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Apuntes sobre socialismo desde abajo y poder popular

Para después del coronavirus ¿qué?

Antes del coronavirus. “La crisis que se desarrolla con toda gravedad en nuestra época histórica es estructural precisamente en el sentido de que no puede ser barrida del camino ni siquiera gracias a los muchos billones de las operaciones de rescate del Estado capitalista. Así, la crisis estructural del sistema cada vez más profunda, junto con el fracaso demostrable de las medidas remediales intentadas en forma de aventurerismo militar y financiero en una escala antes inimaginable, hacen que el peligro de la autodestrucción de la humanidad resulte mayor que nunca”, teoriza István Meszáros.

Cuando decimos estructural señalamos que afecta a la totalidad de un complejo social, nada queda por fuera de ella. Se puede argumentar que crisis y capital son viejos compañeros de ruta, que el capital superó el escollo y salió fortalecido creando una situación que podríamos llamar como la “existencia natural” del sistema. En efecto, el capital emergió fortalecido luego de superar a cada una de ellas; sin embargo, como hemos dicho la presente crisis tiene otras características.

La actual crisis estructural se evidencia bajo cuatro aspectos:

– es de carácter universal, afecta a todas las esferas del sistema. De cobertura global, no confinada a un conjunto de países como sucedió en anteriores oportunidades; – permanente, en su escala temporal. Se desarrolla de forma reptante, sin que deban descartarse convulsiones vehementes.

Una compleja maquinaria creada por las personificaciones del capital procura desplazar las contradicciones; en el pasado funcionó de manera exitosa y en la actualidad es cada vez más requerida y con menores resultados. El Estado es parte central de esta maquinaria, como se observó con toda claridad en el salvataje realizado por el gobierno de Estados Unidos a los bancos involucrados en la crisis hipotecaria inmobiliaria.

A diferencia de otros autores y corrientes, para Marx-Mészáros la crisis anida en el interior del sistema y tiene repercusiones en los límites y otras externalidades. Si observamos el desarrollo de la crisis vemos que afecta tres dimensiones internas y centrales del sistema: producción, consumo, circulación/distribución; estas dimensiones en el pasado reciente han tendido a fortalecerse y expandirse mutuamente, dinamizando la reproducción del capital; en el presente esas dimensiones han comenzado a ocluirse. Las limitaciones inmediatas de cualquiera de estas dimensiones podían ser superadas gracias a la interacción recíproca con las otras. Una barrera inmediata para la producción podía ser superada mediante la expansión del consumo. Con el carácter destructivo que reviste la producción capitalista, su expansión, que requiere de mayores recursos materiales y humanos, agudiza las contradicciones.

En ese marco estructural se desarrollaba/a la lucha por la hegemonía en el territorio del capital entre Estados Unidos, por un lado, y China-Rusia, por el otro. A meses de la finalización de la Segunda Guerra Mundial los Estados Unidos impusieron su globalización estructurada en base a Naciones Unidas, Fondo Monetario Internacional y el Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio, este último en desarrollo. Washington anhelaba parir un mundo a su imagen y semejanza, los analistas lo llamaron “imperialismo por semejanza”. Pasaron 40 años de la postguerra y cayó el enemigo sistémico: la Unión Soviética; la hecatombe producida en el Este deparó  un nuevo sistema legal supranacional que afectó de manera notable la soberanía de los Estados nacionales, se trataba de privilegiar los intereses, las formas de acumulación y propiedad de los monopolios transnacionales . Las leyes y jurisprudencia de Estados Unidos tomaron una dosis de extraterritorialidad, especialmente a través de los tratados celebrados por los gobernantes de USA.

 La lucha hegemónica encuentra a sus principales actores en posiciones disímiles en la cuesta, uno trepando y otro descendiendo. El “declive americano”  se sustenta en datos reales, la incidencia de la economía de Estados Unidos en el PIB mundial  era del 45% al término de la Segunda Guerra Mundial y de alrededor del 25% en los años setenta, es en la actualidad  del 17%. China venía de otra historia y por ende de otra base, antes de la gesta maoísta tenía una población con niveles de subsistencia inferiores a los de la India colonial o el África subsahariana, con una esperanza media de vida de 36 a 40 años y un 80% de analfabetismo, tiene hoy un PIB que es el 18% del mundial (aunque el PIB per cápita de los chinos sea siete veces más pequeño que el de los estadounidenses), esta última cifra parece indicar que por ahora el descenso de USA es relativo .

El cielo estadounidense se enturbió con la crisis mundial del capitalismo y la emergencia de China aliada al poderío militar de Rusia. La fortaleza de USA se cimenta en la unidad dialéctica del dólar y el ejército, un dólar sobrevaluado que posibilita el mantenimiento de unas fuerzas militares sin parangón. Paulatinamente China va dejando en el camino alguna parte de sus reservas en dólar, cobrando importancia en los intercambios comerciales el yuan. No faltan tampoco quienes proponen la creación de una bolsa de monedas que supla al dólar como factor de cambio.

A resultas de la hegemonía del capital financiero en Estados Unidos fue perdiendo predominio la economía productiva que trasladó sus bases a China. Dos propuestas se dibujan en el panorama internacional, los capitales estadounidenses arriban envueltos en el desenfreno financiero,

Especulación, apropiación de recursos naturales, aconsejando, imponiendo planes de ajuste y recortes sociales.  La propuesta china hace hincapié en una red de intercambios energéticos-productivos- comerciales multipolares, todo ello centrado en el yuan apoyado por otras monedas. Una nueva Ruta de la Seda cuya área geográfica se extiende por la Unión Económica Euroasiática, India, América del Sur, Sudáfrica, Unión Africana.

En relación con este proyecto Andrés Piqueras afirma: “No solamente esto debilita aún más la globalización neoliberal sino que fortalece las economías estatales implicadas, así como el proceso multilateral y regional, lo que explica que China y Rusia se hayan esforzado por crear una “zona de estabilidad” y de previsibilidad en materia de relaciones internacionales, de relaciones comerciales, económicas y monetarias, que fortalece la lucha por un sistema multipolar basado, hoy por hoy, en el beneficio mutuo entre Estados. Ese proyecto en curso contrasta vivamente con la imprevisibilidad y arbitrariedad de las decisiones político-estratégicas estadounidenses y contribuye en la práctica a impedir que esa formación social logre revivir el mundo unipolar.”

China, que no ha basado su acumulación aupada en el colonialismo, ni en el imperialismo, aparece en el horizonte como la única potencia que puede impulsar una apertura a un nuevo orden económico mundial, avanzando en el escenario más optimista a un modelo postcapitalista si se define en esa dirección la puja interna en el Partido Comunista y logran superar obstáculos como la sobre acumulación. A su vez y a escala global la emergencia de diversos países se ha sostenido en la exportación de sus productos a China, estado que ha logrado una feliz combinación de planificación y mercado. El talón de Aquiles de China se ubica en la esfera tecnológica, las corporaciones internacionales le suministran el 87 por ciento de sus necesidades en este sector.

Si China procura sustituir a Estados Unidos como el gran comprador mundial corre el riesgo de ser a la vez el principal deudor en el mundo. Los ojos de cientistas que observan y opinan con rigor sobre los desarrollos sociopolíticos estatales estiman que si China pierde en esta lucha por la hegemonía mundial será despedazada en el espacio circunscrito por el territorio del capital, ergo la única alternativa para eludir ese trance sería impulsar relaciones de producción socialistas en el mundo.

Publicaciones de Naciones Unidas informan que por el deterioro de la sanidad pública, malnutrición, alcoholismo, falta de recursos se produjeron en la Rusia postsoviética más de 10 millones de muertes prematuras y en los prepartos. Tal era el deterioro. Las transnacionales extranjeras se apropiaron de trozos importantes del pastel soviético.

Piqueras considera que “ Rusia arrastra en su interior formas de capitalismo salvaje y de desprotección de la fuerza de trabajo que el capital global reserva para sus zonas periféricas; pero gracias a sus enormes recursos energéticos y haber conservado los avances técnicos de la URSS en campos claves, como el militar y hasta cierto punto la investigación científica, ha podido recuperarse como formación social emergente e incluso convertirse en un referente mundial de la re-soberanización, la desglobalización y el multilateralismo.”  Al igual que su aliado, China, en Rusia se libra una enconada disputa ideológica-política en su élite. ¿Otro candidato al postcapitalismo como antídoto a una derrota cuasi funesta?

Después del coronavirus, Esteban Mercante dibuja un paisaje sombrío en el que se inscribe la economía estadounidense. “EE. UU. sumó en dos semanas más de 26 millones de solicitudes de desempleo, marcando un ritmo de colapso económico sin precedentes. Para darnos una idea, hasta antes de la pandemia actual el récord de crecimiento de las solicitudes de desempleo semanal había sido en 1982, con 695 mil nuevas aplicaciones. La pérdida de empleos en 2008 fue de 2,6 millones. El índice semanal de la actividad económica que revela la Reserva Federal de Nueva York también da cuenta de este colapso: en una semana alcanzó los niveles más bajos que había mostrado durante la Gran Recesión iniciada en 2008. Pero en ese entonces el hundimiento que ahora logró en 7 días le había llevado 3 meses.” Los aupados a la élite por el capital siguen gozando de sus ganancias extraordinarias. Jeff Bezos vio como su fortuna personal se incrementó en 24 mil millones de dólares en tan solo un día gracias a la revalorización de Amazon. Netflix, por su parte, sumó casi 16 millones de nuevos usuarios durante el primer trimestre de 2020. Los beneficios brutos de la empresa durante los últimos tres meses fueron de 958 millones de dólares, frente a los 459 millones  ingresados durante el año anterior.

 A comienzos de la pandemia la agencia Fitch espera una declinación de la actividad económica mundial de 1,9 % en el año, con retrocesos en EE.UU de 3,3 %, caída de 4,2 % en la UE y 3,9 % en el Reino Unido. Para China, espera un crecimiento, pero menor a 2 %.  Con el transcurso de los días estas cifras cobraron mayor estatura.

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Estos pronósticos  eran más sombríos de los que realizaban los organismos internacionales y agencias privadas apenas un mes atrás. Y esto a pesar de que los gobiernos han anunciado paquetes de rescate que superan todo lo conocido. Trump  ha firmado un decreto  de manera exprés para tomar medidas fiscales por 2,2 billones de dólares, equivalente a 10 % del producto anual de ese país. Alemania o Gran Bretaña lanzaron paquetes que alcanzan el 5 % de su PBI. Esto se suma a la promesa de inyecciones masivas de dinero de los bancos centrales para dar liquidez al sistema financiero y contener la quiebra de empresas. El capital se desliza por un gigantesco tobogán empujado por un deuda que se robustece con cada sol. Hacia 2008, momento de la crisis forjada por las hipotecas inmobiliarias insolventes, el PIB global era cercano a los 58 billones de dólares (trillions) y la deuda total ascendía a los 100 billones de dólares (trillions). Diez años después la deuda global ha crecido a más 253 billones de dólares lo que representa el 322 por ciento del producto bruto mundial.

El profesor Alejandro Nadal sostiene que “emerge un consenso revelador: desde hace cincuenta años la economía mundial viene experimentando un descenso en su tasa de crecimiento y esa tendencia decreciente está estrechamente correlacionada con una caída en las inversiones y en la tasa de ganancia. En muchos de estos estudios los resultados son consistentes con la perspectiva analítica de Marx en el sentido de que la tendencia decreciente en la tasa de ganancia coincide con el aumento en la composición orgánica del capital. Y el consenso también acepta que existen periodos en los cuales la tendencia se revierte por diversas causas que fueron anticipadas por Marx (intensificación de la tasa de explotación, por ejemplo).”

La crisis económica internacional provoca una caída brutal de los precios de las materias primas. Esto afecta directamente a los países que continúan siendo dependientes de sus exportaciones para procurarse los ingresos necesarios destinados a la financiación/reembolso de sus deudas. La actividad económica baja súbita y fuertemente. Los países del Sur son víctimas de las decisiones de las grandes empresas y de los fondos de inversión del Norte: retiran sus capitales para repatriarlos hacia la casa matriz.

Eric Toussaint es claro al respecto. “Los gobiernos, los bancos centrales de las grandes potencias, el FMI y el Banco Mundial lanzaron un plan masivo de creación de nuevas deudas públicas con el objetivo de rescatar el sistema que está por zozobrar. Bajo el pretexto de ir en ayuda de la economía y del empleo, los bancos centrales y los gobiernos aportan cantidades enormes de financiación a las grandes empresas privadas (en conjunto, a todos los sectores: finanzas, industria, comercio…) y a sus grandes accionistas. Esas financiaciones generan, de forma inmediata, nuevas deudas públicas.” 

Los enigmas de la crisis

En la mente y en el pecho de gente progresista anida la esperanza de que la crisis sanitaria y sus colaterales generen un cambio sistémico. Algunos hombres de ciencia miran en la misma dirección. Eudald Carbonell Roura, arqueólogo de prestigio y proyección mundial estima que “este sistema que estamos viviendo en la Tierra, este capitalismo viejo, caduco y acabado no es capaz de solucionar los problemas que genera. La socialización del capitalismo ya supuso 200 millones de muertos con las dos guerras mundiales. Por lo tanto, vamos hacia un nuevo sistema que o llegará de forma natural, lo que sería un desastre, o de forma lógica, que es como debería llegar. Si no se hace esto, lo que estamos haciendo es acelerar el colapso de la especie humana. Y es muy probable que ocurra. Si esto coge inercia y genera sinergia vamos realmente hacia un embudo evolutivo. Esta es una oportunidad para cambiar el sistema. El problema es encontrar quién se atreverá a cambiarlo. ¿Qué parte de la especie será capaz de dar la vuelta al sistema? Yo no la conozco. Esta sería la mejor ocasión porque ahora el mundo está en paro técnico y en esta situación es cuando se pueden tomar medidas fuertes.

 El covid-19 lo que ha hecho es desestructurar un sistema que ya tenía muy poca estabilidad y mucho desequilibrio. Con consecuencias sociales y económicas evidentes. Y ahora todavía tenemos recursos para la supervivencia, pero si se produce con otras condiciones, las revueltas sociales y graves problemas que aparecerían en el planeta sin estos excedentes llevarían a una situación de gran confrontación de clases y de todo tipo. En el marco de las posibilidades, cualquier escenario es posible y esto quiere decir que es el último aviso. Los sistemas hasta ahora siempre han cambiado de forma natural. La única vez que se ha intentado cambiar un sistema por parte de los humanos fue la revolución socialista a partir de una estructuración filosófica y no funcionó porque los humanos no estamos preparados para este tipo de pensamientos tan evolucionados.”

Las ideas de Carbonell Roca se encuentran en total contradicción con el pensamiento marxista, para Carlos Marx al capital hay que derribarlo mediante la acción consciente de la clase trabajadora global. Conduciéndose con esta línea de pensamiento acción Michael Roberts supo escribir unas líneas ilustrativas que en la actualidad cobran vigencia. “El capitalismo no se extinguirá por sí mismo. La crisis e incluso un derrumbe son inherentes al sistema, por la contradicción principal a este modo de producción, que es la acumulación por obtener beneficios en vez de satisfacer necesidades. Pero, por otro lado, el capitalismo puede recuperarse y volver a empezar endógenamente cuando una cantidad suficiente de capital viejo se haya “salvado” para permitir un nuevo período de rentabilidad creciente… el capitalismo puede seguir avanzando a trompicones, o puede que la sociedad acabe sumiéndose de nuevo en la barbarie. Y con barbarie me refiero a una caída drástica de la productividad del trabajo y de las condiciones de vida hasta niveles pre capitalistas.” Cuando más en entredicho está el sistema más duras y salvajes son las políticas de las personificaciones del capital.

En plena crisis ha ganado minutos y líneas en la prensa Yuval Noha Harari, vocero de quienes postulan la instalación de la inteligencia artificial, asesor de empresarios monopolistas e intelectual consultado por Angela Merkel. Quienes se inscriben dentro de los lineamientos trazados por los teóricos de la inteligencia artificial desean mutar trabajo humanos por la acción de las máquinas, sueñan con asestar un rudo golpe a su enemigo estructural: los trabajadores. Llevada a su máxima expresión los adoradores del mercado corren el riesgo de quedarse sin mercado.

Harari asume la encrucijada en que se halla la humanidad.  “La crisis de Covid-19 se perfila como el momento decisivo de nuestra era. Lo que lo convierte en un momento decisivo es que todo está en juego. La historia se está acelerando. El viejo libro de reglas se está haciendo pedazos, y se está escribiendo un nuevo libro de reglas. En el próximo mes o dos, los gobiernos y organizaciones de todo el mundo llevarán a cabo grandes experimentos sociales que darán forma al mundo en las próximas décadas.”

Para Harari los cambios esperados no son sistémicos, por el contrario estima que el capital va a perdurar mejorado. “Hasta ahora, el capitalismo mundial sólo se había encontrado con obstáculos internos, momentos críticos que emanaban de su propio movimiento.En los tiempos del paradigma revolucionario se pensaba que esas crisis acompañadas de una praxis políticalo conducirían a su derrumbe o conclusión. Más tarde, se supo que los caminos de la revolución reconducían trágicamente a un retorno del Capitalismo en una nueva forma política. Actualmente, el Capitalismo enfrenta una nueva cuestión que promueve, como se puede apreciar en distintas opiniones, la idea de una tormenta perfecta”

El optimismo de Harari se cimienta en la emergencia de una sociedad transitada por robots que caminen sobre las huellas de los hombres. “En el próximo mes o dos, los gobiernos y organizaciones de todo el mundo llevarán a cabo grandes experimentos sociales que darán forma al mundo en las próximas décadas. En los últimos años también se habló mucho sobre el uso de robots para cuidar a personas mayores y personas enfermas. Hubo muchas dificultades con esto, por lo que hasta ahora se implementó sólo a pequeña escala. Ahora existe una necesidad urgente de cuidadores, y los robots son ideales, porque los robots no pueden infectarse. Muchas instituciones van a comenzar a usar robots para más y más trabajos. Cuando termine la crisis, no estoy seguro de que los robots vuelvan a almacenarse. Permanecerán en al menos algunos de estos trabajos.”

Existen otras propuestas emanadas del interior del capitalismo que indudablemente no podrán andar el árido camino de la postcrisis sanitaria: La Economía del Bien Común (EBC) inspirada por Christian Felber y la Teoría Monetaria Moderna. En su planteo ilusorio Felber reduce su cambio al ámbito ético, a la modificación de los valores que guían a una sociedad. En el capitalismo rigen la competencia y el ánimo de lucro y en la propuesta de Felber la cooperación y el contribuir al bien común. Habría algunas redefiniciones, diríamos ligadas a lo semántico, así: en el capitalismo a nivel macro hablamos de producto interno bruto, Felber y los suyos dicen Producto del Bien Común; a nivel micro el capitalismo enuncia beneficio financiero, los reformistas hablan de contribución al bien común. Mediante una gestión ética y eficiente se podrán tomar medidas que vayan en dirección del bien común. En la producción: reparto justo de los puestos de trabajo, cuidado ecológico en los lugares de trabajo, reparto equitativo de la renta, todo ello en el marco de una democracia interna transparente; en la sociedad: tener como horizonte la aportación al bien común, eliminar los efectos ecológicos nocivos, tomar parte en la toma de decisiones, terminar con las diferencias de remuneración entre hombres y mujeres. Los bancos merecen especial atención para esta corriente: depósitos seguros, créditos accesibles, orientados al bien común, no al beneficio, en la concesión de créditos evaluar si la inversión contribuirá al bien común. Además se postula limitar la propiedad privada, democratizar las empresas, herencia máxima y mínima, plusvalía social. Desde la EBC no llegan señales sobre las estrategias políticas a seguir para alcanzar al menos el gobierno e impulsar su propuesta.

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 Fernando Moreno Bernal, vocero de la Economía del Bien Común, ha manifestado su optimismo en medio de la crisis.“Se abren dos posibles caminos: la barbarie o la hermandad de toda la humanidad cohesionada en torno a una economía y sociedad orientada por y para la Vida, por el Bien Común. En ambos casos será un proceso de naturaleza cultural. Nuestros actuales valores hegemónicos desaparecen y serán sustituidos. Desde 2015 la élite financiera globalista trabaja en ello para dirigir y conducir los cambios en su propio y exclusivo interés. La posibilidad de triunfo de la unidad para el bien común de la humanidad dependerá de la movilización y protagonismo social de todas las culturas, razas y civilizaciones, que transformen la mayoría del 99% en constructora de la nueva institucionalidad sobre nuevos valores dominantes. La transición será un proceso evolutivo a partir del existente, eliminando lo perjudicial para la Vida.”

La Teoría Monetaria Moderna (TMM) se ha convertido en una moda entre muchos economistas de  la izquierda reformista en los últimos años. La nueva representante demócrata de izquierdas en EEUU, Alejandra Ocasio-Cortez es al parecer una de sus partidarias; y un destacado exponente de la TMM ha debatido recientemente la teoría y sus implicaciones políticas con el portavoz para economía y finanzas del Partido Laborista, John McDonnell.

La TMM tiene cierto atractivo para la izquierda reformista, porque parece ofrecer apoyo teórico a las políticas de gasto fiscal financiadas con dinero del banco central y para aumentar el déficit presupuestario y la deuda pública, sin miedo a la crisis. Y por lo tanto para defender políticas de gasto público en proyectos de infraestructura, creación de empleo e industrias, en contraste directo con las principales políticas neoliberales de austeridad y mínima intervención del gobierno.

Para los teóricos de la TMM es de suma importancia dilucidar el origen del dinero, argumentan que se originó con los intentos del estado de dirigir la actividad económica y no como una solución espontánea a los problemas con el trueque o como un medio para monetizar la deuda.

Sostienen que el intercambio de mercancías generalizado solo se generó históricamente después de que el estado fuese capaz de crear la necesidad de utilizar su moneda soberana mediante la imposición de impuestos a la población. La capacidad del dinero para actuar como unidad de cuenta para el crédito/deuda depende fundamentalmente de la confianza depositada en el soberano o el poder del soberano para imponer su voluntad sobre la población. Sostienen que el dinero surgió primero como una unidad de cuenta de la deuda y no del intercambio.

Ahora bien ¿cuáles son las propuestas de políticas económicas que la TMM ofrece para que los gobernantes puedan crear más puestos de trabajo sin elevar la inflación?

Afirman, dado que el Estado tiene el monopolio de fijar la unidad de cuenta puede crear tanto dinero como sea necesario, distribuir ese dinero a entidades no estatales, y así impulsar la demanda y crear puestos de trabajo e ingresos. Stephanie Kelton, asesora de Bernie Sanders ha dicho: “El emisor de la moneda nunca puede quedarse sin dinero, ya que siempre puede imprimir.” No constituyen un problema el déficits presupuestario, el aumento de la deuda del sector público, y como a menudo hay desempleo y recursos ociosos se generan espacios para impulsar la demanda, prácticamente de forma permanente.

Otra política importante es la llamada “trabajo garantizado”, el gobierno asegura un puesto de trabajo empleando a quien lo necesite en obras por él proyectadas. El gobierno actúa como empleador de última instancia. El salario a percibir es el del monto mínimo, de manera que no compitan con la estructura salarial del mercado de trabajo, evitando a la vez las tendencias inflacionarias. El trabajo garantizado actúa como respaldo del sector privado, no lo reemplaza Algunos economistas encuentran familiaridad entre el Trabajo Garantizado y la Renta Básica Universal que proporcionan respaldo al capitalismo al conferir ingresos básicos.

 Michael Roberts mira a la TMM con ojo crítico. “El Estado puede controlar y emitir moneda y los gobiernos nunca pueden quedarse  sin ella, pero el sector capitalista controla la tecnología, las condiciones de trabajo y el nivel de calificación y la intensidad de la fuerza de trabajo. En otras palabras, la productividad del trabajo no está bajo el control del estado a pesar de su monopolio de la impresión de moneda. Así que una economía está limitada por la productividad y el tamaño de la fuerza de trabajo cuando está totalmente ocupada. Si el gobierno sigue inyectando dinero cuando no se puede aumentar la producción, habrá inflación de los precios de los productos y/o inflación en los activos financieros especulativos.” Los teóricos enrolados en la TMM estiman que “la solución es evitar gastar más una vez que se alcanza el pleno empleo y controlar cuidadosamente el gasto incluso antes de alcanzar el pleno empleo para evitar cuellos de botellas.”

Si la inflación de un país frena las exportaciones, desde la TMM se aconseja hacer flotar la moneda. Esta política no se muestra factible para los países emergentes ya que si la inflación se afianza debido a que el gobierno está imprimiendo para mantener el pleno empleo, al tiempo que la producción capitalista colapsa el resultado será la hiperinflación. Se ha dicho que sólo pueden dejar flotar su moneda Estados Unidos y Australia. La conclusión de Michael Roberts es que “la TMM actúa como un respaldo del capitalismo: el Estado es el empleador de último recurso, pero no el principal empleador. Busca compensar los fracasos de la producción capitalista, no reemplazarla.” Una viabilidad cuestionada, más aún después de los estragos ocasionados por la crisis sanitaria, en la cual las finanzas de los estados es uno de los más evidentes.         

 ¿Por el cambio?

Cuando se refería a la alianza entre la Unión Soviética y Cuba, Fernando Martínez Heredia solía decir: “Fue importante en lo económico, pero disminuyó el tamaño de nuestros sueños.” A tenor del que declaran líderes del campo popular, revolucionario; la actual crisis ¿ha disminuido el tamaño de los sueños? Pepe Mujica  pondera con más énfasis que nunca las bondades del Estado. Álvaro García Lineras va por la misma senda, aunque caminando con prevención. Si hasta el propio Joao Pedro Stedile cae en la tentación estatal. ¿Dónde quedó aquello de que el Estado forma parte de la base material del Capital? Entre otros aspectos se decía que el Capital no tendría vigencia alguna si se retira el Estado. Lenin debió achicar el tamaño de sus sueños cuando la revolución fracasó en Europa y olvidar lo que él mismo había escrito sobre el Estado. Ahora bien, no es la revolución la que ha fracasado con la actual crisis, es el Capital quien desnudó sus vicios, injusticias, y hasta su impotencia social. Hay una incertidumbre generalizada ¿cómo reaccionarán las masas? Ellas deciden, ¿adónde irán?

Álvaro García Lineras sostiene: “Ciertamente asistimos y asistiremos a una revalorización general del Estado, tanto en su función social-protectiva, como económica financiera. Ante las nuevas enfermedades globales, pánicos sociales y recesiones económicas, solo el Estado tiene capacidad organizativa y la legitimidad social como para poder defender a los ciudadanos. Estamos ante un momento de regresión colectiva a los miedos sociales que, a decir de Elías, son los fundamentos de las construcciones estatales. Pero por ahora solo el Estado, bajo su forma integral gramsciana de aparato administrativo y sociedad civil politizada y organizada, puede orientar voluntades sociales hacia acciones comunes y sacrificios compartidos que van a requerir las políticas públicas de cuidado ante la pandemia y la recesión económica.

La lucha hegemónica por el control del Estado preocupa a García Lineras. “Cuánto durará este re-torno al Estado, es difícil saberlo. Lo que sí está claro es que por un largo tiempo ni las plataformas globales, ni los medios de comunicación, ni los mercados financieros ni los dueños de las grandes corporaciones tienen la capacidad de articular asociatividad y compromiso moral similar a los Estados. Que esto signifique un regreso a idénticas formas de estado de bienestar o desarrollista de décadas atrás no es posible porque existe unas interdependencias técnico económicas que ya no pueden dar marcha atrás para erigir sociedades autocentradas en el mercado interno y el asalariamiento regular. Pero, sin Estado social preocupado por el cuidado de las condiciones de vida de las poblaciones seguiremos condenados a repetir estos descalabros globales que agrietan brutalmente a las sociedades y las dejan al borde del precipicio histórico. Las formas emergentes de Estado tendrán que combinar una revalorización del mercado interno, la protección social ampliada a asalariados, no asalariados y formas híbridas de trabajo autónomo, profundas políticas de democratización de la propiedad y las decisiones sobre el futuro, con la articulación controlada de las distintas cadenas de suministros mundiales, la fiscalización radical de los flujos financieros e inmediatas acciones de protección del medioambiente planetario.”

La emergencia de gobiernos autoritarios auxiliados por la moderna tecnología es una preocupación que García Lineras comparte paradójicamente con Y. N: Harari, intelectual vocero de la Inteligencia Artificial. “Ahora, otra de las paradojas del tiempo de bifurcación aleatoria como el actual es el riesgo de un regreso pervertido del Estado bajo la forma de keynesianismos invertidos y de un totalitarismo del big data como novísima tecnología de contención de las clases peligrosas. Si el regreso del Estado es para utilizar dinero público, es decir, de todos, para sostener las tasas de rentabilidad de unos pocos propietarios de grandes corporaciones no estamos ante un Estado social protector, sino patrimonializado por una aristocracia de los negocios, como ya sucedió durante todo el periodo neoliberal que nos ha llevado a este momento de descalabro societal. Y si el uso del big data es irradiado desde el cuidado médico de la sociedad a la contrainsurgencia social, estaremos ante una nueva fase de la biopolítica devenida ahora en data-política, que de la gestión disciplinaria de la vida en fábricas, centros de reclusión y sistemas de salud pública pasa al control algorítmico de la totalidad de los actos de vida, comenzando por la historia de sus desplazamientos, de sus relaciones, de sus elecciones personales, de sus gustos, de sus pensamientos y hasta de sus probables acciones futuras, convertido ahora en datos de algún algoritmo que “mide” la “peligrosidad” de las personas; hoy peligrosidad médica; mañana peligrosidad cultural; pasado mañana peligrosidad política.”

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Yuval N. Harari considera que: “La epidemia del coronavirus podría marcar un hito importante en la historia de la vigilancia. Primero, porque podría legitimar y normalizar el despliegue de herramientas de vigilancia masiva en países que hasta ahora las han rechazado. En segundo lugar, y aún más importante, significa una transición dramática de la vigilancia “sobre la piel” a la vigilancia “debajo de la piel”. Anteriormente, los gobiernos supervisaban principalmente tus acciones en el mundo: a dónde vas, con quién te encuentras. Ahora se interesan más en lo que sucede dentro de tu cuerpo. En la condición médica, temperatura corporal, presión arterial. Ese tipo de información biométrica puede decirle al gobierno mucho más sobre usted que nunca antes. Imagine un estado totalitario en 10 años más, que exija que cada ciudadano use un brazalete biométrico que lo vigile las 24 horas del día. Mediante el uso de nuestra creciente comprensión del cuerpo y el cerebro humano, y el uso de los inmensos poderes del aprendizaje automático, el régimen podría por primera vez en la historia saber qué sienten todos y cada uno de los ciudadanos en cada momento. Si escuchas un discurso del Gran Líder en televisión, y los sensores biométricos detectan los signos reveladores de ira (presión arterial más alta, aumento leve de la temperatura corporal, aumento de la actividad en la amígdala), estarás en serios problemas. Podrías sonreír y aplaudir mecánicamente, pero si realmente estás enojada, el régimen lo sabrá.”

Escudriñando en los sucesos de su país y el mundo Joao Pedro Stedile propone reformas en la institucionalidad burguesa avanzando hacia una democracia más social y participativa. “No es difícil tener propuestas, el problema es tener fuerza popular para construirlas. Desde el punto de vista político, sólo recuperaremos un estado democrático con la realización de una profunda reforma política, que devuelva al ciudadano el poder político por el voto, que hoy fue secuestrado por los medios [de comunicación] y por las fuerzas del dinero. Como el actual Congreso también fue electo por la fuerza de los medios de comunicación y del dinero, solamente la elección de una asamblea constituyente, soberana y exclusiva podría corregir. Por otro lado, precisamos ampliar al máximo el debate en la sociedad sobre la necesidad de un nuevo programa que consiga enfrentar la crisis económica y social, que resuelva los graves problemas de la población que vendrán, con una reforma tributaria, reforma democrática de los medios de comunicación y la retomada del crecimiento con inversiones en la industria nacional y en la agricultura familiar. Por lo tanto, todo eso sólo será posible si antes hay una recuperación de la lucha de masas y, con eso, la clase trabajadora retomará su papel en la lucha de clases, realizando grandes movilizaciones de masas, para cambiar el rumbo del país, como aconteció en la década de 1960, y después en la década de 1980.Ahora, la economía del planeta está dominada por el capitalismo, por las grandes corporaciones internacionales y por el capital financiero, que está en crisis. Por eso estamos enfrentando problemas parecidos, con causas parecidas, en todos los países del mundo, exige procesos de debate sobre programas, estrategias y movilización popular, en todo el continente.”

Marx hacía mención de que lo material desaparecía en el aire procurando ilustrar con una imagen la dinámica del Capital, a Eric Toussaint le preocupa el carácter destructivo de la producción globalizada y postula cambios que dejen atrás este período. “Es necesario detener el funcionamiento frenético como se hizo hasta el presente, y que la cuestión de la movilidad debe ser totalmente revisada. Eso implica el deber de relocalizar y recrear los circuitos cortos. Algunos ya lo hacen, hay asociaciones que los promocionan, pero hay que organizarlo en todo el ámbito de la sociedad. No hay que olvidar que hace tres meses, la urgencia era climática. Pero se nos fue de la cabeza debido al bombardeo total sobre el coronavirus, y también se deja de hablar de otros problemas a los que el planeta está confrontado. No queremos volver a la situación precedente porque fue esa misma situación la que produjo las condiciones de la extensión de la pandemia: los desplazamientos demenciales en avión, que hicieron que, a partir de un solo foco en una parte de China, el coronavirus se extendió por todo el planeta. Todo para el automóvil que produjo la escasez y la degradación de los transportes públicos. El agrobusiness que produce comida basura. La infrainversión en la salud pública. Se impone un cambio fundamental. Las nacionalizaciones, tales como lo sueñan algunos miembros de los gobiernos y de la patronal, que ven que sus empresas van mal, constituiría en recomprar a precio de oro sus acciones. Es decir, el Estado recompra a los grandes accionistas, incluso por encima de su valor actual, acciones que se desplomaron en la Bolsa. Y, encima, pone la factura de la indemnización de los accionistas a cargo del Tesoro público, o sea, a cargo del pueblo que lo alimenta con los impuestos y las tasas. Todo eso demanda una batalla extremadamente fuerte para lograr cambios fundamentales.”  

Toussain remarca la importancia de la cuestión demográfica y lo local. Aspectos a contemplar en todo proyecto de transición, revestir a lo local con un proyecto endógeno acorde con las necesidades de la población tiene un correlato beneficioso sobre el aspecto demográfico al contribuir a una descentralización gradual de las grandes urbes y disminuir considerablemente la circulación. John Bellamy Foster se ha referido a esta problemática aunando una propuesta de transición en la que destaca determinados aspectos que es preciso atender al elaborar un proyecto para enfocar esta etapa en la vida de un país. Habla de transformación socio-ecológica. “Los enfoques marxistas de la crisis ecológica planetaria y la transformación socio-ecológica necesaria para su resolución han evolucionado rápidamente en las últimas décadas. Esto ha creado la base para una lucha colectiva mucho más poderosa para una Gran Transición, en la cual los valores de “consumismo, individualismo y dominación de la naturaleza” son reemplazados por “una nueva tríada: calidad de vida, solidaridad humana y sensibilidad ecológica” Las demandas de una sociedad dedicada a la necesidad más que a las ganancias y a la igualdad y la solidaridad humanas se han asociado durante mucho tiempo con el socialismo. Más recientemente, los pensadores socialistas han dado la misma importancia a la sostenibilidad ecológica, basándose en la crítica ambiental del capitalismo de Carlos Marx y su visión pionera del desarrollo humano sostenible.”

En la actualidad Argentina se ha llegado a una concentración de la riqueza que alcanza niveles obscenos. Magdalena Rúa a publicado en El Cohete a la Luna: “Según información de la AFIP, en conjunto las 14.440 personas de mayores fortunas de Argentina poseían casi tres veces más bienes en el exterior que en el país en 2017. A su vez, los argentinos declararon bienes en el exterior por alrededor de 78 mil millones de dólares en 2017, según los datos de la AFIP, mientras que INDEC estimó 266 mil millones de dólares de activos externos del sector privado no financiero para ese mismo año. Por  ende surge la necesidad de impedir la continuidad de estas políticas promonopólicas y pasar a la ofensiva con un proyecto verdaderamente nacional y popular, es imperativo construir esa respuesta global, unitaria, patriótica, antiimperialista.

A pesar de la gran crisis del Capital, antes-durante y después del coronavirus no se escuchan voces mayoritarias reclamando cambios sistémicos, no hay tampoco propuestas claramente encaminadas a adentrarse en una etapa de transición que culmine en la superación del Capital. El necesario empoderamiento de los pueblos para que sean protagonistas de la emancipación no encuentra los caminos, herramientas que lo revistan de esa facultad. Por ello, con cautela no exenta de pudor creemos pertinente dar  a conocer un proyecto del Congreso del Pueblo que en Córdoba se encuentra en lista de espera hace varios meses.

Congreso del Pueblo

En el país, en la provincia y hasta en la misma ciudad, Córdoba, se han desarrollado una cantidad interesante de trabajos sociopolíticos, todos ellos insertos en problemáticas particulares y por ende aislados entre sí, sin ofrecer una respuesta a un sistema en crisis y que pretende descargar las múltiples crisis sobre las espaldas de los trabajadores y el pueblo.

Cuando los trabajadores rusos tomaron el poder Lenin dijo: “Ahora para que el proceso avance los trabajadores tienen que superarse a sí mismos,  dejar atrás los vicios que la ideología burguesa les ha incorporado”. Quizás allí está una de las claves de nuestros déficits como trabajadores y como pueblo: el sectarismo, un insensato afán de poder personal y rencillas personales nos han impedido elaborar una alternativa ante un formidable enemigo: el capital monopólico internacional, que entre otros efectos de su política de acumulación ha generado desigualdades insoportables,  un puñado de individuos tienen un patrimonio semejante a los ingresos de la mitad de la humanidad, algo más de tres mil millones de seres humanos.

La convocatoria es a desarrollar un Congreso del Pueblo. ¿Para qué? Para elaborar un programa que contemple los intereses y necesidades populares de manera clara y contundente. Continuemos. Convocar a un encuentro de todas las organizaciones sociales, políticas y sindicales y en esa instancia definir los 10, 15 temas que tienen una incidencia marcada en la vida de nuestra gente. Por ejemplo, educación: solicitar propuestas de programas de educación a sindicatos, agrupaciones de docentes, maestros y a toda persona que desee hacer su aporte. Si el evento es realmente masivo la diversidad de miradas posibilitará analizar de forma dialéctica el momento histórico, el desarrollo socio-económico en relación con la lucha de clases.

 Elegir en ese encuentro una Junta Coordinadora integrada por compañeros irreprochables; durante un tiempo ellos serán la cara visible del Congreso, por ende necesitamos una Junta que dinamice el desarrollo del Congreso con sentido democrático, amplio, distribuyendo las propuestas en el cuerpo social cordobés. Lo que tendría que derivar en una rica discusión pre congreso, hasta llegar al día en que se discuta colectivamente las propuestas para conformar el programa en el ámbito educativo, esto como ejemplo de una actividad. Cada compañero participante tiene voz y voto, la participación es a título individual procurando que no haya “patoteo” por parte de las organizaciones. A propósito: toda y cada una de las organizaciones que se incorpora a la organización del Congreso no deja de ninguna manera su identidad política, simplemente se incorpora a una instancia más abarcadora.

De manera similar se van desarrollando los otros temas, hasta tener un programa del pueblo para enfrentar con una propuesta global a los monopolios. Llegado ese momento habrá que definir la derivación organizativa que surge del Congreso, definición mediante una participación colectiva y democrática. Munidos de un programa elaborado por medio de una real participación popular se decidirán los pasos políticos a seguir.

Se sugiere que cuando el compañero/a presente una propuesta sobre alguna de las temáticas que aborda el congreso en caso de emplear conceptos o palabras técnicas las aclare con un lenguaje coloquial a fin de hacerlo entendible para todos /as . Además es sin duda importante que la propuesta programática defienda lo ya logrado por el pueblo, pero además es una buena ocasión para mejorar lo existente de cara a la calidad de vida material y democrática del pueblo: defender y avanzar, es hora de iniciar una ofensiva popular. Por otra parte, en caso de que algunos aspectos de la propuesta requieran aclaración, sería oportuna la convocatoria al autor de la propuesta para participar en encuentros colectivos aclaratorios, por ejemplo, en centros vecinales, organizaciones sociales, de género, etc… Se espera que sobre esta base surja una organización sin jefes o burócratas, profundamente democrática. Cuando decimos democrática señalamos la necesidad insoslayable de que todo/a compañero/a participe en las decisiones, hay que arbitrar los medios para ello.

En forma paralela, al andar del pre congreso, impulsar actividades artísticas/culturales en los barrios de la ciudad. Confeccionar un listado de grupos, bandas, etc. que deseen actuar o desarrollar actividades, especialmente los fines de semana, en clubes, asociaciones barriales. Desde cine club, teatro, expresiones musicales; se trata de confrontar desde una perspectiva de cultura popular con lo que ofrece el sistema desde los medios de comunicación.

Finalmente es posible que acompañando a la dinámica del pre congreso nazcan en los militantes deseos de incrementar su formación teórica, desde la organización se debe estar prestos a satisfacer esta necesidad y brindar cursos desde expresiones identificadas con los intereses de los trabajadores y el pueblo. De cara a instancias territoriales más abarcativas será oportuno elegir delegados que participen en esos niveles, unificar las luchas y el programa en espacios cada vez más ambiciosos.

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