Hace varias semanas que la lucha docente se hace escuchar en Salta, una lucha que es histórica.

Siempre lo escuché. Este año puse el cuerpo. Las primeras veces, me dedique solo a acompañar en silencio. Ayer fue diferente. Pero necesité tomarme mi tiempo para poder intervenir, para interpelar a lxs docentes.
La comunidad travesti/trans es expulsada del sistema educativo. Hasta parece una contradicción, una trava acompañando la lucha docente. Pensé que es por aquí por donde debe filtrarse lo que el sistema educativo no tiene o le falta.
Cómo buena prejuciosa que soy, intenté no meter a todxs en la misma bolsa y pensé en esxs maestrxs que aman lo que hacen, y hasta quizás sin las herramientas necesarias.
Abrazar a una persona trans en la escuela es el mayor logro de una sociedad, pero ¿cuántxs son lxs educadores que abrazan la diversidad? Recuerdo haber hablado con la mamá de Tiziana sobre su educación y lo difícil que fue y sigue siendo la inserción escolar para nosotrxs.
Y pienso en Gabriela Mansilla, la mamá de Luana, la primera infancia trans en obtener su DNI, que también tuvo problemas para la lograr la introducción de su hija en el sistema educativo.
Y pienso en Quimey Ramos, profesora de inglés, escritora y activista por los derechos de las identidades trans.
Y pienso en tantxs otrxs que vienen haciendo de la educación un lugar más seguro para las infancias trans.
Es necesario dejar la vieja escuela para pensar y repensar una nueva educación. Y empatía.
Cuando iba al secundario ya me daba cuenta de que no sabían cómo tratarme, nunca habían visto a otras personas trans en el sistema educativo, no habían tenido contacto directo. Y no solo en este sector, sino que sentí que existía una dificultad para tratar conmigo… las dificultades para tratar con quienes nos salimos del binomio hombre/mujer. El secundario fue un camino difícil de recorrer. La burla, el acoso físico, psicológico, verbal, sexual y social (bullying), la corrección por parte de algunxs directivxs, el descuido escolar son algunos de los aspectos que nosotrxs debemos enfrentar. Y quienes no pueden afrontarlo, desean dejar este mundo horrible.
Y fue necesario mi stop para repensar una lucha docente.
Recuerdo que cuando laburé en Tecnópolis era la primera vez que ejercía la «docencia», me hacía ruido que me llamen «Seño». No me gustó que me llamen así porque sentí que, a pesar de ser yo quien tenía el conocimiento, no soy la que lo sabe todo.
Prefiero la horizontalidad a la verticalidad. Porque como educadora también aprendo de las infancias y, mucho más, porque se aprende de la sinceridad de las infancias. Dejé el adultocentrismo para ponerme a la par a jugar, a pensar y volver a ser niñx otra vez.
Sé que enseñar es un acto complejo que no depende solo de la vocación o el deseo de hacerlo. … La enseñanza se vislumbra como el acto de facilitar la construcción de los conocimientos para que lxs alumnxs los incorporen a su estructura cognitiva y los apliquen en la solución de situaciones. La docencia es un proceso creativo a través del cual lxs sujetxs que enseñan y lxs que aprenden interactúan con un objeto de conocimiento, develando así su propia lógica de construcción y transformándose mutuamente.
La formación de lxs docentes debe ser de forma permanente y continua, pero debe ser laica, antiracista y con una Educación Sexual Integral con una real Perspectiva de Género para que este sea un verdadero agente transformador de la sociedad.
*FOTO GENTILEZA BUUFO