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Apuntes sobre socialismo desde abajo y poder popular

En Suiza, el 21 de mayo, la huelga por el futuro ha reavivado la llama de la movilización y de la revuelta

Era un reto difícil el que teníamos enfrente: restricciones sanitarias, nueva «generación» en los centros de estudios sin conexión con lxs anteriores activistas (lxs que habían movilizado en los años precedentes), cursos en línea en las universidades, crisis social que ha cambiado el foco de la preocupación de los sindicatos… pero en parte hemos logrado superar este reto. El viernes, 21 de mayo, más de 30000 personas salieron a las calles por el clima y la justicia social en Suiza. La movilización más importante se dio en la zona francófona (donde hay una izquierda radical con una cierta implantación social) y sobre todo en Lausana, con más de 8000 manifestantes, y en Ginebra, con más de 2000 personas, a pesar de una lluvia torrencial.

La jornada del 21 de mayo se pretendía que fuera algo más que una manifestación y así, desde primeras horas de la mañana, hubo movilizaciones en algunos centros de trabajo, institutos y universidades. A las 11h59 se declaró el estado de alarma climático. Entre las 12h00 y las 14h00, hora de la pausa del medio día, los parques de muchas ciudades se llenaron de “pícnics climáticos”. En cada parque había varias organizaciones que dispusieron mesas con propaganda e iban al encuentro de la gente. En algunos parques hubo debates con lxs habitantes del barrio. También en algunas obras de construcción se establecieron piquetes y en el hospital hubo paros y una confluencia entre trabajadorxs de la sanidad y de la construcción. Toda la jornada de ese viernes confluyó por la tarde en una serie de manifestaciones en cada ciudad.

En estas manifestaciones, ya no solo eran lxs jóvenes escolares lxs que salieron a la calle, sino también una variopinta mezcla de diversos sectores sociales, desde lxs enseñantes hasta algunos sectores de la construcción, trabajadorxs del aeropuerto, mujeres de la limpieza del hospital, enfermerxs y una representación del mundo campesino, y, por supuesto, toda la izquierda social y sindical estaba presente. Lo más importante de este día fue que la llama de la revuelta y de la movilización se había reavivado y que estas movilizaciones serán un fuerte resorte para las próximas que vendrán. Por otro lado, se han empezado a crear contactos en muchos centros escolares y, por supuesto, la cuestión climática y la necesidad de una transición ecológica y social justa figura en las agendas de muchos sindicatos, lo que abre nuevas perspectivas para nuevas movilizaciones.

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Esta jornada fue precedida por diversas acciones que tuvieron lugar en varios lugares y sitios simbólicos: ocupaciones de algunas sucursales bancarias, como el Crédito Suizo o la Banca Nacional (por su papel en la financiación de las energías fósiles), ocupación de la torre de la catedral para desplegar una inmensa pancarta que llamaba a la huelga climática, etc. Una de las claves del relativo éxito de esta movilización ha sido la convergencia de lucha entre el movimiento feminista, que es bastante fuerte, y el movimiento por la justicia climática, así como la implicación de los sindicatos más significativos en la movilización de esta jornada y también de lxs jóvenes estudiantes.

Esta jornada de lucha ha sido organizada por la Grève pour l’Avenir (Huelga por el Futuro). Es una coordinación del movimiento Grève pour le climat (Huelga por el clima, de lxs estudiantes de los institutos, colegios y universidades), Huelga feminista, sindicatos (del sector de la construcción, de la industria y de la sanidad, así como el sindicato de enseñanza), partidos políticos (como solidaritéS, Juventudes socialistas, etc.),  sindicatos campesinos, asociaciones diversas, como BreakFree (colectivo responsable de acciones directas, sobre todo contra los bancos suizos por sus inversiones en las energías fósiles), Extinction Rebellion (XR), colectivos ecofeministas, zapatistas, etc. Esta coordinación existe a nivel nacional suizo y también a nivel cantonal. La estructura de funcionamiento eran las asambleas regulares y los grupos de trabajo (movilización, comunicación, reivindicaciones, manifiesto, etc.). Cada cantón tiene autonomía para poder concretizar las decisiones tomadas a nivel nacional.

Se redactó un Manifiesto Nacional, que señala que las causas de la crisis sanitaria, de la crisis social y ecológica que se vive, son el producto del sistema capitalista y que es necesario un cambio radical del mismo que, por supuesto, no puede venir de ningún gobierno sino de la movilización social. Llama a la autoorganización en los lugares de trabajo, de vida y de estudios. Y acaba con una lista de reivindicaciones de 14 puntos bastantes diversos, como la reducción del tiempo de trabajo, el control de las finanzas, la convergencia ecofeminista, una nueva educación al servicio de los retos ecosociales que nos esperan, la transformación de sectores enteros de la cadena industrial más contaminantes… y para acabar la necesidad de una lucha global y solidaria entre todos los sectores populares, ya sean del Sur como del Norte. Dentro de esta coordinación nacional hay una mayoría de organizaciones que plantean un capitalismo verde, pero al mismo tiempo hay toda una franja significativa anticapitalista, sobre todo en los sectores más jóvenes. Por otro lado, es importante reseñar que no solo aborda la cuestión “climática”, sino otros abanicos de temas como la lucha contra el racismo, la política represiva del Estado o la solidaridad internacionalista.

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La jornada del 21 de mayo era el fruto de un trabajo conjunto de múltiples colectivos que tienen la voluntad de seguir trabajando juntxs, sabiendo que esta fecha no es el fin de un proceso sino el inicio de un largo recorrido.

No nos vamos a detener aquí, sino que vamos a continuar esta primavera y este otoño. La próxima gran cita que tenemos será el 14 de junio, en una nueva convergencia de luchas, esta vez con el movimiento feminista, que llama a movilizaciones este día. En Suiza esta fecha es muy importante para el movimiento feminista (es el aniversario de la primera huelga feminista de 1993) y cada año se sale a las calles para pedir más igualdad.

Rise up for change será un periodo intenso de desobediencia civil este verano, con múltiples acciones previstas, centradas sobre todo contra el sistema financiero. A finales de agosto vamos a acoger una delegación del movimiento zapatista en Suiza. Estamos construyendo puentes con los sectores sociales que se están organizando para recibirlxs. A finales de septiembre los sindicatos preparan una gran manifestación nacional en Berna por unos salarios dignos. La Grève pour l’Avenir ha hecho de esta cita un momento fuerte de movilización y de convergencia con el movimiento obrero, poniendo sobre la mesa la necesidad de una transformación ecosocial necesaria y urgente de sectores importantes de la economía. Para acabar el año, alrededor de la próxima COP26 de Glasgow, organizaremos los sectores más anticapitalistas del movimiento asambleas y encuentros ecosocialistas. Por cierto, que se ha creado dentro de la Huelga por el clima una corriente ecosocialista bien estructurada, con sus sectores más combativos. También trabajamos con la perspectiva de impulsar una huelga mundial por el clima y la justicia social para la próxima COP de Escocia.

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La movilización del 21 de mayo ha creado entre los diversos componentes de la Grève pour l’Avenir unas bases sólidas de confianza y un acuerdo sobre los grandes ejes programáticos, que nos permitirán abordar en mejores condiciones esta agenda de movilización y de lucha. Hemos reanimado la llama de la movilización pero sabemos que, si queremos abordar seriamente la crisis ecosocial que sufrimos, tenemos que incendiar el sistema. En Suiza estamos en ello, en uno de los centros neurálgicos del capitalismo.

Juan Tortosa es miembro de la Grève pour l’Avenir y de solidaritéS

Fuente: Viento Sur

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