Mientras los EEUU resuelven su desordenada transición el resto
del mundo se mueve. La República Popular China es el epicentro de esos
movimientos.
Los
resultados electorales en EEUU y cambios en la zona Asia-Pacífico están
indicando jugadas en el tablero internacional que adelantan la reestructuración
de un poder mundial en transición. No obstante la crisis mundial inédita que
recorre el globo el tablero internacional registra movidas de tipo estratégico.
China acaba de firmar el acuerdo de libre comercio más grande de la historia.
En paralelo el triunfo de los demócratas en EEUU anuncia un regreso del
multilateralismo, al mismo tiempo que se acentúa la relación chino-rusa.
Disputa y cooperación están en el centro de estos movimientos.
Nuevo gobierno
La nueva administración que encabezará Joe Biden en EEUU deberá recomponer las
relaciones -tanto internas como externas- que la administración Trump comenzó a
reconfigurar y que han quedado a mitad de camino debilitando al imperio frente
al mundo. En política exterior no solo debe responder al avance de China y
reconstruir las relaciones con Europa, también debe enfrentar la delicada
situación en Medio Oriente y en Irán, la política expansionista de Turquía y la
mayor influencia de Rusia. El trumpismo derrotado, que mantendrá fuerte
presencia política, no se lo hará sencillo. Haber ordenado el regreso de tropas
de Afganistán e Irak casi al fin de su mandato y las sospechas de que dio vía
libre al atentado al cerebro del plan nuclear en Irán, son muestras de ello.
¿Cómo se ubicará el complejo militar-industrial frente al nuevo gobierno?
Conviene recordar que históricamente los demócratas se han involucrado en más
acciones militares que los republicanos.
El triunfo de los demócratas anuncia el fin del unilateralismo de la
administración Trump. En el acto en que el futuro presidente presentó a los
funcionarios que ocuparan cargos en Seguridad Nacional y Política Exterior se
dieron algunos indicios: «EEUU está de vuelta para liderar el mundo. No podemos
resolver los problemas del mundo solos. Necesitamos la cooperación, necesitamos
asociaciones». También se indicó que están dispuestos a retomar la lucha contra
el cambio climático reintegrándose al Acuerdo de París e incluso reflotar el
Tratado Nuclear con Irán. ¿Se trata de un regreso a las políticas de la
administración Obama? No necesariamente, pero sí que podrían retomarse algunos
lineamientos de política exterior.
Nuevo eje
Mientras
los EEUU resuelven su desordenada transición el resto del mundo se mueve. El
eje esta en el área Asia-Pacífico, mientras que la República Popular China es
el epicentro de esos movimientos. Hasta la asunción de Xi Jinping las
relaciones económicas de China con Asia, Africa y América Latina eran país a
país, pero desde entonces esta concepción fue mutando hacia un enfoque
multilateral.
A mediados del mes pasado los 10 países miembros de la «Asociación de Naciones
del Sudeste Asiático» (ASEAN) suscribieron con Japón, Corea del Sur, Australia,
Nueva Zelanda y China (impulsora de la iniciativa) la «Asociación Económica
Regional Integral» (RCEP) lo que constituye un salto cualitativo que convierte
a este bloque en la mayor zona de libre comercio del mundo (30 por ciento del
PBI mundial, 28 por ciento del comercio global), que tendrá un impacto que
superará lo regional. Por si fuera poco es un acuerdo abierto pensado en un
futuro ingreso de la India, también de países latinoamericanos.
UE y Rusia
Ya
antes la Unión Europea había firmado acuerdos con Japón y Canadá, mientras que
avanza para lograrlo con Gran Bretaña buscando que el Bréxit no rompa las
interconexiones productivas en la región. A fines de noviembre pasado Rusia
convocó a la «20° Cumbre de la Organización de la Cooperación de Shanghai»
(OCS) que incluye países euroasiáticos y a la «XII Cumbre de los BRICS»
(Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), en paralelo Malasia organizó la
«Cumbre del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico» (APEC). Es evidente
que la decisión del ex presidente Trump de sacar a EEUU de la Alianza
Transpacífico (TPP) y del Acuerdo con la UE (TTIP) dejo un vacío que otras
potencias y naciones están aprovechando. Especialmente China, que busca asumir
el liderazgo de la globalización y el libre comercio.
Como lo señalara en nota anterior en esta misma sección, la dialéctica
competencia-cooperación en la disputa estratégica (control de las nuevas
tecnologías) entre la potencia norteamericana y la ascendente República Popular
China es el marco en el que se desenvuelve el pasaje del modelo anglosajón
(EEUU-Gran Bretaña) al asiático/pacífico (China y el sudeste asiático) que
arrastra a Europa. Esta transición acelerará no solo el curso del comercio y
las inversiones globales sino también la reestructuración del poder mundial. En
este período lo que destaca es la declinación gradual de los EEUU y el ascenso
sostenido de China.
China crece
El virus Covid-19 se originó en China que logró controlarlo en pocas semanas,
igual que Corea del Sur y Taiwán, en cambio no ha pasado lo mismo en EEUU. Las
crecientes desigualdades sociales y el deterioro del nivel de vida en la
sociedad norteamericana contrastan con lo anunciado por la potencia asiática
hace dos semanas informando haber acabado con la pobreza extrema. La economía China
será la única que crecerá este año, 1,9 por ciento (cálculos internos del FMI
estiman que incluso podría superar el 3 por ciento), por el contrario la
economía de EEUU caerá un 4 por ciento. En poco tiempo la economía china
superará a la estadounidense lo que no implica que EEUU deje de ser la primera
potencia mundial y su poderío militar siga superando al de todos los otros
países juntos. Se abre sí un gran interrogante: ¿qué puede pasar con un país
imperial que ve declinar su hegemonía y desvalorizarse su moneda pero que al
mismo tiempo su poderío militar es creciente?
Los flujos comerciales y de capital así como la definición de zonas de
influencia juegan un rol determinante en el tablero internacional, generan
confrontaciones que históricamente se han definido en el terreno militar. No
necesariamente tiene que ser así en este siglo XXI.
Eduardo Lucita es Integrante del colectivo EDI (Economistas de Izquierda)
Fuente: La Arena