En las reuniones de Monotributistas Organizadxs hemos reafirmado nuestra condición de trabajadorxs. Algunxs tenemos un vínculo permanente con un empleador estatal o privado, lo que implica una relación de dependencia encubierta. Otrxs trabajamos de manera discontinua para distintas empresas, entidades estatales o particulares, por lo tanto no tenemos ingresos constantes. Pero, en todos los casos, somos personas que vivimos de nuestro trabajo. No somos una pyme ni estamos haciendo “negocios”. Estamos trabajando o intentando trabajar para sobrevivir. Entonces, ¿por qué no tenemos los derechos de cualquier trabajador/a?
El discurso meritocrático que se intenta instalar, mientras trata al trabajadorx monotributista como un número, le conviene nombrarnos como emprendedorxs y opera sobre la opinión pública para convencer de que el trabajadorx monotributista, sea freelance o en relación de dependencia encubierta, es alguien que “eligió ser su propio jefe” y no unx trabajadorx que no tuvo más remedio que ganarse la vida bajo esa modalidad.
Por el contrario, el monotributo nos deja afuera de la ley de contrato de trabajo y, para el Estado, somos merxs contribuyentes. Somos un número de CUIT, que tiene la obligación de pagar impuestos por una “actividad comercial”. Si un mes nos atrasamos, por falta de laburo o por bajos ingresos, nos convertimos en deudorxs, morosxs, evasorxs. El Estado, no sólo se desentiende de nuestra precariedad y nuestra vulnerabilidad, sino que nos castiga con un “peaje” mensual y con intereses, que con el tiempo se convierten en deudas impagables. Deudas ridículas e injustas, por beneficios que nunca recibimos.
Pero pongamos la lupa en los componentes de este “peaje” para trabajar, que es el Monotributo. ¿Por qué lxs trabajadorxs monotributistas pagamos el componente tributario (IVA+Ganancias)? Es ridículo que el Estado nos cobre la posibilidad de ganarnos la vida. En cuanto a la Obra Social, que hoy significan $1040 y ni siquiera funciona: ¿por qué estamos obligadxs a pagarla? Una obra social que en la mayoría de los casos no nos atiende y que, sin embargo, nos obligan a pagar, incluso cuando no tenemos ingresos. ¿Qué clase de “derecho” es forzarnos a pagar mil pesos, cuando estamos luchando por sobrevivir, en un sistema que nos precariza o nos condena al desempleo?
Esta situación de incertidumbre respecto del sustento del trabajadorx monotributista se agrava aún más cuando aparece algún problema de salud física o mental, accidente, embarazo, etc. que, al no contar con una cobertura de salud real, redobla los efectos objetivos y subjetivos de la precarización laboral.
Finalmente, está el componente jubilatorio; quizá el único “justo”, dentro de esta estafa (salvo por el hecho de que en el monotributo no hay aporte patronal y nos condena a jubilaciones de miseria). ¿Pero qué pasa cuando nuestros ingresos son escasos, por falta de trabajo o demoras en los pagos de nuestros honorarios/salarios? Para empezar, el pago del aporte jubilatorio debería tener relación con nuestros ingresos variables. Y si no hay ingresos (porque no hay trabajo) no deberíamos pagar.
En resumen, ahora tenemos una lucha urgente, que es suspender el impuestazo del 51%. Pero necesitamos ir más allá y debatir la razón misma de este impuesto al trabajo, completamente injusto, para conquistar los derechos laborales que sistemáticamente nos negaron.
Vamos todxs este jueves 20 a las 10 hs al Ministerio de Trabajo (Alem 650) para hacer valer nuestros derechos como trabajadorxs
Monotributistas Organizadxs
Fuente: https://elpanfleto.wordpress.com/2020/02/17/monotributistas-pagamos-para-trabajar-sin-derechos/