“Miren como sonríen los presidentes cuando le hacen promesas al inocente, miren como le ofrecen al sindicato este mundo y el otro los candidatos, miren como redoblan los juramentos, pero después del voto, doble tormento.”-“Miren como sonríen” Violeta Parra.
La dinámica del “Acuerdo por la paz (para los ricos) y la nueva constitución” del 15 de noviembre se toma la coyuntura.
El Ejecutivo, logró tomar la iniciativa en un contexto de absoluta deslegitimidad del gobierno y del criminal Piñera en particular, su nombre ya es un problema para las clases dominantes, por eso empieza a rondar en ellos y con fuerza creciente la idea de su renuncia como factor necesario de un nuevo escenario. Ante esa posibilidad cierta e inmediata, viendo que un empujoncito faltaba para profundizar la crisis con la salida del ladronzuelo de la presidencia, las clases dominantes se ordenaron en el parlamento en formación cerrada desde la UDI hasta buena parte de la representación del Frente Amplio, dejando el poder de la movilización popular como un actor momentáneamente secundario.
Para nadie es un misterio que la renuncia de Piñera ha sido tema en el seno de las clases dominantes, de hecho, muchas facciones de las clases propietarias nunca han sido cercanas a él. Ese hecho, sumado a la síntesis del personaje ante las masas como un millonario torpe, pillo y fresco de raja, dan una suma completamente negativa a la hora de medir atributos que le permitan sortear la crisis. Su salida aún no es para nada descartable, aunque haya un itinerario constitucional para servir, entre otras cosas, de contención al descabezamiento del ejecutivo. Mientras tanto, Piñera apuesta por el desgaste y el populismo: a veces haciendo como que nada pasa y otras combatiendo enormes monstruos, enemigos poderosos y alienígenas que habitan su mente y la de la primera dama, al mismo tiempo que sigue haciendo anuncios inconexos, aumentando la represión, repartiendo bonos y condonando deudas del tag. Todo un pavimento para la vía chilena al fascismo.
El conjunto de sectores dentro de las clases dominantes entra en lapsus de pánico y cunde la incertidumbre. El criminal y sus colaboradores, de momento cuentan con entre un 4,5% y 10% de apoyo, y las clases dominantes se dan cuenta, lo sienten y lo palpitan. Recordemos que no hay nada más parecido a un fascista que un burgués asustado. Buena parte de los columnistas de fin de semana pone en compás de suspenso la posibilidad de realización de la convención constituyente, habiendo incluso impudorosos llamados a sosegarse, como el de Javiera Parada (14/12), quien dice que con este clima “no hay ni medio proceso constituyente”, asegurándose de poder seguir ejerciendo su nuevo rol de orejera de palacio y directorios.
Todo indica que el “Acuerdo por la paz (para los ricos) y la nueva constitución” pueda quedar en su redacción, ni más, ni menos. Avanzará sin definiciones prontas referidas a cuotas de género, pueblos originarios, y listas independientes, temas que se resolverán después.
El día 9/12 el criminal Piñera, alias “el pizzas”, se pronunció sobre una “agenda anti abusos”. Nuevamente, se burla del pueblo cuando no se plantea nada sustantivo, puro bla bla vacío, reafirmándose que ya nadie espera nada significativo de lo que pueda decir. Además, se olvidó de los abusos contra las trabajadoras y trabajadores; las pensiones; las comunidades mapuche, la infancia, las mujeres; contra niños, niñas y adolescentes del SENAME; contra las mujeres día a día en múltiples dimensiones, contra las comunidades LGTBIQ+, contra la juventud popular, etc.
El sistema político está en bancarrota hace rato, pero en esta coyuntura su primera víctima ha sido la coalición más joven, la supuestamente llamada a renovar la política, el FA. Al 12/12 esta coalición se ha achicado, pues han dejado la alianza el partido ecologista verde, Igualdad, y ahora el partido humanista. Por otra parte, en Convergencia Social va quedando su presidenta Gael Yeomans prácticamente sola, dado que ya se fue el caudillo Sharp y sus seguidores de la municipalidad de Valparaíso, después renunciaron más de 100 militantes con Cristian Cuevas a la cabeza, hace unos días se fueron los militantes de la Izquierda Libertaria, por lo que podríamos decir que este engendro político juvenil del FA estaría en sus últimas semanas.
El comportamiento del PC no ha dejado de llamar la atención, en particular en el rechazo al Acuerdo por la paz en contraste al FA y en la votación de las leyes represivas donde sólo dos de sus diputados, Labra y Gutiérrez, rechazaron dichas herramientas represivas, mientras la mayoría de la bancada encabezada por el presidente del PC, Tellier, en una incomprensible decisión se abstuvieron, lo cual revela también las fisuras que en su interior deben estar sucediendo.
En la derecha el debate es intenso, pues ya se avizoran múltiples diferencias entre los tres partidos principales, dentro de los propios partidos, y de estos con el ejecutivo. Por fuera corre JAK, quien por su torpeza y poca visión ha quedado fuera de la coyuntura, no pudiendo referenciar ni su movimiento ni una posición política, la crisis lo ha superado. Como fuere, en este sector viene una división importante, si es que el itinerario constitucional se desarrolla efectivamente, pues serán los que levantaran, al menos así lo anunciaron, el No al cambio constitucional, mientras que incluso en la UDI, el diputado Bellolio ya manifestó que impulsara el SI al cambio constitucional, mientras en RN no ha existido tanta ventilación de opiniones es evidente que en esa coyuntura también habrán posiciones en uno u otro sentido, de tal manera que en el futuro de la derecha política no se avizoran tiempos calmos.
La DC como todo partido en decadencia ha jugado a todas las bandas, todas las micros le sirven, a ratos vota con el gobierno y la derecha, y a rato con la oposición, sus diputados actúan disociados de sus senadores, etc. Es un partido que, en definitiva, está viviendo sus últimos estertores, junto con el rancio y fosilizado Partido Radical, son los sectores que le dieron otro balón de oxígeno al criminal Piñera al votar en contra de la acusación constitucional que debatía la cámara de diputados.
En el PS los republicanos se la juegan. En efecto, un conjunto de antiguos militantes socialistas entre los que se cuenta Juan Gabriel Valdés, Ricardo Núñez, Viera Gallo y otros, han suscrito una carta, previo a la discusión de las leyes represivas, apuntando a que la democracia está en peligro y a la necesidad de condenar la violencia, con ello mayoritariamente su bancada aprobó las leyes represivas, con la notable excepción de la diputada mapuche Nuyado. Llama la atención la rapidez en que se ponen de acuerdo los barones del PS para darle oxígeno al criminal Piñera, y no para expulsar a los sectores narco dentro de ese partido.
La coyuntura abierta con el Acuerdo por la paz del 15 de noviembre encuentra su punto más alto con la votación de las efectistas leyes que endurecen la represión y, al parecer, se cierra el 2019 con las consultas municipales acerca de alternativas sobre el proceso constituyente. Si las elecciones son en general un simulacro de participación, esta es la versión deslavada y grosera del simulacro original: no son vinculantes, cada Alcalde pregunta lo que quiere, no hay transparencia ni rigor en los sufragios y conteos. Pero no sólo eso, sino también se imponen como un ejercicio cívico, de reimpulso de la “ciudadanía”, buscando por un lado aportar a la normalidad, e instalando por debajo, casi subliminalmente, una supuesta legitimidad del “Acuerdo de paz (para los ricos) y nueva constitución” firmado en el congreso de corruptos. Su jaque está en dos cifras, la que señala por un lado que un amplio porcentaje prefiere una constitución constituyente para escribir la nueva carta magna, y por otro la masiva participación obtenida, con más de 2.000.000 de votantes, donde se impone un 91% que quiere cambiar la constitución. El cruce o suma de esas cifras, nos muestra algo que debemos saber interpretar agudamente para orientar nuestros pasos.
Los revolucionarios y revolucionarias debemos tomar atenta nota y saber leer la participación social en ella, aumentando los esfuerzos de denuncia y pedagogía política en los espacios de organización, combinando los distintos momentos de La Revuelta sin llevar las acciones individuales (votar o no, por ejemplo) al plano de los principios y las exclusiones. Más bien debemos aprovechar los errores y declaraciones de la derecha recalcitrante cuando intentan capitalizar los resultados de la consulta, mostrando solos sus verdaderas caras e intenciones. Nuestro pueblo que creyó en esas consultas sabrá darse cuenta de lo que hay detrás, y a medida que eso vaya ocurriendo, hay que ir trabajando en aumentar los niveles de frontalidad en el enfrentamiento al poder, promoviendo la unidad política de las fuerzas sociales y populares incidentes.
Como fuere, este momento histórico de Revuelta Popular, debe ser un espacio de crecimiento cuantitativo y sobre todo cualitativo, la vara está alta y se debe aceleradamente cualificar y ampliar la poca fuerza política y enorme potencialidad social. He ahí que las decisiones políticas que se tomen son de la mayor trascendencia y marcan los caminos que transitarán las izquierdas rebeldes los próximos años.
La crisis que da origen a La Revuelta es profunda y estructural
No se debe olvidar que estamos transitando por una crisis profunda, que tiene múltiples aristas que se despliegan, se afirman y se niegan, todas juntas y de forma simultánea. El contexto económico que se avizora es malo, ya se habla de la posibilidad de caer en recesión técnica (dos trimestres con crecimiento negativo) y de tasas de desempleo de dos dígitos. Ninguna reforma estructural ha sido siquiera esbozada por el criminal Piñera, y todo parece indicar que no lo hará. Las FFAA y Carabineros están sumidas en una crisis histórica de corrupción.
El sistema de partidos políticos, unos más otros menos, están todos corrompidos a manos de las grandes empresas, y en algunos casos del narcotráfico, adicionalmente son la institución menos creíble de la sociedad. La Iglesia católica no existe políticamente, y tampoco otros credos tienen la posibilidad de pararse con prestancia, así como en otras épocas, como fuerza moral que pudiere mediar en esta crisis social, económica, institucional, etc. Es evidente que no sólo el Estado está con fatiga de material, ya no existe una iglesia católica que medie los conflictos de clases, las FFAA armadas están enredadas entre robos de ingresos reservados, ventas de armas al narcotráfico, purgas entre pinochetistas trasnochados y militares “modernos”. La “familia militar” está trizada.
En Carabineros la situación no es distinta, pero si es más conocida, prácticamente todo el alto mando, y lo más preocupante, el conjunto de la oficialidad de carabineros inmiscuida en distintos fraudes económicos en la institución. Dentro de ellos, algunos casos específicos se han conocido, como la dirección de inteligencia, de la cual su primer jefe fue el otrora director general con toda su manga de corruptos que son los responsables también del asesinato del peñi Catrillanca. Su oficialidad y suboficialidad es sabido que tienen múltiples conexiones con el tráfico de sustancias de todo tipo. Lo anterior se ha visto potenciado porque parte de la juventud popular ha encontrado una oportunidad de entrar en las policías para proyectarse, en la lógica de construir trenzas. Lo mismo está sucediendo en las FFAA, y eso es conocido hace ya años, incluso ha inspirado series televisivas como “Bala Loca”, donde cualquier analogía con la realidad es pura coincidencia.
El caso de los pacos es particular, durante toda la Revuelta han demostrado una autonomía de acción evidente, donde el Director General Rozas aparece como un individuo sin mando ni control sobre la tropa. El12/12 Rozas comunica la remoción del jefe de las Fuerzas Especiales, y una reestructuración del alto mando, todo lo cual aumenta la incertidumbre dentro de la institución. Este escenario es muy delicado, pues se sabe que los estamentos intermedios de los pacos no están respondiendo al mando, entre otras cosas por el profundo malestar por su manejo político y por los pacos detenidos. No es descartable aquí algún movimiento de insubordinación, o de abandono de las calles que obligue al ejecutivo a disponer nuevamente de las FFAA. De hecho la insubordinación ya la hemos observado, cuando tanto los pacos como los milicos salen a defenderse de los informes de Amnistía Internacional que los acusan de violar derechos humanos de los y las manifestantes.
En esta misma Revuelta Popular, hemos visto nítidamente un “nuevo” actor político social, el narco, quienes no sólo ha hecho uso y abuso de armamento de guerra en varios sectores populares del país como demostración de fuerzas, sino que en varios casos han “protegido”, y “comandado” saqueos en vastos sectores periféricos, y ello ha sido aceptado por las FFAA y fuerzas de orden, incluso en el lapso de estado de emergencia, tal como lo adelantáramos en su momento. Se ha visto al narco ganando territorio, demostrando articulaciones zonales donde antes había autonomías, concentrándose los poderes territoriales de las bandas, etc. El narco no es para nada nuevo, l@s revolucionari@s lo conocemos hace décadas, y nos han arrebatado muchas cosas, sabemos de sus trenzas con las policías y los políticos. Sabemos del daño que han infringido a la organización popular por décadas y al conjunto del pueblo, a vista y paciencia del poder, con la complicidad del Estado, de tal manera que a nosotros no nos vienen con cuentos los señores del poder cuando lo pintan pa la tele como un mal a combatir, o se muestran escandalizados por algunos fuegos artificiales.
El gigante popular continúa luchando, toma respiros y prepara futuros escenarios.
El accionar más significativo que se movió a contrapelo de la tendencia central de este mini arco de coyuntura (acuerdo por la paz – leyes represivas – simulacro de participación) fue la multiplicación y el despliegue a nivel global de la performance del Colectivo Las Tesis. Referirse en detalle a la honda significancia histórica de este fenómeno requiere de mucho más espacio y claridad que las que se cuentan para escribir este análisis apurado, al galope sobre La Revuelta. En lo referido a la coyuntura, señalar que esta acción al viralizarse por las plazas, colegios, grandes avenidas justo de forma posterior a la aprobación de leyes represivas y a los cantos de victoria de los sectores más reaccionarios del país, dotó a la movilización popular de renovada fuerza, aportando radicalidad y contenido, desactivando las tentaciones militaristas de palacio. Recordar que fue justo en el momento en que se hacía más fuerte el discurso criminalizador, reduciendo todo a un problema de delincuencia común, ante una baja en la presencia callejera de las y los populares.
Al calor de la cotidianeidad reapropiada se han ido conformando múltiples espacios de organización a lo largo y ancho del país, unos más concurridos que otros, donde se ha ido instalado un ambiente de deliberación política. Este debe ser un punto de la mayor importancia para l@s revolucionari@s hoy en día, son espacios sociales que de ninguna manera se pueden menospreciar, por el contrario, deben redoblarse esfuerzos para articular y multiplicar todo espacio de deliberación popular. Eso combinado con la coordinación con los gremios y sindicatos tradicionales, o con parte de ellos, puede potenciar significativamente la revuelta popular. Se debe explotar la capacidad logística y de recursos sociales de los sindicatos, es ahí, en la articulación de pueblo organizado, entre las asambleas y cabildos territoriales con los sindicatos y distintos espacios de organización de base de nuestro pueblo donde debe existir una alianza de base.
En las notas anteriores señalábamos que lo que el criminal requería era de un acuerdo político transversal para reprimir, pues él no se iba a arriesgar solo. Bueno, esa agenda represiva ha avanzado, y en ese avance ha contado con los votos de parte del FA, logrando así tener un acuerdo casi transversal para sus objetivos represivos. Este hecho no es algo inesperado, lo dijimos antes, estos jóvenes ante la disyuntiva de estar con el pueblo o con la elite, eligió ésta última, pues es su lugar natural, lo importante es que ello quede grabado en la memoria popular, pues quedan muchos combates por venir, esto recién comienza.
Ante las luchas que se avecinan no debemos bajar la guardia, pues así como el pueblo avanza en organización y articulación, la fuerzas fascista también avanzan, el hecho que no hayan tenido aun un protagonismo visible, no quiere decir que no lo tengan en el futuro.
Es en este contexto en que el fin de año se aparece como un tiempo incierto, para los meses de enero-febrero se visualiza una posible baja de la protesta, pero también como una oportunidad para avanzar en lógicas de poder popular en los territorios y espacios de base, de reorganización, educación popular, análisis y reflexiones colectivas. Marzo será clave, es posiblemente ahí donde se defina más tajantemente el curso de esta revuelta, el inicio del año estudiantil y productivo, el 8 de marzo, el 29 de marzo, serán jornadas donde nuevamente las calles se inunden de protesta popular. La tarea es aprovechar la oportunidad histórica desde los espacios de asambleas autoconvocadas, cabildos, articulaciones sectoriales y sindicales para empezar a dibujar un futuro distinto, y poner los afanes en subvertir un orden heredado, que no cuaja con las formas que tenemos de relacionarnos ni con nuestras legítimas y justas aspiraciones colectivas como Pueblo. Aquí está el desafío mayor e inmediato de las y los constructores del Poder Popular, el servir como facilitadores de que esa unidad del pueblo que se ha manifestado en la calle, avance hacia niveles sino de unidad política al menos articulación social para movilizar todas las fuerzas del pueblo contra un sistema de explotación, dominación y represión que se encuentra en una crisis histórica, afirmando creativamente instancias de auto organización.
Hay que tomar la ofensiva, y simultáneamente aprender de la cantidad de iniciativas que surgen por variados espacios de nuestro pueblo, en distintos ámbitos, incluso a ratos con distintos intereses, pero todas tomando posición política organizada respecto de lo que está sucediendo.
Para la mayor parte de los sectores de pueblo movilizado el problema del poder no aparece aún como un problema a resolver. A lo más se instala en la dinámica transicional de participar de las alternativas que representen el mal menor, que no le hagan el juego a la derecha, etc. Sin comprender que esa política de medias tintas, que come de la mano del gran capital, aquella de justicia en la medida de lo posible, es parte fundamental de lo que explica la profunda crisis que se expresó a partir del 18 de octubre. Mientras por abajo, se instala tímidamente, como un nuevo primer paso de acumulación de fuerzas, en torno a la idea de reconstrucción de vínculos comunitarios, de encontrarse con los vecinos y vecinas, de protegerse en la protesta, de ejercer solidaridad activa.
Urgente se hace revitalizar al calor de La Revuelta, tanto en sus expresiones de protesta callejera, como fundamentalmente organizativas a nivel sectorial y territorial, una estrategia de Poder Popular, capaz de articular la resistencia y el proyecto emancipador, el presente y el futuro, en una dialéctica de construcción de realidades nuevas, con limitaciones y potencialidades, tensadas en sus despliegues contradictorios, sujetas a las precariedades y miserias del momento organizativo de la izquierda revolucionaria y el conjunto del pueblo. Pero capaces de actualizar el proyecto revolucionario y la defensa de la vida digna, en un transitar rebelde que vaya delineando ya mismo el futuro porvenir.
Estos elementos son importantes de comprender y dialogar colectivamente en su complejidad. Luego de muchas décadas, hemos podo volver a ver como los peones ordenan sus piezas en el tablero para hacer retroceder al rey y su corte, la gobernabilidad de este modelo político- económico, el neoliberalismo tecnocrático existente en el Chile de los 30 años, se trizó definitivamente. La “normalidad” que hacía circular como si nada mercancías y vidas maltrechas por las venas de la urbe, se fue a la mierda. La nueva “normalidad” tiene momentos de rutina y alteración, las relaciones sociales, y las formas de desplazarse en las ciudades se alteran y modifican al calor y la pasión de la rebelión popular, mutan las relaciones de trabajo, de pareja, de grupos de amig@s, etc. La conciencia se toma la cotidianeidad. Es una crisis social, acompañada como siempre y para siempre de ámbitos de incertidumbre, que afectan por ahora con mayor fuerza a los sectores privilegiados del país, pero también los riesgos de salidas autoritarias y social fascistas están a la vuelta de la esquina.
El Gigante Popular se va desarrollando en variados espacios que van desde las Primeras Líneas y la protesta callejera en general, las Asambleas autoconvocadas, que en otros lugares se llama cabildo, en otros se llama sindicatos, federación, confederación, central sindical, etc. El gigante tiene varias caras, algunas están más desarrolladas que otras en la coyuntura, estamos en medio de un proceso de constitución acelerada de actores, y eso hay que tenerlo en consideración en la intervención concreta, lo importante es que existe una potencialidad revolucionaria enorme, y es ahí donde tenemos que actuar y reflexionar, con objeto de seguir acumulando fuerza social revolucionaria, la cual se va constituyendo simultáneamente con el proyecto. Los distintos segmentos del pueblo sublevado conforman la franja combativa y organizativa de constructores de futuros posibles, el arte de sumar exige levantar unas consignas y aspiraciones de un conjunto heterogéneo de la población que no se diluyan en las salidas institucionales a la medida de los poderosos, ni se aíslen de la posibilidad de seguir ensanchando los espacios de organización territorial y sectorial.
Las respuestas desde la institucionalidad no logran dar el ancho frente a las expectativas y demandas populares, aunque el salvataje de los politicastros al gobierno del criminal y ladronzuelo Piñera con el Acuerdo por la paz, le dio un aire a un Ejecutivo que tambaleaba, los límites de la institucionalidad por dar cauce a la revuelta popular son tan estrechos que logran encarrilar sólo a la fracción viuda del proyecto social concertacionista, pero no al pueblo marginado y empobrecido.
Es en ese escenario en que la vía institucional constituyente aparece como el último truco del conejo sacado del sombrero para convocar al restablecimiento del orden. Llama la atención como ciertos sectores de jóvenes de izquierda se apuran en alistarse en la contienda cívica, haciendo caso omiso, una vez más, de la profundidad de la crisis política y social a la que asistimos, tanto en Chile como a escala planetaria, reeditando la tesis de estar con un pie adentro y otro en lo que llaman calle. Además, hay que dejar muy en claro, que el llamado a la constituyente institucional, no deja de ser un papelucho firmado entre gallos y medianoches, un frágil castillo de naipes que puede desmoronarse en cualquier momento por el movimiento de los de abajo o un manotazo autoritario de los de arriba.
Si bien, la coyuntura no se deja reducir a visiones dicotómicas sobre el qué hacer, si esto o lo otro, tampoco se resuelve con decir esto y lo otro. Cabe entonces situar el momento actual en una línea histórica más larga, dejando de lado la tentación de los análisis que pretenden establecerlo como el de la lucha definitiva, por el contrario, es un instante más dentro del largo proceso del despertar popular para la acumulación de fuerzas en la lucha por la Revolución de la Vida Digna.
Serán las y los constructores populares insertos en las dinámicas concretas de lucha y organización quienes deberán avanzar en la tarea histórica de hacernos más y mejores, de no dejar de ser Pueblo. Atendiendo a sus realidades locales, sin transar los principios en función del rating social, pero con la grandeza inmensa de respetar los tiempos populares, recordando que más vale errar y perder con el pueblo, que acertar y avanzar de la mano de nuestros enemigos. Y que se sepa que así ha sido hasta ahora, que no ha nacido por generación espontánea una gran camada de organizadores y luchadores que acompañan todas y cada una de las expresiones de La Revuelta. Tiene que seguir siendo así. Sin eufemismos ni oportunismos, favorecer el protagonismo popular de la organización territorial y sectorial con autonomía estratégica del mal poder, con definiciones colectivas frente al momento histórico.
En estos ya dos meses de revuelta, les mejores hijes del pueblo han demostrado su entereza. Desde quienes viven sus primeras experiencias hasta mayores de 60 que ya cargan con múltiples historias. Esta no es una generación sin miedo, esta es una generación valiente que no quiere vivir con los miedos heredados de sus padres, madres y abuel@s.
Las próximas oleadas de La Revuelta en 2020 están gestándose de formas no siempre visibles, depende del esfuerzo y acierto de l@s constructores populares que se encaminen por el camino de la rebelión por la vida o el del ominoso pacto politiquero servil al capital. Energía popular hay de sobra, quien preste oído atento a las conversaciones de la micro y el metro, con sus vecin@s y en las pegas, quien vea las graduaciones escolares y lea los muros, entre muchas otras señales, sabrá de sobra que las migajas no han logrado nada. En cuestión de días, meses o años el pueblo mostrará que todos estos anuncios burlescos no ha sino pretendido apagar el fuego con bencina. Y el pueblo no estará en pelota como hoy, habrá crecido en todos los aspectos. Esto recién está comenzando…
Vamos Pueblo, por las grandes alamedas, con todas las fuerzas de la historia.
Vamos Construyendo Poder Popular.