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Diego Mestre y las mujeres como incubadoras

El diputado por Córdoba, Diego Mestre, presentó un proyecto para que no se avance en la legalización del aborto.

La iniciativa legislativa presentada por el diputado radical Diego Mestre pretende regular lo que llama “adopción prenatal”, es decir, adopción de un embrión desde el útero materno. Un proyecto a medida de las iglesias.

El proyecto se asienta, según sus propios fundamentos en disposiciones como las firmadas por el ex presidente Carlos Menem, quien creó en 1998 y por decreto el “día del niño por nacer” alimentando la visión de las instituciones eclesiales de que “hay vida desde la concepción”.

No es casualidad que el Diputado Mestre alegue en los mismos fundamentos que el Congreso Nacional (bajo el menemismo), forzando “con interpretación auténtica” la lectura de la Convención por los derechos del Niño firmado por la ONU en 1989, estableció en la Ley nº 23849 que “se entiende por niño todo ser humano desde el momento de la concepción y hasta los 18 años”.

Al mismo tiempo, el proyecto utiliza como antecedente el fallo de la Jueza Marta Rut Legarreta en la Provincia de Corrientes.

Cabe recordar que la provincia de Corrientes no se encuentra adherida al Protocolo Nacional de Interrupción legal del embarazo (ILE) y desde 2011 es “territorio Pro-vida” por un decreto del entonces gobernador Ricardo Colombi. Dicho carácter de provincia pro vida, fue ratificado en agosto de 2019 por el Ministro de Salud Ricardo Cardozo.

El fallo de Lagarreta que Mestre usa como fundamento es el siguiente: una joven violada solicita interrupción legal del embarazo y es autorizado por la jueza Legarreta. En el hospital al que acude le niegan la práctica de aborto legal por causales. Sale de allí con miedo ante las posibles consecuencias de un aborto en la semana 23 de gestación. La joven vuelve a la justicia para anunciar su “cambio de opinión” (según consta en el fallo), donde ratifica que no quiere ser madre.

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Frente a la violentada decisión del aborto, la jueza Legarreta terminó habilitando por vía de una “medida cautelar, urgente y condicionada” la práctica de “adopción prenatal”, sentando un precedente jurídico peligroso y contrario a los derechos de las mujeres. Este es el antecedente que el diputado Mestre pretende usar contra el reclamo por el aborto legal.

Al conocerse aquel fallo de una jueza por fuera de la legislación vigente, Soledad Deza, abogada de la Asociación Católicas por el Derecho a Decidir, señaló en una entrevista al diario Página 12 que “en este fallo hay cuestiones severas en torno a la atención integral de esa niña. Estuvo expuesta a violaciones en sus derechos como paciente. Hay profesionales de la salud que le dijeron que era peligroso el aborto, lo que es una objeción de conciencia encubierta en pos de una maternidad forzada, objeción que se traduce en brindar información falta o sesgada que niega los peligros de un embarazo y un parto en una niña”.

Es clara, entonces, la intención del diputado que en 2018 se opuso a la aprobación del proyecto de legalización del aborto, y ahora ante la inminencia de un nuevo debate, busca interponer nuevas trabas para la aprobación.

Volviendo a la edad de piedra: las mujeres como menores de edad

Por otro lado, lejos de los avances que significó la modificación del Código Civil y Comercial en materia de libertades individuales (a pesar de un artículo 19 hecho a medida de la Iglesia) el diputado Mestre pretende retrotraer el derecho a la libre decisión individual de las mujeres garantizado, por ejemplo, en el derecho al divorcio vincular a partir de la decisión de una sola de las personas del matrimonio.

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El proyecto en cuestión, pretende que para dar en “adopción” a un embrión, requeriría el consentimiento del “padre”. Esto es volver a darle estatuto de “minoridad” a las mujeres, requiriendo autorización de un varón para tomar decisiones personalísimas. Pero, al mismo tiempo, desconoce la realidad brutal de las violaciones de niñas en el seno familiar como las del caso correntino o la violencia sexual intramatrimonial en las parejas, cuya consecuencia son embarazos no deseados.

El diputado Mestre niega todos y cada uno de los derechos de las mujeres, y ratifica las violencias que atentan contra nosotras. Desoye y bastardea, a partir de sus creencias, los reclamos que hemos visibilizado en cada Ni Una Menos, en cada movilización de la marea verde.

La adopción, un cálculo matemático

Así, para este legislador antiderechos, las mujeres solo calificamos como “incubadoras”. La perversión de esta lógica fue magistralmente retratada por Margaret Atwood en 1985, en su ya célebre Cuento de la Criada.

En el mundo distópico de Gilead, Defred, la protagonista, así como todas las mujeres que no han perdido la capacidad de gestar son capturadas, sometidas y reducidas a meros cuerpos gestantes para las familias poderosas de la casta gobernante. Las mujeres como DeFred pierden su nombre, son violadas por el varón dominante en presencia de sus mismas parejas mujeres estériles.

Parece que el amparo a la cultura de la violación, la negación del derecho a decidir sobre el propio cuerpo de quienes gestamos, la violación de todos los derechos sexuales y reproductivos es lo que pretende el diputado de Juntos por el Cambio con este proyecto presentado con la falsa ingenuidad de“llenar un vacío legal”.

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Por último y no por eso menos importante, el proyecto, pareciera concebir la práctica de la adopción como un simple mercado en el que rige la ley de la oferta y la demanda.

Con método de calculista , Mestre desconoce los propios padecimientos de quienes realmente desean ser padres y madres, y buscan allanar el tortuoso camino de la adopción y de métodos de fertilización asistida, que no todas las obras sociales ni el sistema de salud pública cubren, y significan costisisimos tratamientos, que pocas familias trabajadoras pueden acceder.

En los fundamentos del proyecto, el legislador sostiene que “en el país hay 4.580 personas inscriptas para adoptar y solo 2.731 niños en estado de adoptabilidad. La mayoría de los niños (el 70%) están en etapa escolar, pero el 89% de los padres que pretenden adoptar quieren bebés de hasta un año. El 70% aceptan niños de hasta cuatro años. El 17% de hasta ocho años y solo el 1%, de hasta doce. Mediante esta norma, se contribuye también a que los numerosos padres adoptivos que esperan poder dar amor a un hijo, encuentren maneras alternativas de lograr su máximo deseo”.

No importa si para satisfacer el deseo de maternidades y paternidades elegidas debe sacrificar a niñas violadas y obligadas a parir. Frente al “faltante” de niños y niñas “de pecho” para la adopción, Mestre quiere disponer de los cuerpos de las mujeres y personas gestantes como incubadoras.

Ante el diputado de Juntos por el Cambio y a quienes enarbolan la supuesta defensa de “las dos vidas” , reafirmamos que son “niñas, no madres”. Es necesario que ratifiquemos la movilización en las calles, con decenas de miles, y la organización independiente Como ratificamos este 8 y 9 de marzo, el aborto, será ley.

Fuente: https://www.laizquierdadiario.com/Diego-Mestre-y-las-mujeres-como-incubadoras?utm_content=buffer4ddc5&utm_medium=social&utm_source=facebook.com&utm_campaign=buffer

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