(en recuerdo a mi amigo y compañero Héctor Polino)
Lo conocí en 1981. Yo era un socialista nómade que deambulaba entre diferentes tendencias y variantes de las izquierdas. Héctor era secretario general de la Confederación Socialista Argentina. Uno de los tantos efectos de la permanente división y sub división del socialismo. Con alguna perspectiva puedo decir que hubo mas enconos personales que discrepancias ideológicas. En esa época no se usaba el concepto de “área de confort”. Pero siempre pensé que en la grupalidad eso que los burgueses llaman confort, se sostiene en el respeto, la ternura, la confianza, el humor y algunas de las formas del amor. Todo eso, mas una consistente posición ideológica y política encontré en la Confederación Socialista Argentina. Recuerdo algunos nombres de esos tiempos de militancia y esperanza. Strejelevich, Zucotti, Carbón, Alazraqui. Y en las frecuentes y a veces no frustrantes reuniones con otros compañeros socialistas, a Estévez Boero, Simón Lazara, Mario Mazzitelli, Norberto Inda. Héctor había sido muy amigo de mi padre, Enrique fallecido en 1993, y era demasiado frecuente que confundiera los nombres. Incluso cuando habló en el acto por mis 70 años. Héctor político y abogado se desempeñó como diputado nacional por la Ciudad de Buenos Aires por el Partido Socialista durante tres períodos consecutivos, entre el 1993 y 1997, entre 1997 y 2001 y entre 2001 y 2005. En el año 1983 fue designado Secretario de Acción Cooperativa. Empecé a entender que entre el cooperativismo no burgués y el socialismo autogestionario había puentes fáciles de transitar. Cuando en 1986 fundé la Cooperativa Atico, Héctor fue un referente necesario. En el primer aniversario, organizamos un acto donde Héctor Polino y Gregorio Baremblitt fueron los principales expositores. La vida continúa, pero no todas las vidas. Ático cesó en sus actividades. Se “auto canceló”, según la terminología de moda. Nunca lo pude hablar con Héctor, porque sentía siento, que en parte lo habíamos traicionado. Ya tendremos tiempo de discutirlo, con el estilo reflexivo y preciso que Héctor siempre tuvo. Recuerdo haber leído en la revista Humor Registrado, que Héctor fue el primer concejal que renunció a la jubilación de privilegio. Quizá solo sea un relato, pero al menos da cuenta que Héctor siempre defendió derechos y nunca disfrutó de privilegios. Con su compañera Ana hemos compartido muchas reuniones, siempre regadas con un poco de vino y mucho cariño solidario.
Como en otras oportunidades, hoy me siento un poco mas solo. Nuevos proyectos compartidos con compañeras, compañeros, mi pareja en la vida Irene Antinori (que ha escrito para Tramas) me permiten seguir adelante. Y es para justo y necesario que sea en Tramas el portal que comparto con tantos valiosas y valiosos compañeras y compañeras, el primer espacio donde comparto mi tristeza y mi recuerdo.
Cuando un socialista se va, el socialismo se queda.
Fuente: Tramas