Hace más de dos semanas que las familias y comunidades que habitan el territorio patagónico vienen sufriendo las consecuencias de uno de los inviernos más duros de los últimos treinta años. En el año 2020 temporales de nieve y viento, temperaturas de 23 grados bajo cero, más de un metro de altura de acumulación de nieve, avalanchas y hielo afectaron profundamente la vida de los pobladores rurales mapuche-tehuelche de las provincias de Chubut y Río Negro.
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Estos fueron días de intercambios telefónicos con las personas afectadas, novedades a través de las redes y un arduo trabajo de las radios alternativas, porque era mucha la gente que, desde distintos lugares, estaba preocupada y preguntando qué se podía hacer. En este breve ensayo compartimos algunas reflexiones sociopolíticas que fuimos elaborando acerca de esta coyuntura.
El contexto: “No recuerdo una nevada tan grande”
Entre la semana del 17 de julio y la semana del 24 de julio del año 2020, un temporal de nieve, viento y bajas temperaturas afectó la vida de los pobladores rurales, principalmente de las zonas de Río Negro y Chubut. Agudizando el contexto socioeconómico –de por sí complejo– del Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio (ASPO), esta nueva situación sumó graves consecuencias para las familias que habitan los parajes más alejados de los poblados patagónicos: pérdidas de animales, casas derrumbadas, familias enteras aisladas, personas mayores incomunicadas, falta de alimentos para consumo personal y para el mantenimiento del ganado.
“Yo vivo en el paraje Ranquilhuau-Cordillera, Comunidad Vuelta del Río. Justo estoy saliendo de la zona afectada, salimos a caballo porque es la única forma de salir, buscando voladero para poder salir, está muy alta la nieve. Los bancones de nieve superan los casi 3 metros. Es muy peligroso para el caballo y para uno mismo. Más que nada para informarle a la familia, porque nos comunicamos solo a través de la radio. Sólo podíamos hablar por la radio porque la nieve nos encerró, y bueno recién pudimos salir hoy. Ayer pudimos recién comunicarnos con algunos vecinos de la cordillera, porque no pudimos hablar con todos. Ayer hablamos con José Marinao que es un poblador al que se le cayó la casa y casi lo apretó. Logró evacuar a la casa de un vecino, aunque corrió el riesgo de entumecerse. Sus cosas quedaron todas bajo la nieve. Nosotros en casa nomás perdimos mucho ganado, a las ovejas las tapó enteras. A pura pala tuvimos que sacarlas y rescatarlas. Nicolas Jones también sufrió muchas pérdidas, no ha podido ir a ver sus animales. A la vuelta de la casa tiene animales pero no tienen forraje, no tienen comida. Nosotros en casa estamos iguales. El pasto se nos hizo poco porque el temporal se adelantó. En la cordillera ya van seis nevadas en el cerro, eso es terrible. Hay sectores que ya no se ven maitenes, chacanes, sotobosque. No se ve una planta ya está todo cubierto. Inclusive teníamos cinco caballos de forraje que somos lo que usamos actualmente, no encontramos la tropilla de caballos, ni la punta de vaca… tampoco podemos encontrar” (Roberto Tranamil, Vuelta del Río. Entrevista en Radio Nacional)
“Mari mari, acá estamos en la parte alta de la comunidad Vuelta del Río. Hoy logramos tener un poco de señal y salir a comunicar lo que está pasando. Comentar que la nieve caída, en partes supera los dos metros, y con el viento se han incrementado las alturas. Sabemos que se está trabajando para la llegada de cosas a la gente así como en el reparto en al zona alta. Hay una máquina trabajando que depende de la brigada de Trevelin. Esperemos que logren llegar a la casa de todos los vecinos porque también se corre riesgo que la máquina se rompa y demás. Es esta la situación que estamos viviendo. Acá empezó a nevar el lunes tipo al mediodía. Tipo dos de la tarde y recién vino a parar la nieve el miércoles. Y cada familia se organizó en su domicilio como hacemos siempre. Esperamos que deje de nevar para salir a ver a los animales. Y bueno nos encontramos que el miércoles la nieve superaba la altura de la cintura a la salida de la puerta de la casa. Fue terrible la cantidad que cayó y cada uno tuvo que salir a palear, a sacar los animales debajo de la nieve. Y a eso agregarle que encontramos animales muertos, animales que estaban tapados, que tardé un montón en llegar por la altura y que bueno… cuando llegué ya se habían muerto un par y otros que estaban ahí sobreviviendo al temporal… fue terrible la nevada. Mucha nieve caída de golpe. Es la situación que tenemos que afrontar” (Rogelio Fermín, Vuelta del Río. Entrevista en radio Petu mogeleiñ)
Algunas casas se destruyeron y se murieron muchos animales, y aún hay familias mapuche tehuelche se encuentran aisladas en las comunidades de Vuelta del Río, Cushamen, Mina de Indio, Reserva Napal y Ñorquinco. A esta situación se suma la imposibilidad de acceder a los alimentos de primera necesidad y al forraje para sus haciendas. Las y los pobladores rurales afectados por el temporal están hoy expresando que con el transcurrir de los días, la muerte progresiva de los animales torna la situación cada vez más desesperante y angustiante.
“Nosotros estamos mal, poco alimento, falta forraje, se están muriendo las ovejas, las vacas” (Conversación con pobladora mapuche de Mina Indio, Cushamen)
“Don Manuel Mol (estación Ñorquinco) tenía 130 ovejas y lleva muertas 93, imaginate…” (Conversación con Aldino Jaramillo, logko comunidad Ancalao)
“Cuando mi hermano pudo salir, no podía porque la nieve había enterrado la casa, salió a recorrer el campo y se encontró primero con 30 ovejas muertas, más adelante encontró muertas otras 100… de la angustia volvió a la casa” (Conversación con pobladora de Ranquilhuao)
En la llamada Línea Sur rionegrina la situación se replica. Caminos cerrados, familias mapuche aisladas y mortalidad de animales son los hechos que repiten los relatos en distintos parajes.
“Al norte del departamento Pilcaniyeu, mi compañero está haciendo un camino para salir por entremedio de lo que es campo, no por la calle, y ver si por ahí pueden entrar caminando los fardos de pasto. Porque nosotros acá en el paraje Cerro Alto, y mayormente en toda la Línea Sur, es el último orejón del tarro, somos los últimos que importamos. Yo estoy acá hace más de un mes con mi familia, mi compañero y mis dos nenes, y desde que fue el wüñoy txipantu, que al otro día nevó, y desde ahí tenemos nieve, desde el 21 de la luna pasada. Hace un montón de tiempo. Ya hicimos todo lo que pudimos, hicimos aguantar el forraje para las ovejas, pero ya está. Hoy no tenemos pasto. Acá en lo que es el paraje Cerro Alto debemos ser alrededor de 10 o 12 familias. Al lado tenemos, que también están en la misma situación que nosotros, el paraje Coquelén. Más abajo Corralito estuvo aislado un tiempo (…) después está Panquehuao, el paraje Melicó, y en la mayoría de estos parajes, como en toda la Línea Sur, lamentablemente los únicos que quedan en los campos son los abuelos. Es muy poca la gente joven que hay en el territorio y por eso se complica aún más la situación (Ailín Pilquiman del paraje Cerro Alto Entrevista radio Che comunitaria publicada en El Tábano digital)
A continuación, y teniendo en cuenta los discursos expresados estos días por las y los pobladores –en radios, audios que circularon en whatsapp y redes, y mensajes recibidos por comunicación personal–, identificamos cuatro reflexiones para proyectar cambios hacia futuro.
Primera reflexión: el encadenamiento de ciertos problemas estructurales
Si las familias mapuche y tehuelche se encontraron en situación de vulnerabilidad frente a los imponderables de este temporal se debió, en gran parte, a la acumulación previa de ciertos sucesos críticos y a la profundización, durante las últimas décadas, de ciertas desigualdades estructurales. En primer lugar, las organizaciones y comunidades mapuche y tehuelche denunciaron un claro abandono histórico por parte de los municipios, comisiones de fomento y Estados provinciales.
“La pandemia por el Coronavirus en primer lugar ha desnudado la situación de riesgo, precariedad y abandono de los pobladores de las comunidades mapuches en Río Negro. La nevada, un hecho de la naturaleza, ha dejado mucho más al descubierto las políticas de olvido, negación y desprecio por parte de los gobiernos” (Comunicado pu lof wariache ka pu trokinche Viedma-Carmen de Patagones waria mew)
Gran parte de los testimonios de las personas afectadas sostiene que el alcance de los efectos de la contingencia climática se profundizó por las ausencias estatales en las zonas rurales donde se encuentran las comunidades y familias mapuche y tehuelche. Los discursos fueron enumerando esas ausencias (o presencias ineficientes): las políticas de restricción de circulación y de aislamiento frente al COVID19, la falta de inversión en los caminos y la inadecuación de las políticas públicas a las demandas de los Lof.
Las políticas locales frente al contexto de aislamiento por el COVID aplicaron barreras y puestos de control en lugares de paso obligado para el abastecimiento regular de las familias. En un informe anterior (ver aquí) mencionamos la arbitrariedad con la que se tradujeron en las localidades de Patagonia las normativas elaboradas a nivel nacional. Como expresaba el logko del Lof Pillan Mawiza, “qué tiene que ver la frontera del AMBA con aquella que divide el pueblo de Cushamen de la localidad de El Maiten”. Esto explica, en parte, por qué muchas personas se encontraron con numerosos obstáculos para llevar a cabo el acopio estacional de forraje, alimentos y leña. Como expresaban entonces las y los pobladores, el abastecimiento de estos tres elementos antes del invierno era fundamental para sobrellevar la vida en el campo. Pero, como mencionamos antes, estas demandas se desoyeron: escasez de oferta e imposibilidad de circulación hicieron imposible completar los insumos indispensables. Además, y como consecuencia de estas mismas medidas, las y los pobladores debieron afrontar un aumento desmedido de los precios. En breve, las familias no pudieron comprar las cantidades necesarias de forraje,alimento y leña para sobrellevar un invierno extremo.
“Acá la mayor parte de las familias de la comunidad no cuentan con ingresos económicos mensuales y entonces proveerse de alimentos es bastante difícil, más teniendo en cuenta el incremento de los precios que se ha dado con el contexto de la pandemia. Entonces muchas de las familias necesitan alimentos, es una cuestión de primera necesidad. Y en cuanto al forraje pasa lo mismo, nosotros acá, el que pudo traer forrajes pudo, y el que no… porque no tienen ingreso económico como ya dije. Y la otra es por el incremento de los precios son distintos. Quizá una familia puede comprar 20 fardos de pastos pero tiene que pagar para que los traigan. Lo cual se incrementa más todavía los gastos. Está difícil la situación acá” (Rogelio Fermín Vuelta del Río. Entrevista Radio Petu mogeleiñ)
Históricamente, las comunidades vienen señalando la falta de inversión en la construcción de caminos como una de las principales prácticas de abandono estatal. Ni las comisiones de fomento, ni los municipios, ni los Estados provinciales, ni el Estado nacional respondieron apropiadamente a las demandas de construcción de caminos que las/os pobladores vienen reclamando para conectar sus lugares de vivienda con los centros de salud y de aprovisionamiento. Aun cuando algunas comunidades –como por ejemplo Vuelta de Río– construyeron sus propios caminos de formas autogestionadas, sigue siendo imprescindible una construcción planificada de caminos de calidad y pasos en la mayor parte de los parajes rurales. Y, para los meses invernales, servicios públicos de transporte adecuados a las geografías y climas de los parajes patagónicos (en ciertas zonas los servicios públicos de transporte deberían contar con tractores o motos de nieve, camionetas cuatro por cuatro, etc.). A la falta de infraestructuras de acceso vial se suma la ineficiencia del Estado en sus tareas de mantenimiento y mejoramiento de los caminos vecinales ya existentes en los parajes.
“Nosotros venimos presionando para que se nos baje forraje a tiempo, para que se asista a la gente con un plan calor… no entiendo por qué no se puede coordinar, por qué el Estado se niega a coordinar con los referentes de las comunidades, la verdad es que esa parte no la entiendo. Y es verdad, siempre van detrás, cuando el problema ya está, recién empiezan a salir, y ni siquiera. Tengo un poco de bronca, impotencia, todo junto, tengo un montón de cosas porque nosotros venimos desde hace un montón de tiempo enviando notas para los caminos vecinales que sean abiertos, que se pase la máquina, un montón de cosas que venimos pidiendo y no nos han escuchado. Yo me imagino la gente que está en el territorio sin poder comunicarse con su propia familia. Me imagino en la situación que están viviendo. Mis padres estuvieron muy angustiados, están en la Colonia Cushamen y yo estaba por ir en un momento de la nieve y cuando mi madre logró abrir un camino hasta la radio, que la radio queda ahí, a poquitos metros, ella a los dos días pudo abrir el camino y prender la radio, y pudo llamar y estaba muy angustiada! Porque mi papá tiene problemas en los pulmones. Estamos re-preocupados porque así como nosotros estaba la abuela Julia Nahuelquir, está María Nahuelquir y todos los vecinos. ¡Mi mamá estaba angustiadísima porque estaban tapados de nieve!. Entonces nosotros decíamos ¿Cómo podemos hacer para que nos puedan escuchar? ¿para que nos puedan abrir los caminos?” (Irene Nahuelquir Colonia Cushamen. Entrevista Radio Petu mogeleiñ)
Las respuestas estatales a las demandas han tendido a circunscribirse en políticas asistenciales de distribución de insumos básicos. Pero incluso estas escasas respuestas son objeto de reclamo y evidencia de abandono para la mayor parte de las/os pobladores mapuche y tehuelche, quienes expresan que la implementación de los diferentes planes de asistencia social periódica –ej. “plan calor”– o de emergencia es inadecuada e insuficiente, se distribuye de formas arbitrarias o, en ciertos parajes, es inexistente.
“En la zona rural no se conoce lo que es la energía eléctrica, algunos hemos podido poner una pantalla solar. En la escuela el motor se rompió, porque saltaron los tapones con la nieve. No hay luz en la escuela tampoco” (Roberto Tranamil Vuelta del Río Entrevista en Radio Nacional)
“Nosotros queremos que el intendente o los secretarios de gobierno nos den una mano a la gente. Este año ni el plan calor se reparte en Vuelta del Río. Ni leña tienen. Ya van a ver cuando se vaya la nieve como la gente va a salir a contar. Han quedado animales pelados, sin animales. Hay mucha gente que vive solo del campo, de sus animales. Y no reciben nada. No tienen nada más. Se han quedado sin nada” (Marcelo Calfupan de Vuelta del Río. Entrevista Radio Nacional)
“Hay que decir que en cuanto a forraje y leña cada familia se la rebusca como puede. El plan calor nunca llega, que el municipio nunca presta los camiones en tiempo y forma para traer la leña” (Rogelio Fermín Vuelta del Río. Entrevista Radio Petu mogeleiñ)
“Acá el reclamo es a la Comisión de Fomento de Paso Flores (Río Negro) empezamos de a poco, mandé avisos al poblador que es lo que más llega y que es lo que uno se utiliza acá por el tema de la leña, porque esa es otra cosa. O sea nosotros nos queda medio metro de leña. (…) llamé día por medio a defensa civil. Todos los días me atendía una persona distinta, quién sabe en qué rincón del país, no estaba ni enterado qué era Cerro Alto, (…) Y llamé y nada, la única solución que nos dieron fue antes de ayer que me llamó alguien de gendarmería y me dijo que ellos lo que podían hacer era venir y sacarnos. Esa es la solución que te da el Estado hoy en día: venir a buscarte a tu casa y llevarte. Me dicen: ‘la vida de los animales se recupera después’. Sí, pero ellos no saben lo que cuesta. Y es nuestra casa, esta es nuestra ruka, ¿Por qué tenemos que irnos de nuestra ruka? No entiendo qué tan difícil puede ser gestionar una máquina, si cuando están en tiempo de elecciones te traen tres máquinas juntas. Entonces esa es la bronca que te da, ese es el abandono que hay. Eso pasa siempre, o sea, se ve ahora reflejado por esto de la gran nevada que hubo. Pero el abandono está siempre” (Ailín Pilquiman, Cerro Alto. Entrevista radio Che comunitaria. Publicada en El Tábano digital)
“Si bien ella [la gobernadora de Río Negro] nombra o menciona a que se va a atender también a las familias mapuche, nos toma a todos por igual, como cualquier otro rionegrino, sabiendo que nosotros tenemos derechos vigentes, hay legislaciones vigentes que inclusive por ejemplo la ley 2287 que crea el consejo de desarrollo de comunidades indígenas habla ya de crear un fondo de desarrollo, y todos estos años, ya tiene 32 años esta ley en Río Negro, hasta al día de hoy lo que menos podemos hacer es desarrollo, porque no contamos con los recursos necesarios.” (Nehuen Loncoman, entrevista radio Encuentro, 28 de julio de 2020).
Estos testimonios dan cuenta de un desfasaje entre las demandas concretas y fundadas en las propias prácticas de las/os pobladores y las respuestas de las distintas gestiones públicas. En un encuentro con funcionarios de gobierno, la machi del Lof Lafken Winkul Mapu se refería a esta situación de emergencia diciendo que para las personas que viven del campo es central alimentar a sus animales, “por qué es tan difícil de entender que el alimento para los animales es lo más importante”. Mientras los Lof han venido especificando sus demandas a lo largo de los años, las gestiones públicas responden con sus propios criterios acerca de qué es lo necesario y qué no. En esta misma dirección, una pobladora de Ranquilhuao decía que si el Estado llega con yerba o con alguna ropa, “claro que nos va a venir bien, pero no es lo que estamos pidiendo, que no digan que por traernos algunos alimentos están atendiendo a la gente”. En pocas palabras, las demandas de las/os pobladores se agrupan en dos principales ítems: por un lado, inversiones estatales para facilitar los procesos autónomos de producción (las cuales pueden variar en cada caso); por el otro, y frente a situaciones de emergencia como un temporal, gestionar los medios para llegar a las viviendas aisladas con alimentos y, para todas/os las/os pobladores, gestiones coordinadas para mantener con vida sus animales que son su principal sustento (forrajes, traslados o disponibilidad de galpones, etc).
Cuando la función estatal –de crear las condiciones para seguir desarrollando las prácticas familiares/comunitarias y autonómicas de producción– es reemplazada por la función asistencialista se acrecienta la situación de vulnerabilidad. Las/os pobladores expresaron, de formas diferentes, que este reemplazo es evidencia del desinterés estatal para mitigar la desigualdad respecto a poblaciones originarias.
Las denuncias por parte de las comunidades y organizaciones mapuche y tehuelche dan cuenta de que la situación en los territorios hoy es crítica. Las nevadas no han hecho otra cosa que acentuar las desigualdades históricas que viven las familias tanto en las zonas rurales como en las zonas urbanas.
“El intendente del Maiten, Currilen, pateó la pelota para el lado de Cushamen, nunca se aparece arriba de la cordillera. Todos los años sufrimos esto, sufrimos las nevadas. Sería bueno que digan la verdad, simplemente la verdad. Que a la gente se la olvida, se la desatiende” (Roberto Tranamil Vuelta del Río. Entrevista en Radio Nacional)
“Justamente la comunidad mapuche Laguna Blanca hay una comisionada que estaba saliendo desesperada por los medios, redes sociales expresando que se encontraba totalmente abandonado la Comisión de Fomento. Hay más de 70, 80 familias en el sector, y la verdad que quedaron muy conmocionadas con este hecho. (…) Es un abandono también por parte del estado rionegrino que no está preparándose, no está a la altura de las circunstancias para abordar estas situaciones (…) Nosotros [CODECI] este año en enero o febrero, no recuerdo bien, que nos juntamos en Maquinchao con ella, esos compromisos asumidos hasta el día de hoy no han tenido respuesta.” (Nehuen Loncoman, entrevista en Radio Encuentro 28 de julio de 2020).
Ahora bien, en el contexto actual de emergencia –cuando todavía hay viviendas a las que no se pudo acceder– la demanda del Pueblo Mapuche y Tehuelche pone en relieve tanto la ausencia estructural del Estado –por ej. la falta de medios de comunicación y de conectividad, la falta o la intransitabilidad de rutas y caminos– como las necesidades inmediatas –falta de combustibles, de leña, de alimentos, apertura de los caminos, la implementación de rondas sanitarias.
“Es preocupante porque la verdad es que nuestra gente sigue estando ahí bajo la nieve, no sabemos en qué condiciones. No sabemos si tienen para comer. Estamos haciendo todo el esfuerzo para llegar como sea. En Mina de Indio todavía no se puede llegar. A Vuelta del Río tampoco se puede llegar. Ahí arriba tenemos muchas familias mayores, o sea, las personas que están ahí son adultas mayores y eso es preocupante que hasta el día de hoy no haya podido llegar nadie por parte del Estado. Ni siquiera a preguntarle si tienen o no para comer, si están bien de salud, si les falta alguna medicación. Es muy preocupante lo que está sucediendo. Mi hermana es la logko de mi comunidad (…) ella estuvo un par de días sin tener contacto porque no tenían luz. Arriba la señal pudo llegar hasta Gualjaina y pudo contactarse pero sin embargo no hubo una coordinación. No la tuvieron en cuenta” (Irene Nahuelquir, Colonia Cushamen. Entrevista Radio Petu mogeleiñ)
“Estuvimos [en Comallo] con Arabella Carreras, estuvo el ministro Rodrigo Buteler, la ministra de educación, el ministro de obras y servicios. También estuvo el intendente de Comallo, y el comisionado de fomento de Onelli. Nuestro planteo fue en base a las diferentes demandas que tuvimos. La preocupación por parte de autoridades mapuche, logkos, werken (…), hicimos hincapié en la apertura de los caminos que hasta el momento de hoy en algunos tramos siguen cerrados. Esto lo que no permite justamente es comunicarse, ¿no? a los pobladores, las familias mapuche y, lo importante de estos caminos es que bueno la gente pueda abastecerse de alimentos, y en este momento forrajes. Justamente hicimos hincapié para salvar las majadas, poder contar con un forraje, forraje para las comunidades mapuche de acá de la zona y de la línea sur, lo cual ha sido expeditivo por parte de todas las comunidades de la zona. (…) Nosotros les expresamos (a la gobernación de Río Negro) es que justamente que el forraje es urgente y que en realidad ya estamos llegando tarde. Expresamos que ya con las experiencias que hubieron en el ´84, ´95, con grandes nevadas, el estado rionegrino tendría que estar preparado para una situación como ésta. (…) hicimos una mesa de emergencia territorial mapuche, justamente con la idea de poder ayudar a las familias mapuche, porque no teníamos ninguna respuesta por parte del estado provincial, y sabíamos que si esta situación, por lo menos si los caminos no se abrían o si los caminos no se abren estamos estas situaciones pueden llegar a seguir llegando tarde, por lo cual es grave, porque no podemos permitir seguir perdiendo vidas (..) cuando pasan estas cosas por ahí no se hacen visibles. (Nehuen Loncoman, entrevista en Radio Encuentro. 28 de julio de 2020)
Segunda reflexión: vidas que valen menos
Un evento tan crítico, como lo es una nevada que mata el 80% de los animales, suele también ser fuente de interpretaciones y reflexiones colectivas. Además de ser caracterizada por las personas afectadas como una situación de mucha angustia y desesperación, motivó ciertas conexiones entre hechos y prácticas; por ejemplo, entre el accionar de los gobiernos frente a la emergencia climática y las formas en las que se involucraron otros funcionarios del Estado en el transcurso de otros sucesos. Estas conexiones y asociaciones entre experiencias –vividas o en marcha– invitan colectivamente a pensar.
Por un lado, que esta desidia estatal denunciada históricamente por las poblaciones indígenas no solo es producto de algunas incompetencias de los gobernadores de turno. Sino que también es leída como una acción sistemática, fundada en un racismo institucional que ha sido la base en la que se construyó la relación entre los pueblos indígenas con el Estado nación. Por el otro, y a la par, que este racismo latente se continúa reproduciendo en las formas en que se ponen en marcha ciertas políticas o acciones estatales en contextos de emergencia.
Hubieron dos hechos específicos –entre muchos otros– que fueron tomando relieve a la hora de mostrar cómo operan las matrices de alteridad o las construcciones hegemónicas del indígena en las burocracias y en las decisiones gubernamentales frente a determinados sucesos.
El martes 28 de Julio, el gobernador de la provincia de Chubut, Mariano Arcioni, llevó a cabo un “operativo de asistencia” para los pobladores de las zonas rurales afectadas por el temporal. Este “operativo” consistió en arrojar bolsas de víveres desde un helicóptero del Ejército. A pesar de que estaban dadas las condiciones para aterrizar y realizar un trabajo de rescate y de asistencia más consciente y responsable, se optó por tirar las bolsas de residuo que contenían alimentos y víveres de primera necesidad (lavandina y demás) desde alturas considerables. Al impactar contra el suelo, se rompieron las bolsas y los productos quedaron desparramados, destruidos e inutilizables.
Frente a este hecho nos preguntamos, ¿cuáles son las concepciones de “asistencia” y “atención” que tienen estos funcionarios para con las personas y las comunidades indígenas? Para los y las mapuche esas concepciones están a la vista: discriminación y menosprecio hacia ellos y hacia sus vidas.
“Estamos preocupados por la gente que está sufriendo. Llegamos a una familia y no tenían alimentos para comer. Sus animales estaban todos enterrados. Hay que aclarar que pasó el helicóptero del ejército donde estamos trabajando. Pasan y tiran una bolsa de comida. Esta bolsa es una bolsa de residuo pero al tirarla ya no sirve para el consumo de la familia. Nosotros pudimos ver, andamos seis compañeros laburando de la comunidad y gente de las brigadas de incendio. La comida que se largó del helicóptero estaba absolutamente rota. Cayó todo mezclado, la comida con la lavandina. No sabe lo que nos duele ver eso. Tiraron ahí, se rompió todo, no quedó ni un paquete de fideos sano, todo bañado en lavandina. Hace quince días que la gente está bajo nieve. Hace días que estamos golpeando puertas para que nos ayuden. Todos merecemos una ayuda, una asistencia del Estado. Cuando ellos nos necesitan llegan y se sacan fotos pero ahora que los necesitamos a los políticos no están. (Marcelo Calfupan de Vuelta del Río. Entrevista Radio Nacional)
“Es terrible porque todavía no hemos podido llegar a ninguna de las personas que están aisladas. Es mucha la cantidad de nieve. No se ha estado coordinando bien ni con provincia ni con nación. Estamos totalmente dejados de lado. No han podido articular con los referentes de las comunidades y eso es preocupante porque tenemos gente en el lugar, en el terreno que conoce a cada familia y conoce cada ubicación de las comunidades y la verdad es que no nos han dado la participación para hacer una coordinación en conjunto. En el momento de coordinar lo que iba a hacer la provincia, el abordaje, no coordinaron con la logko de la comunidad. Entonces nosotros también a nivel nacional, yo como CPI , soy representante de las 23 comunidades de Costa de Lepá, Cushamen (…), coordinando y presionando a nivel nacional para que puedan bajar los equipos que deberían hacer el rescate, que deberían visitar a la gente, que deberían ir a ver a la gente a ver cómo están, presionamos, y logramos que así sea. Pero ¿qué pasó? En el camino nos desconocieron y articularon con el municipio. Entonces por ahí da un poco de impotencia, de bronca. Yo estuve reunida con un Secretario del Ministro de Seguridad a nivel nacional y le plantee justamente esto: ¿por qué Marcelo Calfupan no podía subir al helicóptero? Es la persona que atiende a la gente mayor en la comunidad de Vuelta del Río. Es un referente de la comunidad ¿cuál era el problema para que él no se pueda subir al helicóptero? Hasta el momento no sabemos nada. Marcelo sigue caminando como puede, abriendo camino como puede para poder llegar a su casa a ver si le quedó algún animal o no. Así que no sé cuál será el problema por el que nos dejan de lado, esa parte no la entendemos”.(Irene Nahuelquir. Colonia Cushamen Entrevista Radio Petu mogeleiñ)
“No hemos visto gente del municipio, por lo menos acá a mi casa no ha llegado nadie. Y a esto agregale lo que pasó con el helicóptero que sobrevoló la zona ayer y que tiró mercadería desde el aire que quedó inutilizable porque todo lo que cayó al piso se rompió, se manchó con lavandina. La gente necesita la asistencia y que pase esto en el medio de la emergencia es lo peor que nos puede pasar. Sabiendo que ese alimento puede llegar a los hogares de cada familia de la comunidad y que es necesario y terminó tirado y roto en el medio del campo”. (Rogelio Fermín, Vuelta del Río. Entrevista Radio Petu mogeleiñ)
“Hoy llegamos tarde, hoy llegamos tarde porque los animales ya se están muriendo, ya tenemos víctimas fatales digamos y la verdad que ojalá puedan cumplirse todos los compromisos que asumió por lo menos los que nombró en esta reunión [la gobernadora de la provincia de Río Negro]. Estamos a la expectativa de que se puedan cumplir todas estas demandas que propiamente dicha están de logkos, logkas de comunidad que también se han comunicado por una, por otra vía, con la gobernadora, de forma personal también, expresándole la necesidad de que se los asista en lo inmediato. (…) mover un helicóptero, lo cual nos parece gastar un recurso innecesario porque la verdad es que mover un helicóptero solamente para dejar una veintena de módulos que tienen aproximadamente 13 productos es gastar un recurso, cuando podríamos abocarlo a asistir sanitariamente a adultos mayores.”
El viernes 24 de Julio el anciano Nazario Cayu, preocupado por el estado de sus animales en el contexto del temporal de nieve, salió de la casa de su hermano, hasta su ruka –en la zona de Cabresto Quemado, a 20 km de Pulam Lafken (Laguna Blanca, Río Negro)–. Pasaron días desde que el anciano había salido a buscar su hacienda y su familia no tenía noticias de él. El lunes 27 de julio, un sobrino salió a buscarlo y, al no encontrarlo, pidió ayuda para su rescate. Ese mismo día el cuerpo fallecido de Nazario Cayu fue encontrado en las cercanías de su casa.
Los familiares del anciano avisaron enseguida lo ocurrido y realizaron los trámites correspondientes para que el cuerpo sea rescatado y llevado a un lugar para su posterior entierro. Sin embargo, pasaron más de cinco días hasta que el gobierno de la provincia de Río Negro realizó el operativo. Durante esos cinco días, la familia, con el acompañamiento de otras comunidades y organizaciones mapuche y no mapuche, denunciaron públicamente el abandono de persona por parte de los funcionarios estatales. Una vez más, este hecho dejó al descubierto la desigualdad de prioridades entre las comunidades y los funcionarios de gobierno. En el staff del Estado todavía existe el supuesto de que algunas vidas o cuerpos valen menos que otras y otros.
“(…) Aún no se ha ido a rescatar el cuerpo del lamngen Nazario Cayu, hallado muerto en la nieve el lunes 27 de julio en cercanías a Laguna Blanca. Cuando sus familiares realizaron todo el esfuerzo por llegar a buscarlo, no se les permitió llegar. Nazario Cayu aún espera en la nieve un acto de humanidad. Nosotros nos hacemos eco y reclamamos. ¿Cuántos muertos más por abandono deben haber para que cumplan con su función las autoridades provinciales? (comunicado pu lof wariache ka pu trokinche Viedma-Carmen de Patagones waria mew.)
(…) No sé sabe a ciencia cierta qué día falleció, pero hasta el día de hoy sigue en el mismo lugar donde falleció. No se realizó el rescate de su cuerpo. Hoy estaba el compromiso de realizar ese rescate y no sé realizó. Denunciamos a Arabela Carreras por abandono total de personas. La denunciamos por no arbitrar los medios adecuados para ingresar al territorio y rescatar a la persona fallecida. Esto es una muestra más de la falta de humanidad de esta funcionaria. (Comunicado Aukin Niyeu)
Este racismo institucional que recae sobre las personas y familias mapuche y tehuelche no solo se expresa en estas prácticas de menosprecio. Como lo vienen denunciando reiteradamente las comunidades y organizaciones indígenas, la actitud racista es una ideología que emerge cotidianamente en los discursos de los medios de comunicación y en los operativos de las fuerzas de seguridad [1]. Acertadamente, algunas/os pobladores subrayan la comparación entre los tiempos y el despliegue de las fuerzas que se ponen en juego para desalojar o reprimir, y los tiempos y el despliegue del Estado al momento de vehiculizar algún tipo de intervención social.
“Es el mismo Estado que nos reprime, el mismo Estado que nos acusa de que somos los mapuche violentos, los mapuche matones o como nos quieran llamar. Es el mismo Estado”.(Irene Nahuelquir, Colonia Cushamen. Entrevistan radio Petu mogeleiñ)
“Y el Estado está ausente digamos, no está presente. Cuando nosotros necesitamos el apoyo del Estado, ya sea helicóptero, camiones o máquinas, lo que haga falta, no están, siempre faltan recursos… no sé qué es lo que les falta pero siempre dicen que les falta recursos. Pero cuando es para venir a reprimir, para desalojar, para todo ese tipo de cosas, existe todo…capaz que hasta tenemos cuatro o cinco helicópteros sobrevolando la zona. Pero ahora… ayer, anduvo uno solo y quedó claro con las fotos y el mensaje que no es mentira lo que pasó, que nos tiraron la comida. Ese es el Estado que tenemos para las comunidades, esa es la respuesta a tantas necesidades que las comunidades tienen” (Rogelio Fermín, Vuelta del Río. Entrevista Radio Petu mogeleiñ)