No está en tela juicio, al menos para mí, el terrible daño que las políticas neoliberales -de la mano del macrismo- han hecho a la educación pública en particular y a las políticas públicas en general. Además, comparto la visión de que educar es un acto político y que, aun cuando no se tenga la intencionalidad de emitir un mensaje político, igual este está presente desde la manera en que el/la docente se para frente a un aula. La bibliografía que utiliza y hasta los ejemplos a los que apela para explicar determinado tema, lo marcan.
La política nos atraviesa en toda nuestra vida social y, por ende, en la escuela está fuertemente presente. También el debate político intencionado y provocado en la clase es un acto pedagógico sumamente enriquecedor para la circulación y construcción del conocimiento.
Aclarado esto, lo que hizo Laura Radetich frente a sus alumnes que dio lugar a tanta polémica no fue un debate político. No forma parte de ese atravesamiento político inherente al trabajo de la educación, sino que, por el contrario, es una discusión de tipo callejera, inapropiada para el ámbito educativo y para una docente que se ubica en un espacio político democrático y progresista. Radetich no argumenta, se enoja y “pierde la razón”, en todos los sentidos de la frase.
“Vos podés venir acá y comer esta porquería porque te lo da el Estado, andá con el sueldo de tu papá a una escuela privada como está… ¿sabés cuánto cuesta la cuota en una escuela técnica como esta? De diez lucas para arriba… ¿tiene tu papá diez lucas para pagar?” Estas palabras grita Laura Radetich a un estudiante al cual interrumpe constantemente sin escucharlo. Es una suerte de otra versión de la tan tristemente célebre frase de Macri sobre la desgracia de “caer en la escuela pública”. Parece que queriendo sostener una idea, dice la opuesta. Una maravilla para cualquier psicólogo/a.
Defender o, al menos, justificar la actitud de Radetich comparándola con los numerosos casos de negacionistas, autoritarios, machistas, irresponsables, abusadores que transitan hoy ejerciendo la docencia en las escuelas, tanto públicas como privadas, es una falacia. Son muchísimos los educadores con estas horrorosas actitudes que están frente a estudiantes en todas las escuelas del país, y ¿por qué son tantos? Porque son las actitudes típicas de alguien que -consciente o inconscientemente- está atravesado por una ideología de derecha. La deconstrucción, tan necesaria para las cuestiones de género, debe serlo también para ese sentido común reaccionario tan presente en la clase media a la que pertenecen la gran mayoría de los docentes.
Más allá de a quien vote Laura Radetich, o lo que publique en las redes, su actitud frente a sus estudiantes fue reaccionaria. Nuestra postura ideológica está tan presente en lo que decimos como en lo hacemos y en cómo lo hacemos.
Cualquier persona, docente o no, puede estar viviendo momentos difíciles, estresantes, que desemboquen en enojos y pérdidas del control. Somos humanos y nada de lo humano nos es ajeno. Pero lo que corresponde después del episodio es la tan mentada disculpa del caso, explicaciones si las hubiera y enmendar el error. Culpar a los estudiantes de conspirar en su contra es quizás el mayor error de esta profesora. No es secreto que los estudiantes del secundario tratan de “sacar temas” para hablar de otras cosas y así “perder” horas de clase. Un docente con la experiencia y capacitación de Radetich sabrá decidir si seguir la corriente a la propuesta del grupo y llevarlos luego al tema en cuestión del día o no dar cabida a la distracción… es un ABC de la docencia.
Por otro lado, sacarse no es lo mismo que apasionarse. Apasionarse es hacer algo con ganas y entusiasmo, sacarse es perder el control. Tampoco es igual discutir que debatir. Debatir implica el uso de argumentos, momentos de escucha, organización en la utilización de la palabra, entre otras cosas. Tenemos argumentos de sobra para explicar que las políticas neoliberales, como el macrismo, solo generan mayor desigualdad social, también para refutar a los repetidores seriales de la opinión pública generada por los medios de comunicación hegemónicos.
No conozco a Laura Radetich y mi intención no es crucificarla, pero lo que hizo está mal, fue políticamente incorrecto y sólo benefició a los que se agarran de cualquier hecho para demonizar a los que día tras día en las aulas trabajan en la construcción de una ciudadanía democrática y con actitud crítica.
Alejandrina Cuquejo
(*) Licenciada en Cs de la Educación y Especialista en pedagogía
Ex candidata a concejal por el Frente Alta Gracia Somos Todxs
Fuente: https://www.diariosumario.com.ar/opinion/2021/8/28/apasionarse-no-es-sacarse-30862.html
Estoy totalmente de acuerdo con lo que explicás. Yo si hubiera sido alumna de esa clase habría salido del aulas. Y como docente (de otra área y nivel escolar) me parece de un maltrato totalmente fuera de lugar.