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INCAA: entre los cambios, la autarquía en riesgo y los puestos de trabajo

Desde que se desplazó a Alejandro Cacetta y quedó a cargo del INCAA el vicepresidente, Ralph Haiek, el Instituto ha sido testigo de varios cambios, tanto en su estructura interna, como en maniobras que ponen en riesgo su autarquía:

Para empezar, la salida del presidente fue acompañada por las renuncias del gerente General, Pablo Galli; el gerente de Relaciones Institucionales, Rómulo Pullol; y el gerente de Administración, Raúl Seguí. Han sido nombrados en estos cargos, Juan García Aramburu, Cecilia Bossi y Nicolás Yocca, respectivamente.

 

Además de estos nombramientos, la Gerencia de Tecnología ha dejado de existir como tal, para pasar a depender directamente de Administración; CINE.AR salas (otrora Espacios INCAA) y Programas Especiales (Las escuelas van al cine, Cinemóviles, entre muchos otros) pasan a estar bajo la órbita de Relaciones Institucionales.

 

La gestión y el propio Gobierno Nacional, en respuesta a la rápida y masiva movilización del sector audiovisual (donde esta Junta Interna ha participado constantemente, llevando el reclamo por defensa de los puestos de trabajo del Instituto), no han ahorrado esfuerzos en sostener que todo esto no implicará ningún cambio, ni para la promoción del cine nacional y sus fuentes de financiamiento, ni para el INCAA y sus trabajadores.

 

Desde esta Junta Interna queremos llamar la atención sobre estos movimientos:

Mientras la comunidad audiovisual alerta sobre el desfinanciamiento del Fondo De Fomento en beneficio de los cableoperadores (que con la nueva Ley de Convergencia podrían dejar de pagar el canon por el uso del espectro radioeléctrico que financia en parte al INCAA), la “nueva” gestión ha puesto como gerente de Administración (gerencia que controla todos los gastos del Instituto) a Nicolás Yocca, persona vinculada directamente con los grandes medios concentrados, principales beneficiados si esas empresas dejan de pagar dicha percepción.

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Esta situación se suma a la presencia cada vez más notoria y numerosa de personas del Ministerio de Cultura en nuestro Organismo, lo que constituye, de hecho, un INCAA intervenido por el Ministerio en perjuicio de la autarquía y la administración de sus fondos.

 

A su vez, manifestamos nuestra preocupación por las indagatorias que se vienen realizando sobre la formalidad de ciertos Programas y la situación de revista de quienes trabajan en ellos. Estos relevamientos, que apuntan a conocer qué tan firmemente instalados están estos programas y en qué condiciones se desarrollan, deberían apuntar sólo a dotarlos de mejores herramientas y mayores recursos para potenciarlos.

 

Recordar que estar en un año electoral nos da un indicio del porqué de esta concentración de las cajas del Instituto bajo estas nuevas personalidades, y también nos orienta sobre el aplazamiento de la presentación del borrador de la Ley de Convergencia para después de las elecciones de octubre.

 

La resistencia por parte de la comunidad audiovisual a que no se toque el 50% del financiamiento del INCAA que se destina al fomento, deja abierta la incógnita sobre el restante 50%, es decir, aquel que el INCAA usa para los programas de exhibición y formación de público -que permiten que cada vez más y más personas puedan acceder al cine nacional-; el sostenimiento de la ENERC con sus sedes regionales; y el mantenimiento de la planta del Instituto -que no sólo realiza tareas administrativas-.

 

Entendemos que los movimientos actuales en las gerencias se orientan a tener un control directo sobre estos fondos, alertamos sobre su posible utilización por parte del macrismo y el perjuicio que esto supondría para los compañeros y compañeras del INCAA.

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Llama también la atención la actitud tomada por los delegados del gremio UPCN. No sólo no participaron de ninguna de las movilizaciones desarrolladas por el amplio abanico de sectores que forma parte de la Asamblea Abierta Audiovisual, sino que decidieron ubicarse en la vereda contraria a la defensa de nuestros intereses como trabajadores y trabajadoras del INCAA: Desde el primer momento han llamado a desmovilizar a los trabajadores, infundiendo el miedo de que si iban a las manifestaciones “peligraban” sus puestos de trabajo. En paralelo, pasaban por las oficinas haciendo de voceros de la gestión, sosteniendo el discurso de “nada está pasando, los puestos de trabajo no peligran”. Esto, con su consecuente grado de esquizofrenia (“nada pasa, no vas a perder tu puesto de trabajo; pero ojo que si te ven en una marcha no te renovarán el contrato”), es sólo la expresión de su función: ser la pata sindical de las gestiones, asegurando la desmovilización de los y las trabajadoras a través del miedo o la amenaza directa para de esta manera hacer pasar despidos (como lamentablemente ha sucedido en tantos organismos del estado) o pérdida de derechos (luego de una paritaria claramente a la baja en el 2016, se preparan para una nueva entrega).

 

Repudiamos enérgicamente estas maniobras y reivindicamos el derecho democrático a movilizarse por parte de cualquier compañero y compañera en defensa de sus derechos.

 

Desde la Junta Interna ATE INCAA defenderemos todos los puestos de trabajo y el conjunto de nuestros derechos como trabajadores.

 

Nos seguimos manifestando en estado de alerta sobre la continuidad de los puestos de trabajo del Instituto y los recursos para el fomento de nuestro cine.

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