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Apuntes sobre socialismo desde abajo y poder popular

De Juan Represión a José Mercado: cómo usar a Charly para explicar (y entender) el proyecto político de la dictadura

Especial de Pablo Nolasco Flores para Contrahegemoniaweb.

A la memoria de Omar Leopoldo Lopez, el Monto. Hincha de Brown, marxista y catador de melodías de Sui Generis. Desparecido por la revancha clasista de los grupos económicos en marzo del 77′.

 A lo largo de nuestra historia, el país ha sufrido seis golpes militares: 1930, 1943, 1956, 1962, 1966 y 1976. Ninguna de estas intervenciones puede ser puestas en el mismo plano en relación a los objetivos que se plantearon, su orientación y los métodos represivos que utilizaron. Sin embargo, entre los dos últimos golpes militares se puede hacer “un puente” para explicar y entender la dictadura del 76 a modo de “golpe del final”. Para ello, como recurso explicativo, una vez más, se recurre a las creaciones artísticas. Estas creaciones son Juan Represión, canción de Sui Generis del disco Pequeñas anécdotas sobre las instituciones del año 1974 y José Mercado de Serú Giran, publicado en 1981 en el disco Peperina.

La “dictablanda” y Juan Represión

 En 1966, Juan Carlos Onganía derroca al gobierno radical de Arturo Illia, proponiéndose desterrar al peronismo de la escena nacional con dos estrategias: en primer lugar, acercarse a las fuerzas sindicales aliadas de Perón, referenciadas en Augusto Timoteo “Lobo” Vandor y, por otro lado, la puesta en marcha de una línea dura y autoritaria contra la clase obrera y las direcciones sindicales no colaborativas. El proyecto político de Onganía, con una orientación liberal le cedió espacios al capital extranjero (Restivo y Dellatorre; 2005) y de esa forma sentó las bases de un sistema oligopólico de formación de precios (Basualdo; 2004), es decir, grandes empresas que “regulan” los precios de mercado.

 El autoritarismo, la represión directa y la persecución a la clase trabajadora por parte del gobierno eran necesarias para lograr los objetivos políticos de Onganía. Sin embargo, esa violencia desde arriba produjo dos consecuencias que obstaculizaron los planes: nuevas experiencias organizacionales antiburocráticas en el seno de clase obrera; y una violencia desde abajo, es decir, la maduración de un proceso de lucha de acción directa que en el sentido común popular estaba legitimado. En 1968 se crea la CGT de los Argentinos, ligada al peronismo de izquierda, no colaboracionista con la dictadura de Onganía. A su vez, se desarrolla un sindicalismo clasista o combativo, cercano a los partidos de izquierda, con base en empresas extranjeras del interior del país, especialmente en la ciudad de Córdoba. Del mismo modo, la violencia popular como forma legítima para defender los derechos y las conquistas sociales se expresaron en la jornada del 29 de mayo de 1969 en la ciudad de Córdoba, cuando obreros y estudiantes ocupan las calles de la provincia con barricadas para enfrentar la represión del ejército. Tal acontecimiento arroja por la borda los planes de Onganía, teniendo que renunciar y habilitar una transición de otros presidentes de facto, hasta la vuelta a una democracia sin restricciones que posibilita la vuelta al gobierno del peronismo en el 73.

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 ¿Qué se puede leer de este proceso? La clase obrera y los sectores populares hicieron una experiencia en términos materiales y políticos con el gobierno de Onganía. Materialmente, porque no estaban dispuestos a ceder derechos laborales y salarios, por ello se incorporan a la lucha en defensa de sus intereses. Y político en un doble aspecto, en primer lugar, con un gobierno ilegitimo que los arroja a la lucha para echarlo, pero también una plena desconfianza a las dirigencias sindicales peronistas tradicionales que colaboraban con el gobierno de facto.

 Juan Represión, una obra del 74, grafica un clima de época, ya que se inscribe en el proceso de aumento de la violencia estatal de los 60 y 70. El contexto opresivo se coló en las sesiones de grabación del disco Pequeñas anécdotas sobre las instituciones. De hecho, en la edición definitiva del disco, no se incluyó Juan Represión y la clásica Botas locas. Según el productor del disco, era necesario suavizar el discurso irónico y de protesta. Y justamente, esas dos canciones apuntaban contra la policía y el ejército.

Secuestrar, matar y desaparecer para aplicar un modelo económico

 Una conclusión que se puede sacar de la dictadura de Onganía es que la misma no pudo cumplir con sus objetivos a pesar de utilizar métodos represivos, de censura y persecución. El principal obstáculo se encontraba en una clase obrera que había dado un salto cualitativo: no sólo la animaban intereses económicos y corporativos, sino también políticos. La vuelta del peronismo al gobierno también puede ser leída en ese sentido, es decir, la vuelta al gobierno de la propuesta política con mayor adhesión popular para resolver la conflictividad social.

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 Sin embargo, el período transicional del 73 al 76 estuvo repleto de tensiones. El proyecto político clásico del peronismo era imposible, ya que no existían las mismas condiciones para reeditar un frente de conciliación de clases como el del 46. De la misma manera, en las fábricas, las comisiones internas estaban ganando posiciones y las cúpulas sindicales peronistas estaban cada vez más cuestionadas. La muerte de Perón, el Rodrigazo y el primer paro general de la historia contra un gobierno peronista eran muestras de que las tensiones se deberían resolver para un lado o para el otro: la clase obrera o los sectores empresariales.

 El 24 de marzo de 1976 un nuevo golpe militar ocupa el poder. Pero este golpe tiene que ser leído como el “golpe final”. Las motivaciones que lo impulsan son puramente económicas. En las fábricas, los trabajadores llegaban hasta controlar el ritmo de la producción, sin gerentes y patrones. Hacia el año 75’, el 48,5% del PBI se lo llevaban los trabajadores en términos de ingresos y sus salarios se habían expandido en términos reales un 31,1%, mientras que la productividad solo un 14,6% (Arceo, Monsalvo, Schorr y Wainer; 2008). Una clara reducción de los márgenes de la rentabilidad empresaria ligada a la fortaleza de la clase obrera. Entonces, el principal objetivo de la dictadura militar fue derrotar la clase obrera utilizando mecanismos represivos más duros y ejemplificadores que los de la “dictablanda” de Onganía: un plan sistemático para secuestrar, matar y desaparecer físicamente a los trabajadores y aplicar el proyecto económico de los grandes empresarios.

José Mercado y la dictadura de los nuevos grupos económicos

 El proyecto económico de la dictadura militar lo encabeza José Martínez de Hoz cuando asume como ministro de economía. Martínez de Hoz perteneció a las familias aristocráticas argentinas (su padre fue presidente de la Sociedad Rural) y un fiel representante de los grupos económicos (fue gerente de Acindar). Estos grupos conservadores necesitaban una restructuración fenomenal de la economía para recuperar los niveles de ganancia que durante los últimos años habían perdido. En este sentido, en el 77’ se impulsa una feroz reforma financiera haciendo posible un modelo de timba financiera donde los capitales extranjeros especulativos podían ingresar de forma irrestricta y sin control. A su vez, se fomentó el endeudamiento y la fuga de capitales. Tal reforma provoca que los capitales productivos se aboquen a la especulación en desmedro de la actividad productiva que, potenciado por la apertura externa, generó el inicio del proceso de desindustrialización y la profundización de una intensa concentración y centralización del capital en un puñado de grandes grupos económicos de capital nacional y extranjero.

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 Martínez de Hoz estuvo al frente de la cartera económica hasta el 81’. En ese año, Serú Giran, saca el disco Peperina e incluye una canción que ironiza la política económica (o los resultados) de la dictadura militar: José Mercado. La misma relata la historia de un Licenciado en Economía llamado José, que “compra todo importado”, “ahorra en un pasaje”, “pide rebajas” y “compra porquerías”. Más allá del humor con el que se relata la vida de José, la canción expresa los resultados del plan de Martínez de Hoz: el triunfo material y simbólico de los José Mercado, es decir, de los grandes grupos económicos que se beneficiaron con el proyecto político de la dictadura.

El país de José Mercado y Juan Represión

 El mal llamado proceso de reorganización nacional se disfrazó de bueno con disfraces de villanos. Los Juan Represión impulsaron la violencia necesaria que los José Mercado necesitaban para desatar su revancha clasista. Usaron la excusa del problema de la subversión para pacificar a un país, cuando el último gran foco guerrillero había sido desarticulado en Tucumán en el 75’. Esa excusa elimina el elemento económico del proyecto político.

 Los malos de la historia son los héroes cotidianos, dice Juan Represión. Los militares y los medios de comunicación cómplices demonizaron a los 30.000 compañeros detenidos-desaparecidos, su historia, sus ideales y sus luchas. En esos compañeros estaban los proyectos de país que hoy necesitamos para tener una vida digna. Esos compañeros, que los genocidas los colocaron como los malos de la historia, hoy son nuestros héroes cotidianos.

 A 46 años de la dictadura militar, los José Mercado deciden a cuánto compramos el kilo de pan o los alimentos en el supermercado. Los José Mercado deciden si hay devaluación, fuga de capitales o corridas bancarias. Los José Mercado definen los salarios, la productividad y hasta se niegan a pagar impuestos.

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