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Apuntes sobre socialismo desde abajo y poder popular

El Partido del Orden

El Partido del Orden

Por Edgardo Álvarez

El peronismo es un significante a punto de estallar. Parece que ya no le entra más nada y sin embargo, como tren en hora pico, siempre existe resquicio para algún otro pasajero, aunque viaje colgado de la puerta y del lado de afuera…

Leemos -gracias a Bruno Napoli (http://lobosuelto.com/?p=18494)- las escandalosas cifras que dan cuenta del apoyo estructural que el peronismo como fuerza política le brindó al gobierno actual al momento de aprobar el saqueo previsional, que permitirá engrosar las arcas provinciales a costa de los magros haberes de jubilaciones, pensiones y asignaciones sociales.

Toda una auténtica declaración de principios de realpolitik, siempre tan cara al ya septuagenario movimiento.

Parece que las lecciones de aquel otro Diciembre, que por momentos pareció retornar en su carácter farsesco -tal la célebre cita y de acuerdo a la resolución palaciega del conflicto, en este caso- han sido bien aprehendidas por el partido del orden.

Por lo visto no solo el macrismo teme a los helicópteros; recordemos que la anterior gestión estatal utilizó el “caos de 2001” a modo de pesada herencia, a la hora de establecer una estrategia de gobernabilidad. Esa misma que ahora le brindan al macrismo, cual cerrada razón de estado.

Lo llamativo del aciago presente está dado por el carácter minoritario de la fuerza gobernante (en cuanto a gobernadores, congresales y ni hablemos de “la calle”), contrapesado por el blindaje mediático, la suma de elecciones ganadas y el apoyo que el peronismo (en sus distintas vertientes) le viene otorgando, hecha la enumeración sin orden de jerarquía vale la aclaración.

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La funcionalidad estratégica con la cual el “gigante miope e invertebrado” se desplaza siempre aparece guiada por un extremo pragmatismo, que le permite estar acorde a los tiempos que corren a la vez que mantener la menor distancia posible respecto de los resortes de poder formal.

La contradicción principal sigue apareciendo encorsetada entre al palacio y la calle, aunque múltiples síntomas nos indiquen que estamos en presencia de un gobierno que no necesita de la interpelación callejera para funcionar eficazmente, o sea de acuerdo a sus propios intereses… Y que hasta puede darse el lujo de ganar las elecciones!!!

Mucho se habló de victoria pírrica a la hora de analizar la aprobación del proyecto de nueva ley previsional. Poco se dijo del carácter de nuestra derrota que nos dejó heridos de gravedad (varias personas perdieron un ojo), detenidos, procesados por doquier, un paro general que era, no era, fue decretado, levantado, acatado, traicionado, de acuerdo adonde se ponga el prisma. Fuera de toda retórica romántica, el balance dista de ser positivo.

Las tensiones al interior del movimiento nacional y popular siguen jugando un rol preponderante a la hora de delinear políticas de estado (y de las otras) en nuestra escena actual.

La única figura con peso propio para aglutinar ambas corrientes sigue siendo C.F.K. Su silencio ante los hechos de Diciembre pasado resulta todo un síntoma, así como también lo es la pavorosa ausencia de D.O.S. (el candidato que nos vimos obligados a votar hace poco más de dos años) en la sesión de la Cámara de Diputados, en la que finalmente se aprobó el proyecto.

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El faltazo (sin aviso) de cualquier expresión peronista en la marcha que el pasado 11 de Enero reclamó por la libertad de los 7 manifestantes aún detenidos luego de la movilización del 14 de Diciembre del año pasado (dos de ellos militantes del Partido Obrero), contra la criminalización de la protesta social y contra el establecimiento de prisiones domiciliarias para algunos genocidas (siendo la de Etchecolatz la más humillante de todas ellas) aparece como otra muestra de que la “resistencia con aguante” parece quedar ceñida a un gesto crispado, de indignación ciber-náutica.

Al momento de pensar en supuestas grietas, el interrogante está abierto: ¿Asistiremos a componendas institucionales, a espaldas de las mayorías y con elevadas dosis de represión callejera? ¿O seremos capaces de desarrollar nuevas formas de resistencia que amplíen los cánones tradicionales del formato callejero?

Es prístino que aquella frase que afirmaba que la pedagogía peronista se obtenía de “los dos lados de la picana” resulta tan inadecuada como exagerada para el actual presente político; tal vez aquella otra que rezaba que “el peronismo tiene un día de la lealtad…. porque los otros 364 son de la traición” aparezca con un grado mayor de certidumbre.

Ironías la margen, hay múltiples y variados aspectos de nuestras tácticas que deberían ser repensados a la luz de los complejos tiempos que nos toca habitar con nuestrxs cuerpxs y pulsiones.

Estos interrogantes se presentan como urticante apremio para el autor de estas líneas. En ausencia de liderazgos y con la intuición de un cierto anquilosamiento de nuestras metodologías, tal vez vaya siendo el momento de -aunque sea- cuestionar hacia donde orientamos nuestras potencias colectivas.

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