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Coronavirus en India: crónica de un abandono anunciado

El panorama de la situación sanitaria en India es agobiante. Hay camas compartidas, colas de personas en estado grave en los hospitales y muriendo por COVID-19. Se le suma la proliferación del llamado “hongo negro» , médicamente conocida como mucormicosis, con una letalidad del 50% y que afecta más a los contagiados por el coronavirus. Además, el paso del ciclón Tauktae empeoró aún más la situación y la calidad de vida de los habitantes.

La India se ahoga

El mundo entero asiste atónito a los devastadores efectos que está dejando la segunda ola de la pandemia en este país, que ya registra un total de 377.031 muertes y que lo coloca en el estado con el índice de contagios más alto del mundo desde el inicio de la pandemia.

Por suerte, parece que ahora las cifras empiezan a descender. Se ha registrado un pequeño descenso de las mismas en el mes de junio, habiendo un total de 60.471 casos activos al día en el país en estos momentos.

Sin embargo, se estima que estos datos solamente representan un tercio de la realidad de lo que está ocurriendo. Según informaba a finales de mayo la cadena Al Jazeera, solamente el 22% de los casos de fallecimientos por COVID-19 están siendo certificados médicamente.

La responsable del Departamento de Comunicación de Sonrisas de Bombay, Isabel Martínez, actúa como portavoz de la organización para la elaboración de esta crónica y corrobora este dato. Afirma que hay muchas personas que participan en los proyectos de esta entidad quienes ni siquiera tienen DNI o algún tipo de documento que las identifique.

Y es que la segunda ola de la pandemia está siendo la más dura con este país, un hecho que deja al descubierto las pésimas condiciones de vida y las limitaciones de un sistema sanitario que, en el caso de la India, no es universal.

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Colapso sanitario y calidad de vida

Camas compartidas, colas de personas en estado grave en los hospitales y personas muriendo sin la oportunidad siquiera de contar con suministro de oxígeno ni medicinas. Estas son algunas de las imágenes que nos deja el COVID-19 de este país, que presume de ser el segundo del mundo con mayor densidad población – después de China- con aproximadamente 1.400 millones de habitantes.

Una gran parte de la población de la India vive en zonas rurales, donde la asistencia médica escasea o es prácticamente inexistente. En estos lugares, las posibilidades de un confinamiento seguro son ilusorias.

Asimismo, tal y como explica Isabel Martínez, la situación de pandemia ha traído aparejado un aumento de los casos de abusos y de violencia machista en muchos hogares y comunidades.

Además, añade, “¿cómo te vas a confinar en una casa de 7m2 en la que viven 8 personas?”, siendo prácticamente imposible para las familias mantener la distancia cuando se detecta algún caso positivo, además de las secuelas psicológicas que supone en muchos casos para muchas personas el hecho de verse hacinadas en sus casas.

Otro problema añadido a esta situación, es el hecho de que muchas personas viven al día, tal y como también expone Martínez, y que en este momento no están pudiendo salir a buscar trabajo. El hambre y la pobreza, por tanto, se añaden a esta alarmante situación.

En las antípodas de este escenario, existe un mercado negro de resultados que ha surgido a raíz de esta pandemia, el cual, entre otras cosas, ofrece resultados de tests negativos a precios desorbitados.

El ciclón Tauktae

El paso del ciclón Tauktae hace unas semanas, el cual azotó a la costa del país, a pesar de no haber dejado ninguna víctima mortal, empeoró aún más la situación. El ciclón ha dejado muy dañado todo el material público y, tal y como la responsable de comunicación explica, ha significado un impacto muy fuerte para todas aquellas personas que vivían en chabolas.

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La acumulación de cuerpos de personas fallecidas se suman a esta situación, que muchos califican de dantesca: Hace aproximadamente un mes, unos 50 cuerpos sin vida fueron encontrados a orillas del río Ganges, el cual representa un lugar sagrado para la India. Y es que, según la tradición hindú, su agua tiene virtudes purificadoras. Esto no es más que un reflejo de la situación de desesperación que la población India está viviendo.

La India se ahoga. Mientras parece que la pesadilla se ha acabado en muchos países. Mientras que el gobierno de la India puede presumir de haber sido pionero en la importación de oxígeno y materiales para hacer frente a la COVID-19 en otros estados durante la primera ola de la pandemia, así como en la investigación de vacunas, sin embargo, no puede presumir de haber atendido correctamente a todos los ciudadanos y ciudadanas de su país.

Organizaciones y solidaridad

Para hacer frente a esta situación, organizaciones como Sonrisas de Bombay, Fundación Vicente Ferrer o Give India han activado procesos de crowdfunding con el objetivo de mandar ayuda en forma de dinero o materiales sanitarios.

La organización Sonrisas de Bombay ha facilitado, asimismo, sus autobuses escolares para el traslado de los cuerpos de personas fallecidas, dado que, tal y como explica Martínez, la acumulación de cuerpos en las zonas rurales del país, así como en los centros hospitalarios, estaba suponiendo un problema real.

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El «hongo negro»

El descenso de los contagios en la India, desgraciadamente, no lleva aparejada una mejora en las condiciones de vida de muchas personas en el país. Es por este motivo que resulta extremadamente peligrosa la posibilidad de una nueva ola de contagios.

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Asimismo, mientras los casos de contagio por COVID-19 empiezan a bajar, la proliferación del llamado “hongo negro” en el país vuelve a poner a la ciudadanía de la India en tensión. La infección, médicamente conocida como mucormicosis presenta una letalidad del 50% y tiene más incidencia en aquellas personas contagiadas por COVID-19, dado que suele aparecer en pacientes que presentan un sistema inmunitario debilitado.

Es, por tanto, imprescindible que aquellos países que han conseguido controlar la pandemia aúnen esfuerzos para dar apoyo a la India, un país que fue capaz de ofrecer ayuda en un momento en el que la mayoría de países del mundo dependían de la ayuda de otros estados para poder ofrecer a sus ciudadanos y ciudadanas la posibilidad de sobrevivir.

Las organizaciones de ayuda humanitaria advierten sobre la peligrosidad de una tercera ola de la pandemia en el país. Mientras, el COVID-19 ya ha dejado a miles de niños y niñas huérfanos/as y centenares de personas que no han podido enterrar a sus familiares.

La India se ahoga. Y el hecho de que el COVID-19 ya no afecte al primer mundo de la misma forma que hace un año no es razón suficiente para concluir que la pandemia se ha acabado. En estos momentos, la cooperación y solidaridad entre los estados resulta más esencial que nunca.

*Las fotos son gentileza de Sonrisas de Bombay, una organización que lucha pacíficamente contra la pobreza y por los Derechos Humanos, con especial énfasis en la trata de personas en diferentes zonas de Asia.

Fuente: Escritura Crónica

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