En el Día Internacional de la Tierra, más de 350 organizaciones de 40 países difundieron una crítica sistémica al modelo que destruye el ambiente, genera pandemias y solo privilegia el dinero.
Más de 350 organizaciones de 40 países emitieron una proclama
internacional en el Día de la Tierra. Se trata de una crítica sistémica que
remarca la vinculación directa entre las pandemias y la destrucción del
ambiente, cuestionan el extractivismo –entendido como pilar del capitalismo–,
llaman a un cambio urgente del modelo y apuntan al fondo del problema: “Una
economía mundial basada en el mito del crecimiento y el apetito ilimitado por
los recursos de la Tierra es la raíz de esta crisis sanitaria y de futuras
pandemias”.
El 22 de abril se celebra del Día de la Tierra a nivel
internacional. Tiene su origen en 1970, en Estados Unidos, con el reclamo de
sectores políticos, universitarios y de la sociedad civil para contar con
políticas públicas de cuidado del ambiente. La iniciativa, que cumple 50 años,
fue tomada desde hace décadas por organizaciones internacionales y se conmemora
en un centenar de países.
Gobiernos, empresas y organizaciones conservacionistas suelen
abordar la fecha con una mirada superficial, desde un óptica economicista, de
“reducción de daños” o con falsas soluciones que apuntan a nuevos negocios (en
base a la naturaleza). En cambio, la proclama lanzada por 350 organizaciones,
titulada “Un planeta, una salud. Haciendo la paz con la Tierra” es un
cuestionamiento sistémico, que apunta las causas económicas y políticas de la
destrucción del planeta y sus consecuencias.
“En el debate sobre el cambio climático, el modelo
tecnológico y económico dominante no tiene en cuenta la finitud de los recursos
de la Tierra”, cuestiona la proclama, firmada por las organizaciones Navdanya
(India), Salud de la Madre Tierra (Nigeria), Campaña Permanente de Lucha contra
los Agrotoxicos y por la Vida (Brasil), Naturaleza de Derechos (Argentina),
Conamuri (Paraguay), Shumei (Japón), Red de Acción sobre Plaguicidas y
Alternativas (México), Red Guardianes de Semillas (Colombia) y Terre A Vie (Burkina
Faso).
El escrito destaca que en la actualidad prevalece una visión
“en la que los humanos están separados de la naturaleza, como amos de la Tierra
que creen pueden poseer, manipular y controlar para obtener beneficios
económicos”. Los firmantes del escrito marcan la gigantesca contradicción de
pretender una población con buena salud al mismo tiempo que se destruyen los
territorios. “Nuestra salud y la salud del planeta es una sola”, explican.
Denuncian actividades destructivas que se desarrollan a nivel
global, ejecutada por un puñado de trasnacionales y que son política de Estado
en Argentina: agronegocio (con transgénicos y agrotóxicos como pilares),
megaminería y explotación petrolera.
Vandana Shiva, de la Navdanya International, es una histórica
referente de la lucha por el ambiente y de resistencia frente a las
multinacionales extractivas. Vinculó la crisis sanitaria global con el
agronegocio y llamó a cuestionar las causas de los problemas: “Los sistemas
alimentarios industrializados y globalizados propagan enfermedades. Los
monocultivos propagan enfermedades. La deforestación está propagando
enfermedades”.
La proclama por la tierra puntualiza la relación entre
pandemias y destrucción del planeta, su constante degradación, la extinción y
desaparición de especies y la crisis climática: “En los últimos 50 años han
surgido hasta 300 nuevos patógenos. Alrededor del 70 por ciento de los
patógenos humanos, incluyendo el VIH, el Ébola, el MERS y el SRAG surgieron
cuando los ecosistemas forestales fueron invadidos y los virus pasaron de los
animales a los humanos”.
Fernando Cabaleiro, de la ONG Naturaleza de Derechos, fue uno
de los impulsores de la proclama y no tiene dudas: “Esta pandemia de
Covid-19 nos está diciendo que el sistema de acumulación masiva que rige las
economías del mundo, y por lo tanto la vida y la salud de la tierra, ha llegado
a su punto de inflexión”. Lamenta que los sectores políticos gobernantes no
quieran escuchar a las asambleas socioambientales, pueblos originarios y campesinos
que desde hace décadas alertan sobre la destrucción del planeta y los impactos
en los humanos. Al mismo tiempo que valora que esos mismos actores sigan en
lucha y con propuestas. “La proclama por la tierra es, también un grito de
esperanza”, resalta.
El escrito señala que el virus Covid-19 debe ser interpretado
como un “llamado de atención planetaria” sobre lo que implica la destrucción
del ambiente y pide escuchar y revalorizar los conocimientos y la sabiduría
ancestrales de los pueblos originarios, definidos como guardianes de los
territorios a lo largo de los tiempos, con un profundo respeto por la Tierra.
Entre los pueblos indígenas que firmaron la proclama figuran comunidades mayas
(México), guarani-kaiowa (Brasil), y wichí y mapuche (Argentina).
El documento global por el Día de la Tierra es también un
llamado a la acción. Insta a proteger la la biodiversidad de los bosques,
detener la destrucción de la tierra, promover otro modelo agropecuario, que los
Estados no subvencionen más al agronegocio y a las petroleras, dejar de
favorecer a la “comida basura industrial-ultraprocesados”, detener la
deforestación y acabar con los monocultivos industriales (soja transgénica,
palma aceitera, árboles). “Debemos pasar de la economía de la codicia y del
crecimiento ilimitado, que nos han empujado a una crisis global, a una economía
del cuidado de la Tierra, de las personas y de todas las especies vivas”,
proponen las 350 organizaciones firmantes.
En 2019, la Asamblea de Naciones Unidas para el Medio
Ambiente presentó la investigación “Perspectivas del Medio Ambiente
Mundial 6”, una fotografía del clima global que advierte: el planeta se
dirige hacia el colapso climático, sanitario y social. Precisa que nueve
millones de personas mueren cada año por la contaminación del aire y el agua;
desde 1880 la temperatura mundial aumentó entre 0,8 y 1,2 grados centígrados;
el 29 por ciento de las tierras del mundo están en peligro de degradación,
donde habitan 3.200 millones de personas. “Estamos causando el cambio climático
y la pérdida de biodiversidad. No habrá mañana para muchas personas, a menos
que nos detengamos”, afirmó Joyce Msuya, directora ejecutiva de ONU Medio
Ambiente.
Fuente: Página 12