Hace tan solo unas horas falleció Abel Bohoslavsky, un militante de los imprescindibles que transito las luchas revolucionarias del cordobazo hasta el presente. Desde contrahegemoniaweb queremos recordarlo con estas sentidas palabras de homenaje de un cumpa que compartió distintos espacios con Abel.
Esta mierda de Covid acaba de llevarse a Abel, otro querido amiviejo. Médico, activista sindical, escritor, pero ante todo militante, proletario y socialista como gustaba definirse.
Egresado de la Facultad de medicina en la UN Córdoba, activo participante del Cordobazo, fue médico del sindicato clasista de Perkins y desde allí de las coordinadoras de Gremios en Lucha. Su militancia en el PRT le valió la salida al exilo a México en 1977, desde dónde migraría a la Nicaragua revolucionaria para ser un destacado constructor del órgano oficial del Sandinismo «Barricada». Desde su retorno en 1983 participó de cuanto intento de reconstrucción hubo de su espacio político, aportando desde lo que mejor sabía hacer: la propaganda y agitación.
Cascarrabias, pero a la vez humilde y generoso. Se trataba de permitirse conocerlo para entender su particular forma de querer. Y sí, a su modo era muy afectuoso. Y sí se hacía querer.
Hasta el final su obsesión era juntar a todas las tribus que él mismo buscaba apadrinar. Desde su lugar, sin pretensiones de protagonismo.
Sus reivindicaciones arrancaban con el Viejo Pedro y el Mingo Mena, y desembocaban invariablemente en el Gringo Tosco y el Che. Fue el más Trosco de los guevaristas. Muy agudo a la hora de repasar su recorrido militante, en un sentido autocrítico de profundo contenido político.
En su libro Los Cheguevaristas (Imago Mundi) Abel nos deja como legado su testimonio personal y un análisis de la historia del PRT-ERP. También sus crónicas sobre el Cordobazo y tantas biografías de antiguos camaradas que quedaron en el camino.
Se me agolpan miles de imágenes y pensamientos. Su olor a tabaco cubano, los cafés de Rosa en esas reuniones interminables en su departamento de Caballito. Las reuniones en lo de Margarita Todesca, donde no paraba de hablar hasta que Marga lo retaba. Su entusiasmo con el Argentinazo de 2001. Sus filosas intervenciones en el Movimiento Intersindical Clasista. Las largas jornadas de discusión en torno al periódico sindical El Mortero. Sus cursos y capacidad oratoria. Pero también aquellas visitas repentinas de domingo para «visitar a Felipe».
Leonel Urbano, el Tuerto, o simplemente el Abel. Te vamos a extrañar mucho. Se va un imprescindible. Y también un pedazo de mi historia.
Te dejo el abrazo proletario y socialista con el que siempre nos despedíamos.
Convencido de que tus banderas seguirán ondeando bien alto, hasta la victoria siempre…
Facundo Burtone (El Tano)
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