Desde hace algún tiempo, habitamos la automodernidad, una sociedad donde el individualismo se fortalece con la construcción del Yo dejando el Nosotros al borde de la extinción. La tendencia es el asesoramiento, para ser mejores, para tener más, para alcanzar la felicidad que, al parecer, obstaculizamos nosotros al ignorar quiénes carajos somos. Para ayudarnos se desencadena toda una maquinaria de desarrollos y crecimientos personales que vienen a enseñarnos como debemos gestionar emociones, necesidades y sueños. En realidad, nos domestican y condicionan, pero la publicidad nos lo vende como se positivo y disfruta de la chispa de la vida. Ya es innecesario que el patriarcado, mano derecha del capitalismo, muestre una de sus caras más groseras: obligar a sus hijos a hacer lo que él manda. La relación de dominación es tal, que los hijos se autoimponen alegremente lo que el padre quiere que hagan, creyendo, sin sospechas, que han elegido libremente.
Ante esta realidad, afirmamos que habitamos en la dictadura del coaching. Una suerte de Estado, donde el generalísimo coach, nunca preguntará si la insatisfacción que nos aqueja es o no estructural, si no que nos llevará a sustituir el conocimiento y la instrucción por habilidades y competencias que logran acallar la voz de razón, y nos arrastran al olvido de que todas somos iguales. Desde el Mundo Yo que ayuda a construir el coach, solo queda sacrificarse lo suficiente para conseguir la salvación en un mundo en decadencia. La satisfacción que reporta el mercado del coaching, es la bestialización del carácter, la construcción de una subjetividad que adolece inhumanidad, incapaz de empatizar y rebelarse ante las injusticias.
El objetivo de la sociedad que habitamos es la globalización de la cultura coaching, es decir, la universalización de un mundo de zombis automodernos. El nuevo zombi es apuesto, viste de colores, irradia alegría, va al gimnasio y al terapeuta, cada cual, según su capacidad de sacrificio. Esta construcción de sujeto, ajena a lo colectivo, a la comunidad, primero se coló en las empresas para aumentar los rendimientos del capital, luego en las personas como forma de buscar un paliativo ante la angustia y la pena de sentirse vacías y pérdidas. Hoy se cuela en las aulas de las escuelas de diversas maneras para incidir en pequeñas y jóvenes. Con este libro tratamos de identificarlo y denunciar el peligro ante el que nos encontramos. ¿Nos acompañas?
En publicación compartimos el prólogo de Miguel Mazzeo y el epílogo de la autora. Descargar PDF
Vanessa Pérez Gordillo
La perseverancia (Bogotá, Colombia), 24 de mayo de 2020
Soy Coach, Me encanta leer las críticas sobre mi profesión y sobre todo las amenazas que se supone que van a acontecer gracias a mi y mis compañeras/os de profesión. Sé que existen algunos Coach incompetentes, poco cualificados y que pueden llegar a ser tóxicos. Son unos pocos, a razón de muchos que pretendemos y conseguimos, acompañar a nuestros clientes en sus procesos, ya sean personales como profesionales. Mucho poder se nos otorga en este artículo, para pretender descalificarnos, con toda clase de vaticinios infundados, que sólo ponen de manifiesto lo poco que sabe del Coaching El autor de este artículo.
Buenas, entiendo que el artículo no es una admonición al coach individual, sino a un tipo de discurso funcional al capitalismo.
Descalificar al otro (a la otra en este caso) diciendo que “se sabe poco” no es un buen argumento. Tal vez sería bueno hacer un ejercicio de humildad y preguntaros si no será que es que no habéis explicado bien qué es eso del coaching… Sin acritud, ¿eh?
Saludos
Tu comentario da a entender que no comprendiste el texto
Qué despechado el comentario XD
Este tipo de escrito absolutamente ideologizado de extrema izquierda me es aborrecible. No porque fuera capaz de aludir a una “verdad” incómoda, que no es tal; sino por la tremenda ignorancia que emana del obtuso compromiso ideológico, reduccionista, insoportablemente idealista y más comprometido con la literatura (con la artesanía de escribir, me refiero) que con la realidad. Para ser más claros, con las diversas aproximaciones a la realidad que van más allá del ingenuo y tan anacrónico marxismo.
¡Qué buena la diversidad de opiniones! Creo que el artículo denuncia la instauración de un “deber ser” de cierta manera, por parte del capitalismo, y propone a cambio otro “deber ser”: el de la autora. Parece que no hay manera de poder ser libremente el que quieras. No entiendo la cita al patriarcado t (?). Por lo que sé, el coaching es meramente una herramienta, una ayuda, que creo útil
Lo importante aquí es que éste artículo ha generado el debate.!
Me desempeño como Coach ontológico, mi especialidad
Coaching Ejecutivo y Organizacional, aprendí que “somos seres interpretativos ” la interpretación de la autora es respetable y también compartirla, no obligo, encadeno o lavo cabezas, si escucho lo que puede estar envuelto en las interpretaciones, en el modelo de mundo de quien las comparte y si esos modelos de mundo ya no satisfacen a quien acompañe, le invito a diseñar uno nuevo y le desafío a ir por otro, es muy vieja esta profesión en realidad, solo que recientemente ha surgido y se ha puesto en la palestra, ante los ojos asustadizos de ejercedores de profesiones que desaparecerán, conozco coaches excelentes, coaches de izquierda, coaches de todos tipos y también médicos muy buenos y otros que no, como abogados, ingenieros etc, me sorprende que nadie los acuse de promover el capitalismo u otros temas, lo que si reconozco de la autora es su “originalidad ” interesante!
Con todo respeto, creo que la autora tiene una visión del coaching muy parcial, en la que pareciera desconocer el enorme aporte del coaching ontológico que nació aquí en Latinoamérica, más precisamente en Chile. Soy coach ontológico profesional, y lo que dice la autora no es lo que aprendí en mi formación ni lo que practico. ¿Qué hay de malo en aprender a gestionar (que no es lo mismo que controlar o negar) las emociones para no dañarme ni dañar al otro? ¿Qué hay de malo en aprender a comunicarnos mejor, a hacer pedidos, a ofrecer, a separar los juicios (opiniones) de los hechos comprobables? ¿Qué hay de malo en practicar una coherencia personal entre mis valores y lo que hago y digo? ¿Qué hay de malo en relacionarme con el otro desde un paradigma de ganar-ganar, en lugar de competir? ¿Qué hay de malo en entender que no somos dueños de la verdad, que somos observadores distintos? ¿Qué hay de malo en comprender que estamos condicionados por el sistema, pero que con nuestras acciones lo podemos cambiar, aunque sea en parte? Todo eso, y mucho más, es lo que aprendemos los coaches ontológicos constructivistas sistémicos y lo que después llevamos a las sesiones, donde lo primero es la escucha comprometida y el respeto al otro. Somos dentro de un sistema, sin el otro no existimos. Ojalá todo esto se enseñara en las escuelas: habría menos violencia, más empatía y podríamos construir comunidades sanas y solidarias. Un abrazo desde Argentina.
¿En qué país el couching es una PROFESIÓN? En México los profesionistas tenemos una Cédula Profesional que nos califica como tal. El couching NO es una profesión.
Creo que leyendo un poco algunos de los comentarios más la opinión de la autora,creo que el coaching para la autoayuda personal debe de estar enfocado y dirigido en cómo ser mejor persona para que los demás alrededor aspiren a ser mejores,no que al usar esas herramientas te lleven a creer en la idea del súper yo y que hagas caso omiso a criterios o opiniones que pueden ser en mucho de los casos solo la objetividad de la otra persona,pero es una opinión a lo que entiendo yo mala o buena,debemos de asimilar e interpretar para cuestionarnos nuestra verdad y eso no te lleve a nublarte la vista y el entendimiento hacía lo que sucede realmente,yo creo que mientras más tú como persona seas,más fácil será estar bien contigo mismo y con las demás personas!
Querer estar bien todo el tiempo no se puede y,tratar de caerle bien a todos tampoco,pero si mejorar al punto en que aunque sepas que no puedes afectar utilizando tu forma de ver al mundo utilizando las herramientas que te proporciona el “coaching “sepas que a alguien por lo menos tu pudiste ayudar siendo la mejor versión de tu mismo,es mi humilde opinión acerca!
Entiendo que se trata de paradigmas distintos. Con esto no quiero decir una obviedad sino, asentar que no hay puntos de encuentro (al menos, desde la teoría…). El del coach se sostiene en un modelo funcional, de la psicología positiva. El de Vanessa Pérez Gordillo se basa en un modelo marxista clásico, poniendo en el centro lo estructural capitalista, y develando lo que llama una falsa conciencia cuando otros modelos son funcionales, no críticos, a un sistema capitalista. No leí sus entrevistas, es cierto, tampoco los comentarios favorables al coaching terminan de profundizar en cuanto a su propuesta. Estos comentarios no dejan de ser superficiales, como el mío también lo es. No se trata de que hay algo “malo” -como esencial al sujeto que lo practica-en quienes hacen couching. Ser críticos respecto de nuestras prácticas es una posibilidad que muchas veces es complicada de llevar adelante porque implica ampliar nuestros horizontes de lecturas, complejizar nuestras teorías, y tambalear en nuestras pertenencias epistemológicas. Buscar interlocutores para todo ello, es de lo más difícil. Saludos