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Apuntes sobre socialismo desde abajo y poder popular

¿Tragicómico y grotesco? (El peronismo capusottiano)

Adelanto del libro Cabecita negra, de Mariano Pacheco, dedicado a recorrer los abordajes literarios del peronismo, que se presenta esta semana en las provincias de Buenos Aires y Córdoba.

En una suerte de dupla que –como en el caso de los filósofos franceses Gilles Deleuze y Félix Guattari– es mucho más que un trabajo “entre dos” o “a cuatro manos”, este dúo Saborido/Capusotto (devenido uno múltiple bajo el nombre de Peter Capusotto) expresó durante una década de lo que es capaz un cuerpo artístico cuando se mete (vía el humor, negro –ácidamente negro–) con hechos histórico-políticos que han constituido el núcleo traumático del pasado nacional.

¿Tragicómico y grotesco? (El peronismo capusottiano)

Ya sea como combo entre crítica y grotesco, sea como mezcla de absurdo y desconcierto realista, el programa Peter Capusotto y sus videos (producido por Pedro Saborido y protagonizado por Diego Capusotto), emitido por la Televisión Pública entre 2007 y 2015, se ha transformado en un clásico del humor político durante la década kirchnerista. Adorado por izquierdistas y peronistas (aunque algunos de sus tramos incomodaran, e incluso exasperaran, a algunos simpatizantes de ambas tendencias), el programa funcionó como una suerte de inconsciente colectivo de los sectores progresistas, de izquierda y las corrientes nacional-populares, al punto en que se transformó en “políticamente incorrecto” señalar alguna crítica de cualquier aspecto “políticamente incorrecto” del programa. Es que seguramente esa incorrección es lo que le garantizó a la dupla un tremendo éxito durante diez temporadas consecutivas (y reproducido miles de veces por Youtube). La experiencia televisiva, que comenzó unos meses antes de ser transmitida por la TV Pública en la radio y canal de TV Rock & Pop, no volvió a salir al aire, bajo ningún formato, en lo que va de 2016, luego de que el ingeniero Mauricio Macri asumiera la presidencia de la Nación, en diciembre de 2015. Al cierre de la edición de este libro, Capusotto aclaró que desde julio de 2016 retornarían a la pantalla. Los televidentes abonados a la TV por cable de TBS, la señal perteneciente a Turner Broadcasting Televisión, supuestamente, podrán volver a disfrutar de sus programas. Como en una suerte de sketch de humor negro, Capusotto sostuvo, en una entrevista que le realizaron para el diario Página/12, que la decisión de no seguir en la TV Pública fue de ellos. “No es nada con Caruso Lombardi, es un gran técnico, pero quisimos cambiar, cambiar y cambiar”, remató, en clara referencia al nombre de la nueva coalición gobernante.

 

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Si en la primera temporada Peter Capusotto y sus videos estuvo marcado por cierta sombra de su antecesor Todo por dos pesos (un verdadero acontecimiento contracultural de la década neoliberal), ya en la segunda aparecen sketches innovadores, con un signo político mucho más marcado, como “Rock y Perón”, y el emblemático “Bombita Rodríguez (el Palito Ortega Montonero)”.

Partiendo de la dinámica “clásica” del video documental televisivo, Bombita Rodríguez es presentado en un programa de rock de la actualidad como un “cantante popular injustamente olvidado”. Ya viejo, y desde “la isla” (Cuba), esta celebrity del pasado nacional aparece presentado a través de imágenes de archivo (en blanco y negro), en los momentos en que supo ser un ícono de la cultura “nacional, popular y revolucionaria” de la década del setenta.

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Junto a sus actuaciones artísticas de aquella época, los televidentes nos vamos enterando de su devenir biográfico y de sus linajes familiares: hijo de Evelyn Tacuara (artista del nacionalismo católico, de corte conservador) y de un artista ruso que trabajaba como “clown de los trotskistas”, Bombita desarrollará una multifacética actividad artística: actor de cine y de propagandas publicitarias, también oficiará de presentador de programas infantiles, será cantante y estará presente en reconocidas revistas de la época (entre otras, Gente y Semanario).

Tanto su vestimenta como su peinado y su bigote dan cuenta de los prototipos del militante de la tendencia revolucionaria del peronismo.

Algunos personajes emblemáticos de la historia del peronismo aparecen claramente parodiados: Mario Eduardo Firmenich es el nombre de un premio a la venta de discos y “El Brujo” José López Rega puede ser rastreado en la “versión tutti-frutti” de los chistes de los chicles Bazooka, así como Vaca Narvaja es una de las figuritas difíciles de “Combatientes del pueblo”.

Por supuesto (¿podía ser de otra manera?), Bombita tiene su antagonista, construido como figura comercial por las grandes compañías discográficas, junto a los enemigos del pueblo: la oligarquía cipaya y los gringos de la CIA: es “Cecilio”, una suerte de Sandro anticomunista del barrio Norte, amante del libremercado, que al “ritmo” de “familia y propiedad” canta canciones como “Dame un zurdo, dame dame un zurdo, dame un zurdo, que lo voy a denunciar”.

Como cantante, Bombita se definió “por la revolución armada para toda la familia”, y supo combinar “Marx, peronismo, maoísmo, Violeta Rivas y el Club del Clan”. Interpretó canciones tales como “El dinero no puede comprar a Marx”, y se reconoció en influencias de artistas como el anglo-ruso John Lenin, líder de la banda The Brezhnev, una especie de Beatles soviéticos. También interpretó temas como “Todo el mundo es peronista en esta navidad”, incluido en un disco que traía de regalo “un pesebre para armar en familia y palpitar la lucha de clases”, en el que “Melchor es oligarca, Baltasar es un burgués… Y Gaspar: delegado de la JP”. En el disco “Jolgorio nacional y popular”, “Los Auténticos Combatientes” cantan: “Vení Isabel, vení con los muchachos/ Vení Isabel, déjalo a López Rega/ Vení Isabel, la JP… te va a recibir”. Otros discos, cuenta el programa, traían regalos como una sidra y un pan dulce con el escudo justicialista, confeccionado con frutas, “para que los gorilas las chupen bien chupadas”. Ante “armados comerciales” como el “grupo ídolo de la ortodoxia” (“Los López reggae”), Bombita respondió con risas marxistas, y al mejor estilo Olmedo, decía: “Éramos tan… Montos”, en lugar del clásico “éramos tan pobres”. Aunque su “hit musical” fue “Mili y Tancia”, que incluso superó al emblemático Andres CalaMao.

Entre sus éxitos actorales se destacan el film El picnic de los Montoneros, que permaneció cuatro años en cartel y alcanzó la cifra récord de 14 millones de espectadores. O esa otra de la que solo se conserva un tráiler, como “Bombita contra los burócratas sindicales del espacio”, donde se cuenta que “el general les encargó por separado la misma misión a tres sectores diferentes del movimiento”. En una suerte de parodia de “La guerra de las galaxias”, aquí el “peronismo galáctico” de las FAP-FAR logra llegar a la luna, y suplantar la bandera yanqui por la justicialista. Como para rematar el film, los peronautas del “socialismo espacial y popular” se cruzan con “El Principito”, y le gritan “individualista” y “burgués monárquico”. Otros de sus éxitos cinematográficos fueron “Cupido Montorizado” (que lleva un bigote en el paragolpe y un escudo montonero en la puerta del automóvil), “Bombita en bombo-neta” (en el que el “agente 00 17 de octubre”, al servicio del justicialismo, le tira al gorila que los persigue con un chori y la “coca-bomba”) y “CG-ET: un sindicalista combativo de otro planeta”.

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Por supuesto, para contrarrestar el humor de la izquierda peronista, los sectores conservadores del movimiento impulsaron iniciativas como “Los tres pesados”, en cuya historieta (“La increíble UOM”) un “sindicalista ortodoxo” se transforma cuando le hablan de marxismo.

En su camino al éxito, Bombita también llegó al teatro, con obras como “Montonerísima: la revista porteña”, con Don Ramonto y el Profesor Llevafales (quienes se emanciparon del “Facho del ocho”), e incluso incursionó en la televisión, en programas como “6, 7 Pocho”, “Domingos para la Juventud Peronista”, “Alberto OlpMedo” (el artista preferido de Arafath), “Los Cumpanelli” (donde lo importante es ganar, más allá de que todos los domingos apareciera una contradicción nueva, para “matarse” de risa… o no) o “Montonerísima”, una “picaresca montonera y nacional”.

Más subido de tono para la época, se nos cuenta, Bombita protagonizó films como “Orgasmo peronista”, con la seductora Coca Sarli, que fue calificado con un “Perdía y medio”, pero del que Perón sostuvo: “no hay que abusar del peronismo con tetas”.

En su versión infantil, Bombita impulsó el show infantil “Monto Yiyo”, donde el Cuco es un agente del imperialismo y el ratón Pérez es un “ratón burgués”.

Tal vez el círculo del éxito de Bombita se cierre con sus tramos publicitarios, cuestionados –entre otros– por emblemáticos personajes de la cultura nacional, como Jorge Luis Borges. Propagandas emblemáticas fueron la de “Juan Domingo tirabuzón”, el destapacorcho promocionado (con la melodía de “A brillar mi amor”, de Los redonditos de ricota) con la canción “A brindar mi amor”; los alfajores “Jorgito Antonio” o las toallitas femeninas “Siempre libres o muertas, jamás esclavas”.

Bombita también promocionó juegos, como el “Monto-gol”, que se proponía “romperle el invicto a la oligarquía”, o ese otro (“La casita del tiempo peronístico”) en el que Evita aparece a la izquierda y Perón a la derecha, y en el que se dice que, con ella hay sol, “para ir a la plaza”, y con él está nublado, “para irse de la plaza”. Por otra parte, Bombita ofició como productor, tanto musical (promocionando a cantantes como Roberto Caños o Roberto ArjOrga, e incluso a otros con diferencias ideológicas, como Roberto ERP) como cinematográfico, con películas como “Monto y re monto”, con Roberto FAP-FAR y Pipo Perdía, dirigida por Beto Hernández Arregui, que llegó a obtener 14 millones de espectadores y que fue tapa de la revista El descamisado. También produjo eventos como la muestra de ciencia y tecnología “Montópolis”, donde se encontraba el reloj “Cooke-Cooke”, casita de donde salía (en lugar del clásico pájaro), una imagen de John William Cooke, quien afirmaba: “El peronismo es el hecho maldito del país burgués”.

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En una suerte de dupla que –como en el caso de los filósofos franceses Gilles Deleuze y Félix Guattari– es mucho más que un trabajo “entre dos” o “a cuatro manos”, este dúo Saborido/Capusotto (devenido uno múltiple bajo el nombre de Peter Capusotto) expresó durante una década de lo que es capaz un cuerpo artístico cuando se mete (vía el humor, negro –ácidamente negro–) con hechos histórico-políticos que han constituido el núcleo traumático del pasado nacional.

Consignas, canciones y eslóganes típicos del peronismo revolucionario se entrecruzan con otros de la izquierda guevarista, siempre con una cuota de humor, que aunque haga reír no deja de expresar cierto sabor amargo. Seguramente porque quienes hoy vemos esos videos y reímos a más no poder, sabemos lo que pasó en la historia, y cómo terminó: 30.000 militantes detenidos-desaparecidos, miles de presos y exiliados, cientos de asesinados. Aunque de esto, en el programa, nunca se dice ni se muestra nada. Todo lo que vemos del Bombita en la actualidad es su imagen en Cuba, ya viejo, fumando un habano. Pero no habla, ni nada se dice de qué es lo que pasó entre aquel momento glorioso y este presente penoso.

Entre la risa y lo serio, el pasatiempo y la reflexión, Bombita Rodríguez –y en sus últimas apariciones, “María Elena Rodolfa Walsh”– funcionó como una suerte de collage de ciertos debates políticos y culturales de la época. Entre lo cómico y lo trágico, fue capaz de transitar esa hibridez entre el arte crítico y la cultura de masas. Partió del suelo de un “nosotros” compartido –amplio, bien amplio– y un horizonte cultual común para, más allá de las participaciones ciudadanas o inscripciones partidarias singulares, más allá de preferencias electorales, hacer de esa incorrección política un modo de discutir el peronismo, su historia, sus memorias, su legado y sus potenciales y límites actuales.

 

*El libro Cabecita negra: ensayos sobre literatura y peronismo (editorial Punto de Encuentro), se presentará durante los próximos días, con presencia del autor, en los siguientes lugares:

 

VIERNES 21 DE OCTUBRE EN CIUDAD DE BUENOS AIRES

18.30 horas en IMPA (Querandíes 4290, Almagro). Con la presencia de Omar Acha (historiador/ensayista), Roberto Cirilo Perdía (ex dirigente montonero) y Facundo “El Belga” Guillén (militante de la organización juvenil La Simón Bolivar).

 

SÁBADO 22 DE OCTUBRE EN AL CIUDAD DE LA PLATA

20.30 horas en el Espacio Cultural Malisia (Calle 78 n.º 506, esquina 6). Con la presencia de Verónica Luna (editora), Jorge “Chiqui” Falcone (poeta/ documentalista) y Esteban Rodríguez Alzueta (abogado/ensayista).

 

DOMINGO 23 DE OCTUBRE EN LA CIUDAD DE QUILMES

19 horas en el Centro Cultural Factótum (Mitre 1331). Con la presencia de Fabio “El Negro” González.

 

MARTES 25 DE OCTUBRE EN LA CIUDAD DE CÓRDOBA

19 horas en la Librería Punto de Encuentro (Independencia 620). Con la presencia de Omar Hefling (escritor/periodista) y Joaquín Collazo (librero). Cierre con intervención de Cruz Zorrilla, Laura Ledesma y Santiago San Paulo (músico, actriz y actor de Zéppelin Teatro).

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