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Apuntes sobre socialismo desde abajo y poder popular

1° de Mayo en la soledad de la cuarentena

Esta mañana temprano leí no sé donde un artículo que comienza con esta frase que retuve
“Por vez primera desde 1890, cuando se realizó la conmemoración inaugural del Día Internacional de los Trabajadores en distintas ciudades del mundo, entre ellas Buenos Aires y Rosario, este 1º de Mayo la pandemia impedirá que se concrete en las calles y plazas el acontecimiento más masivo, unitario y globalizado que haya construido la clase trabajadora en el planeta.”

El acerto de estas líneas me estuvo rondando toda la mañana, hasta que ahora cuando como todos los años estoy encendiendo las brasas para el asado de la fecha -esta vez en la soledad de dos impuesta por la pandemia- caigo en cuenta que a mis casi 79 inviernos –nací en junio- será la primera vez en más de 60 años que no iré a ningún acto por el 1° de Mayo. Incluso en tiempos de la dictadura, de la última porque pase otras, y aún estando prófugos nos acercábamos a Plaza Once, allí en la esquina de Rivadavia y La Rioja  todos los años se juntaba un grupo de anarquistas, no más de 8 o 10 personas, en ese entonces me parecían mayores, todos vestidos de negro, permanecían allí tal vez una hora conversando y luego se retiraban, era obvio que para ellos lo importante era estar en la calle ese día, los mirábamos desde la vereda de enfrente, porque también pensábamos, pensamos, siempre hay que estar en la calle en el Día Internacional de los Trabajadores/as.

Sé que hoy habrá numerosas ollas populares en todo el país, que hay varias declaraciones circulando, incluso videos alusivos, que en el Hospital Rivadavia hubo una asamblea, yo trataré de acompañar los actos que se han organizado vía internet. Aunque el campo virtual no es lo mío el confinamiento obliga.

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Como todos los años llueven mensajes de “felicitaciones por el día del trabajo”, en muchos casos acompañados por frases que celebran la fecha. Muchas de ellas son de amigos/as, compañeros/as que los envían con la mejor de las intenciones, sin embargo no dejan de enervarme. Pasan los años y no se comprende que no hay nada para festejar, que no es una celebración, sino una conmemoración y que por ahora no hay nada porque felicitar a nadie. El proyecto policlasista que se impuso pocos años después de mi nacimiento se ha internalizado en nuestra cultura política, aún en aquellos que dicen combatir al capital. Lo que no implica que el proletariado no tenga que liderar determinadas alianzas.

Esto es más contradictorio aún cuando en medio de esta pandemia global, que ha enviado al confinamiento a más de la mitad de la humanidad, pero especialmente a la clase trabajadora, queda en claro, lo que sabemos desde hace años y que ahora está a la vista de todos/as, que son los trabajadores/as los que mueven el mundo. Que cuando en nuestro país los empresarios presionan al gobierno para levantar la cuarentena no lo hacen solo para proteger sus ganancias, sino para romper la evidencia. Es como si estuvieran diciendo “Vuelvan a trabajar que sin Uds. no somos nada”.

Es la demostración empírica de lo que sabemos por estudios y análisis concretos de situaciones concretas, que los capitalistas no pueden prescindir de los trabajadores, pero que estos sí pueden prescindir de los capitalistas, las empresas recuperadas por la gestión obrera son una muestra en pequeña escala. Y al diablo con las formulaciones posmodernas de la obsolescencia de la teoría del valor trabajo.

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En este 1° de Mayo en que el capital demuestra que en esta época no es capaz de resguardar la vida de los trabajadores,  levanto mi copa por los y las trabajadores/as del mundo en la convicción que el futuro a que aspiramos y deseamos necesitará de transformaciones profundas, no de simple regresos al keynesianismo, y que necesariamente tendrá como protagonistas a los y las trabajadores/as y sectores populares. O no será.

Arriba las y los que luchan.

EL.

1° de Mayo 2020, año de la pandemia.

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