A comienzos de 1930 la crisis en el campo pampeano se sentía con fuerza, escaseaba el trabajo y el hambre se enseñoraba. Desde el puñado de sociedades de Oficios Varios que se mantenían en pie plantearon la necesidad urgente de que el Consejo Federal de la FORA enviara delegados al territorio para reorganizar las fuerzas ante los acontecimientos que se avecinaban. Vaticinaban revueltas por hambre, similares a las ocurridas en 1915. En vísperas del 1ro de Mayo se concretó la gira de propaganda, se realizaron actos en Santa Rosa, Gral. Acha, Uriburu, Lonquimay, Catriló y Gral. Pico. En las crónicas publicadas en La Protesta destacaban la convocatoria lograda en los diferentes pueblos, sin imaginar que esa era la última gira.
“Dado que los pocos sindicatos que hay en La Pampa cruzan por un período de crisis material sumamente grande, preguntamos a los compañeros si nos sería posible hacer un esfuerzo en este sentido, y al mismo tiempo solicitar ayuda al Consejo Federal [de la FORA] para realizar lo que tanta falta nos hace en estos momentos [una gira de propaganda por el territorio]”, proponía el Sindicato de Oficios Varios de Uriburu a principios de febrero de 1930.1 En la circular publicada en el diario La Protesta expresaba la situación que atravesaban las sociedades de resistencia adheridas a la Federación Obrera Regional Argentina y comunicaba la resolución, tomada en asamblea, de “relacionarse con los sindicatos, agrupaciones y compañeros” para ponerse de acuerdo y llevar a cabo la gira.
“Esta jira (sic) la creemos de suma importancia y necesidad, dado el estado angustioso porque atraviesan los pueblos en general. Creemos también que es el momento propicio de hacer conocer nuestras aspiraciones sociales”, explicaba la sociedad obrera. “Hacemos este llamado a todas las agrupaciones libertarias, en vista de los acontecimientos que se nos avecinan”. Los impulsores de la gira no vaticinaban el golpe de Estado que en septiembre de ese año llevó al poder al general Jose F. Uriburu, sino revueltas detondas por el hambre, como las producidas en el territorio en 1915.
El fantasma del hambre
“Ha bastado para ello solo un año únicamente de la adversidad del tiempo, para que se vieran allí con toda su crudeza, la nefasta base de la organización burguesa. Nada acumulado, nada en defensa del mañana. Todo; año tras año, la faena bestial del agricultor, acarreada a la ciudad por el terrateniente, el comerciante, el impuesto, el cerealista. ¿Y ahora?”2, señalaba La Protesta en enero de 1930, ante el panorama ensombrecedor trazado por la sequía y la crisis en el territorio. Un mes después volvía sobre el tema y destacaba los ribetes alarmantes que tomaba la situación: “La desocupación vuelve su cara hosca hacia los potentados de las farsas estatales y las alas del hambre se abren amenazadoras sobre los campos áridos por una seca prolongada. Algarrobo del Águila, Winifreda, Conhello, Monte Nievas, son todos nombres desesperantes hoy en La Pampa. En Jardón, los desocupados han amenazado con asaltar los negocios si el gobierno nacional no busca un medio para levantar esta situación. En Aguas Buenas, una epidemia de fiebre tifus se extiende de una forma alarmante”.3
Un panorama tan desolador como el que se veía en el territorio en 1915, al que se refirió Jorge Etchenique en Pampa Libre. En aquellos tiempos la desocupación había armado de hambre a los obreros, que desesperados, asolaban los pueblos de la región mendigando trabajo, pidiendo pan o asaltando almacenes en busca de comida. Reinaba un verdadero clima de descomposición social. Pero quince años después no era el fantasma de la rebelión el que asolaba los campos secos, o al menos eso percibían los miembros del Sindicato de Oficios Varios de Catriló, que apoyaban la iniciativa de realizar una gira de propaganda. “Triste espectáculo ofrece hoy la Pampa. Los trabajadores de esta zona, años atrás estaban más emancipados y sosteniendo bravas luchas, en las cuales supieron mantener en alto su dignidad de productores; a raíz de divergencias surgidas, y a la escasez de trabajo, producto de la evolución mecánica, hace que los trabajadores ambulemos por la campaña, pero esto no ha de ser un motivo para tanta indiferencia, al contrario, esto ha de servir para que estrechemos filas los explotados”, sostenían en un comunicado publicado en La Protesta.4
“Creemos compañeros que esta jira (sic) de propaganda es de suma necesidad para que se despierte en los trabajadores la voluntad de luchar y conquistar un pedazo más de pan y más respeto. Hoy, los trabajadores, por ignorancia, permanecen ajenos a su propio deber y se prestan al servicio incondicional de los políticos”, advertían. “Invitamos a los compañeros de la zona pampeana a activar en la lucha; digámosle al pueblo que los obreros no queremos tener la luna en un cubo de agua; únicamente exigimos pan y justicia”.

¡Viva la santa Federación!
En enero de 1926 el semanario La Antorcha, crítico de la línea sostenida por la FORA, daba un panorama más que sombrío de la organización obrera en ese territorio. “Si estudiamos el desarrollo de las luchas obreras habidas en el territorio, deduciríamos que ellas han sido siempre nulas. Aparte de los movimientos aislados ocurridos en los períodos de cosecha, no puede registrarse una vasta organización que diera vida estable a sus organismos de lucha”, sostenía Anacreonte, el autor de la nota. “Cierto es que vivió el proletariado pampeano horas de intensa conmoción, pero ello obedeció a factores que animaran la vida del mundo del trabajo ante las corrientes despertadas por la Revolución Rusa”, argumentaba. “Demás estaría atribuirse la paternidad de una fuerza que jamás descansó en bases sólidas, porque no tuvo vida y si la tuvo ella fue ficticia, respondió al entusiasmo de esa hora de renovación”, subrayaba el texto remitido desde Colonia Barón.5
Esas “horas de intensa conmoción” tuvieron como correlato una fuerte represión antiobrera que a nivel nacional se extendió de los quebrachales del norte santafesino a las estancias santacruceñas, y que en La Pampa se expresó en Jacinto Aráuz. Cerrado el ciclo de alza de la movilización, el trienio rojo 1918 – 1921, en el territorio la FORA sufrió una sangría en sus filas, que se potenció más aún por las luchas al interior del movimiento anarquista.
En octubre de 1922, en el Congreso Anarquista del Río de la Plata realizado en la localidad bonaerese de Avellaneda, la Federación Obrera Comarcal de General Pico y el periódico La Pampa Libre defendieron la postura espontaneísta (“sin trabas, ni radios ni cometidos”) y criticaron la organización artificial, “que implicaba ‘algo así como una norma a la cual deberían amoldarse inevitablemente las organizaciones existentes’”, propiciada desde el Consejo Federal de la FORA.6 La crítica se fundaba en que el sujeto predominante para comarcal de Pico era estibador, que llevaba una vida trashumante, por lo que la organización debía amoldarse a la particularidad del sujeto y no a la inversa.
Las consecuencias de ese congreso pronto se manifestaron en el territorio con el nacimiento de dos organizaciones: la Agrupación Pro Defensa de la F.O.R.A., que representaba a los ortodoxos (por llamarlos de alguna manera), y la Agrupación Anarquista Pro Reorganización del Proletariado Pampeano, con un perfil mediador, aunque más tarde se alineó con el Consejo Federal y el diario La Protesta. Hacia 1924 la discusión se había transformado en un encarnizado enfrentamiento, sin posibilidad de diálogo. Ese año comenzó con la disolución de la comarcal de General Pico y el 4 de agosto la FORA decidió saldar las diferencias recurriendo a las armas, asaltó el local La Pampa Libre. Al mes siguiente, en la asamblea regional de la FORA se aprobó la moción de aislar a los grupos La Antorcha, Pampa Libre e Ideas, “no consintiéndoles injerencia en los organismo federados y retirándoles todo concurso material y moral” por considerar que realizaban una “labor derrotista” y obstaculizaban “la propaganda del comunismo anárquico”. Se consideraba separadas de la FORA a las entidades que no aceptaran ese “temperamento”.7

Tras esa decisión un conjunto de organizaciones obreras, principalmente de Rosario, Capital Federal y La Pampa, se escindieron de la FORA. Luego de esa ruptura el forismo pampeano no logró recomponerse, mientras que el grueso de las sociedades de resistencia, que permanecieron afines a los postulados de La Pampa Libre, paulatinamente se transformaron en agrupaciones libertarias. En marzo de 1922 en el territorio funcionaban una veintena de sociedades de resistencia enroladas en la FORA, cinco de ellas componían la federación local de Castex y otras tres daban la comarcal de General Pico. Ocho años más tarde ya no existían ya sindicatos por oficio (estibadores, carreros, panaderos, etc.) en el territorio adheridos a la Federación. Sobrevívía un puñado de sociedades oficios varios, con asiento en Santa Rosa, Alpachiri, Catriló y Uriburu, y un conjunto de militantes y simpatizantes dispersos en Gral. Pico, Jardón (hoy Rancul), Arata, Castex, Winifreda, Gral. Acha y Lonquimay.
Las campañas por la jornada laboral de 6 horas, por la libertad de Simón Radowitzky, por la vida de Nicola Sacco y Bartolomeo Vanzetti – los anarquistas italianos condenados a muerte en los Estados Unidos – sostenidas en esos años y las giras de propaganda dependieron del apoyo externo. Como el que prestaron el Centro de Estudios Sociales Arte y Cultura de Bragado, la Agrupación Anarquista Luz en la Obscuridad de Bahía Blanca o la Sociedad de Obreros Panaderos de Lincoln, además del Consejo Federal.8
En la ruta
Finalmente se realizó la gira de propaganda, el primer acto tuvo lugar el 30 de abril en Santa Rosa y luego el delegado de la FORA, Mario Gondre, continuó su recorrido por Gral. Acha, Uriburu, Lonquimay, Catriló y Gral. Pico. Según las crónicas aparecidas en La Protesta, los organizadores estaban contentos por la convocatoria lograda en los diferentes pueblos, destacaban que el de Acha “fué (sic) uno de los actos nuestros más concurridos” y que el “numeroso público, en su totalidad [estaba] compuesto de trabajadores”.9 La lucha por la jornada laboral de 6 horas, la reciente liberación de Simón Radowitzky10, la igualdad de la mujer, la abstención obrera a participar en las elecciones, el cambio de hábitos (“la necesidad que el obrero tiene que cambiar el boliche y los deportes por el estudio”)xi, fueron algunos de los temas que abordaron los propagandistas. Aunque lo central de la gira era la organización obrera.
Las crónicas de la gira pampeana refieren a un proletariado cautivado por la propuesta forista. “En todos estos actos se distribuyó infinidad de propaganda, viéndonos imposibilitados de distribuirla pues nos la arrebataban de las manos, lo que demuestra la buena impresión que dejó aquí nuestro delegado”.12 Años antes, en 1928, al concluir una gira de propaganda por la libertad de Radowitzky, el balance también era prometedor respecto a la posibilidad de revitalizar la organización forista, sin embargo a principios de 1930 no había ocurrido nada de eso. Y en septiembre la dictadura del general Uriburu atropelló la ilusión de construir un reino de la paz, igualdad y fraternidad.
Publicado en Caldenia, suplemento La Arena (Santa Rosa, La Pampa), con el título “El blues de La Pampa. Fotos Colección Luis Monreal. Archivo familiar Eduardo Arreseygor. Fototeca Bernardo Graff. Archivo Histórico Provincial “Prof. Fernando E. Aráoz” Santa Rosa, La Pampa – Argentina
Notas
1 O. Varios Uriburu, “A los compañeros y agrupaciones de La Pampa”, en La Protesta, 19 de febrero de 1930, p. 3.
2 “El fantasma del hambre en la Pampa”, en La Protesta, 26 de enero de 1930, tapa.
3 “La desocupación y el hambre en la Pampa. Mientras los politicos prometen…”, en La Protesta, 27 de febrero de 1930, tapa.
4 Oficios Varios Catriló, “Sobre la jira propuesta por los camaradas de Uriburu”, en La Protesta,17 de abril de 1930, p. 4.
5 A. Anacreonte, “De La Pampa”, en La Antorcha, 8 de enero de 1926, p. 4.
6 La Pampa Libre, 20/10/1922, citado en Jorge Etchenique; Pampa Libre. Anarquistas en la pampa argentina, Ediciones Amerindia / Universidad Nacional de Quilmes, Sta Rosa, 2000, p. 90.
7 Abad de Santillán, D.; La FORA: Ideología y trayectoria del movimiento obrero revolucionario en la Argentina, Ed. Nervio, Bs. As., 1933, p. 287.
8 “La jira de la F.O.R.A. Inicióse en La Pampa la jira por el sud de la región”, en La Protesta, 13 de mayo de 1930, p. 2. Publica la lista de las organizaciones que colaboraron con la gira que realizó el delegado de la FORA
9 Ídem.
10 Ver H. Scandizzo, “Radowitzky y los anarquista pampeanos”, en Caldenia 2 de julio de 2000.
11 “De Lonquimay”, en La Protesta, 27 de mayo de 1930, p. 3.
12 La Protesta, 13 de mayo de 1930, p. 2.