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Volver al patio de casa

Las elecciones de este domingo en el Club Atlético Boca Juniors fueron históricas. Por la cantidad de votantes, porque pusieron fin a 24 años de macrismo en el club y porque su máximo ídolo futbolístico, Juan Román Riquelme, fue otra vez el artífice de la alegría del pueblo boquense.

Juan Román Riquelme recibe la pelota mirando hacia su arco, la para y en el mismo movimiento la acomoda, limpia, hacia adelante. Está varios metros por detrás de la mitad de la cancha pero en una milésima de segundo levanta la cabeza, ve que Martín Palermo corre al vacío y lanza. El balón sobrevuela el Estadio Nacional de Tokio y pica dos veces antes de que el 9 de Boca lo empalme de zurda. Gol y 2 a 0 ante el Real Madrid. Iban apenas 6 minutos. 

Aquel 28 de noviembre de 2000 el club xeneixe alcanzaba lo que, hasta ese momento, parecía el punto más alto de un ciclo exitosísimo con Carlos Bianchi en el banco de suplentes y Mauricio Macri en la presidencia de la institución.

Ese día, Juan Román Riquelme manejó todo el partido. Con el pecho caliente y la cabeza helada, como siempre supo hacer, dentro y fuera de la cancha. Aunque esta última faceta no se reveló en su máxima expresión hasta hace apenas unas semanas.

En apenas dos años, el Boca que había estado al borde de la quiebra en los ‘80 y había atravesado una importantísima sequía de títulos durante casi dos décadas, ganaba todo y traía a la Argentina “la copa que perdieron las gallinas”.

Fue ese período de gloria, que se extendió hasta 2007 con la última Libertadores donde otra vez Riquelme fue descollante, lo que permitió a Macri mostrar sus credenciales como un exitoso administrador y empresario. Fue su ventana para lanzarse a la política, primero como diputado, luego jefe de Gobierno porteño y finalmente presidente.

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Poco importó que la mayoría de los logros no tuvieran que ver con él. Basta recordar que en 1998, cuando su primera presidencia en Boca llegaba a su fin, Macri no había podido mostrar un sólo éxito deportivo. Además había gastado dinero en cantidades exorbitantes (los palcos de La Bombonera costaron lo mismo que el Nuevo Gasómetro), mientras bajaba salarios de empleados del club y achicaba todo lo que no tuviera que ver con el fútbol profesional dándole la espalda al barrio. Dándole la espalda a la identidad xeneixe.

Cuando su mediocre gestión parecía quedar en el olvido y el presidente pretendía traer a Daniel Passarella como director técnico, Carlos Heller (ex vicepresidente derrotado en 1995 y que junto a Antonio Alegre habían saneado las cuentas del club) le llevó a Macri una propuesta: Carlos Bianchi.

Fue el DT surgido de Vélez el que le dio a Riquelme la 10 y el rol de conductor. Sus antecesores -Carlos Bilardo y Héctor Veira- lo hacían jugar de 8 con responsabilidades de marca y limitando su despliegue como enganche. Desde esa nueva posición, se convirtió primero en figura indiscutible del equipo y luego en ídolo absoluto del club.

Desde el Topo Gigio a Macri hasta su pelea con Daniel Angelici y última salida de Boca -para retirarse en Argentinos Juniors-, marcaron una historia que siempre estuvo cruzada por el amor de la hinchada, los títulos conseguidos y el desprecio de la dirigencia. De esa dirigencia que, desde que Riquelme debutó en 1996 y hasta hoy, fue siempre la misma.

Esa dirigencia mediocre que privatizó todo lo que pudo, que eliminó o redujo a su mínima expresión otros deportes (por no ser rentables), que le cerró las puertas a los vecinos y vecinas del barrio de La Boca para privilegiar a los extranjeros que pagan en dólares. Esa dirigencia neoliberal que, ya sin él en el plantel profesional, se mostró en su versión más cruda: empresarios que solo buscaban hacer negocios y no tenían ningún interés en la institución, en su idosincracia y su historia.

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Pero él, el último 10 que llevó a Boca a sus años de gloria. Él, que sin buscarlo y sin quererlo, le permitió a Macri apropiarse de sus éxitos para catapultarse a la política. Él, ahora la pisa, piensa y toca para que el pueblo boquense defina el partido y los saque de ahí, donde todo empezó.

Fuente: https://notasperiodismopopular.com.ar/2019/12/09/riquelme-volver-patio-casa/

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