ContrahegemoniaWeb

Apuntes sobre socialismo desde abajo y poder popular

La gente sabe… a propósito de Rojo

Advertencia inicial: en el siguiente texto se va a hablar de la película Rojo, con mucho relato sobre la misma. Si usted quiere verla, aún no lo hizo y considera que esta lectura puede anticiparle demasiadas cosas, vea la película primero.

De lo contrario, queda más que invitadx a pasar….

Desde el vamos, que en un país como este -en el que se ha dicho que “ningún trapo rojo flameará sobre la gloriosa celeste y blanca”; en el que (exceptuando los actos o movilizaciones de la izquierda partidaria) solamente se ven flamear banderas de ese color cuando se está cerca de algún santuario del Gauchito Gil[1]; en el que el “sentir cheto” ha reemplazado su mención por el inexplicable vocablo “colorado”- una película con connotaciones políticas lleve “Rojo” como nombre es un pequeño y querible exabrupto inicial.  

Situada en algún lugar de la Provincia de Buenos Aires[2], en el triste y crucial año de 1975, la historia transcurre con el incómodo contexto del terrorismo de Estado en democracia como telón de fondo. 

Como todo terror que se precie de tal, Rojo pone en evidencia que el terror de Estado no puede (ni quiere) ser clandestino. De ser así, no sería eficaz…

En esa perversa paleta de grises, cual juego de sutilezas macabras, lo que asusta es el límite entre lo que se muestra y lo que se oculta, entre lo que se sugiere y lo que se deja ver, entre lo que está ahí, a la vista de todos y sin embargo pasa inadvertido. El dispositivo del terror parece anidar en esos detalles sueltos…

Te puede interesar:   Pink Floyd: El lado más oscuro del «Dark Side of the Moon»

1975 representa la internalización de ese dispositivo estatal por parte de la sociedad. Los anticuerpos resistentes están en pleno proceso de disolución. La Triple A es quien manda y el dispositivo terrorista permite atomizar cuerpos (y por ende potencias, según la clásica fórmula spinoziana) e, inclusive, “sumarlos a la causa”[3].

Dentro de ese contexto, la brutal propaganda de Bonafide que se exhibe en la película viene a (de) mostrarnos que la violencia ya estaba inscripta hasta la médula del cuerpo social, casi como naturalizada. Quizás es este uno de los puntos que mas extrañeza nos provoca cuando pensamos los 70.

Estamos en presencia de una película profunda, tensa y por momentos dramática, como la prefiguración de cierta disolución definitiva de los límites morales que se muestra.

Si “El secreto de sus ojos” intentó representar algo del clima de época dentro de la trillada clave de buenos y malos, encontramos en Rojo una recreación ni épica ni romántica. Desde el vamos queda claro que -si es que existe- el mal no necesariamente necesita portar arma en la cintura.

Para el caso, una vez terminada la película podremos comprender cabalmente que en la escena inaugural lo que estaban haciendo los “buenos vecinos” (que entran con las manos vacías y salen con algún objeto encima) en la “casa del operativo” de la Triple A (¿de quién sino?) no es otra cosa que saqueando lo que en ella hubiera quedado.

Rescatando otros puntos fuertes de la película, a modo de auténticos aciertos estético-políticos y sin orden de jerarquía se destacan:

La escena del eclipse en el mar.

Te puede interesar:   El Padre Mugica, Montoneros y la Triple A. Una respuesta a Hugo Vezzetti

El forzado reportaje al intendente en la escalera, que nos transporta dramáticamente al Perón que (en Febrero de 1974) no solo increpó en vivo a la periodista Ana Guzzeti, sino que intentando despegarse de la Triple A (inaugurada bajo su gestión, en Noviembre de 1973) instruyó en plena conferencia de prensa a que le “abran una causa” a la periodista[4].

Toda la secuencia inicial de la película. Desde la discusión en el bar hasta el momento en el que el “civilizado abogado” abandona (boqueando y moribundo) al “bárbaro hippie” en los límites del desierto, como posible alusión a la célebre dicotomía sarmientina.

El momento de tensión que se genera, cuando el mago no logra “hacer aparecer” a la chica que ha metido en una caja.

Como puntos flojos de la película pueden mencionarse la escena del secuestro del joven a manos del grupo de amigos del novio celoso. Tal vez una trivialidad innecesaria, pero que puede ser leída en clave de la impunidad creciente que se sugiere.

Algún detalle de más en el interior de la casa reventada: el libro con el URSS en la solapa o la borroneada figura del Che despidiéndose desde el suelo, dan cuenta de cierto exceso de exhibición.

Alguna pregunta final.

Si Perón evita (ba) la patria socialista[5], ¿Pueden entenderse los golpes y el tiro que “el hippie” se autopropina como formando parte de una declaración de impotencia política?

¿Puede ser esta escena interpretada como alusión a la sugerencia que Montoneros le propone a su militancia respecto al uso de la pastilla de cianuro?

Vale recordar que ante las evidentes pruebas de lo brutal de las torturas y de las inevitables delaciones que se producían durante las mismas, la organización Montoneros, le sugirió a sus militantes tener encima una pastilla de cianuro, para poder suicidarse antes que ser atrapados con vida.  Y que esta sugerencia fue hecha antes de que la última dictadura hubiera llegado al poder.

Te puede interesar:   Horacio

Pensada bajo estas claves, la película presenta múltiples y ásperas aristas para problematizar reacciones sociales ante el terrorismo de Estado.

Salirse de la clásica denuncia al Estado es todo un desafío para quienes estamos formateados al interior del campo de los Derechos Humanos. Pero ese intento se hace indispensable a la hora de problematizar ciertas conductas sociales, que van más allá de la mera sumisión ante el terror del Leviatan.

Edgardo Alvarez, Septiembre de 2020.


[1] Un santo popular que logra llenar de banderas rojas las rutas argentinas vale más que una simple mención.

[2] La ficticia Río Seco resulta un buen nombre, suponiendo una metáfora de la pérdida de caudal político de las organizaciones populares a esa altura del partido.

[3] Recuerdo un graffiti de inicios de los 80 que decía: colabore con la policía, péguese usted mismo.

[4] https://www.youtube.com/watch?v=9bxflD54JMI. Hay versiones que dan cuenta de que Guzzeti fue detenida y torturada por la Triple A dos meses después de tal episodio.

La gente sabe… a propósito de Rojo.[5] Leída de corrido, no deja de impresionar la transparencia de la consigna. El problema de interpretación parece que estaba generado por la coma.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *