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Apuntes sobre socialismo desde abajo y poder popular

Mujeres Zapatistas, Madre Tierra y Organización en medio de la Guerra

Resumen:

Nuestro desafío está en el intento de seguir comprendiendo algunos aspectos de la vida cotidiana de las mujeres zapatistas para tratar de explicar el tejido de la vida, tramado y nutrido por ellas. Quienes en actitud y número, junto con las y los jóvenes, están siendo la mayor potencia de la organización del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) ¿Qué significa esto? ¿se abre la posibilidad de  desafiar desde un posible diseño de configuración territorial no patriarcal? Están sucediendo procesos de entramados territoriales vitales desplegados por mujeres para definir y crear territorios otros. Se trata de reflexionar la energía-fuerza de la Dignidad a partir de las Autonomías zapatistas para dar cuenta de la potencia en la relación y acción política de las mujeres desde lo colectivo, comunitario y junto a la Madre Tierra en un contexto de Guerra y de escenario global donde la huella ecológica del modo de vida hegemónico patriarcalista ha puesto en riesgo la propia vida de la especie humana.

A modo de inicio 

En Chiapas, México, nos situamos en el inicio del momento más álgido del colapso sistémico global (Taibo, 2018). Que a nuestra manera de ver, es consecuencia de un sistema patriarcalista hegemónico que a partir del “dominio instrumental machista técnico-maquinal sobre la vida” (Von Werlhof, 2015) toma vigor, adquiere forma y ritmo acelerado junto con la aniquiladora idea-fuerza de “desarrollo y progreso” (Sachs, 2001). Como advierte Vandana Shiva (1988) el “modelo masculinista de progreso” viene imponiendo la noción de más dinero y más capital sobre la base de la destrucción de lo creado/elaborado por la Madre Tierra, pueblos no occidentalizados y las mujeres. Para nosotras, esto es una forma de estar-vivir en/la Guerra.

Al mismo tiempo, hacemos visible una configuración territorial que desde hace 28 años camina los pueblos mayas tseltal, tsotsil, ch’ol, tojolabal, mam, zoque; organizados desde el Ejército Zapatista de Liberación Nacional. Quienes con el levantamiento armado de los primeros días de 1994 deciden recuperar el vínculo con la Madre Tierra como acto fundante y contundente. Miles de hectáreas que estaban en manos de los finqueros y hacendados, y que dentro de la expresión zapatista se conoce como “tierra recuperada”, serán el suelo y cielo que abracen y cobijen la actual experiencia ético-territorial autónoma, no desde la idea de propiedad sino de asumir el ser guardianes y guardianas de lo común.

A partir de diciembre de 1994, los pueblos zapatistas nombran una nueva forma de territorialidad como Municipios Autónomos Rebeldes Zapatistas (MAREZ). Es decir, designarán sus consejos autónomos como aquellas personas responsables a escala regional, y lo harán once meses después del levantamiento armado del 1 de enero del mismo año. Ocho años después (agosto del 2003) de haber caminado la experiencia organizada de representación comunal-regional plantearán la necesidad de una re-significación territorial más integral, desde la dinámica de los Caracoles Zapatistas. La imagen del Caracol como significado de integralidad, y paralelamente de incorporación de lo más pequeño en tanto fuerza creativa de cada comunidad, pueblo y región. Lo harán siguiendo el mandato de explorar la capacidad política desde el movimiento del espiral en su secuencia micro y macro para desafiar la trama del sometimiento impuesto por más de 500 años. Así, su palabra y escucha llegará a las escalas nacionales e internacionales.

Son estos pueblos mayas quienes en 2024 cumplirán treinta años de ir ensayando las Autonomías de manera integral, como proyecto/horizonte ético-político y como espiralada expresión territorial desde 31 Municipios Autónomos Rebeldes Zapatistas (MARZ) y 12 Caracoles/Juntas de Buen Gobierno (JBG). Las JBG se ubican en dichos Caracoles Zapatistas, instancias políticas de autogobierno con rotación de tres años y desde donde se ejerce el “mandar obedeciendo” desde los principios ético-político zapatistas. Están constituidas por mujeres, hombres y otroas de diversas edades que son elegidos a través de asambleas comunitarias, regionales y municipales. Las personas se van rotando por periodos de 15 días o una semana para ir a su comunidad, estar y trabajar la tierra junto con su familia. Después vuelven al Caracol correspondiente para hacer actividades y responder a las funciones, necesidades y tareas designadas por sus pueblos. No perciben salarios al ser un servicio derivado de la cuota de energía dada para mantener el tejido de las autonomías con sus respectivas formas de gobierno.

En suma, la recuperación, reconfiguración y resignificación territorial se entretejen hasta lograr expresar una forma territorial que sostiene formas de libertad sincronizadas desde un ritmo/latir constante (Gutiérrez Luna, 2017, 2021,2022). Dichas expresiones/formas de diversidad en espacios-tiempos articulados se mantienen, al menos, con tres hilos fundantes que a nuestro modo de ver son potencia del ejercicio de las autonomías: 1) ejercer sus propias formas de autogobernarse desde múltiples escalas hasta llegar a las Juntas de Buen Gobierno y La Junta de Resistencia y Rebeldía Zapatista; 2) el ejercicio de re-crear y mantener la alimentación, en tanto sustento material e inmaterial del cuerpo físico, mental, espiritual y sensible desde la forma colectiva y comunitaria, 3) el derecho a la autodefensa desde actos de no guerra donde la resistencia-rebeldía organizada desde el trabajo colectivo permite procurar el autosustento como respuesta creativa. Nos referimos al trabajo de las diferentes cooperativas de telares, miel, café, alfarería, carpintería, etc. Así como a procurar consolidar las áreas de salud, educación, agroecología, justicia, comunicación/radios comunitarias, entre otras.

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El acto trascendental estará en la búsqueda de estar generando otra forma de hacer-pensar-sentir la política desde los pueblos, y dentro de éstos serán las mujeres quienes poco a poco van interpelando las formas machistas de la política interna, en la búsqueda por ser coherentes en la construcción de las autonomías como acto común de libertad. Y al mismo tiempo vinculado a la Madre Tierra, en tanto conciencia del existente útero común de vida digna desde sus autonomías.

Junto con Gustavo Esteva estudiamos y trabajamos la hipótesis (2015 al 2017) de que están siendo las mujeres quienes potencian los ámbitos de comunidad, y que en su momento histórico fueron el fundamento de sociedades matriarcales/ no-patriarcales y matristicas que abrigan lo común (Scott, 2009; Goettner-Abendroth, 2017) y por tanto éstas se convierten en un punto de tensión con el Estado territorial moderno (Scott, 2009) en tanto sociedades políticamente organizadas que resisten a ser capturadas por los mandatos del “sistema-capitalista moderno-patriarcal”. De ahí nuestro ánimo por ir identificando, encontrando y des-cubriendo esos hilos de la resistencia y rebeldía de las mujeres zapatistas.

Autonomías es Revolución.  Úteros de contención en medio de la Guerra.

Para quienes vivimos el momento actual de despojo y muerte hacia los mundos de vida indígenas-campesinos a partir del entramado del Crimen organizado, Militarización y Megaproyectos, así como la matanza hacia las mujeres que hoy se expresa desde la violencia feminicida, la Guerra adquiere una configuración distinta con la llamada guerra integral de desgaste contra quienes ejercen el derecho legítimo a las autonomías. 

El proceso de militarización en Chiapas, México., desde los existentes 79 cuarteles generales del Ejército federal en la zona Selva, Altos, Frontera y Norte, de los cuales 65 están en la zona de confluencia de los 31 Municipios Autónomos Rebeldes Zapatista, se incrementa con la renovada ingeniería militar de la Guardia Nacional. Esta incluye 12 Nuevas Coordinaciones Generales, que serán las redes de una fuerza armada única que multiplicará y extenderá los nodos de otros tantos 24 regimientos militares. Los cuales están posicionados en referencia a los sitios de control de al menos los cuatro cárteles más importantes del crimen organizado que operan en Chiapas (Sinaloa, Jalisco Nueva Generación, los Zetas, el Golfo), quienes a su vez negocian con los partidos políticos en cada región. Esto se logra identificar en los dos últimos años (2020-2022) en contexto de pandemia/Covid-19.

Advertimos que el poder económico del Crimen organizado y la re-militarización potencia la forma masculina patriarcal desde múltiples escalas y dimensiones: a partir del cambio de uso de suelo, los Megaproyectos y el sometimiento de la población como forma de control político. Esto nos permite identificar y desnudar el diseño de avanzada con pretensión de aniquilación: la existente indumentaria machistizada de los programas asistenciales y su vínculo con la Guardia Nacional y la territorialización de variados y múltiples proyectos de destrucción como el Mal llamado Tren Maya en la Selva Norte Ch’ol, los Proyectos de Hidrocarburos y geoparques en la región Zoque, el gasoducto y agrotóxicos en la zona Costa, del acaparamiento y contaminación del agua en la región Altos. Y paralelamente la población queda controlada en su propia tierra. Mientras aumenta el número de jóvenes varones aliados a pandillas/milicias armadas que operan bajo el control del Crimen organizado. Lo que ha dado pie por parte de activistas y defensoras de derechos a sostener la hipótesis de la trasmutación del ejercicio de un mal gobierno al desgobierno en tanto en un mismo escenario se articula el Crimen Organizado, la militarización y el avasallamiento de Megaproyectos. Entonces; la clase política en el poder adopta procedimientos criminales que definen el actual momento de guerra.

Esta nueva modalidad de Guerra que se ensaya en Chiapas se proyecta desde arriba en una especie de procedimiento “técnico-patriarcal” en su condición de despojo, especulación y financiarización sobre la tierra y territorios pero que se ejecuta paralelamente alimentando la reproducción de una Guerra desde abajo y desde lo civil. Si bien, asumimos la Guerra como momento histórico permanente del patriarcado desde hace 8,000 años (Von Werlhof, 2010), hoy a nuestro modo de ver, se recrudece desde el despojo, destrucción y exterminio hacia pueblos originarios, Madre Tierra y mujeres (Gutiérrez Luna, 2021).

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Frente a la realidad descrita, las mujeres zapatistas han logrado construir y consolidar su estar-hacer-sentir en los territorios. Defender la libertad de elegir el suelo y cielo que quieren las cobije y poner límites a las diferentes formas de violencias. Que a mi modo de entender exponen la imagen y diseño de tejidos territoriales no-patriarcales. Nutridos y abrigados por la dignidad.

Entendemos la Dignidad como la materia sensible que mantiene una energía-fuerza política desde lo femenino una vez que es memoria viva de aquella mezcla tremenda de dolor-amor hecha cuerpo-corazón para mantener la esperanza. Las zapatistas han mostrado que el dolor-resentimiento anula la dignidad una vez que se decide actuar por poder y/o dinero y/o interés y/o necesidad. 

Retomo la experiencia de las mujeres zapatistas del Nuevo Poblado San Gregorio, que a mi modo de ver, y a partir del trabajar desde la Red de Resistencias y Rebeldías Ajmaq y como defensora en la documentación, difusión y denuncia, muestra la situación de las mujeres zapatistas que están viviendo la guerra integral de desgaste en la región autónoma de Patria Nueva, Municipio Autónomo Lucio Cabañas, pertenecientes al Caracol 10. 

El hacer-estar de niñas, jóvenas, mujeres adultas y ancianas zapatistas muestra en su accionar cotidiano un sentido de la vida, en el impulso del trabajo colectivo que posibilita el cuidado de mundos pequeños y sencillos, según lo preciso y adecuado en tanto principio de lo común, la contención amorosa y  conciencia colectiva que busca el no-dominio hacia la vida, sino su extensión y potencia en el devenir constante vida-muerte-libertad.  

El trabajo colectivo es una respuesta en tanto actos de no guerra. Los talleres y cooperativas de telares, alfarería, carpintería. Y los trabajos comunes para consolidar las áreas de la salud, educación y alimentación van generando energía vital y materia sensible para  alimentar la esperanza y seguir con el autosustento en tanto autodeterminación material-espiritual. Generando una mayor participación política para proponer en sus comunidades actos creativos, así como denunciar a los grupos armados afines al mal gobierno potenciando su palabra como mujeres en tanto semillas que echa raíces en la conciencia de más mujeres y sobre todo de las jóvenas y niñas. Generando y abrazando el acto de la defensa del territorio desde el mantener el cuidado, respeto y apego hacia la Madre Tierra en tanto compromiso por la humanidad y ejercicio de libertad de los pueblos. 

Insistimos en referir a estas Autonomías como útero de contención y posibilidades de “sentidos de vida” que estaría reflejando sociedades no patriarcales en tanto expresión de aquella multiplicidad de “espacios-tiempos de resguardo de la vida comunitaria” (Gutiérrez Luna, 2018: 130). Siendo el útero común la matriz partera de multiformes tejidos de vida que procuran el cuidado, la enseñanza/educación, sanación/salud, abrazo-contención de resguardo de la vida en y desde las mujeres. 

Ellas nos vienen mostrando la posibilidad de nacer nuevas formas de hacer política, y no reproducir las mismas que generan control y muerte, como las instituciones gubernamentales y no gubernamentales de burocracias utilitarias, los partidos políticos, la democracia liberal moderna, y las violencias de la familia heteropatriarcal. Nos hacen replantear al Estado Territorial que forjó sus cimientos a costa de la matanza y crimen. En cambio, proponen el ejercicio de elaboración de otra forma de hacer política desde la conciencia constante de la resistencia-rebeldía desde “qué No queremos”, y “qué Sí proponemos” y desde los siete principios ético-políticos zapatistas: 1. Bajar y no subir; 2. construir y no destruir; 3. convencer y no vencer; 4. proponer y no imponer; 5. representar y no suplantar; 6. servir y no servirse; 7. mandar obedeciendo.

Proponen el ejercicio de la horizontalidad (no lineal como el mar sino como las montañas), lo que implica reconocer las diferencias como potencia y no como obstáculo. Así como el ejercicio constante tanto en lo personal como en lo colectivo del “proponer y no imponer”, dónde quién propone es quién asume la responsabilidad de impulsar e insistir en la realización y ejecución de la propuesta, que se vuelve una responsabilidad alcanzar lo que se presenta/expone y, por tanto, se hace conciencia en el hacer desde lo colectivo para que si no funciona, se corrija de manera común. Otro ejemplo es el “convencer y no vencer”; desde donde quién convence lo hace desde la materia sensible de mostrar/presentar, y ésta es una acción/práctica concreta y no sólo un “decir” sino un “hacer para convencer y/o convencer haciendo”.

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Conclusiones: 

El EZLN está planteando resignificar la guerra desde responder con actos de no guerra y en defensa de la vida en tanto una batalla contra el olvido y por la dignidad. Si bien, la premisa fundante del EZLN fue declarar la guerra al mal gobierno, ésta fue eligiendo el derecho legítimo de enfrentar a los de arriba para poner un límite al único destino que hasta ahora les habían ofrecido: la muerte. Es decir, se preguntaron ¿morir o vivir como único destino? Y eligieron la vida; el ¡Ya Basta! de 1994 fue elegir la vida frente a la muerte. 

El carácter del EZLN como expresión político-territorial rechazó desde su nacimiento y proceso la lucha/toma del Poder. Y decidió tejer la democracia radical (de raíz/desde los pueblos) como forma del ejercicio de la libertad y justicia. Según el reconocimiento de las necesidades, los principios y rumbos elegidos y sostenidos por los pueblos. La rebelión y más tarde la rebeldía-resistencia indígena-campesina maya zapatista del EZLN fue poco a poco adquiriendo energía-fuerza femenina que se posicionó en lo parejo con la masculina. Fue la vida-libertad anclada en el apego a la Madre Tierra y en la renovada creatividad lo que da singularidad y materia sensible a dicha expresión de vida que respira dignidad.

En pleno siglo XXI y, dentro del contexto del sexenio del gobierno de Andrés Manuel López Obrador (2018-2024), la dinámica de la guerra integral de desgaste se presenta en su fase de meganegocio transnacional. El progreso que viene proponiendo el gobierno de la IV Transformación dicotómizan los dos elementos que instalan con los Megaproyectos y políticas de asistencialismo (vida-muerte/bienestar-progreso), hacia un sentido único y cerrado, capturado por la única alternativa de existencia que nos queda, “aceptar las reglas del mundo que viene”. Aniquila el imaginario colectivo presentando como único destino la muerte; ya no actúa como figura retórica del lenguaje cuya función siempre ha sido la de liberarnos de un único sentido. El zapatismo, y otras expresiones de organización autónoma, vienen como elemento gravitatorio y desestabilizante. Quiebran la dialéctica del poder, ya que actúan como el caracol; saltan la linealidad ya que construyen como el fractal; y tienen la fuerza de lo vivo porque se lanzan a la espiral cuántica, como la mayor potencia de movimiento que existe. Básicamente mantienen vivas las metáforas, y no permiten su transformación en alegorías; aquello que nos propone el poder. Teniendo como objetivo/proyección común de liberación consciente, en este caso un proyecto político común de vida desde la construcción de autonomías y territorialidades no patriarcales. 

Referencias bibliográficas

CENCOS, (2007). “Siempre cerca, siempre lejos. Las fuerzas armadas en México”. México: Centro Nacional de Comunicación Social. 

Goettner-Abendroth, H. (2017). Sociedades Matriarcales. Estudios en torno a las culturas indígenas alrededor del mundo. Jalisco: Taller Editorial la Casa del Mago

Gutiérrez, D. I. (2017). Una aproximación a la experiencia territorial zapatista desde la recuperación, reconfiguración y resignificación territorial en Chiapas. Tesis de Doctorado, director Gustavo Esteva en Estudios Sociales Agrarios. UNC, Argentina.

__________________. (2022a). “Un nuevo mapa zapatista: centros y rutas de resistencia y rebeldía en la ecuación político-territorial autónoma del EZLN. Autonomías hoy. Pueblos Indígenas en América Latina. Año 2-Número 5, p 39-45. Marzo 2022. Grupo de Trabajo Pueblos Indígenas, autonomías y derechos colectivos. CLACSO.

__________________. (2022b). Una cuota de energía al tejido de la vida.  Colección de 27 libros de bolsillo AL FARO ZAPATISTA. Editorial RETOS, Cátedra Jorge Alonso-Universidad de Guadalajara y CLACSO.

Taibo, C. (2018). Colapso. Capitalismo terminal, transición ecosocial, ecofascismo. México: Ediciones Junetik Conatus. Universidad de la Tierra/CIDECI.

Von Werlhof, C, y Behmann, M. (2010). Teoría crítica del patriarcado. Hacia una ciencia y un Mundo ya no Capitalista ni Patriarcales.  Editorial Peter Lang: Berlin.

Von Werlhof, C. (2015).Madre Tierra o Muerte. Reflexiones para una Teoría Crítica del Patriarcado. México: El Rebozo. 

Sachs, W. (Ed.). (2001). Diccionario del Desarrollo: una guía del conocimiento como poder. México: Universidad de Sinaloa y Galileo Ediciones.

Scott, J. (2009). The art of not being governed: An anarchist history of upland Southeast Asia. New Haven – London: Yale University Press. Shiva, V. (1988). Abrazar la Vida. Mujer, ecología y supervivencia. Cuadernos Inacabados. Madrid.

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