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Apuntes sobre socialismo desde abajo y poder popular

Sobre la revuelta popular en Chile n°5

“Miren como sonríen los presidentes cuando le hacen promesas al inocente, miren como le ofrecen al sindicato este mundo y el otro los candidatos, miren como redoblan los juramentos, pero después del voto, doble tormento.”-“Miren como sonríen” Violeta Parra.

La dinámica del “Acuerdo por la paz (para los ricos) y la nueva constitución” del 15 de noviembre se toma la coyuntura.

El  Ejecutivo, logró tomar la iniciativa en un contexto de absoluta deslegitimidad del gobierno y del  criminal Piñera en particular, su nombre ya es un problema para las clases dominantes, por eso empieza a rondar en ellos y con fuerza creciente la idea de su renuncia como factor necesario de un  nuevo escenario. Ante esa posibilidad cierta e inmediata, viendo que un empujoncito faltaba para profundizar la crisis con la salida del ladronzuelo de la presidencia, las clases dominantes  se ordenaron en el parlamento en formación cerrada desde la UDI hasta buena parte de la representación del Frente Amplio, dejando el  poder de la movilización  popular  como un actor momentáneamente secundario.

Para nadie es un misterio que la renuncia de Piñera ha sido tema en  el  seno  de  las  clases  dominantes,  de  hecho,  muchas  facciones  de  las clases propietarias nunca han sido cercanas a él. Ese hecho, sumado a la síntesis del personaje ante las masas como un millonario torpe, pillo y fresco de raja, dan una suma completamente negativa a la hora de medir atributos  que  le  permitan  sortear  la  crisis.  Su  salida  aún  no  es  para nada   descartable,   aunque   haya   un   itinerario   constitucional   para servir,   entre   otras   cosas,   de   contención   al   descabezamiento   del ejecutivo. Mientras tanto, Piñera apuesta por el desgaste y el populismo: a   veces   haciendo   como   que   nada   pasa   y   otras   combatiendo   enormes monstruos, enemigos poderosos y alienígenas que habitan su mente y la de   la   primera   dama,   al   mismo   tiempo   que   sigue   haciendo   anuncios inconexos,  aumentando  la  represión,  repartiendo  bonos  y  condonando deudas del tag. Todo un pavimento para la vía chilena al fascismo.

El conjunto de sectores dentro de las clases dominantes entra en lapsus    de   pánico   y    cunde   la   incertidumbre.   El   criminal   y    sus colaboradores, de momento cuentan con entre un 4,5% y 10% de apoyo, y las clases  dominantes  se  dan  cuenta,  lo  sienten  y  lo  palpitan.  Recordemos que no hay nada más parecido a un fascista que un burgués asustado. Buena parte de los columnistas de fin de semana pone en compás de suspenso la posibilidad  de  realización  de  la  convención  constituyente,  habiendo incluso  impudorosos  llamados  a  sosegarse,  como  el  de  Javiera  Parada (14/12),   quien   dice   que   con   este   clima   “no   hay   ni   medio   proceso constituyente”, asegurándose de poder seguir ejerciendo su nuevo rol de orejera de palacio y directorios.

Todo indica que  el “Acuerdo por la paz (para los ricos) y la nueva constitución” pueda quedar en su redacción, ni más, ni menos. Avanzará sin   definiciones    prontas    referidas    a   cuotas    de   género,    pueblos originarios, y listas independientes, temas que se resolverán después.

El  día  9/12  el  criminal  Piñera,  alias  “el  pizzas”,  se  pronunció sobre una “agenda anti abusos”. Nuevamente, se burla del pueblo cuando no se plantea nada sustantivo, puro bla bla vacío, reafirmándose que ya nadie espera nada significativo de lo que pueda decir. Además, se olvidó de los abusos contra las trabajadoras y trabajadores; las pensiones; las comunidades  mapuche,  la  infancia,  las  mujeres;  contra  niños,  niñas  y adolescentes  del  SENAME;  contra  las  mujeres  día  a  día  en  múltiples dimensiones,   contra   las   comunidades   LGTBIQ+,   contra   la   juventud popular, etc.

El  sistema  político  está  en  bancarrota  hace  rato,  pero  en  esta coyuntura   su   primera   víctima   ha   sido   la   coalición   más   joven,   la supuestamente   llamada   a   renovar   la   política,   el   FA.   Al   12/12   esta coalición   se   ha   achicado,   pues   han   dejado   la   alianza   el   partido ecologista verde, Igualdad, y ahora el partido humanista. Por otra parte, en   Convergencia   Social   va   quedando   su   presidenta   Gael   Yeomans prácticamente sola, dado que ya se fue el caudillo Sharp y sus seguidores de  la  municipalidad  de  Valparaíso,  después  renunciaron  más  de  100 militantes con Cristian Cuevas a la cabeza, hace unos días se fueron los militantes  de  la  Izquierda  Libertaria,  por  lo  que  podríamos  decir  que este engendro político juvenil del FA estaría en sus últimas semanas.

El comportamiento del PC no ha dejado de llamar la atención, en particular en el rechazo al Acuerdo por la paz en contraste al FA y en la votación de las leyes represivas donde sólo dos de sus diputados, Labra y  Gutiérrez,  rechazaron  dichas  herramientas  represivas,  mientras  la mayoría  de  la  bancada  encabezada  por  el  presidente  del  PC,  Tellier,  en una incomprensible decisión se abstuvieron, lo cual revela también las fisuras que en su interior deben estar sucediendo.

En la derecha el debate es intenso, pues ya se avizoran múltiples diferencias entre los tres partidos principales, dentro de los propios partidos, y de estos con el ejecutivo. Por fuera corre JAK, quien por  su torpeza  y  poca  visión  ha  quedado  fuera  de  la  coyuntura,  no  pudiendo referenciar ni su movimiento ni una posición política, la crisis lo ha superado. Como  fuere,  en este sector  viene  una  división  importante,  si es  que  el  itinerario  constitucional  se  desarrolla  efectivamente,  pues serán  los  que  levantaran,  al  menos  así  lo  anunciaron,  el  No  al  cambio constitucional, mientras que incluso en la UDI, el diputado Bellolio ya manifestó que impulsara el SI al cambio constitucional, mientras en RN no  ha  existido  tanta  ventilación  de  opiniones  es  evidente  que  en  esa coyuntura  también  habrán  posiciones  en  uno  u  otro  sentido,  de  tal manera  que  en  el  futuro  de  la  derecha  política  no  se  avizoran  tiempos calmos.

La  DC  como  todo  partido  en  decadencia  ha  jugado  a  todas  las bandas,  todas  las  micros  le  sirven,  a  ratos  vota  con  el  gobierno  y  la derecha,  y a  rato  con la  oposición, sus  diputados  actúan  disociados  de sus senadores, etc. Es un  partido que, en definitiva, está viviendo  sus últimos estertores, junto con el rancio y fosilizado Partido Radical, son los sectores que le dieron otro balón de oxígeno al criminal Piñera al votar en contra de la acusación constitucional que debatía la cámara de diputados.

En el PS los republicanos se la juegan. En efecto, un conjunto de antiguos  militantes  socialistas  entre  los  que  se  cuenta  Juan  Gabriel Valdés,  Ricardo  Núñez,  Viera  Gallo  y  otros,  han  suscrito  una  carta, previo  a  la   discusión  de  las  leyes   represivas,  apuntando  a  que  la democracia  está  en  peligro  y  a  la  necesidad  de  condenar  la  violencia, con  ello  mayoritariamente  su  bancada  aprobó  las  leyes represivas,  con la notable excepción de la diputada mapuche Nuyado. Llama la atención la  rapidez  en  que  se  ponen  de  acuerdo  los  barones  del  PS  para  darle oxígeno  al  criminal  Piñera,  y  no  para  expulsar  a  los  sectores  narco dentro de ese partido.

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La   coyuntura   abierta   con   el   Acuerdo   por   la   paz   del   15   de noviembre encuentra su punto más alto con la votación de las efectistas leyes que endurecen la represión y, al parecer, se cierra el 2019 con las consultas    municipales    acerca    de    alternativas    sobre    el    proceso constituyente.   Si   las   elecciones   son   en   general   un   simulacro   de participación,  esta  es  la  versión  deslavada  y  grosera  del  simulacro original:  no  son  vinculantes,  cada  Alcalde  pregunta  lo  que  quiere,  no hay transparencia ni rigor en los sufragios y conteos. Pero no sólo eso, sino  también  se  imponen  como  un  ejercicio  cívico,  de  reimpulso  de  la “ciudadanía”,    buscando   por   un   lado   aportar   a   la   normalidad,    e  instalando por debajo, casi subliminalmente,  una supuesta legitimidad del “Acuerdo de paz (para los ricos) y nueva constitución” firmado en el congreso de corruptos. Su jaque está en dos cifras, la que señala por un lado que un amplio porcentaje prefiere una constitución constituyente para escribir la nueva carta magna, y por otro la masiva participación obtenida, con más  de 2.000.000 de votantes, donde se impone un  91% que quiere  cambiar  la  constitución.  El  cruce  o  suma  de  esas  cifras,  nos muestra  algo  que  debemos  saber  interpretar  agudamente  para  orientar nuestros pasos.

Los  revolucionarios  y  revolucionarias  debemos  tomar  atenta nota   y   saber   leer   la   participación   social   en   ella,   aumentando   los esfuerzos    de    denuncia   y    pedagogía   política   en    los    espacios    de organización,  combinando  los  distintos  momentos  de  La  Revuelta  sin llevar las acciones individuales (votar o no, por ejemplo) al plano de los principios y las exclusiones. Más bien debemos aprovechar los errores y declaraciones de la derecha recalcitrante cuando intentan capitalizar los  resultados  de  la  consulta,  mostrando  solos  sus  verdaderas  caras  e intenciones.  Nuestro  pueblo  que  creyó  en  esas  consultas  sabrá  darse cuenta de lo que hay detrás, y a medida que eso vaya ocurriendo, hay que ir    trabajando    en    aumentar    los    niveles    de    frontalidad    en    el enfrentamiento al poder, promoviendo la unidad política de las fuerzas sociales y populares incidentes.

Como fuere, este momento histórico de Revuelta Popular, debe ser un espacio de crecimiento cuantitativo y sobre todo cualitativo, la vara está  alta  y  se  debe  aceleradamente cualificar  y  ampliar  la  poca  fuerza política   y   enorme   potencialidad   social.   He   ahí   que   las   decisiones políticas  que  se  tomen  son  de  la  mayor  trascendencia  y  marcan  los caminos que transitarán las izquierdas rebeldes los próximos años.

La crisis que da origen a La Revuelta es profunda y estructural

No   se   debe   olvidar   que   estamos   transitando   por   una   crisis profunda, que tiene múltiples aristas que se despliegan, se afirman y se niegan, todas juntas y de forma simultánea. El contexto económico que se avizora es malo, ya se habla de la posibilidad de caer en recesión técnica (dos trimestres con crecimiento negativo) y de tasas de desempleo de  dos dígitos.  Ninguna  reforma  estructural  ha  sido  siquiera  esbozada  por  el criminal   Piñera,   y   todo   parece   indicar   que   no   lo   hará.   Las   FFAA   y Carabineros están sumidas en una crisis histórica de corrupción.

El  sistema  de  partidos  políticos,  unos  más  otros  menos,  están todos corrompidos a manos de las grandes empresas, y en algunos casos del narcotráfico,  adicionalmente  son  la  institución  menos  creíble  de  la sociedad.  La  Iglesia  católica  no  existe  políticamente,  y  tampoco  otros credos tienen la posibilidad de pararse con prestancia, así como en otras épocas,  como  fuerza  moral  que  pudiere  mediar  en  esta  crisis  social, económica, institucional, etc. Es evidente que no sólo el Estado está con fatiga  de  material,  ya  no  existe  una  iglesia  católica  que  medie  los conflictos  de  clases,  las  FFAA  armadas  están  enredadas  entre  robos  de ingresos   reservados,   ventas   de   armas   al   narcotráfico,   purgas   entre pinochetistas trasnochados y militares “modernos”. La “familia militar” está trizada.

En   Carabineros   la   situación   no   es   distinta,   pero   si   es   más conocida,  prácticamente  todo  el  alto  mando,  y  lo  más  preocupante,  el conjunto   de   la   oficialidad   de   carabineros   inmiscuida   en   distintos fraudes  económicos  en  la  institución.  Dentro  de  ellos,  algunos  casos específicos se han conocido, como la dirección de inteligencia, de la cual su  primer  jefe  fue  el  otrora  director  general  con  toda  su  manga  de corruptos   que   son   los   responsables   también   del   asesinato   del   peñi Catrillanca.     Su   oficialidad   y   suboficialidad   es   sabido   que   tienen múltiples   conexiones   con   el   tráfico   de   sustancias   de   todo   tipo.   Lo anterior  se  ha  visto  potenciado  porque  parte  de  la  juventud  popular  ha encontrado una oportunidad  de entrar  en las policías para proyectarse, en la lógica de construir trenzas. Lo mismo está sucediendo en las FFAA, y eso es conocido hace ya años, incluso ha inspirado series televisivas como “Bala    Loca”,    donde    cualquier    analogía    con    la    realidad    es    pura coincidencia.

El caso de los pacos es particular, durante toda la Revuelta han demostrado una autonomía de acción evidente, donde el Director General Rozas aparece como un individuo sin mando ni control sobre la tropa. El12/12 Rozas comunica la remoción del jefe de las Fuerzas Especiales, y una reestructuración del alto mando, todo lo cual aumenta la incertidumbre dentro de la institución. Este escenario es muy delicado, pues se sabe que los estamentos intermedios de los pacos no están respondiendo al mando, entre  otras  cosas  por  el  profundo malestar  por  su  manejo  político  y  por los   pacos   detenidos.   No   es   descartable   aquí   algún   movimiento   de insubordinación, o de abandono de las calles que obligue al ejecutivo a disponer nuevamente de las FFAA. De hecho la insubordinación ya la hemos observado, cuando tanto los pacos como los milicos salen a defenderse de los informes de Amnistía Internacional que los acusan de violar derechos humanos de los y las manifestantes.

En  esta  misma  Revuelta  Popular,  hemos  visto  nítidamente  un “nuevo”  actor  político  social,  el  narco,  quienes  no  sólo  ha  hecho  uso  y abuso de armamento de guerra en varios sectores populares del país como demostración  de  fuerzas,  sino  que  en  varios  casos  han  “protegido”,  y “comandado”   saqueos   en   vastos   sectores   periféricos,   y   ello   ha   sido aceptado por las FFAA y fuerzas de orden, incluso en el lapso de estado de emergencia, tal como lo adelantáramos en su momento. Se ha visto al narco ganando   territorio,   demostrando   articulaciones   zonales   donde   antes había   autonomías,   concentrándose   los   poderes   territoriales   de   las bandas,  etc.    El  narco  no  es  para  nada  nuevo,  l@s  revolucionari@s  lo conocemos hace décadas, y nos han arrebatado muchas cosas, sabemos de sus trenzas   con   las   policías   y   los   políticos.   Sabemos   del   daño   que   han infringido  a  la  organización  popular  por  décadas  y  al  conjunto  del pueblo, a vista y paciencia  del poder, con la complicidad  del Estado, de tal manera que a nosotros no nos vienen con cuentos los señores del poder cuando   lo   pintan   pa   la   tele   como   un   mal   a   combatir,   o   se   muestran escandalizados por algunos fuegos artificiales.

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El gigante popular continúa luchando, toma respiros y prepara futuros escenarios.

El  accionar  más  significativo  que  se  movió  a  contrapelo  de  la tendencia  central  de  este  mini  arco  de  coyuntura  (acuerdo  por  la  paz  – leyes represivas – simulacro de participación) fue la multiplicación y el despliegue  a  nivel  global  de  la  performance  del  Colectivo  Las  Tesis. Referirse en detalle a la honda significancia histórica de este fenómeno requiere  de  mucho  más  espacio  y  claridad  que  las  que  se  cuentan  para escribir   este   análisis   apurado,   al   galope   sobre   La   Revuelta.   En   lo referido  a  la  coyuntura,  señalar  que  esta  acción  al  viralizarse  por  las plazas,   colegios,   grandes   avenidas   justo   de   forma   posterior   a   la aprobación de leyes represivas y a los cantos de victoria de los sectores más  reaccionarios  del  país,  dotó  a  la  movilización  popular  de  renovada fuerza, aportando radicalidad y contenido, desactivando las tentaciones militaristas  de  palacio.  Recordar  que  fue  justo  en  el  momento  en  que  se hacía   más   fuerte   el   discurso   criminalizador,   reduciendo   todo   a   un problema de delincuencia común, ante una baja en la presencia callejera de las y los populares.

Al calor de la cotidianeidad reapropiada se han ido conformando múltiples espacios de organización a lo largo y ancho del país, unos más concurridos   que   otros,   donde   se   ha   ido   instalado   un   ambiente   de deliberación  política.  Este  debe  ser  un  punto  de  la  mayor  importancia para l@s revolucionari@s hoy en día, son espacios sociales que de ninguna manera   se   pueden   menospreciar,   por   el   contrario,   deben   redoblarse esfuerzos  para  articular  y  multiplicar  todo  espacio  de  deliberación popular. Eso combinado con la coordinación con los gremios y sindicatos tradicionales, o con parte de ellos, puede potenciar significativamente la revuelta popular. Se debe explotar la capacidad logística y de recursos sociales   de   los   sindicatos,   es   ahí,   en   la   articulación   de   pueblo organizado,   entre   las   asambleas   y   cabildos   territoriales   con   los sindicatos y distintos espacios de organización de base de nuestro pueblo donde debe existir una alianza de base.

En  las  notas  anteriores  señalábamos  que  lo  que  el  criminal requería era de un acuerdo político transversal para reprimir, pues él no se iba a arriesgar solo. Bueno, esa agenda represiva ha avanzado, y en ese avance  ha  contado  con  los  votos  de  parte  del  FA,  logrando  así  tener  un acuerdo casi transversal para sus objetivos represivos. Este hecho no es algo  inesperado,  lo  dijimos  antes,  estos  jóvenes  ante  la  disyuntiva  de estar  con  el  pueblo  o  con  la  elite,  eligió  ésta  última,  pues  es  su  lugar natural, lo importante es que ello quede grabado en la memoria popular, pues quedan muchos combates por venir, esto recién comienza.

Ante las luchas que se avecinan no debemos bajar la guardia, pues así  como  el  pueblo  avanza  en  organización  y  articulación,  la  fuerzas fascista   también    avanzan,    el    hecho   que   no   hayan   tenido    aun    un protagonismo visible, no quiere decir que no lo tengan en el futuro.

Es en este contexto en que el fin de año se aparece como un tiempo incierto,  para  los  meses  de  enero-febrero  se  visualiza  una  posible  baja de la protesta, pero también como una oportunidad para avanzar en lógicas de poder popular en los territorios y espacios de base, de reorganización, educación popular, análisis y reflexiones colectivas. Marzo será clave, es  posiblemente  ahí  donde  se  defina  más  tajantemente  el  curso  de  esta revuelta,  el inicio del año estudiantil y productivo, el 8 de marzo, el 29 de  marzo,  serán  jornadas  donde  nuevamente  las  calles  se  inunden  de protesta popular. La tarea es aprovechar la oportunidad histórica desde los   espacios   de   asambleas   autoconvocadas,   cabildos,   articulaciones sectoriales  y  sindicales  para  empezar  a  dibujar  un  futuro  distinto,  y poner  los  afanes  en  subvertir  un  orden  heredado,  que  no  cuaja  con  las formas  que  tenemos  de  relacionarnos  ni  con  nuestras  legítimas  y  justas aspiraciones   colectivas   como   Pueblo.   Aquí   está   el   desafío   mayor   e inmediato  de  las  y  los  constructores  del  Poder  Popular,  el  servir  como facilitadores  de  que  esa  unidad  del  pueblo  que  se  ha  manifestado  en  la calle, avance hacia niveles sino de unidad política al menos articulación social para movilizar todas las fuerzas del pueblo contra un sistema  de explotación,  dominación  y  represión  que  se  encuentra  en  una  crisis histórica, afirmando creativamente instancias de auto organización.

Hay  que  tomar  la  ofensiva,  y  simultáneamente  aprender  de  la cantidad  de  iniciativas  que  surgen  por  variados  espacios  de  nuestro pueblo,  en  distintos  ámbitos,  incluso  a  ratos  con  distintos  intereses, pero todas tomando posición política organizada respecto de lo que está sucediendo.

Para  la  mayor  parte  de  los  sectores  de  pueblo  movilizado  el problema del poder no aparece aún como un problema a resolver. A lo más se instala en la dinámica transicional de participar de las alternativas que representen el mal menor, que no le hagan  el juego a la derecha, etc. Sin comprender que esa política de medias tintas, que come de la mano del gran capital,   aquella   de   justicia   en   la   medida   de   lo   posible,   es   parte fundamental de lo que explica la profunda crisis que se expresó a partir del  18  de  octubre.  Mientras  por  abajo,  se  instala  tímidamente,  como  un nuevo  primer  paso  de  acumulación  de  fuerzas,  en  torno  a  la  idea  de reconstrucción de vínculos comunitarios, de encontrarse con los vecinos y vecinas, de protegerse en la protesta, de ejercer solidaridad activa.

Urgente se hace revitalizar al calor de La Revuelta, tanto en sus expresiones de protesta callejera, como fundamentalmente organizativas a nivel sectorial y territorial, una estrategia de Poder Popular, capaz de articular  la  resistencia  y  el  proyecto  emancipador,  el  presente  y  el futuro,  en  una  dialéctica  de  construcción  de  realidades  nuevas,  con limitaciones      y      potencialidades,      tensadas      en     sus      despliegues contradictorios,  sujetas  a  las  precariedades   y  miserias  del  momento organizativo  de  la  izquierda  revolucionaria  y  el  conjunto  del  pueblo. Pero capaces de actualizar el proyecto revolucionario y la defensa de la vida  digna,  en  un  transitar  rebelde  que  vaya  delineando  ya  mismo  el futuro porvenir.

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Estos   elementos   son   importantes   de   comprender   y   dialogar colectivamente en su complejidad. Luego de muchas décadas, hemos podo volver a ver como los peones ordenan sus piezas en el tablero para hacer retroceder al rey y su corte, la gobernabilidad de este modelo político- económico, el neoliberalismo tecnocrático existente en el Chile de los 30 años, se trizó definitivamente. La “normalidad” que hacía circular como si nada mercancías y vidas maltrechas por las venas de la urbe, se fue a la mierda.  La nueva “normalidad” tiene momentos de rutina y alteración, las relaciones sociales, y las formas de desplazarse en las ciudades se alteran y  modifican  al  calor  y  la  pasión  de  la  rebelión  popular,  mutan  las relaciones de trabajo, de pareja, de grupos de amig@s,  etc. La conciencia se toma la cotidianeidad. Es una crisis social, acompañada como siempre y  para  siempre  de  ámbitos  de  incertidumbre,  que  afectan  por  ahora  con mayor  fuerza  a  los  sectores  privilegiados  del  país,  pero  también  los riesgos de salidas autoritarias y social fascistas están a la vuelta de la esquina.

El Gigante Popular se va desarrollando en variados espacios que van  desde  las  Primeras  Líneas  y  la  protesta  callejera  en  general,  las Asambleas autoconvocadas, que en otros lugares se llama cabildo, en otros se llama sindicatos, federación, confederación, central sindical, etc. El gigante tiene varias caras, algunas están más desarrolladas que otras en la  coyuntura,  estamos  en  medio  de  un  proceso  de  constitución  acelerada de  actores,  y  eso  hay  que  tenerlo  en  consideración  en  la  intervención concreta, lo importante es que existe una potencialidad revolucionaria enorme,  y  es  ahí  donde  tenemos  que  actuar  y  reflexionar,  con  objeto  de seguir    acumulando    fuerza    social    revolucionaria,    la    cual    se    va constituyendo simultáneamente con el proyecto. Los distintos segmentos del  pueblo  sublevado  conforman  la  franja  combativa  y  organizativa  de constructores de futuros posibles, el arte de sumar exige levantar  unas consignas y aspiraciones de un conjunto heterogéneo de la población que no se diluyan en las salidas institucionales a la medida de los poderosos, ni  se  aíslen  de  la  posibilidad  de  seguir  ensanchando  los  espacios  de organización territorial y sectorial.

Las respuestas desde la institucionalidad no logran dar el ancho frente a las expectativas y demandas populares, aunque el salvataje de los politicastros  al  gobierno  del  criminal  y  ladronzuelo  Piñera  con  el Acuerdo  por  la  paz,  le  dio  un  aire  a  un  Ejecutivo  que  tambaleaba,  los límites de la institucionalidad por dar cauce a la revuelta popular son tan estrechos que logran encarrilar sólo a la fracción viuda del proyecto social concertacionista, pero no al pueblo marginado y empobrecido.

Es  en  ese  escenario  en  que  la  vía  institucional  constituyente aparece como el último truco del conejo sacado del sombrero para convocar al restablecimiento del orden. Llama la atención como ciertos sectores de jóvenes  de  izquierda  se  apuran  en  alistarse  en  la  contienda  cívica, haciendo caso omiso, una vez más, de la profundidad de la crisis política y  social  a  la  que  asistimos,  tanto  en  Chile  como  a  escala  planetaria, reeditando  la  tesis  de  estar  con  un  pie  adentro  y  otro  en  lo  que  llaman calle.   Además,   hay   que   dejar   muy   en   claro,   que   el   llamado   a   la constituyente  institucional,  no  deja  de  ser  un  papelucho  firmado  entre gallos y medianoches, un frágil castillo de naipes que puede desmoronarse en  cualquier  momento  por  el  movimiento  de  los  de  abajo  o  un  manotazo autoritario de los de arriba.

Si bien, la coyuntura no se deja reducir a visiones dicotómicas sobre el qué hacer, si esto o lo otro, tampoco se resuelve con decir esto y lo otro. Cabe entonces situar el momento actual en una línea histórica más larga,   dejando   de   lado   la   tentación   de   los   análisis   que   pretenden establecerlo  como  el  de  la  lucha  definitiva,  por  el  contrario,  es  un instante  más  dentro  del  largo  proceso  del  despertar  popular  para  la acumulación de fuerzas en la lucha por la Revolución de la Vida Digna.

Serán   las    y    los    constructores   populares    insertos    en    las dinámicas concretas de lucha y organización quienes deberán avanzar en  la  tarea  histórica  de  hacernos  más  y  mejores,  de  no  dejar  de  ser  Pueblo. Atendiendo   a   sus   realidades   locales,   sin   transar   los   principios   en función del rating social, pero con la grandeza inmensa de respetar los tiempos populares, recordando que más vale errar y perder con el pueblo, que acertar y avanzar de la mano de nuestros enemigos. Y que se sepa que así ha sido hasta ahora, que no ha nacido por generación espontánea una gran camada de organizadores y luchadores que acompañan todas y cada una de  las  expresiones  de  La  Revuelta.  Tiene  que  seguir  siendo  así.  Sin eufemismos  ni  oportunismos,  favorecer  el  protagonismo  popular  de  la organización territorial y sectorial con autonomía estratégica  del mal poder, con definiciones colectivas frente al momento histórico.

En estos ya dos meses de revuelta, les mejores hijes del pueblo han demostrado  su  entereza.  Desde  quienes  viven  sus  primeras  experiencias hasta mayores de 60 que ya cargan con múltiples historias. Esta no es una generación sin miedo, esta es una generación valiente que no quiere vivir con los miedos heredados de sus padres, madres y abuel@s.

Las próximas oleadas de La Revuelta en 2020 están gestándose de formas   no   siempre   visibles,   depende   del   esfuerzo   y   acierto   de   l@s constructores  populares  que  se  encaminen  por  el  camino  de  la  rebelión por la vida o el del ominoso pacto politiquero servil al capital. Energía popular hay de sobra, quien preste oído atento a las conversaciones de la micro   y   el   metro,   con   sus   vecin@s   y   en   las   pegas,   quien   vea   las graduaciones escolares y lea los muros, entre muchas otras señales, sabrá de sobra que las migajas no han logrado nada. En cuestión de días, meses o años  el  pueblo  mostrará  que  todos  estos  anuncios  burlescos  no  ha  sino pretendido  apagar  el  fuego  con  bencina. Y  el  pueblo  no  estará  en  pelota como   hoy,   habrá   crecido   en   todos   los   aspectos.      Esto   recién   está comenzando…

 

Vamos Pueblo, por las grandes alamedas, con todas las fuerzas de la historia.

Vamos Construyendo Poder Popular.

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