Especial para Contrahegemoniaweb – El 8 de mayo de 1945 marca el fin del nazismo, pero coincide también con uno de los momentos más cruentos de la represión colonial; el levantamiento de Sétif que se inscribe como una etapa categórica de la lucha del pueblo argelino por su autodeterminación. Durante la primera fase de la Segunda Guerra Mundial, las discusiones ideológicas estimularon la consolidación de los nacionalismos en el Magreb y, luego con el desembarco aliado en Argelia, en 1942, el combate de los soldados Aliados junto con la participación de milicianos magrebíes, propago el tema anticolonial, acentuó el repudio al autoritarismo colonial y dejó ver más claramente la condición de ciudadanos de segunda zona de los musulmanes argelinos. El levantamiento de Sétif, que se amplía a Guelma, Bône, Biskra, Batna y Constantine, exponía más de un siglo de frustraciones y de humillaciones y una profunda conciencia antieuropea y anticolonial. Argelia se encontraba bajo ocupación colonial por parte de Francia desde 1830. Para el año de 1945; la violencia, el hambre y la pobreza caracterizaban la vida cotidiana del pueblo, compuesto en su mayoría por campesinos y campesinas. Además de sufrir de la sequía, muchas familias argelinas habían sido desplazadas por los colonos franceses que les habían despojado de las tierras más fértiles.
Aquel día, en las calles de París y en toda la Francia, se festejaba la rendición de la Alemania nazi. Al mismo tiempo, millares de argelinos que participaron en ese triunfo, se reúnen en las calles de Sétif; de donde era oriundo Ferhat Abbas dirigente nacionalista que formó el movimiento “Los amigos del Manifiesto” que pedía la aplicación de la Carta del Atlántico; también participó el Partido del Pueblo argelino (PPA) dirigido por Messali Hadj, quien había sido apresado en abril de 1945.
La manifestación tenía el fin de homenajear a los muertos de la ciudad durante la guerra, celebrar el armisticio, pedir la liberación de los dirigentes nacionalistas presos, reivindicar el derecho a la independencia de su país; estas reivindicaciones fueron consideradas como una amenaza al orden colonial. Al depositar una flor en el monumento a los caídos, situado en el barrio de los europeos. El Subprefecto de la ciudad, Butterlin, que se opone a toda manifestación de carácter político, les prohíbe llevar armas y enarbolar banderas que reivindiquen la independencia de Argelia. Cuando la marcha llega al barrio francés, un joven de 20 años agita una bandera argelina. Negándose a bajarla ante la orden de un oficial francés, el hombre es asesinado, así como también el alcalde de la ciudad, que intenta interponerse.

Los manifestantes son dispersados violentamente, se dispersan en la ciudad y fuera de ella y en su indignación se enfrentan a los europeos que encuentran una expresión del odio racista provocado sistemáticamente por el colonialismo y la actitud despreciativa, hiriente, adoptada a cada paso de la vida cotidiana por la gran mayoría de la población francesa con respecto a los árabes. La noticia se extiende rápidamente en la provincia, donde el pueblo, mayoritariamente campesino, se rebela. Es el principio de un levantamiento generalizado, en varias decenas de pueblos. La represión fue terrible fue proclamada la ley marcial; se prohibió a todo musulmán salir de su casa si no portaba un brazalete especial especificando que iba a su trabajo, se declara el estado de sitio es decretado; todas las fuerzas armadas coloniales concurren a la represión durante una decena de días. Los Legionarios masacraron a las poblaciones, violando, pillando, asesinando e incendiando.
En Chevreuil, los musulmanes juntados en una quebrada, por grupos de 40 a 50 son ametrallados y precipitados al vacío. Iban a aplastarse y apilarse en el fondo del abismo hasta formar una altura de casi 6 metros. En Guelma, situada a 150 kilómetros de Sétif, toda “manifestación musulmana” había sido prohibida durante el armisticio, a pesar de ello cientos de argelinos se reúnen y agitan banderas argelinas. La intervención de las fuerzas represivas coloniales y de colonos europeas, hace estallar un choque violento, el torturador colonial Achiary dirigía personalmente las operaciones. La fuerza represiva del estado colonial emprendió expediciones punitivas por toda la región; penetraban en la casa de los árabes, secuestraba a los habitantes y los llevaba camino al cementerio de Hadj Embarek, otros a las calderas de Heliopolis, en esos lugares eran ejecutados, luego incinerados en los crematorios, utilizando métodos hitlerianos.
El 9 de mayo de 1945, siguiendo la orden del Subprefecto Butterlin, el ejército dirigido por el General Duval, interviene en Sétif, donde las tropas coloniales realizan una demostración de sus sangrientas técnicas, muy especialmente en Guelma y Kherrata. La Marina por su parte, bombardea las costas de Kherrata, la localidad del borde de mar como Achas, los Acantilados, y Mansouria. Esta intervención feroz empuja los insurrectos a refugiarse en las montañas, donde tendrán que soportar bombardeos de la aviación francesa. La represión se extenderá durante seis largas semanas de una verdadera caza de árabes. Otras intervenciones por parte de milicias de colonos armados por los militares y en general autorizados por la administración local, son a menudo más atroces y más sangrientas, que las fuerzas represivas.
En algunos pocos pueblos, las manifestaciones se realizan sin incidentes, a menudo gracias a la intervención de los alcaldes; pero en la mayoría de los casos, se reprime sin consideración sobre la manifestación cuando aparece la primera una bandera argelina. Por la orden del Estado francés de romper la insurrección; la Legión Extranjera, la policía y el ejército; arrasaron aldeas, borraron del mapa pueblos enteros, realizaron arrestos, torturas, incendios y ejecuciones se convirtieron en la cotidianeidad de los árabes. Argelia se encontraba bajo ocupación colonial desde 1830. Para el año de 1945; la violencia, el hambre y la pobreza caracterizaban la vida cotidiana del pueblo, compuesto en su mayoría por campesinos y campesinas. Además de sufrir de la sequía, muchas familias argelinas habían sido desplazadas por los colonos franceses que les habían despojado de las tierras más fértiles.

La feroz represión profundizó los abismos existentes entre colonizadores y colonizados y preparo la insurrección general diez años después, el preludio del despertar de las conciencias de los sectores populares argelinos. Las atrocidades vividas aceleraron la convicción de la independencia y la autodeterminación frente a un colonialismo que durante 132 años pisoteó todos los principios morales y humanos. La historia oficial de la colonización se ha empeñado en ocultar los crímenes del Estado francés contra un pueblo. La colonización es una página de la historia que no ha terminado de escribirse, una historia que se empeña en ocultar sus crímenes.
Esta masacre de la que aún se discuten la cantidad de muertos; pero donde los militares franceses no iban a ahorrar torturas y vejámenes; el imperialismo francés expone que ese día no habían triunfado ni la “democracia” ni la “libertad”. Fue una de las grandes pruebas de que una de las verdaderas razones de las guerras mundiales creadas por los países imperialistas era pelear por el reparto del mundo y que su mayor temor era la movilización de los pueblos por su autodeterminación.
A pesar de su magnitud, los hechos pasaron desapercibidos en Francia, debido al silencio cómplice del ejército, de las autoridades y de los colonos. Hasta la fecha, el Estado francés no ha reconocido oficialmente la masacre. Mayo del 45, refuerza la convicción de que el sistema colonial no puede ser terminado por medios pacíficos, se hace evidente que la unificación de todas las fuerzas del nacionalismo argelino, resulta necesaria para cambiar la relación de fuerzas entre éste y la potencia colonial. Si, el 8 de mayo de 1945 se celebraba el fin de la Segunda Guerra Mundial y la liberación del nazismo, al mismo tiempo en Argelia, se marca el comienzo de otra guerra, la del pueblo argelino por su autodeterminación. Sétif anticipa la guerra del pueblo de Argelia por su autodeterminación.