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Azpiroz: “hay que revisar los feminismos blancos de la Argentina, no solidarios con las mapuches”

El pasado 4 de octubre, 250 efectivos del Comando Unificado entraron a la Lof Lafken Winkul Mapu, con el viejo pretexto del delito de usurpación, en medio de los reclamos de las comunidades indígenas por su ocupación ancestral de los territorios. Es el mismo lugar en el que, cinco años atrás, la Prefectura Naval Argentina mató a Rafael Nahuel con un tiro en la espalda. La detención arbitraria de mujeres mapuche, los malos tratos y la presencia casi oculta de los hechos en la agenda pública rebrotan los debates y cruces entre la violencia institucional, los Pueblos Originarios y los feminismos argentinos en disputa.

El operativo dejó como resultado suerte mujeres mapuches detenidas, algunas de ellas embarazadas, quienes denunciaron malos tratos y torturas.

Se trata de un evento que se desarrolló en el marco de fuertes tensiones políticas entre los reclamos de los Pueblos Mapuches y ciertos sectores del feminismo. Vale recordar que durante esos días se estaban ultimando los detalles del 35° Encuentro Plurinacional de Mujeres Lesbianas Travestis Trans Intersexuales Bisexuales y No Binaries en San Luis, cuya comisión se separó -en términos políticos y de organización- del grupo que organiza el Encuentro de Mujeres tradicional (que decidió conservar el esquema histórico frente a la propuesta de incluir identidades sexuales y plurinacionales más amplias), convocado para mitad de noviembre en el mismo destino. Este hecho pone de manifiesto la intención de los feminismos argentinos de incluir otros sujetos políticos en su agenda.

La politóloga mapuche Verónica Azpiroz Cleñan, en diálogo con este medio, habla de la necesidad de una “revisión de las prácticas del feminismo blanco en Argentina”, y considera que a raíz de la detención de las 16 mujeres, la violencia machista y racista contra las integrantes de los Pueblos Indígenas comenzaría a integrarse, al menos discursivamente, en las demandas de las mujeres.

Habla, además, de una cultura en la cual la vida aparece como una pulsión constante, en la cual las mujeres son la primera conexión con el territorio ancestral: “Es el vínculo de la madre con el territorio, de la madre con su hijo, por eso la placenta se entierra en el territorio, el calostro de entrega al territorio antes de darle la leche al bebé, habla de ese vínculo estrecho de las mujeres con su propio territorio, le devuelve al territorio la vida que le entregó, ese espíritu que se encarnó en persona en su vientre.”

“Un marco institucional para la represión”

Consultada sobre los hechos concretos ocurridos en Villa Mascardi, dijo que hay una violencia que se “recrudeció” y que además “dieron un marco institucional para la represión”.

La Resolución N° 633 del Ministerio de Seguridad de La Nación, publicada el 3 de octubre, especificaba que “pasado 26 de septiembre de 2022 se originaron nuevos hechos de violencia en la localidad de Villa Mascardi, Bariloche, Provincia de Río Negro, y que esos hechos concretamente consistieron en el incendio de un puesto móvil de vigilancia de la Gendarmería Nacional Argentina implementado, precisamente, para realizar tareas de prevención y contención de anteriores episodios violentos que tuvieran lugar en esa misma zona”.

Seguidamente, el documento se refiere al ataque contra Gendarmería Nacional Argentina por parte de un grupo de entre “quince y veinte personas con sus rostros cubiertos” que “descendieron de la montaña”, mientras se realizaba una inspección ocular.

Y agregaba que “la Fiscalía Federal de Bariloche, imputó por tales hechos a los miembros de la comunidad autodenominada “Lof Lafken Winkul Mapu” indicando que esa comunidad se encontraría ilegalmente asentada en los predios contiguos hacia el norte a la vera de la misma Ruta Nacional 40 (lotes de Diego Frutos, de la Unión Personal Superior del Gas, del Obispado de San Isidro, de Magdalena Giménez de Tournier y dos lotes de la APN, el último donde se emplazan los restos destrozados de lo que fue el ex Hotel Mascardi) y que, tales asentamientos, se corresponderían con usurpaciones por medios violentos”.

“Creo que no estaba direccionado a las mujeres mapuches pero al no encontrar a los hombres, se las llevaron como detenidas”, sostiene Azpiroz sobre los hechos.

“El impacto que genera es múltiple, el más importante al interior del pueblo es el disciplinamiento, esta cuestión de que si reclamas, si interpones la ley de derecho mayor ante el Estado argentino, el Estado va a responder de esta manera. Es una disrupción dentro de la democracia argentina, nunca se había visto que se hayan roto todas las garantías procesales y constitucionales de derecho en la defensa. Es un hecho disruptivo dentro de los cánones que se venían desarrollando la débil democracia argentina”, analiza.

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Una de las mujeres que se llevaron detenidas, Celeste Guenumil, relató a medios de comunicación: “Entraban a los tiros, entraban a matar. No importaba nada, si había niños, si había embarazadas, si había gente mayor”. Todavía se encuentra en prisión domiciliaria en una casa comunitaria en Bariloche junto a la machi Betiana Colhuan Nahuel, Luciana Jaramillo, y Romina Rosas, quien el pasado fin de semana dio a luz a su bebé. Por su parte, Débora Vera y Florencia Melo, siguen presas en la Policía Aeroportuaria de Bariloche (PSA). Andrea Despo Cañuqueo era la séptima detenida, pero fue sobreseída y liberada días después del operativo.

“Primero tiraron un tiro y dijeron ‘¡Tirate al suelo, tirate al suelo!‘. Yo estaba con mi bebé, y con mi otra nena, y nos tiramos al suelo enseguida. Vinieron dos oficiales y nos tenían apuntadas con las armas. Mi bebé tiene una cunita negra que parece un bolso, y lo empezaba a patear y me decía ‘¿qué tenés allí?’. Estaba pateando a mi hija. Yo decía ‘calmate que está mi bebé‘. No me creía y me decía ‘¿qué tenés allí, decime la verdad, qué tenés allí?’ y lo pateaba así, y mi nena le decía, ‘no, es mi hermana,’ le abre el cierre y le ve la cara y ahí bueno, se calmó un poco”, cuenta Celeste.

La machi Betiana Colhuan Nahuel -quien es prima de Rafael Nahuel- dijo que “Si bien ya muchas de nosotras sufrimos un intento de desalojo en el 2017, que también se armó un gran despliegue, este lo superó. Fue más intenso, más violento.”

El actual Ministro de Seguridad de la Nación, Aníbal Fernández, expresó vía redes sociales que no hubo “ni un rasguño” y chicaneó diciendo: “Quienes consideran que el cumplimiento de la ley y de las órdenes judiciales es un menú a la carta, no entienden lo que es vivir en un sistema republicano”.

En línea con la posición institucional, la fiscal María Cándida Etchepare justificó el violento operativo diciendo que “se cerraron todos los canales de diálogo intentados por esta Fiscalía durante los últimos dos años”.

Las detenidas, por su parte, denunciaron graves atropellos contra los Derechos Humanos, y describieron el clima extremadamente hostil que vivieron, muchas junto a sus hijos, el 4 de octubre.

Relata Celeste: “Estaban dos tipos, que eran, se ve, los jefes. Decían ‘si no se bajan al piso matenlas,’ decían. Venían las otras lamuen bajando y les decían que se calmen, ‘nazis de mierda,’ y uno le mira y le dice ‘si, con mucha honra.’

Andrea Despo participó, un día después de ser liberada, de una marcha en Bariloche para pedir el sobreseimiento de sus compañeras y habló de un “montaje” destinado a “crear el enemigo interno”. Denunció “tortura psicológica” por parte de las Fuerzas: “Tengo tanta bronca que quería solamente contarles de que todo esto recién empieza, es muy duro todo lo que atravesamos y todavía no termina”.

(In)Definiciones políticas

Azpiroz realiza un análisis político exhaustivo y sostiene que el hecho significó un “impacto al interior del Frente de Todos, un replanteo, de a quienes representa hoy por hoy este frente electoral y que pasó dentro de la coalición de gobierno que no pudo leer que estaba repsondiendo a un reclamo de la derecha y sobre todo del gobierno de la provincia de Rio Negro que pedía palos”.

Se refirió además a la renuncia indeclinable de la Ministra de Géneros, Mujeres y Diversidades, Elizabeth Gómez Alcorta, quien sostuvo que “Los hechos de público conocimiento desatados en Villa Mascardi por el desalojo ordenado contra la comunidad Lafken Winkul Mapu, en el que se produjeron detenciones de mujeres y niñxs, con participación de fuerzas federales me resultan incompatibles con los valores que defiendo como proyecto político”.

“El hecho de que haya renunciado una Ministra muestra disrupción dentro del mismo bloque de la coalición gobernante”, expresa Azpiroz, al tiempo que argumenta que el hecho de nombrar tres mujeres después del cambio de gabinete “no logra tapar el error político que se vio como cristalizado en la renuncia de Gómez Alcorta”.

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La politóloga se refirió a una postura del Gobierno Nacional que se volcó al discurso de la derecha: “Creo que perdió el eje, y que va a ser muy difícil si no genera una política estructural respecto de la propiedad comunitaria de la tierra.

Y agrega: “El mundo mapuche que tenía una cierta esperanza que este gobierno no reprimiera, se valoraba eso comparándolo con el macrismo. Pero se rompió, se quebró, restablecer eso va a requerir una revisión autocrítica del gobierno, por ahora en el discurso de Anibal Fernandez no aparece ningún tipo de revisión, al contrario, reafirma la posición”.

Mujeres indígenas y feminismos blancos

Azpiroz remarcó la necesidad de revisar “las prácticas del feminismo blanco en Argentina”: “Hasta ahora no había tenido una acogida a los planteos, los reclamos que hacíamos desde los feminismos no hegemónicos. A partir de esta terrible situación se están revisando, en términos de discurso, creo que en términos de práctica es muy reciente para que se desande de privilegios de blancos y blancas”.

Para Azpiroz también tiene que ver con “una matriz social argentina que está clavada en el yo, en el individualismo, que atraviesa una parte del feminismo blanco, que se expresa en que una parte va a volver a San Luis en noviembre en el Encuentro Nacional de Mujeres, negando esa pluridiversidad que tenemos en Argentina. Y que también de alguna manera dentro del fuero feminista que se está organizando para el 7 de noviembre, previo a la conferencia regional de mujeres en la CEPAL, está también atravesada por esas tensiones de que los personalismos se coman a lo colectivo”.

El reclamo no es nuevo. Las activistas indígenas subrayan desde hace años la urgencia de incorporar la interseccionalidad y el reconocimiento de violencias específicas contra las mujeres indígenas, como es el caso del Chineo, una práctica llamada “cultural” que desnuda los pactos entre racismo, colonialismo y patriarcado.

En entrevista con este medio, la weychafe Moira Millán se refería a la “interseccionalidad opresiva que padecemos y atravesamos las mujeres indígenas”, muchas veces encarnada en prácticas “traídas del otro lado del mar, por parte de los invasores”. La lucha feminista, comunitaria y anticonial de estas mujeres se funde en reclamos profundos en torno a las violencias naturalizadas: “En nuestra lucha se ve reflejada en la necesidad de erradicar para siempre costumbres colonialistas como esta, que son racistas y sexistas y provocan crímenes que terminan muchas veces en infanticidios”.

Ya en 2020 Millán consideraba que incorporar las demandas de mujeres indígenas a los movimientos feministas estaba costando: “De hecho, todavía el movimiento feminista no termina de reconocer los reclamos. Hay sectores que sí entienden la plurinacionalidad de los territorios, entienden que es imposible hablar de lucha antipatriarcal si no hay una lucha anti-racista y anti-colonial, y entonces ellas sí se han vuelto solidarias con nosotras. En Argentina el movimiento feminista sigue siendo completamente indiferente a lo que está sucediendo con los cuerpos-territorio de las mujeres indígenas a lo largo de todo el país”.

Reprimir al portador de identidad

En relación a los ataques contra las comunidades indígenas dentro de una sociedad con múltiples casos de violencia institucional en general, Azpiroz opina que suelen “ensañarse mucho más con lo indígena, porque a quien están reprimiendo es portador de identidad, es un yo-nosotros que tiene, a pesar de la pobreza, de la situación histórica de vulneración de derechos, una identidad muy fuerte, que se porta en la voz, en la ropa, en el modo en que se explica, en el modo en que se reclama, en el modo en que se propone”.

En contraposición, reconoce una “argentinidad muy tomada de los pelos, que no tiene raíz en la cual afianzarse” y a la que “le molesta una identidad tan fuerte”.

“En el caso mapuche, es una identidad colectiva, política, quien cuestiona el origen de esa violencia: ¿en nombre de quién me vas a desalojar? ¿en nombre de quién me vas a reprimir? ¿con qué fin? No sé qué pasará en la mente de quien reprime,

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No sé cómo hará una persona que trabaja en las Fuerzas de Seguridad y ve que no le indican que vaya a reprimir el cercado de Lago Escondido, o que vaya a desalojar a Lewis, que desaloje a los patrones de la estancia de Bennetton. Seguramente en algún momento de su día tiene que responder esas preguntas”, consideró.

La vida que sigue pulsando vida

“Nos nació un brote femenino. Hoy en prisión domiciliaria, nuestra lamngen Romina Rosas parió una bebé poderosa del arco iris. Seguimos creyendo en la belleza de la resistencia. La vida sigue pulsando vida. Con su pvñelelchefe [partera empírica mapuche] seguimos pariendo vida”, escribía Azpiroz en sus redes sociales, en ocasión del nacimiento de la hija de Rosas, evidenciando el rol de los valores de vida, muerte y resistencia en la cosmovisión mapuche.

“Creo que ha sido una gran esperanza este nacimiento”, opinó, “porque además nació el Día de la Madre, es un gran mensaje de la cultura mapuche, que a pesar de todo lo que sucedió, nació y nació bien, acompañada por su pvñelelchefe”, contó.

A Rosas “le permitieron ser acompañada por su partera tradicional mapuche, y decimos que la vida pulsa por la vida porque desde el momento en que nacemos empezamos a morir”. Explicó que “dentro de la cultura mapuche el ciclo vida-muerte-vida es un ciclo de transformación, por eso decimos que ningún mapuche muere, se hace territorio. Ese vínculo de la madre con el territorio, de la madre con su hijo, la placenta que se entierra en el territorio, el calostro que se entrega al territorio antes de darle la leche al bebé, habla de ese vínculo estrecho de las mujeres con su propio territorio, se está devolviendo al territorio esa vida que le entregó en ese espíritu que se encarnó en persona en el vientre”.

“El hecho de la vida, del nacimiento, del parto, encierra una visión, una filosofía de vida dónde está incluida la muerte, la transformación. Todo es vida. Nosotros defendemos el territorio, allí donde habitan esos espíritus que fueron en un principio personas, y después vuelven a la tierra para hacerse espíritu en la materialidad”, resumió.

Consultada sobre el futuro de las seis mujeres que, hasta la fecha, siguen detenidas, dijo que “por la experiencia que tenemos en cómo se han ido desarrollando las huelgas de hambre en Chile, la única posibilidad de sobreseimiento amnistía, tiene que ver con la presión social y una definición política en el momento de deterioro casi último del cuerpo de las mujeres, así fue con presos políticos mapuches del bicentenario en Chile en 2010 y en otras huelgas de hambre”.

Agregó: “No sé si este gobierno va a dejar pasar el tiempo para ese deterioro, obviamente, la justicia o lo que se llama Poder Judicial en Argentina tiene su propia lógica, va a tensar esa lógica con el tiempo y la exposición del tema en medios, para ver de que manera resuelve a partir de presión política de las organizaciones mapuches, indigenas, de Derechos Humanos, sindicales, de los feminismos”.

Pese a los reclamos, subraya que por ahora no ve “una sociedad argentina movilizada en torno a este tema, es muy periférica la ocupación en agenda pública, creo que hay una experiencia mapuche que como pueblo-totalidad nos indica esto, que hay que seguir activando para que se restituyan los derechos que fueran vulnerados, va a depender de algo que digo y mantengo desde hace mucho: hasta que el pueblo mapuche no se constituya como tal en comunidad política única con fuerza propia, el Gobierno Nacional o los gobiernos provinciales no van a retroceder en su indiferencia y en su política de hostigamiento y represión”.

“Va a depender de nosotros y nosotras mismas qué tan capaces somos de generar conversaciones plurales al interior del Pueblo Mapuche para lograr acuerdos mínimos, es nuestro mayor desafío como Pueblo-Nación, el entendimiento entre los y las dirigentes para generar políticas estratégicas respecto al Estado argentino y otros actores de la sociedad civil argentina con los cuales debemos aliarnos para generar una agenda pública propia”, concluyó.

Fuente: El Extremo Sur

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