ContrahegemoniaWeb

Apuntes sobre socialismo desde abajo y poder popular

Nota de la Kuñangué Aty Guasú (gran asamblea de las Mujeres Kaiowá y Guaraní) contra el patriarcado y el racismo: violencias medievales y extremismo religioso en Mato Grosso do Sul

Brasil: avance de la frontera de los commodities sobre las tierras indígenas

Testimoniamos acciones de las cadenas de commodities agrícolas para integrar aceleradamente áreas de territorio indígena en Brasil. En las regiones de avance de las fronteras agrícolas, los poderes fácticos se adelantan a la “lentitud” de los cambios en la legislación. Los órganos de Estado que supuestamente fiscalizarían el cumplimiento de la ley, que destina la tierra indígena a la reproducción de la vida y la cultura de los pueblos, acorralan los pueblos que, sin las condiciones ambientales necesarias para las prácticas tradicionales, se ven forzados a buscar renta. Tales órganos, hacen vista gorda frente a las presiones de las cadenas del agronegocio para que los pueblos planten commodities o den en arrendamiento parcial o totalmente sus tierras para quien los produce. Los acuerdos provisorios para ese tipo de uso, mientras se crean las condiciones ambientales necesarias, se renuevan automáticamente frente a las narices de los órganos estatales.

Gran parte de esas acciones de las cadenas extractivas agrícolas se imponen por medio de la amenaza de pistoleros. Pero, en muchos casos, ocurren por medios que combinan la presión externa con la seducción de una parte de las comunidades, provocando, así, divisiones entre parientes. Fue el caso de la Tierra Indígena Serrinha, del pueblo Kaigang, en el estado de Rio Grande do Sul, donde el cacique y presidente de la cooperativa expulsó ocho familias que no querían arrendar para plantío de soja y mató a dos parientes[1]. Y esto ocurrió en un contexto en que, particularmente las mujeres y el consejo de ancianos y ancianas Kaigang reclamaban contra la expulsión.

Te puede interesar:   “Debemos vivir como personas”: crónica desde un Haití al rojo vivo

Presiones parecidas sufren los Guarani y Kaiowá, en el estado de Mato Grosso do Sul. El ingreso de hacendados arrendatarios en un área más restricta termina afectando el conjunto del territorio, por el uso del paquete tecnológico (mecanización, uso de venenos y semillas genéticamente transformadas, deterioro del suelo y agotamiento de las reservas hídricas, discontinuidad de los sistemas ecológicos). El estímulo y patrocinio para la instalación de iglesias neopentecostales dentro de las aldeas viene siendo un punto de apoyo para quebrar la adhesión de las comunidades a la forma de vida tradicional, que supone la soberanía alimentaria y la autonomía política. Dentro de las comunidades, las mujeres en general y las rezadoras, autoridades espirituales y de cura, en particular, son barrera material y espiritual para el uso de la tierra para producir commodities y renta. La acusación de hechicería a las Ñandesy, que favorecen las desconfianzas, persecuciones y suplicios contra ellas, y los atentados incendiarios para destruir las casas de reza precisan ser comprendidos dentro de ese contexto.

Fotografías: Amirele Porto Machado, nombre indígena Yvypoty’i (pequeña flor de la tierra)

Nota de la Kuñangué Aty Guasú contra el patriarcado y el racismo: violencias medievales y extremismo religioso en Mato Grosso do Sul.

La Kuñangué Aty Guasú (Gran Asamblea de las Mujeres Kaiowá y Guaraní), viene por medio de esta nota a denunciar y exigir que sean investigadas de forma continua todas las violencias en nuestros territorios contra niñas, jóvenes, mujeres Ñandesy (autoridades tradicionales). Nuestros espacios de medicina y reza, donde se ejerce el cuidado dentro de nuestra cultura, están siendo sistemática y criminalmente incendiados. Las iglesias neopentecostales -Asamblea de Dios y Dios es Amor- incitan al odio a la cultura y principalmente a la mujer guaraní y kaiowá, por medio de discursos racistas contra las Ñandesy y Ñanderú (rezadores). Como en el período de la inquisición y de la caza a las brujas, predican que ancianos y ancianas indígenas son hechiceras y responsables por las muertes y enfermedades que afectan nuestras aldeas, haciendo que las personas se sientan legitimadas para agredir sus cuerpos y las casas de cura y reza, generando escenarios de violencias medievales y extremismo religioso, como lapidación y amenazas de muerte constantes. Ese discurso de odio ha contribuido al aumento de las violencias en nuestros territorios, y también a una onda de estupros y feminicidios. Es necesario y urgente que las mujeres indígenas y activistas, defensoras de derechos humanos que luchan contra estas violencias sean protegidas.

Te puede interesar:   Bolivia y su salida al mar. La guerra por el salitre; un conflicto extractivista.
Fotografías: Amirele Porto Machado, nombre indígena Yvypoty’i (pequeña flor de la tierra)

Los grandes jefes de los espacios evangélicos (iglesias) que están en nuestros territorios precisan responsabilizarse por la demonización seguida de ataques violentos contra nuestro modo tradicional, porque ellos son responsables por la formación de valores de los fieles. Exigimos que paren inmediatamente con la intolerancia religiosa, el racismo religioso, que se respeten nuestros espacios tradicionales y nuestros modos de organizarnos, de ser y de existir.

La constitución federal de 1988, garantiza como derecho fundamental la libertad de religión, que fue expresamente asegurada como parte de la lista de derechos fundamentales. El inciso VII del artículo 5º estipula que nadie será privado de derechos por motivo de creencia religiosa o de convicción filosófica o política, a no ser que los invoque para eximirse de obligación legal a todos impuesta y negarse a cumplir con servicios alternativos, fijados en ley.

También llamamos al poder judicial y a organizaciones, movimientos sociales, universidades, etc., para que, juntos, enfrentemos ese racismo religioso estructural. Es responsabilidad de los órganos públicos el combate a los crímenes de intolerancia religiosa, así como la tienen aquellos que cuentan todos los instrumentos para investigar, juzgar y combatir la violencia.

Por eso, cuestionamos por qué nada se ha hecho y por qué continuamos vivenciando estas violencias brutales y las instituciones responsables por la garantía de nuestros derechos no los respetan.

¿Quién va a investigar los incendios de las casas de reza en Mato Grosso do Sul? ¿Qué hacer con ese racismo y persecución estructural contra nuestros principios? ¿Cómo proteger nuestro patrimonio nativo? Hasta los días actuales, ningún espacio de esas iglesias fue incendiado, pastores y fieles no son perseguidos ni amenazados. ¿Hasta cuándo?

Te puede interesar:   En Chubut falta agua, pero el gobierno provincial insiste con una apuesta a la megaminería

Fotografías: Amirele Porto Machado, nombre indígena Yvypoty’i (pequeña flor de la tierra)

Traducción para ContrahegemoniaWeb: Silvia Beatriz Adoué


[1] Ver: https://www.brasildefato.com.br/2021/10/25/lider-kaingang-arrendamento-ilegal-pode-causar-mais-banho-de-sangue-entre-indigenas-no-rs

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *