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Apuntes sobre socialismo desde abajo y poder popular

Ciclo de formación: Ecofeminismos y Luchas en los territorios

Preguntas y debates desde los transfeminismos anticapitalistas

Somos un conjunto de colectivas y militantes feministas, transfeministas, socioambientales, ecologistas, disidentes y de la educación popular que nos propusimos reunir y potenciar los saberes y las luchas en defensa de los territorios y recursos naturales de nuestra región, para trazar estrategias comunes desde una perspectiva anticapitalista, transfeminista, antirracista y plurinacional. 

El desafío es conocer los puntos de encuentro  entre la historia del movimiento feminista y transfeminista y las diversas corrientes y perspectivas ecologistas. 

Es por eso que pensamos un Ciclo de construcción de saberes político y sensible para hacer frente a las políticas de saqueo y destrucción. Tres encuentros, diálogos plurales entre activistas de asambleas en defensa del medio ambiente, feministas indígenas y comunitarias, académiques que profundizan en los saberes disidentes a los modelos extractivistas, vecines contra la contaminación, estudiantes, docentes, militantes sociales, entre otres. 

Estos encuentros son convocados por la Cátedra Libre Virginia Bolten, La Enramada, Campaña Somos Plurinacional, Arte al ataque, Al Borde, Pañuelos en Rebeldía, Espacio de Género del FPDSCP, VACHU (Vecinas autoconvocadas por el humedal urbano Génova), Fundación Rosa Luxemburgo. Avala: Dirección de género y diversidad, Facultad de Ciencias Exactas, UNLP.

Parte 2. Palabras de Cecilia Gárgano

Mi nombre es Cecilia Gárgano,  soy historiadora. Agradezco la invitación a participar de este espacio y a compartir encuentros. La verdad es que la compañera que me antecedió en la palabra habló nada más y nada menos que de las lógicas del capital, de la historia, lo trajo a Walter Benjamín que para les historiadores es una de las herramientas que tenemos para tratar de leer la historia a contra pelo y de articular esos fantasmas que nos habitan a nuestras propias instancias de transformación de mundos.  ¿Cómo arrancar hoy una conversación en la Argentina que está literalmente prendida fuego,  para pensar algo de este encuentro entre las problemáticas socioambientales, los ecologismos y los feminismos?. Pensaba mientras escuchaba a la compañera que en general cuando nos remitimos a esa instancia fundacional del capitalismo, ese momento de la transición que muchas veces lo llevamos a la historia europea, ese acercamiento de los comunes, de las tierras comunales en Francia, en Inglaterra pero que también sabemos por supuesto tuvo que ver con el cercamiento de nuestros comunes naturales, con el arrasamiento de nuestras comunidades originarias, campesinas, con la configuración histórica de esos extractivismos que vemos hoy como política de Estado sin grieta y que tienen precisamente una historia.

Entonces pensaba en esto de esta urgencia, esta sensación de impotencia que nos debe haber estado habitando a todes, no sé qué fecha ponerle, porque estos incendios además sabemos que no son nuevos, de golpe cuando el humo llega a la ciudad de Buenos Aires parece ser que ocupa otro lugar en las noticias, en las portadas. Pero sabemos que esto viene de lejos y pensaba justamente en algunas operaciones para pensar los extractivismos y para pensar la relación con los movimientos feministas. 

Pensaba en dos de las muchas operaciones exitosas que tiene el capital para reproducirse y prolongarse que tienen que ver justamente con la separación, con la fragmentación y con la homogeneización. La separación porque, como sabemos, no solamente se ha separado a los productores de su medio de producción, una cuestión histórica en relación al acceso a las tierras; sino que también si lo traemos a nuestro presente hoy, y a esta Argentina que tenemos en un mapa extractivista, en mi caso mis temas de preocupación tienen que ver fundamentalmente con el agronegocio y con sus impactos en nuestras vidas, pero como charlamos antes es una tijera la de los extractivismos, que los corta a todos por igual en un mismo rompecabezas,  entonces pensar esa separación y esa fragmentación, además en esa historia que arrastramos, ¿de qué nos han separado? ¿qué es en lo que se nos fragmenta? Y ahí podemos pensar en una fragmentación de las experiencias de vida, en una fragmentación de las problemáticas, en una fragmentación que también tiene que ver con disociar nuestro presente de nuestra historia. No solamente las tierras y nuestros bienes comunes de la naturaleza se mercantilizan, sino también se nos enajena de esas luchas pasadas, que habitan muchas de las cuestiones que hoy queremos discutir. 

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En el caso de las problemáticas del agro, pero seguramente coincidiremos si miramos las de la mega minería o tantas otras instancias en las que el extractivismo avanza, hay un operatoria muy exitosa que combina intereses empresariales con mecanismos estatales, con discursos que se producen en ámbitos científicos, universitarios, mal que nos pese a quienes habitamos las universidades como docentes o como estudiantes, que de alguna manera logra construir como si fueran eventos aislados y naturales, fenómenos completamente estructurales a estos patrones de acumulación.

 Entonces los incendios aparecen como excepcionales, los problemas de salud de nuestros chicos que tienen ya daño genético por la exposición a agrotóxicos aparece como un problema repetido y novedoso y de alguna forma esa fragmentación de experiencias que son comunes y esa naturalización de las problemáticas nos lleva también a pensar de qué manera trascenderla. De qué manera trascender esa fragmentación y reunir no solamente esas distintas experiencias de vida y de lucha que sabemos que son comunes, sino también reunir este presente que habitamos con una historia. Este presente de la Argentina incendiaria, no está obviamente desconectado del mapa regulatorio, de esas baterías de voces de regulaciones que en los 90 en nuestro país dieron marco para su expansión y ni hablar con el antecedente que sabemos implicó la dictadura en nuestra historia y en nuestra región.

Y de alguna manera a la hora de pensar, me refería antes a la operación de la separación y de las fragmentación que hace muy hábilmente el capital y la segunda que tiene que ver con esto de la homogeneización. Sabemos que para pensar la diversidad, en un sentido amplio en un sentido político, si hay algo que el capitalismo hace en forma muy exitosa, es unificarnos. Es avanzar en el caso de los extractivismos y de nuestros territorios del agro, en particular, desarmando formas de habitar, desarmando formas de vida, desarmando la biodiversidad pero también las distintas expresiones. Bueno, eso obviamente tiene una conjunción enorme con las luchas que los feminismos han puesto en agenda.

Y así como los feminismos han logrado historizar y desnaturalizar esto que nos parece algo ya obvio, que es plantear el carácter histórico del patriarcado, plantear que las relaciones sociales que tenemos no nacieron de un repollo, están atravesadas por esa mercantilización que no solamente fue de lo material, sino que fue de nuestras relaciones sociales, por esos mundos que dejaron de existir en ese comienzo de la historia del capitalismo, esta homogeneización es también la que opera en nuestros territorios, cuando recorremos la Argentina, cuando vemos ese mismo paisaje, ese mismo desierto verde, en donde se ha pampeanizado todo nuestro país, esa homogeneización también es la que nos plantea que cuando decimos “los productores en nuestro país”, vieron que se habla de los productores y todos pensamos en “el campo”. Nuevamente uniformando y borrando esas múltiples diversidades, hay muchísimos campos invisibilizados en nuestros territorios, somos productoras y productoras acá en este momento, estamos produciendo lazos, conocimientos y les regalamos esa palabrita a un sector que articulado a un montón de intereses nacionales e internacionales y que habitan también en los ámbitos estatales, hablando del Estado, nos viene empobreciendo la existencia en múltiples sentidos. 

Preguntaba también la compañera hace un ratito ¿para qué nos sirve el conocimiento que producimos?. Esa también es una pregunta que vale la pena hacernos hoy para pensar el encuentro entre las diversas luchas que conviven en estas reivindicaciones, en estas maneras de tratar de crear otros mundos. Porque como decía anteriormente muchos de los ámbitos que defendemos, esos ámbitos de la educación pública, en donde por supuesto que estaremos ahí defendiendola y estamos frente a cada intento de mercantilizarla y de desandarla, la realidad también es que en el caso del agro y de los extractivismo hay un insumo fundamental que es el conocimiento producido con fondos estatales, el conocimiento científico, ¿vieron que este año nos metieron por la ventana el primer trigo transgénico del mundo, producido en nuestro país con una investigadora y un equipo de investigación del CONICET, de la Universidad Nacional del Litoral? Vendido como un logro nacional cuando sabemos que es un nuevo laboratorio a cielo abierto en nuestras tierras, que no solamente tiene la cuestión de la resistencia a las sequía, sino la tolerancia a un agrotóxico 15 veces más tóxico que el famoso glifosato, que es el glufosinato de amonio. 

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Y eso también tiene que ver con estas dos operaciones de las que hablaba, de la separación y la homogeneización. Porque estamos enfrentándonos a espacios en donde esas miradas críticas que sabemos que existen en las universidades, que sabemos que tratan de poner en cuestión estas formas de producir, ocupan un lugar muy marginal y porque de alguna manera esa relación con el Estado que es, por supuesto, un temón para las militancias y los feminismos, lo es también para discutir para qué y para quién producimos conocimiento. Y qué relación tenemos con un estado que muchas veces cumple en forma muy explícita, y que en la ciencia hegemónica se ve muy claro, la función de garantizar los intereses privados de los grandes sectores concentrados.

Cuando recorrí algunos de los barrios en el Partido de Pergamino, un partido de la Provincia de Buenos Aires, en algún momento se lo bautizó como capital nacional de la semilla. Es un núcleo del modelo sojero, algunas de las charlas que tenía con referentas de la lucha con relación a los agronegocios, era  en uno de los barrios que es el barrio Villa Alicia. Me contaban muchas de las madres distintas experiencias, que tenían que ver con instancias de una visibilización muy clara de que habían tomado la problemática en sus manos y la estaban llevando a las calles, entonces había un disciplinamiento ahí muy fuerte porque la represión y el extractivismo se articulan en diferentes capas, las vemos en la calle en forma muy abierta como en Andalgalá, por decir uno de los ejemplos recientes, pero se articula en distintos espacios disciplinadores más chiquitos. Por ejemplo, en este caso que me parece interesante para pensar otros, se articulaba que muchas veces eran mujeres las que en las luchas socioambientales, como fue en Malvinas Argentinas, como es en muchas de las luchas por el agua, ocupan un lugar destacado y al mismo tiempo cómo esa condición de mujeres muchas veces es usada para profundizar estos mecanismos disciplinantes. Por ejemplo qué pasaba con los hijos y las hijas o les hijes de las Madres del Barrio de Villa Alicia que es uno de los barrios más pobres de Pergamino. Cuando iban a la salita a plantear que tenían diferentes problemas de salud, que sabemos que son los que se asocian a la exposición de agrotóxicos a lo ancho y a lo largo de nuestro país, les decían que los chicos tenían que seguir el tratamiento de la sarna, que probablemente tenía que ver con eso la picazón que tenían. Cuando iban a las actividades en el centro comunitario no les entregaban las viandas. Hay una cuestión ahí en donde, no casualmente esta separación de la que yo empecé a hablar en un comienzo, una de las cuestiones que efectivamente fragmenta y separa es la problemática socioambiental o las luchas ambientales y territoriales de la problemática más estructural. Todo el tiempo se nos está planteando que hay algo de estas luchas que en realidad tiene que ver con haber tomado una agenda extranjera, con que es un reclamo de panza llena, con que nos preocupamos por esto porque tenemos garantizadas ya nuestras necesidades básicas. Nosotres tenemos el lujo de, desde Palermo rúcula o soja, preocuparnos por qué comemos y cómo, cuando en realidad justamente la problemática socioambiental en nuestro territorio es claramente una problemática de clase. Parece una obviedad, para quienes estamos discutiendo la genealogía del capitalismo y cómo se insertan estos extractivismos contemporáneos. Pero es una operación muy exitosa, la misma que hace que se pueda discutir con determinadas políticas públicas, las cuestiones ambientales sin discutir, por ejemplo, el acceso a la tierra.

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Pensando en todo este rompecabezas de situaciones, en un estado de depredación como el que estamos, pensaba también, ¿qué brújulas tenemos para enfrentarnos a estas operaciones de fragmentación por un lado y homogeneización por otro? No tengo obviamente la receta y la salida como plantea una filósofa, que es Isabel Stengers que tiene con Philip Pignarre que es un historiador, este concepto que a mí me partió bastante la cabeza y lo traje para pensar el agro argentino que es el de alternativa infernal. Esas situaciones en la que estamos ante callejones sin salida, entre las dos opciones que podemos encontrar son opciones invivibles, son opciones infernales y donde son situaciones en donde además lo que se ha borrado es la política, se nos aparentan como dadas. Eso es una de las operatorias fundamentales del capitalismo, borrar lo político que es esto que estamos haciendo acá, re politizar e intentar hacer. Stengers tiene para esto de las recetas y las salidas, una cita que no me voy a acordar, pero que me gusta mucho y que dice algo así como que no la tenemos, la tenemos que construir colectivamente, pero sería suicida de nuestra parte pensar que es imposible.

Así que bueno, eso simplemente para dejar un hilito para retomar después y retomar en la discusión colectiva, me parece que el desafío que tenemos tiene que ver con eso, tiene que ver con desnaturalizar este presente de caos que se nos aparece como natural y para eso historizarlo. Tiene que ver con repolitizar, con volver a poner en discusión, esto que estamos tratando de hacer acá y que nos entregan como un paquete cerrado. Hoy  hablábamos de estas instancias, qué pasa cuando empezamos a discutir: ¿cómo se produce? ¿qué comemos? Qué significa plantear esas otras relaciones no mercantilizadas. Cómo eso lo traducimos a experiencias que tienen que ver con pensar cuestiones más estructurales y a desnaturalizar, a historizar, obviamente le tenemos que agregar reunir. O sea, cómo hacemos para que las distintas luchas que tenemos en pie en todo nuestro territorio, que tienen que ver con los extractivismos, que tienen que ver con capitalizar, eso que la lucha del feminismo ha hecho ganando la agenda,  poniendo ciertas banderas después de mucho tiempo al menos en un lugar más visible aunque sepamos que nos falta mucho. Bueno, un poco ésta es la tarea que tenemos.

Parte 3. Palabras de Daiana Melón

Infraestructura para el saqueo: el caso de la carretera de Punilla

Desde hace tiempo, numerosas asambleas y organizaciones de la región de Punilla, Córdoba, vienen resistiendo al avance de la ruta Nacional Nª, que busca conectar Córdoba Capital con Patquía, La Rioja. Esta obra de infraestructura es parte del Corredor Biocéanico Central (CBC), que tiene por objetivo facilitar la salida de bienes industriales y commodities hacia los mercados asiáticos, conectando Porto Alegre (Brasil) con Coquimbo (Chile). Si bien este corredor fue delineado en el marco de la Iniciativa para la Integración Regional de Suramerica (IIRSA), a pesar de la paralización de la Iniciativa, los gobiernos continuaron impulsando el avance de estas obras, que buscan profundizar el saqueo y despojo de los territorios.

Las comunidades de Punilla vienen denunciado el desastre ambiental que implicaría el avance de las obras de la ruta Nacional Nª 38 en términos de deforestación y destrucción de bosques nativos y sitios arqueológicos. Ante las crecientes movilizaciones de las comunidades, la respuesta por parte los gobiernos locales y el provincial ha sido avanzar con la criminalización y la represión. En el último mes, más de diez personas han sido detenidas y la justicia ha avanzado con cinco causas armadas a defensores ecologistas.

A pesar de que los gobiernos continúan avanzando con las obras sin tener en cuenta la ausencia de licencia social, las poblaciones permanecen movilizadas y luchando para poner un freno a la reconfiguración territorial y a la destrucción que acarrean estas obras, poniendo la reproducción de la vida y el ambiente en el centro.

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