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La violencia en Chubut

Diferentes clases de violencia atraviesan, de lado a lado, la provincia de Chubut. Violencia natural y violencia humana, violencia política y violencia social, violencia económica y violencia sanitaria, violencia simbólica y violencia material.

La que aparece en primer plano hoy es la sufrida por el presidente Alberto Fernández, en Lago Puelo. Aparentemente, los responsables de haber lanzado piedras al vehículo que lo transportaba y haber roto los vidrios traseros serían uno o dos manifestantes contra la megaminería.

Es una acción que debe ser repudiada porque pudo provocar daños físicos en el presidente y/o su comitiva. No está bien agredir físicamente a alguien, sobre todo si esa persona no nos está atacando y, en cambio, viene a ayudarnos. Además, la investidura presidencial debe ser respetada.

Ahora bien, esa acción violenta se dio en un marco que incluyó otras acciones violentas. Una patota de la UOCRA actuó como guardia de seguridad y agredió a manifestantes socioambientales. No es la primera vez que lo hace en Chubut. Ni tampoco es la primera vez que una patota sindical ataca a vecinos o a trabajadores que luchan por sus derechos. En septiembre de 2019, una patota del sindicato de petroleros privados atacó a docentes que hacían un piquete en Comodoro Rivadavia, en reclamo del pago de su salario en tiempo y forma. Desalojaron a los manifestantes antes la presencia de Federico Massoni, que entonces era ministro coordinador y ahora ministro de Seguridad. Él observó todo desde su camioneta.

[https://www.anred.org/2019/09/04/chubut-patota-del-sindicato-de-petroleros-ataco-a-los-docentes-en-lucha/]

Violencia política

Alberto Fernández fue agredido. Estaba de visita junto a Juan Cabandié, ministro de medio ambiente. La presencia de los dos era reclamada desde hace un año por el pueblo de Chubut, cuando el gobernador Arcioni empezó a deslizar la idea de que iba a retomar el proyecto de zonificación minera. Durante estos meses, tanto el secretario de minería Alberto Hensel como el mismo Alberto Fernández se pronunciaron de manera entusiasta a favor de la megaminería en la provincia. Incluso, la ofertaron en diferentes partes del mundo.

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Arcioni, que en su campaña electoral había prometido oponerse a la megaminería, traicionó el compromiso electoral y, con el apoyo del gobierno nacional, pretendió y pretende forzar la aprobación del proyecto en la legislatura. Esta traición es también una acción violenta, una herida que provoca frustración, enojo y movilización popular. El pueblo se tiene que defender del gobierno. Y, claramente, el que está equivocado es este último porque quiere hacer exactamente lo contrario de lo que prometió.

Entonces, Fernández vino a una provincia que está doblemente violentada. Por un voraz incendio, que arrasó con casas, bosques, montañas, animales, y por la amenaza de una actividad extractiva que es rechazada por la gran mayoría del pueblo. Y el dolor de la tierra quemada está asociado al dolor de la tierra dinamitada por la minería.

Y, frente a las cámaras, Fernández mintió. Dijo que la minería no era un asunto de él, sino de los chubutenses, que él no tiene nada que ver. Como si, de manera mágica, pudiera borrar todas las declaraciones suyas y de Hensel a favor del proyecto de zonificación minera. Como si los chubutenses fuéramos estúpidos.

Y aseguró que es un tema que él conoce muy bien, que sabe de la existencia de “las dos miradas, la de zona cordillerana y la del resto de Chubut”, asumiendo que el rechazo a la megaminería se diera solo en la comarca andina y no en toda la provincia.

Violencia tras violencia

En febrero, estuvo en Chubut el ministro de educación Nicolás Trotta. Se tuvo que ir a las apuradas, huyendo de los docentes que, en la calle, reclamaban por sus salarios. A los pocos días volvió con un compromiso de pago y así logró destrabar el conflicto gremial y propiciar algo que parezca a un normal inicio de clases.

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El dinero apareció gracias a un préstamo del ANSES (es decir, de Nación), que termina incrementando las deudas enormes e impagables de una provincia absolutamente quebrada. Y ese endeudamiento también es violento, porque se generó por deudas contraídas de manera oscura, con desvíos de fondos y con un brutal ajuste a trabajadores y a la gente que usa los servicios públicos (salud y educación, sobre todo).

Los empleados estatales han sufrido durante años el pago escalonado de salarios. Cobraban tarde, en cuotas y, a veces, no cobraban. Las instalaciones sanitarias y educativas se deterioraron. A la vez, crecieron las denuncias por corrupción y fue aumentando la cantidad de funcionarios procesados.

Por supuesto, la deuda, el ajuste y la corrupción generan violencia. También la protección política de los corruptos. Una exministra de educación de Arcioni, Graciela Cigudosa, tuvo que renunciar a ese cargo por denuncias de malversación de fondo. Arcioni la puso en la lista como diputada provincial y ahí está, en la legislatura. Sebastián López, diputado provincial del PRO, fue descubierto pidiendo coimas a empresas mineras hace algunas años. Luego de que su partido lo expulsara, conformó un bloque legislativo unipersonal y recibió el cobijo de Arcioni. Ahora integra la alianza oficialista.

Nada de esto es gratis, incluso en términos políticos. Está grabado en la memoria.

Las causas de la violencia

La violencia en Chubut no está asociada a la violencia que la derecha de Juntos por el Cambio despliega en CABA o en otras regiones. No es una violencia antivacuna, anticuarentena o antivacunados VIP. Esos son temas muy lejanos de lo que ocurre acá.

Esta violencia está asociada a las pésimas administraciones políticas, a la violación de los compromisos electorales, al maltrato a los trabajadores, al desprecio por la naturaleza y las formas de buen vivir.

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Alberto Fernández también es responsable de esta violencia. Respalda un gobierno que ha estafado al pueblo y apoya una actividad que tiene el rechazo popular.

Antes de los incendios, la gente quería que venga, para decírselo. Quería que tomara nota de lo que pasa acá.

Pero no vino entonces. Llegó después del fuego, con medidas necesarias, con ayuda que seguro es bienvenida. Y también con Cabandié, que tiene mucho que ver con la megaminería, y con Arcioni, que hace todo mal y miente.

¿Quiénes son los responsables de la violencia en Chubut?

3 thoughts on “La violencia en Chubut

  1. Así es, la violencia la ejerce el gobierno provincial en todas las formas. El gobernador a la cabeza ignorando al pueblo, desoyendo sus reclamos, amparando la corrupción, incumpliendo sus promesas electorales, operando con las mineras a espaldas del pueblo. El gobierno nacional decepcionando a al electorado que tenía la esperanza de ser escuchado por él.

  2. Estrategicamente, no hubiera sido mejor que gente del NO A LA MKNA,sabiendo que seguramente había gente de la UOCRA, CÁMARA EMPRESARIAL, CÁMARA DE COMERCIO DE ESQUEL, en vez de organizar una marcha de repudio, hubieran marchado en forma pacifica y entregar UN PETITORIO al Presidente con fotos de los lugares que pretenden Dinamitar, incluyendo en el PETITORIO otras formas de DESARROLLO SOSTENIBLE, que ya desarrolló la UNIVERSIDAD NACIONAL DE LA PATAGONIA? Era absolutamente innecesario provocar, porque se sabía de la reacción del SI A LA MINA.

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