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Función, dinámica e intereses de los think tanks estadounidenses que estudian América Latina

¿Quiénes y cómo se estudia América Latina desde Estados Unidos (EE.UU.)? ¿Qué temas se consideran clave y cuáles son los problemas urgentes de la región? ¿Hay alguna  incidencia del Gobierno estadounidense en la definición de estos problemas?
¿Existen intereses privados vinculados a la diagramación de esta agenda?
¿Quiénes financian a las instituciones dedicadas a estudiar América Latina?
¿Cómo es que esta agenda y sus postulados alcanzan a influenciar el modo en que los latinoamericanos percibimos lo que sucede en la región?

En las últimas décadas, las relaciones entre Estados Unidos y América Latina se caracterizaron por numerosas tensiones en el marco del auge de Gobiernos progresistas.
Las críticas a tales experiencias fueron sistemáticas. La mancuerna sector privado-Gobierno de EE.UU. aglutinó a un importante número de académicos y voces expertas agrupadas por Think Tanks con importante repercusión en la prensa.

Ésta contribuyó a construir, difundir y consolidar una perspectiva negativa sobre dichos procesos, calificados como “corruptos, ineficientes, autoritarios, anti democráticos”, etc.

CONCLUSIONES

El análisis sobre el modo en que algunos Think Tanks estadounidenses abordan la realidad latinoamericana, en términos generales, muestra que:

1. No se trata de organismos “apolíticos” o neutrales. Por el contrario, el mecanismo de “puerta giratoria” garantiza no sólo el vínculo con el gobierno de turno sino con partidos políticos, ex-funcionarios, etc.

2. No son instituciones desinteresadas. El origen del financiamiento de estos Think Tanks (además de las trayectorias personales e institucionales) han consolidado un fuerte vínculo entre los intereses de las grandes corporaciones transnacionales, el Gobierno estadounidense y de otras potencias, y los organismos internacionales

3. Este financiamiento, en ocasiones millonario, no define directamente qué estudiará cada Think Tank, pero sí determina el abordaje y las líneas de análisis con respecto a problemas o procesos que afecten los intereses de los “donantes”.
Así se propician determinados posicionamientos de los expertos, que luego serán reproducidos por la prensa hegemónica.

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En lo relativo a América Latina en particular, se evidencia que más allá de las diferencias en cuanto a líneas de análisis, opiniones y propuestas, en ningún momento
existe un cuestionamiento de por qué EE.UU. (sector privado y público) debe ser “guía” para el refuerzo/reformulación del Estado de Derecho y la democracia en América Latina. Se presenta como una especie de “tutelaje natural” y necesario, en el cual los Think Tanks adquieren un rol primordial.

En términos generales, los análisis suelen subrayar las debilidades democráticas en América Latina, la corrupción, la vulneración de DD.HH., las políticas poco amigables con la preservación del medioambiente y los desaciertos de las políticas económicas (cuando se apartan del derrotero neoliberal).

Lo interesante es que entre los principales “donantes” de estos Think Tanks encontramos a empresas/fundaciones como Chevron, Pfizer, Lehman Brothers, Open Society (Soros), Caterpillar, etc. que cuentan con múltiples denuncias a nivel internacional por explotación de la fuerza de trabajo, experimentos químicos en poblaciones, polución ambiental y especulación (que han contribuido o provocado la quiebra de economías estatales, con innumerables consecuencias para la población de esos países).

Ante estos datos, ¿qué veracidad o legitimidad tendrán las críticas realizadas por organismos vinculados a estas empresas frente a un proceso como el de Venezuela? En efecto, la legitimidad se construye a través del vínculo entre la “opinión experta” y los medios de comunicación hegemónicos.

La presencia en medios y redes sociales como “voces expertas” le otorga veracidad a las opiniones, en particular cuando varios Think Tanks plantean una postura similar. Por otra parte, cuando existen diferencias entre Think Tanks, o entre éstos y los lineamientos del Gobierno de EE.UU., son muy cuidadosos en no criticar el orden imperante.

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Precisamente, la distancia con la gestión Trump se debe a que el republicano, en su discurso del “America First” postularía una crítica a los excesos de la globalización y el neoliberalismo.

En los hechos, Trump no se ha apartado del neoliberalismo, mientras los Think Tanks abogan por la necesidad urgente de “salvarlo”, por ser concebido como único sistema viable y conveniente.

Retomando aspectos más puntuales, hemos señalado que los cuatro temas/problemas más relevantes para América Latina, según los Think Tanks seleccionados son: Venezuela, México, migraciones y Colombia. Venezuela es concebida como un problema grave para la región, presentada siempre desde un ángulo negativo.

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