El cartel político es un instrumento gráfico y visual eficaz para la transmisión de las ideologías. Ha sido definido como “un grito en la pared” que atrapa la atención y obliga a percibir un mensaje. Durante todo el siglo XX se ha utilizado como herramienta de propaganda política de cualquier régimen político, democrático o autoritario. El cartel político propiamente dicho apareció con la 1ª Guerra Mundial, la Revolución Soviética y el surgimiento de los fascismos. Después de la 2ª Guerra su uso decayó hasta que los estudiantes del Mayo Francés lo recuperaron como medio de comunicación joven y estilísticamente innovador. Artísticamente, el pensamiento revolucionario del Mayo francés se plasmó a través de grafitis y carteles que inundaron las calles de París, con mensajes que incitaban a la reflexión sobre el sistema y a la revuelta. Los carteles fueron realizados de forma anónima y colectiva en el Taller Popular de la Escuela de Bellas Artes, en la Escuela de Artes Decorativas, en las distintas Facultades o en las agrupaciones de barrio, todas ocupadas por profesores, estudiantes y trabajadores. Sólo los talleres de la Escuela de Bellas Artes editaron alrededor de 500.000 carteles con unos 400 motivos diferentes, realizados con técnicas básicas de gráfica: serigrafía, litografía y estarcido. Se diseñaban e imprimían a toda prisa, recuperando el sentido urgente e inmediato de los carteles políticos de los grandes conflictos de principios del siglo XX. En el diseño de los carteles los estudiantes estuvieron apoyados por muchos artistas que estaban entusiasmados con el espíritu del movimiento y convencidos de que el papel del arte en la sociedad debía ser comprometido, histórico y político. Todos ellos estaban en línea con los debates abiertos durante esos años sobre el alcance y la misión del arte, sobre cual debía ser su relación con la vida cotidiana y que capacidad tenía para cambiar la sociedad y construir un mundo mejor.
Calles de París empapeladas de afiches
La filosofía situacionista tendrá un importante papel ideológico en el desarrollo de las jornadas del Mayo Francés. En las consignas publicadas por los estudiantes estaban muy presentes los postulados de la Internacional Situacionista (IS), una organización de artistas e intelectuales revolucionarios creada en Italia en 1957 y entre cuyos principales objetivos estaba el de acabar con la sociedad de clases y el capitalismo. Para los situacionistas el arte no es una actividad separada de la vida, para ellos la vida debe “convertirse en arte” mediante la creación de situaciones, con las que el individuo se desligaría de la esclavitud de la vida en el capitalismo y alcanzaría la libertad. Según palabras del mismo movimiento: “Situación construida: momento de la vida construido concreta y deliberadamente para la organización colectiva de un ambiente unitario y de un juego de acontecimientos”. (Publicado en el número 1 de Internationale Situationniste, 1 de junio de 1958) Para la IS había que acabar con el arte tradicional e incorporar los valores artísticos a la vida cotidiana, dando lugar a un arte anónimo y colectivo. El arte tradicional había sido fagotizado por el sistema capitalista, los artistas creaban en función del mercado de arte, de las posibilidades de consumo y beneficios económicos. El viejo arte, la “alta cultura” se había separado totalmente de la sociedad y de la vida de las personas: “…esos pintores que pintan para los pintores, esos novelistas que escriben para los novelistas sobre la imposibilidad de escribir novelas…” (Sobre el empleo del tiempo libre, número 4 de Internationale Situationniste, junio de 1960) La solución a esta situación sólo podía conseguirse a partir de la disolución del viejo arte y de la transformación del tiempo de ocio por verdadero tiempo libre, en una actividad de “creación”. Muchas de las proclamas manifestadas durante aquellos días han pasado a la posteridad, como “Prohibido prohibir”, “Seamos realistas, pidamos lo imposible” o “No vamos a reivindicar nada, no vamos a pedir nada. Tomaremos, ocuparemos” o “Si no formas parte de la solución, formas parte del problema”. Las pintadas de estos slogans podríamos relacionarla con el incipiente Arte Conceptual, que comenzó a despuntar por el 1966.
"Prohibido Prohibir" "Seamos realistas,pidamos lo imposible"
Los miles de carteles que empapelaron la ciudad de París contenían tanto consignas ideológicas como mensajes o informaciones claves en la revuelta, ya que, en opinión de los estudiantes, los medios de comunicación formaban parte del sistema capitalista opresor y estaban totalmente sometidos al control del Estado, por lo tanto no podían usarse para publicitarse. La necesidad de innovación produjo la incorporación de las consignas como parte integrante del diseño del cartel. Tenían el impacto directo de la palabra y la imagen.
"Usted está contaminado"
"La lucha continúa"
“Mayo 68: El comienzo de una lucha prolongada”
Se mezclaban los mensajes dirigidos a la clase obrera, las convocatorias de manifestaciones, todo tipo de temas tanto locales, nacionales como internacionales, críticas al sistema de producción capitalista y también propuestas lúdicas y festivas, propias del movimiento situacionista, como la exaltación de los deseos o de la creatividad.
“Trabajadores franceses e inmigrantes, todos unidos”
"Viva la Ocupación de fabricas"
"Capital"
Finalmente hay que destacar la poética de aquellos días, perfectamente reflejada en frases como “la belleza está en la calle”, incluso el final de la revuelta se plasmó de forma muy inteligente con el dibujo de rebaño de ovejas.
"La belleza está en la calle”
“Retorno a la normalidad”
Declarados ‘armas al servicio de la lucha’, los carteles se distribuyeron gratuitamente por la capital francesa y pasaron a formar parte del paisaje revolucionario de París. En las barricadas, en las paredes de calles y fábricas y también en las manifestaciones se podían leer los mensajes de unas obras que, años más tarde, se convertirían en uno de las imágenes gráficas más emblemáticas asociadas a un movimiento de carácter social y político.
“Nosotros somos todos indeseables”
"Se joven y cállate"
Resulta estimulante la claridad absoluta de estos carteles y su presentación básica, igualitaria y directa. Precisamente en su sencillez reside su potencia expresiva. En el mundo actual, saturado de diseño publicitario, la crudeza visual de estos carteles adquiere mayor fuerza si cabe y algunos de sus mensajes siguen siendo válidos para reivindicaciones contemporáneas.
Acabado el mayo francés, este arte colectivo y subversivo terminó enseguida en manos de coleccionistas y engullido por el mercado inversor que tanto criticaban.
Fuente: https://sancho70art.wordpress.com/2014/11/06/los-carteles-del-mayo-del-68/