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Apuntes sobre socialismo desde abajo y poder popular

Antisemitismo y la máscara de flandres.

(Para Milton Temer, fuente de inspiración en nuestras luchas

contra las máscaras de flandres)

Las disputas sobre los sentidos del antisemitismo han vuelto a ocupar los debates mundiales en los últimos meses. El texto de la IHRA (Alianza Internacional para la Memoria del Holocausto), que propone un conjunto de indicadores para identificar un discurso antisemita, fue el detonante de esta nueva fase global de criminalización de palestinos/as que están en la diáspora y de activistas de la causa palestina. Como reacción a ese texto, personas judías de varios países lanzaron un manifiesto (manifiesto de Jerusalén – MJ) con el objetivo de ofrecer definiciones e indicadores para identificar acciones antisemitas (sean lingüísticas y/o físicas) y, al mismo tiempo, se presenta como una propuesta alternativa al texto de la IHRA. Un tercer texto, también firmado por colectivos de personas judías comprometidas con la justicia social, señalará las limitaciones de los dos textos, al tiempo que reconocerá ciertos avances en el MJ. Los tres textos se mueven en torno a preguntas como: ¿las denuncias de las políticas de opresión del Estado de Israel contra el pueblo palestino son indicadores de antisemitismo? Es posible articular la lucha por el desmantelamiento del antisemitismo con otras expresiones del supremacismo blanco (islamofobia y racismo, por ejemplo)? Cómo reconocer el derecho del pueblo palestino a la indignación sin cometer un crimen de odio contra el pueblo judío? ¿Cuál es la relación entre sionismo/Estado de Israel/antisemitismo?

Los contenidos de los tres textos nos señalan las fisuras y divergencias internas dentro de lo que erróneamente se piensa como la “comunidad judía”, como si “ser judío” fuera una amalgama, un todo homogéneo. Me inclino a creer que la misma noción de “comunidad judía” es un acto de borrar las diferencias internas y un tipo de operación mental, con efectos desastrosos políticos desastrosos, que se fundamenta en borrar las diferencias y, al mismo tiempo, en la esencialización de las identidades. Esta invisibilidad se acerca a lo que Edward Said señaló como una de las características del orientalismo[i]. Occidente inventó un Oriente en el que bastaría conocer a un árabe para conocer a todos los árabes. Creo, sin embargo, que esa marca (transforma al otro en una especie) es uno de los contenidos reiteradas del colonialismo y no algo singular de la relación de Occidente con Oriente. Además de las divergencias y aproximaciones entre los tres textos, como señalaré, las disputas internas dentro del judaísmo, hechas públicas en una dimensión global, se pueden interpretar como posibilidades para intensificar la construcción de alianzas y avanzar en una agenda global en defensa de la autodeterminación del pueblo palestino.

IHRA (Alianza Internacional para la Memoria del Holocausto)

La definición práctica de antisemitismo propuesto por la Alianza Internacional para la Memoria del Holocausto (IHRA, sigla en inglés)[ii] fue adoptada por decenas de países y tiene como eje central el vínculo entre el antisemitismo y el Estado de Israel, es decir, entre el sionismo y el Estado de Israel. De las 10 definiciones de esta guía práctica para identificar acciones antisemitas, seis (06) de ellas están directamente vinculadas a la crítica del Estado de Israel contra el antisemitismo. Uno de los puntos dice: “Es antisemitismo negar al pueblo judío su derecho a la autodeterminación afirmando, por ejemplo, que la existencia del Estado de Israel es una empresa racista”. Investigaciones como la del historiador israelí Ilan Pappé, quien, trabajando con fuentes primarias en los archivos de las Fuerzas Armadas de Israel, presenta abundante documentación oficial para respaldar su afirmación de que Israel es el resultado de la limpieza étnica palestina (expulsión de casi 800.000 palestinos de sus hogares y tierras y decenas de masacres), serían inmediatamente clasificadas como antisemitas.

Las diferencias políticas con el proyecto sionista llegan a interpretarse como expresiones de odio antijudío y el Estado de Israel se convierte en la expresión total del judaísmo. ¿Cuáles son los impactos de usar la definición de IHRA? el activista canadiense John Clarke[iii]  afirma que en los EUA, la Liga Antidifamación (ADL), Entidad reconocida por su voraz persecución a todos/as los que defienden los derechos humanos del pueblo palestino, realizó un estudio, en 2019, en el cual encontró evidencias de 2.107 incidentes considerados antisemitas. Ese mismo año, B’nai Brith informó de la existencia de 2.207 incidentes antisemitas en Canadá. Este es un resultado sorprendente, ya que en EE. UU. Hay una población nueve veces más grande que Canadá y tiene 17 veces más personas judías. El estúdio de Canadá utilizo la definición de IHRA. Actividades organizadas por los activistas de la causa palestina contra las políticas de opresión del Estado de Israel fueron todas consideradas antisemitas.  

Planteo la hipótesis de que, si existen adhesiones inmediatas al texto de IHRA, principalmente de sectores, partidos y Estados identificados con la derecha o la extrema derecha, hay efectos no esperados y que ponen en jaque las finalidades del propio texto. La B’Tselem, La mayor organización de derechos humanos de Israel, finalmente reconoció lo que los/las palestinos/as ya vienen denunciando hace décadas: en Israel, impera el apartheid contra los palestinos. Israel promueve y perpetúa la supremacía judía desde el mar Mediterráneo hasta el río Jordán.Esa fue la conclusión final del informe de la organización. De conformidad con el artículo de Nasim Ahmed[iv], si en caso tal decimos que la existencia de Israel es una emprendimiento racista y colonial, seremos tratados como antisemitas. Le preguntamos al IHRA: “A B’Tselem ¿Pasara a figurar entre las entidades antisemitas?”. Las encrucijadas creadas por el texto de IHRA para las personas judías están expuestas. Para a B’Tselem, después de otros 50 años, el régimen y su ocupación deben ser tratados como una única entidad. Sus directrices están determinadas por fundamentos racistas para ampliar y asegurar la supremacía de un colectivo (los judíos) en detrimento del otro (los palestinos). Abundan los ejemplos de políticas segregacionistas hacia los palestinos-israelenses: los ciudadanos palestinos son juzgados en cortes militares en Israel; El 99,76% de la tierra está destinada a asentamientos exclusivamente judíos; hay prisiones administrativas de niños/as palestinos (juzgados en tribunales militares); Los israelíes se mueven libremente entre Israel y los asentamientos ilegales en Cisjordania, lo que está prohibido a los palestinos/as; la Knesset (parlamento israelense) aprueba regularmente leyes que son exclusivamente para la Cisjordania ocupada; la bandera palestina tiene prohibido ser ondeada. Como señala Thrall, “la absorción israelense de Cisjordania es un esfuerzo conjunto de todas las ramas del gobierno: legislativa, ejecutiva y judicial”. La política continua de limpieza de la presencia palestina no es una política de gobiernos de extrema derecha, como a menudo escuchamos de los “sionistas de izquierda”. Más bien, es una política permanente que se extiende en el tiempo y en todas las esferas constitutivas del Estado (legislativo, ejecutivo y judicial). Nasim Ahmed se pregunta cuál es el sentido de seguir utilizando las definiciones de la IHRN después del informe B’Tselem. Creo, sin embargo, que la IHRN tenía como objetivo central convertirse en un instrumento para controlar las críticas al Estado de Israel en la esfera global. Internamente, el tropo fundamental de la retórica del Estado de Israel para justificar sus acciones criminales es “terrorista”. Los antisemitas son los palestinos que están en la diáspora y los terroristas son los que todavía insisten en resistir y permanecer en sus casas, en suelo palestino. Desde una piedra arrojada contra los soldados a la resistencia de Hamas, todo es clasificado bajo la rúbrica de “terrorismo palestino”. El único derecho del pueblo palestino es no tener derecho a la resistencia. La encrucijada continúa: ¿Cómo la IHRN irá a calificar las posiciones de B’Tselem?

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Se considera antisemitismo “Hacer comparaciones entre la política israelí contemporánea y la de los nazis” (IHRN). Una vez más: ¿Qué hará la IHRN con los judíos israelenses que sistemáticamente dicen “Somos nazis”? Aquí no hay una comparación, sino una declaración de identidad.

A nivel mundial, la persecución no se limita a los/las palestinos/as en la diáspora, sino a todos/as que se atreven a traer para el espacio público los crímenes del Estado de Israel. No seamos ingenuos, la adopción de la guía IRHN tiene efectos nefastos para los debates de ideas y la libertad de expresión. Nos hemos convertido, por la fuerza de la injuria que nos lanzan, palestinos/as. La palestinización global está en la criminalización de todo/as aquel que se atreva a decir: el Estado de Israel comete sistemáticamente crímenes de lesa humanidad.

Al momento de escribir este ensayo, en Chile se está llevando a cabo una campaña de linchamiento político del candidato a la presidencia, Daniel Jadue, militante del Partido Comunista. Él es reconocido por defender la causa palestina y los derechos humanos. Los sionistas se unieron a la derecha para acusarlo de antisemita. Aunque nunca niegan las denuncias realizadas contra los crímenes de lesa humanidad cometidos por Israel, intentan silenciarlo con la acusación de antisemitismo. Conforme lo señala Marcela Parra[v],

Destruir la imagen de Daniel Jadue es la estrategia de la derecha y el sionismo se aprovecha de esta campaña mediática para aplastar las denuncias y dejar claro que criticar las violaciones a los derechos humanos que Israel comete es algo prohibido y quien se atreva a hacerlo será destruido. Es un mensaje de amedrentamiento para los políticos, comunicadores y líderes de opinión.

El texto de la IHRA es una especie de máscara de flandres para impedir que denunciemos los crímenes de Israel y la lucha por la justicia para el pueblo palestino. Ese instrumento de tortura fue ampliamente utilizado por los señores esclavócratas para evitar que las personas esclavizadas usaran su boca.[vi].

Manifiesto de Jerusalén (MJ)

Para contrarrestar la definición de la IHRA, activistas e intelectuales judíos/judías, reunidos por el Van Leer Jerusalem Institute, lanzaron, en marzo de este año, una carta- Manifiesto[vii], o el Manifiesto de Jerusalén (MJ).

El Preámbulo dice:

Proponemos nuestra declaración como una alternativa a la definición de IHRA. Los objetivos son (1) fortalecer la lucha contra el antisemitismo, aclarando qué es y cómo se manifiesta, (2) proteger un espacio para un debate abierto sobre la cuestión problemática del futuro de Israel/Palestina.

Entre los ejemplos de hostilidad comprensible hacia Israel, la declaración cita “la emoción que siente un palestino debido a su experiencia a manos del estado”. La “emoción” es un sentimiento subjetivo. Si una palestina siente odio porque su madre fue asesinada por Israel, es comprensible que se deje llevar por ese sentimiento, en términos de MJ. Al hacer el movimiento de desplazarse para el ámbito del dolor individual y las elaboraciones subjetivas que de allí resultan, parece que el Manifiesto vacía el contenido político, despolitizando la furia organizada del pueblo palestino contra las acciones del colonialismo y del apartheid israelenses. Pregunto: Si consideramos que en casi todas las familias palestinas hay miembros presos, asesinados o en campos de refugiados, ¿no es legítimo reconocer el derecho de ese pueblo a denunciar al mundo que la limpieza étnica es parte del ADN del Estado de Israel? ¿No es legítimo que ese pueblo organice tácticas de resistencia y autodefensa?

El manifiesto define el antisemitismo como una “discriminación, preconcepto, hostilidad o violencia contra los judíos como judíos (o instituciones judaicas como judaicas – negritos míos)”. Aquí tenemos un problema de otro orden: ¿Qué instituciones judaicas? Israel es el Estado del pueblo judío, en el ámbito de la Ley básica aprobada en agosto de 2018 por el parlamento israelense (Knesset)[viii]. Si el Estado de Israel es una entidad política -una institución- definida legalmente como perteneciente al pueblo judío, ¿Qué significa arrojar al 23% de los palestinos-israelenses de esta categoría política fundamental para los estados modernos (o sea, de la categoría de ciudadanía)? Human Right Wacht (HRW)[ix], en su informe, el ejemplo de la B’Tsalem, califica y define las políticas de Israel para la población palestino-israelense de apartheid.

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MJ dice: “De la misma forma, retratar a Israel como el mal supremo o exagerar enormemente su influencia real puede ser una forma codificada de racializar y estigmatizar a los judíos”. Entonces, si denunciamos el compromiso de la prensa mainstream con el genocidio de la población palestina, ¿estamos siendo antisemitas? que es el ¿”mal supremo”? Para las familias que tuvieron sus casa destruidas, que presenciaron y vivieron masacres y violaciones [x], les robaron la tierra y los convirtieron de la noche a la mañana en “refugiados”[xi], seguramente, para estos sujetos, ¿habría otra expresión para nombrar al Estado de Israel que no sea “el mal supremo”? Pero si ellos, condenados de la tierra, se atreven a referirse al Estado de Israel como la maldad de sus olivos, palmeras datileras, del hijo insepulcro, de la vida sin rumbo, ¿serán condenados por antisemitismo? ¿Sería la apertura del proceso para investigar las masacres de los palestinos en Gaza, en 2014, por el Tribunal Internacional Penal de Haia, un indicador de que ese tribunal está aplicando sus decisiones por concepciones antisemitas?

En la parte referente a “Israel y Palestina: ejemplos que, aparentemente, son antisemitas”, el punto ocho dice: “Exigir que la personas, por ser judías, condenen públicamente a Israel o al sionismo (por ejemplo, en una reunión política)”.

El MJ no nos orienta, activistas antirracistas, cómo debemos movernos y posicionarnos delante del derecho exclusivo otorgado por el Estado de Israel a las personas judías de “regresar” a Israel. Este derecho transforma, potencialmente, a toda persona judía en un colonizador. En el libro:  Aliyah: Estado y subjetividad entre judíos brasileros en Israel/Palestina [xii], nos acercamos a biografías de personas judías, sionistas brasileros, que decidieron vivir en Israel. El perfil político auto declarado de los/as entrevistados/as varía de progresista a izquierda. No es necesario estar muy versado en debates sobre temas palestinos, Nakba, números, fechas, mapas, para al menos estar paralizada por la ausencia escandalosa de las existencias palestinas en sus narrativas, a pesar de que ellos/ellas estén viviendo en tierras y casas que no les pertenecen. Y todavía se atreven a definirse como “de izquierda”.

En los términos de MJ, inmediatamente nos convertimos en antisemitas cuando preguntamos para personas judías si ellas se ven con el derecho de ir a vivir en Palestina, o si le pedimos un posicionamiento sobre las políticas del Estado de Israel hacia el pueblo palestino. ¿Hasta qué punto una definición como esta no exime a las personas judías de sus responsabilidades históricas y contemporáneas con la Nakba palestina? Sería lo mismo que decir que no se le puede exigir de una persona blanca, en el contexto brasilero, un posicionamiento sobre sobre el racismo “sólo” por ser blanca. Después de todo, ¿Cuál es la responsabilidad ella tendría con los casi 400 años de esclavitud en Brasil? ¿Y por qué ella tendría que tomar una posición y luchar contra el racismo si ella no fue directamente responsable de la situación en la que vive la población negra? Esta ausencia de responsabilidad ética con las condiciones históricas que nos preceden y nos configuran produce un quiebre, una ruptura entre el yo blanco y la situación de genocida (por su continuidad histórica) de la población negra en Brasil. Somos interpelados a posicionarnos. Y este cuestionamiento es fundamental para los procesos de reflexividad sobre el mundo que habitamos. No es posible hacer una disyunción entre la fe pública que la piel blanca disfruta y la continua negación de la humanidad de las personas negras. La negativa a reconocer la responsabilidad histórica de un pasado que me constituye en el mundo es, en sí mismo, un mecanismo para negar los derechos de reparación a las personas negras. Lo que dice el MJ es que las personas judías pueden (¡qué lujo!) no querer posicionarse sobre los crímenes de Israel o sobre la situación del pueblo palestino. Al hacerlo, intentan controlar el debate público, mecanismo de regulación y censura que hace coincidir los dos textos (IHRN y MJ) en el deseo de imponer la censura y el miedo en la esfera pública. Por lo tanto, tenga cuidado, no pregunte a personas judías cómo ella se posiciona porque podría decirle: “¡¡Eres antisemita !!”. Una vez más, la máscara de flandres nos rodea.

Hay otros temas problemáticos en el Manifiesto de Jerusalén. El punto 10 afirma ser antisemitismo: “Negar el derecho de los judíos en el Estado de Israel de existir y florecer, colectiva e individualmente, como judíos, de acuerdo con el principio de igualdad”. ¿Pero no es exactamente eso lo que ha sucedido durante los últimos 73 años? Lo que omite el MJ es que la vida de las personas judías está floreciendo y su existencia se debe a la exclusión y muerte del pueblo palestino. La necropolítica (políticas para promover la muerte) y la biopolítica (políticas destinadas a proteger la vida) se articulan en la necrobiopolítica israelense y se convierten en términos inseparables. Muerte y apartheid para los/las palestinos/as, en los términos del Informe de la Human Right Wacht y de la B’Tsalem. Cuidado y vida para las personas judías en Israel.

Principios para desmantelar el antisemitismo (PDA)

Una vez más, las dos declaraciones (IHRA y MJ) se igualan al apagar las vidas palestinas. Este apagar fue una de las críticas centrales de la declaración “Principios para desmantelar el antisemitismo”[xiii], propuesto por tres colectivos de personas judías progresistas organizados en el Jewish Voice for Peace (EUA), enIndependent Jewish Voices (Canadá) y en Boycott from Within (Israel). Si el Manifiesto de Jerusalén habla de la relación entre Palestina / Israel/antisemitismo, ¿Dónde están las voces palestinas?

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La principal preocupación que impulsó la publicación de los PDA fueron los continuos intentos del Estado de Israel de evitar la rendición de cuentas por sus abusos de derechos humanos y violaciones del derecho internacional, utilizando sistemáticamente acusaciones de antisemitismo contra palestinos y aliados de la causa palestina. La distribución (globalmente) de máscaras de flandres ha sido una política de sucesivos gobiernos israelenses.

En el PDA existe una concepción de lucha contra el antisemitismo vinculada a otras formas de movilización contra diversas expresiones de supremacismo blanco, en el espíritu relacional propuesto por Franz Fanon. Las formas de lucha contra el racismo existente, incluido el antisemitismo, “[son relaciona [es] y se reproduce [en] de diferentes formas según sus contextos socioespaciales en diferentes períodos de la historia” (PDA).

Encontramos en el texto de la PDA elementos potentes para la construcción de alianzas entre aquellos/as que viven una vida precarizada por la barbarie neoliberal y por el colonialismo, al mismo tiempo en que nos ofrece buenas herramientas conceptuales (tanto para personas judías y no judías) para unirnos contra las violencias antisemitas. Según el texto:

Creemos en un mundo donde todos estemos seguros y amados -un mundo sin racismo, sin antisemitismo y sin islamofobia. A medida que los gobiernos y partidos políticos fascistas, racistas y autoritarios acumulan cada vez más poder en todo el mundo, estamos más comprometidos que nunca con el trabajo de construir un mundo donde la justicia, la igualdad y la dignidad se otorguen a todas las personas, sin excepción.

Los cinco principios de la declaración son: 1. No aislar el antisemitismo de otras formas de opresión; 2. Desafiar las ideologías políticas que fomentan el racismo, el odio y el miedo; 3. Crear ambientes que afirmen y celebren todas las expresiones culturales y religiosas; 4. Promover el desmantelamiento de todas las formas de racismo e intolerancia en las políticas y prácticas diarias; 5. Practique la seguridad por medio de la solidaridad en lugar de la policía.

Si, por un lado, el PDA señala que la definición de la IHRA es un arma para la producción incesante de persecución de quienes se dedican a la defensa de los derechos humanos del pueblo palestino, por otro lado, analiza que el MJ está enredado en los propios términos de la definición que propone para el antisemitismo, una vez que sitúa y restringe el debate, fundamentalmente, la esfera Israel-palestina, cuando la discusión debe ser más amplia (y relacional).

Es interesante observar cómo los colectivos judíos que construyeron el PDA tienen como sello distintivo ser antisionistas y, exactamente por esta marca diferenciadora en relación a los otros dos textos (IHRN y MJ), sus miembros paguen precios por su compromiso en defensa del derecho a la autodeterminación del pueblo palestino. Muchos son perseguidos sistemáticamente por sus cargos y acusados ​​(incluso siendo personas judías) de ser antisemitas. Entre los nombres más conocidos, está la filósofa Judith Butler que tiene un largo camino de enfrentamientos con las acusaciones de sionistas que intentan transformar la defensa del Estado de Israel como criterio para evaluar si un posicionamiento puede ser transmutado en injuria antisemita.

Uno de los hilos conductores de la obra de la filósofa ha sido señalar que nada es más contrario a los principios éticos del judaísmo que el sionismo. ¿Qué caracteriza al pensamiento del judaísmo? Guiarnos a convivir, a lidiar con el mundo fuera de nosotros mismos. Esa fue la lección fundamental de la diáspora judaica, además del primer mandato: ¡NO MATARÁS! nada más contradictorio al judaísmo, en términos de la filósofa, que una ideología que toma para sí la muerte, la expulsión, la prisión de un pueblo entero, como lo ha hecho el sionismo. El judaísmo encontraría su opuesto, su negación, en el sionismo. Ella dice:

[si consigo] demostrar que hay recursos judaicos para la crítica de la violencia estatal, de la subyugación colonial de las poblaciones, de la expulsión y del despojo, habré conseguido mostrar que una crítica judaica de la violencia del Estado israelense es, por lo menos posible -y tal vez hasta éticamente obligatoria. Si demuestro, además de eso, que algunos valores judaicos de convivencia con los no-judíos son parte de la propia substancia ética de la diáspora judaica, será posible concluir que los compromisos con la igualdad social y la justicia social han sido parte fundamental de las tradiciones judaicas seculares, socialistas y religiosas.

(Judith Butler[xiv], p. 11).

Es como si las tesis del libro Caminhos Divergentes hubiesen tomado la forma de un manifiesto para desmantelar el antisemitismo en una polifonía de otros judaísmos, organizados en otros colectivos. Afortunadamente, estas formulaciones contribuyen considerablemente a nuestra lucha contra todas las formas de discriminación, racismo y colonialismo.

Para pensar el mañana

La criminalización global contra activistas de los derechos humanos del pueblo palestino y del movimiento pacífico por el boicot, desinversión y sanciones (BDS) a Israel se intensificará. En el ámbito de esa guerra global contra el pueblo palestino, el Estado de Israel continuara intentando transformar el antisionismo y el antisemitismo como términos intercambiables. Lo que está en marcha es la palestinización de los movimientos sociales globales. Desde la persecución del candidato a la presidencia de Chile hasta la criminalización del exdiputado federal Milton Temer, estamos, activistas de los derechos humanos de la causa palestina, siendo transformados en palestinos/as. No hay otra alternativa: continuaremos arrancando las máscaras de flandres y construyendo amplias alianzas con sectores que defienden el derecho de los pueblos colonizados a la autodeterminación.


[i] SAID, Edward. O orientalismo. O Oriente como invenção do Ocidente. Rio de Janeiro: Compañia de Bolso, 2007.

[ii] Para ver el texto completo, vaya a: https://www.holocaustremembrance.com/resources/working-definitions-charters/working-definition-antisemitism.

[iii] CLARKE, John. Declaração de Jerusalém: Uma refutação contra a utilização do antissemitismo como arma. Disponible en: https://www.esquerda.net/artigo/declaracao-de-jerusalem-uma-refutacao-contra-utilizacao-do-anti-semitismo-como-arma/73998.

[iv] AHMED, Nasim. Israel é um estado de apartheid, diz B’Tselem; hora de dispensar definição da IHRA de antissemitismo? Disponible en: https://www.monitordooriente.com/20210121-israel-e-um-estado-de-apartheid-diz-btselem-hora-de-dispensar-definicao-da-ihra-de-antissemitismo/

[v] PARRA, Marcela. Alianza estratégica entre la derecha chilena y el sionismo: Atacar al candidato Daniel Jadue y de paso blindar los crímenes israelíes. Disponible en: https://piensachile.com/2021/07/03/alianza-estrategica-entre-la-derecha-chilena-y-el-sionismo-atacar-al-candidato-daniel-jadue-y-de-paso-blindar-los-crimenes-israelies/.

[vi] Sobre máscara de flandres y otros instrumentos de tortura impuestos a las  personas escravizadas, ver: GOULART, José Alípio. Da palmatória ao patíbulo. Rio de Janeiro: Conquista, 1971.

[vii] Texto completo: https://jerusalemdeclaration.org/?fbclid=IwAR20A9nGvFFBKrn0DFU5yS1gBnNmCy7j1N48TNJXLe9Pg_KS2qXWgBgHKPg.

[viii] Para un análisis de esta ley, véase: BENTO, Berenice; TENÓRIO, Sayid. ‘Estado-Nação’ israelense: nova etapa do apartheid colonialista. Disponible en: https://operamundi.uol.com.br/analise/53880/estado-nacao-israelense-nova-etapa-do-apartheid-colonialista.

[ix] Para acceder al informe completo, consulte: https://www.hrw.org/report/2021/04/27/threshold-crossed/israeli-authorities-and-crimes-apartheid-and-persecution.

[x] Sobre las violaciones de mujeres y niños palestinos por las fuerzas militares israelíes en 1948, véase la investigación doctoral de Fatma Kassem, Palestinian Women: Narrative histories and gendered memory. London Books: London & New York, 2011.

[xi] Existe un considerable material académico y periodístico sobre los crímenes de lesa humanidad cometidos por Israel desde su fundación. véase: MISLEH, Soraya. Al Nakba: um estudo sobre a catástrofe palestina. São Paulo: Sundermann, 2017; PAPPÉ, Ilan. A limpeza étnica da Palestina. São Paulo: Editora Sundermann, 2016; PELED-ELHANAN, Nurit. Ideologia e propaganda na educação. A Palestina nos livros didáticos israelenses. São Paulo: Boitempo, 2019; SAYID, Marcos Tenório. Palestina: do mito da terra prometida à terra da resistência. São Paulo: Anita Garibaldi, 2019; SAID, Edward. A questão da Palestina. São Paulo: EDUNESP, 2012; MASALHA, Nur. Expulsão dos palestinos. O conceito de ‘transferência’ no pensamento sionista (1882-1948). São Paulo: Sundermann, 2021.

[xii] VALE DE ALMEIDA, Miguel. Aliyah: Estado e subjetividade entre judeus brasileiros em Israel/Palestina. Lisboa:ICS, 2019.

[xiii] La versión en inglés de la declaración se puede leer en el sitio web de JVP. En portugués, véase: http://desacato.info/uma-resposta-dos-judeus-progressistas-a-definicao-de-antissemitismo-da-ihra/.

[xiv] BUTLER, Judith. Caminhos divergentes: judaicidade e crítica ao sionismo. São Paulo: Boitempo, 2017.

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