En el horizonte resuena una amenaza de crisis, de calor y de pandemia. Y no es sólo la emergencia climática, por supuesto: va mucho más allá. No hay lugar aquí para detenerse en las distintas esferas de una crisis múltiple y cada vez más imprevisible, pero vale la pena anotar las dos cuestiones que están en el centro del escenario actual y determinan el desarrollo de los acontecimientos.
Por una parte, estamos en manos de un capital que no tiene plan ni siquiera para su propia continuidad. Falto de un vector que permita ampliar las tasas de ganancia de forma sostenida, los centros de dirección del capitalismo actual se orientan a ampliar, una vez más, la transferencia de dinero público a la esfera privada como una fórmula secundaria de incrementar los ingresos, sin que esto tenga vistas de consolidarse a través de alguna forma estable de generación de valor. Eso, y no otra cosa, son los planes del flamante gobierno Biden igual que los fondos Next Generation de la Comisión Europea, una (penúltima) bala que los gobiernos disparan para salvar los centros del poder capitalista.y mantener la ficción de que el capitalismo puede reformarse y crear una oleada de crecimiento verde.
Por otra parte, las pruebas de la crisis están tristemente encima de la mesa. Una crisis que se había predicho cien veces, pero que no ha pasado a ser un fenómeno social hasta que los efectos han empezado a mostrarse. Ahora tenemos ciclones que alcanzan regiones impensables, incendios masivos, sequías, conflictos derivados de la guerra por los recursos. Nada nuevo, se podría decir: no ha habido momento en la historia en el que el capitalismo no haya infligido un daño enorme a la naturaleza y al trabajo, los dos elementos que producen valor, pero la crisis ecosocial contiene elementos que son nuevos en sí mismos y, sobre todo, un carácter sistémico, global, de tal calibre como no habíamos conocido antes.
Las preguntas que se plantean en un momento como éste son muchas, pero hay una que adquiere una importancia crucial: ¿cómo construir una respuesta que articule a las mayorías sociales en un proyecto de transformación ecosocial? Por el lado más técnico, existen muchos debates y muchas respuestas: energías renovables, reducción de consumos, producción de proximidad, son algunos de los aspectos que permitirían revertir la dinámica de explotación constante de la naturaleza; sin embargo, queda pendiente una cuestión mucho más profunda y menos explorada por los movimientos ecologistas, y es la de la construcción de un sujeto, un cuerpo social que pueda poner en marcha esa transformación. Eso requiere de una participación que vaya mucho más allá de movimientos ecologistas, pero también de partidos con elaboraciones discursivas más o menos solventes, e incluso de movilizaciones como la oleada de movimientos climáticos juveniles de 2019.
La clave de bóveda para superar esas formas y dar un salto de escala es precisamente el trabajo. Es cierto que la decadencia de los sindicatos bajo el largo periodo neoliberal ha desacreditado el potencial de las luchas laborales para plantear alternativas, y que la estructura del tramado productivo se ha desagregado, casi atomizado, dificultando así la construcción de sindicatos fuertes porque la mayoría de trabajadoras se insertan en un multiplicidad de pequeñas empresas subcontratadas en diversos formatos. Sin embargo, su actividad sigue siendo la actividad central en la relación sociedad/naturaleza, y sigue siendo la más general, la que comparte el conjunto de la sociedad. Sólo cambiando esta relación conseguiremos una nueva forma de encajar la actividad humana en el conjunto del planeta, y sólo articulando las luchas ecologistas con el trabajo podremos dar el salto de escala que necesitamos para pasar de un movimiento sectorial a un polo social amplio que, más allá de las organizaciones concretas, avance hacia la constitución de un nuevo modelo social en clave ecosocialista.
Esto es lo que hemos tratado de hacer con la elaboración del proyecto Empleo y Transición Ecosocial (https://www.ecologistasenaccion.org/wp-content/uploads/2021/06/informe-empleo-y-transicion-ecosocial.pdf)
que presentó su primer informe el pasado día 22 de junio en Bilbao. El documento es el primer resultado y su objetivo es claro: poner sobre la mesa alternativas concretas, con un potencial transformador inmediato y con un soporte organizativo fuerte y, al mismo tiempo, plural. Ecologistas en Acción, ELA, LAB, ESK, Intersindical Alternativa de Catalunya, MATS y Anticapitalistas firman un documento con tres partes que responden a este intento y también al objetivo de elaborar un análisis y unas conclusiones sólidas para establecer la relación entre crisis ecológica, mundo del trabajo y marco político del modelo productivo.
Se trata sólo de un primer informe, y eso marca sus límites y también su potencialidad. El documento aborda expresamente una serie de sectores a sabiendas de que esa selección es parcial y deja fuera algunos sectores clave, empezando por el ámbito de los cuidados y trabajo reproductivo, pero también el modelo agrario y otros. En el reverso de la moneda, los sectores que están en el informe, sin pretender totalizar el conjunto de la transición, son imprescindibles para llevarla a cabo y tienen una importancia indiscutible. Cuidado forestal, energía, automoción, gestión de residuos y turismo son parte de los ámbitos de trabajo que tienen que modificarse de arriba a abajo para transitar hacia una economía acoplada a los límites de los ecosistemas y dirigida a garantizar los medios de vida de las clases populares.
Sin embargo, el mayor potencial radica precisamente en el hecho de ser simplemente un primer paso en un trabajo compartido. El hecho de que un grupo de siete organizaciones, sindicales, ecologistas y políticas, tomen esto como una tarea que debe generar más propuestas es la mejor respuesta a la necesidad de construir ese polo ecosocial amplio y con signo de clase que dé respuesta a las necesidades de la transformación ecosocial. En un momento en el que casi cualquier entidad pretende pasar por verde, y en el que las instituciones y partidos del sistema se entregan a un transformismo ecológico vacío de contenido, una iniciativa como esta puede aportar un avance sustantivo hacia la organización de las clases populares en torno a un ecologismo popular, fuerte, que construya una transición real y dé salida a la crisis civilizatoria.
Juanjo Álvarez, militante de Anticapitalistas, coordinador del informe Empleo y transición ecosocial
Fuente: Viento Sur