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Apuntes sobre socialismo desde abajo y poder popular

Política a las apuradas

Para las próximas semanas no hay una orientación popular premeditada. Alberto Fernández cuenta con una base electoral que le aseguró el triunfo en las PASO, y todo indica que lo hará en las generales, pero dicha porción poblacional no es una base social orgánica. Hay múltiples sentidos y expectativas en juego, hoy unidas por el voto contra Macri. Cohabitan en el actual campo de fuerzas diversas temporalidades. Las elecciones en Octubre y la depreciación inmediata de nuestros salarios, la movilización popular y la incertidumbre cambiaria, el llegar a fin de mes y el llegar a fin de año. Sería importante que la derrota del macrismo en las PASO sea complementada con una agenda de demandas populares. Frente a la crisis política y económica que estamos viviendo, resultaría suicida guardarse. Debemos desplegar en las calles e instituciones una correlación de fuerza material y simbólica que logre promover un rumbo soberano. Para conquistar el aumento progresivo de la distribución de la riqueza, recuperar derechos sociales, lograr que no se pague la deuda al FMI, utilizada para la fuga, y se restrinja el accionar de los capitales parasitarios en pos de un sistema productivo sustentable. Es necesario generar articulaciones amplias y plurales en esa dirección.

El FMI reconoce la derrota política del macrismo y la inviabilidad de sus propuestas, pero a su vez no quiere manchar su imagen con una nueva crisis de Argentina, y menos poniendo en riesgo el plan de pago. Por eso, mientras presiona a todo el arco político para que se cumplan sus planes, evalúa un nuevo desembolso para los próximos meses. En tanto, desde el Banco Central oscilan entre sostener los niveles de reservas o salir a vender más divisas para mantener la estabilidad cambiaria cerca de 60. No quieren aplicar el control de capitales. Por tanto, su margen de acción es limitado. Una mala decisión podría generar una nueva escalada inflacionaria que empuje a cientos de miles más a la pobreza, como así, estrangular el futuro productivo del país, vaciando los fondos nacionales. La reestructuración forzada de la deuda, el default selectivo, anunciado el 28/08 por el ministro de Hacienda, tiende a contener esta situación, sin atender problemas centrales, como es la fuga de capitales.

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El proyecto macrista fracasó. No lograron que los intereses del capital financiero, del campo, las mineras y energéticas, convivan con los intereses de las mayorías. El pueblo le puso un límite. En estos tres años y medio profundizaron el saqueo, endeudaron a tres generaciones y se fugaron millones en detrimento del progreso productivo nacional, pero no pudieron revalidar su proyecto. El marketing y la Big Data no pudieron con la memoria viva, con los entramados defensivos de este pueblo. En este tiempo, el presidente en vez de asumir su responsabilidad sobre la debacle ocasionada, optó por culpar a sus votantes y al candidato favorito. El gobierno macrista es un barco a la deriva y somos 44 millones personas, un 40% pobres, les que vamos encima. Gran parte de los CEOs, por su parte, han perdido la confianza en el gobierno. En estos días, figurando el traspaso, varios de ellos se reunieron con Alberto Fernández.

La situación social es una catástrofe. La última devaluación todavía no impactó de lleno en el bolsillo de la gente pero el malestar empezó a masificarse. El salario promedio es doblegado por la inflación. Cada vez hay más gente pidiendo las sobras en los comercios, cada vez más familias en los comedores. Desde diversos sectores políticos intentan contener el estallido social. A través de múltiples mecanismos se canaliza la bronca. Pero lo cierto es que si no se toman medidas de urgencia la desesperación de los sectores más castigados podría provocar un cambio de escenario de un momento a otro. El gobierno tiene que atender las demandas inmediatas de la sociedad, en especial la situación alimentaria, dar aumentos salariales y jubilatorios, promover el desendeudamiento particular. Si se desata, o mejor dicho si desatan, una nueva escalada inflacionaria no habrá diques de contención que soporten el deterioro expansivo de las condiciones de vida de la población. 

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Transcurre un período defensivo. Las organizaciones, movimientos populares y gremios exigen recomposición salarial: que se garanticen condiciones básicas de vida. Estamos en pleno desarrollo de luchas reivindicativas. Cada sector empieza a poner sus porcentajes sobre la mesa. Algunos lo hacen tomando recaudos, como las principales centrales obreras, otros están decididos a torcer el brazo a las políticas "de austeridad" del gobierno y del FMI. Como es el caso de les estatales en Chubut, que articulando con otros sectores vienen multiplicando la osadía. Es posible que ante una profundización de la crisis las luchas reivindicativas se combinen o muden a demandas políticas generales. En ese sentido, diversas organizaciones exigen que Macri se vaya ya, mientras otras pretenden que dé respuesta a las necesidades populares y se retire de forma ordenada luego de la contienda electoral. Lo cierto es que estamos en una coyuntura delicada. Hay que desarrollar una táctica compuesta, teniendo en cuenta la intensificación de la crisis, el devenir de la clase dominante, el dinamismo de las organizaciones populares y la capacidad de acción de masas.

Observamos un doble movimiento. Por un lado, la clase dominante está en conflicto, hay reacomodos, tensiones y fisuras. En tanto, el pueblo con el triunfo electoral recuperó autoestima. En esta coyuntura, hay una división clara macrismo – pueblo que podría aprovecharse para materializar la fuerza plebeya. En el proceso abierto de conflictividad institucional y callejera, los sectores populares tienen la posibilidad de asumirse como sujetos plenos de democracia. Si en el trascurso de la confrontación discursiva y material se logran identificar colectivamente los problemas y sus causas, y se constituyen demandas que respondan al interés de les trabajadores y de los sectores más postergados, estaremos en una mejor posición moral y material para afrontar lo que se viene. El pueblo luchó contra el macrismo durante tres años en los diferentes terrenos sociales y políticos, y recientemente lo impugnó de forma contundente en las urnas. Es necesario revalidar esa potencia democrática en las próximas semanas, sabiendo que las posiciones a asumir no serán siempre cómodas. Distantes del tiempo emancipatorio que deseamos, nos toca actuar desde la pluralidad del sujeto, con la autodeterminación como predicado. La derrota total del neo liberalismo, exigirá un cuerpo social creativo y despierto. Hoy el fin debe ser un mejor comienzo. 

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*Militante de Siembra

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