobre al proceso de acumulación de fuerzas que desde mediados de la década pasada se ha desencadenado en nuestro país, y que sin duda ha tenido como actores principales a quienes se han enfrentado a las formas de organización del capital en la fase de acumulación neoliberal, denominados ya comúnmente como los “trabajadores de sectores estratégicos de la producción”.

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