La discusión acerca de los alimentos transgénicos debe ubicarse en principio en su contexto de surgimiento y de desarrollo actual para luego poder hipotetizar sobre éstos en otros contextos y con otras posibilidades.
Como todxs sabemos los OGM surgen a mediados de la década del 80 y se expanden masivamente en la década del 90, acompañando el desarrollo a nivel global del modelo productivo basado en la producción de commodities para exportación, modelo al que llamamos Agronegocios.
Las semillas transgénicas, junto a los agrotóxicos (lo que se conoce como paquete tecnológico) forman parte de una nueva forma de entender la producción, que se impone a nivel mundial por las multinacionales del agro, que se basa en la producción extensiva bajo la forma de monocultivo y que solo resulta rentable con la aplicación del paquete tecnológico. Como requiere grandes inversiones, queda cada vez más en las manos de grandes productores, como son los pools de siembra. El pequeño y mediano productor decide rentar o vender su campo y migrar a la ciudad. Lxs pocxs productorxs que se instalan en los cordones hortícolas y que son los que garantizan la producción de alimentos para el mercado interno, se ven obligadxs a producir con la misma lógica, transgénicos+agroquímicos, y todxs sabemos que les pagan monedas por esa producción (dependiente de las tecnologías) que requiere de una gran inversión. Aunque no son pocos los casos de productorxs en transición.
Dicho esto, queda claro que las tecnologías no son neutras, sino que se convierten en instrumentos políticos de ciertos sectores de poder para desarrollar sus objetivos. En el caso de los transgénicos el objetivo es dominar los territorios por medio de la producción de commodities en función de los intereses del capital financiero internacional. Es una de las formas de dominar los territorios, claramente tienen más y de las más diversas índoles (megamineria, bases militares, medios de comunicación, créditos, etc).
No pretendemos aquí ahondar en las consecuencias económicas, sociales, políticas y ambientales de este modelo de acumulación, con las cuales todxs estamos de acuerdo, sino detenernos en el nudo de la discusión, es decir, si estamos de acuerdo o no con la producción de alimentos transgénicos, aunque les cambiemos sus objetivos.
Aquí queremos resaltar las palabras de un médico comprometido con la salud popular, que participo de algunos encuentros del MST Brasil, y a quien le debemos el titulo de este articulo, Javier Balbea. El médico plantea que “El alimento es mucho más que nutrientes (…) es producto de una relación social (…) Cuando dejamos de producir alimentos y pasamos a los productos transgénicos, que son mercancías, no existe esa relación, porque es una producción que va a contramano de la cultura de los pueblos”.
Nos interesa repensar esta reflexión. Para ello nos lanzamos una pregunta disparadora ¿los transgénicos son una buena tecnología mal aplicada o son fruto de un paradigma que demostró serias consecuencias socioeconómicas y culturales?
Uno de los pilares del paradigma hegemónico actual es entender que el medio ambiente debe adaptarse a las nuevas tecnologías, y que esa es la garantía de su rendimiento. Las semillas se fabrican en los laboratorios, donde las condiciones son creadas y controladas y así salen y se transfieren a las más diversas regiones y realidades particulares. Esta visión es solo una forma de entender la agricultura, basada en una excesiva confianza en las tecnologías. Existen otras. Nos referimos a los enfoques basados en la Agroecología. Este paradigma intenta pensar la producción desde una mirada más holística, a diferencia del paradigma de los Agronegocios, que pone el eje en una de las partes (la semilla) y la más rentable. Intenta abordar un manejo sustentable de los agroecosistemas, potenciando sus componentes físicos, biológicos, socioeconómicos y ambientales.
La agroecología podría definirse como “Un nuevo campo de conocimientos, un enfoque, una disciplina científica que reúne, sintetiza y aplica conocimientos de la agronomía, la ecología, la sociología, la etnobotánica y otras ciencias afines, con una óptica holística y sistémica y un fuerte componente ético, para generar conocimientos y validar y aplicar estrategias adecuadas para diseñar, manejar y evaluar agroecosistemas sustentables “ (Sarandon, 2002).
Es un enfoque que nos permite fomentar sistemas productivos más estables, menos dependientes y también más eficientes. La diversificación de la producción, el cuidado de los bienes naturales, el aumento de la biodiversidad, un mayor aprovechamiento de la energía, la menor dependencia del uso de insumos externos, así como la eliminación del daño ambiental y el desarrollo de tecnologías cultural o socialmente aceptables, son algunas de las características de este paradigma.
La agroecologia no es una serie de recetas o normas para producir de tal manera, tampoco se reduce a la agricultura orgánica, biodinámica o permacultura. Tampoco implica la “vuelta al pasado” (ya que no todo pasado fue mejor) o la no intervención y el dejar que la naturaleza lo haga todo.
Coincidimos con Altieri (1987) en que la Agroecologia es un enfoque o disciplina científica que permite el diseño, manejo y evaluación de agroecosistemas sustentables. Para el desarrollo de este paradigma recomendamos la lectura del libro “Agroecologia: bases teóricas para el diseño y manejo de Agroecosistemas sustentables” de Santiago Sarandón y Claudia Flores de la Facultad de Agronomía de la UNLP (2014).
Entendemos que este paradigma es una posición polico-ideologica que forma parte de un modelo contrapuesto al de los Agronegocios, plantea un modelo basado en la Soberanía Alimentaria. Si la producción de transgénicos tiene como objetivo la producción de mercancías para exportar, generando países agroexportadores y dependientes, la agroecologia tiene como objetivo producir alimentos para el pueblo aportando a la soberanía alimentaria, económica y política.
Experiencias agroecológicas masivas se están desarrollando como políticas de Estado y con muy buenos resultados en Cuba, Venezuela y Bolivia, estos dos últimos países incluso han prohibido por ley la producción e importación de transgénicos y se han volcado a construir otro tipo de modelo productivo en vías a una economía socialista, basados en una forma de producción agroecológica. Por supuesto que esta forma de producción y de vida también se promueve en la mayoría de los movimientos campesinos e indígenas de la Vía Campesina en América Latina, Asia y África.
La decisión de promover, o no, la producción y comercialización de transgénicos, responde a dos paradigmas diferentes, nos referimos al de Seguridad Alimentaria (busca garantizar la alimentación a toda la población, erradicando la desnutrición) y el de Soberanía Alimentaria ( se refiere al derecho de los pueblos a definir que alimentos producir, de qué manera hacerlo y con qué objetivos). En este ultimo si importa quienes y como se producen los alimentos.
Entendemos que uno de los pilares en la construcción de un proyecto socialista es la apuesta a la construcción de la Soberanía Alimentaria cuyas raíces se anclan en un paradigma contrapuesto al capitalismo, por ello nos parece que la Agroecologia es el fundamento teórico y practico de un nuevo modelo de producción y de nuevas relaciones sociales.
Dejamos algunas sugerencias de lecturas y videos:
http://sedici.unlp.edu.ar/discover?query=agroecologia&submit=
(diversos materiales sobre Agroecologia)
http://sedici.unlp.edu.ar/handle/10915/37280
(Para descargar “Agroecologia: bases teóricas para el diseño y manejo de Agroecosistemas sustentables” de Santiago Sarandón y Claudia Flores de la Facultad de Agronomía de la UNLP (2014)
https://www.youtube.com/watch?v=A23dWChp_hw
(video sobre la agroecologia en Cuba)
http://www.fao.org/docrep/003/x9602s/x9602s01.htm#TopOfPage
(documento de la FAO sobre la incidencia de los OGM en la salud y el ambiente)