Desde ContraHegemonía Web presentamos aquí lo que intentamos sea un nuevo aporte al debate del pensamiento emancipador. En momentos donde la crisis civilizatoria, económica y ambiental que genera el capitalismo produce enormes desastres sociales, culturales y políticos creemos más necesario que nunca poder reflexionar al respecto para intentar transformar y enfrentar el desastre. Tratar de encontrar no recetas acabadas sino pensamientos, indagaciones, preocupaciones que nos ayuden a construir caminos colectivos capaces de aportar herramientas para vencer la incertidumbre, la perplejidad y el escepticismo que hoy surcan amplios sectores de la sociedad y de la militancia. Intentaremos con cierta periodicidad convocar referentxs de las luchas populares para poder abordar un análisis de la coyuntura que pueda ser insumo de búsquedas, acciones, ensayos que no se resignan a reproducir y aceptar lo existente.
En esta oportunidad convocamos a Jorgelina Matusevicius, trabajadora social y de la salud e integrante de la organización política Marabunta; Eduardo Lucita, integrante del colectivo Economistas de Izquierdas (EDI); y Juan Pablo Casiello, docente de Lengua y Literatura de nivel medio, delegado seccional de Amsafe Rosario y militante político y sindical.

ContraHegemonía: Para arrancar analizando el plano económico y social quisiéramos plantear una pregunta dividida en tres aspectos íntimamente relacionados: ¿Qué efectos consideran que tiene el plan de ajuste y qué posibilidades le asignan de perdurar hasta las elecciones del año que viene?; ¿Observan alguna probabilidad de que antes de las elecciones se lance un plan de estabilización tipo Plan Real o Plan Austral?; ¿Qué relación pueden trazar entre este plan de ajuste y la inestabilidad regional y mundial del capitalismo actual?
Eduardo Lucita: Como todo plan de ajuste en tiempos de alta inflación -y en Argentina tenemos mucha experiencia sobre eso-, la premisa fundamental es reducir el déficit fiscal primario y por lo tanto, reducir también la emisión monetaria, que por otra parte son dos de las pautas impuestas en el acuerdo firmado con el Fondo Monetario Internacional. Por lo tanto, el eje central de eso tiene que ver con el gasto público y dentro del gasto público más del 60% corresponde a jubilaciones, pensiones y la AUH, entonces eso es lo primero que se está viendo. La segunda cuestión son los salarios públicos y las universidades nacionales. El tercer punto son las transferencias a las provincias, algo que está un poco mediatizado en esta oportunidad porque hay varias provincias que han mejorado su situación fiscal dado que le permitieron subir algunos impuestos y eso ha significado que mejoraron sus ingresos. El último punto son las obras públicas. Esa es una partida que el gobierno de entrada se niega a tocar (tiene fuerte impacto electoral), incluso en el presupuesto del año que viene es la partida que más crece, crece un 21% con respecto a este año, la segunda partida que más crece es el pago de los intereses de la deuda que crece alrededor del 15%. Pero digamos, dentro de esto está todo el esfuerzo que tiene que hacer el gobierno nacional para ubicarse dentro de las pautas que impone el acuerdo con el FMI, que conviene recordar que no está caído ni se están renegociando sus pautas como dijo el “Cuervo” Larroque. Incluso podría ser que la pauta de llevar el déficit primario al 2,5 se vaya a sobrecumplir, o sea, van a reducir más de lo que está establecido en el acuerdo, entre otras cosas porque el proceso inflacionario está haciendo su trabajo licuando los gastos del estado. La segunda cuestión con los efectos del plan es que el acuerdo con el FMI es inflacionario. Hasta ahora es inflacionario potencialmente, genera expectativas inflacionarias porque la tasa de interés y la tasa de devaluación que exige permanentemente el FMI están subiendo pero hasta ahora por debajo de la inflación.. Las tarifas todavía no han aumentado, van a empezar a aumentar a partir de este mes y el punto central va a ser en marzo del año que viene, pero por lo tanto, el acuerdo con el Fondo está generando expectativas inflacionarias y es posible que los que puedan se cubran de esa expectativa inflacionaria.
Otra cuestión que tiene el efecto del plan de ajuste es que el acuerdo con el Fondo implica la recomposición de las reservas que estaban muy caídas y en esto el plan Massa está avanzando, claro que con costos económicos y políticos. El dólar soja significó más emisión monetaria pero al mismo tiempo adelantó una recaudación que no estaba prevista de más de 7.000 millones de dólares, pero significó una concesión política al campo. El problema es que de aquí a fin de año vencen 8.000 millones de dólares y las reservas recompuestas alcanzan a unos 6.000 millones, por lo tanto el gobierno inventa todos los días nuevos mecanismos para capturar dólares que implican nuevas concesiones: tipo de cambio especial para el turismo receptivo, habilitación a las empresas para pagar importaciones con dólares propios (una suerte de blanqueo encubierto) y otras medidas que son restrictivas en el uso de reservas, al mismo tiempo que se está renegociando un préstamo de 2.000 o 3.000 millones con algunas instituciones financieras y con China una ampliación del Swap. Son todas medidas tendientes a poder resolver el tema de las reservas sin caer en una devaluación que implicaría llevar la inflación no se a cuánto. Porque la experiencia que tenemos en situaciones como esta, cuando un gobierno decide devaluar 10% – 15%, el mercado se la lleva al doble. Después puede ajustarse el tipo de cambio, pero en el momento es un impacto brutal que pega sobre los precios. Las presiones devaluacionistas han cedido pero no han desaparecido del todo, están ahí expectantes.
En términos generales, este tipo de modelo neoclásico tiende a desacelerar la economía, se supone que si cae la demanda los precios dejarán de subir y la inflación se irá ajustando. Ese es un proceso gradual, el gobierno se tira a tratar de llegar a un 4% mensual tal vez a fines del segundo trimestre del año que viene, lo que en estas condiciones sería un logro y tendría impacto social y tal vez electoral. El acuerdo que está cerrando la Secretaría de Comercio habilitando a un conjunto de empresas y productos a aumentar hasta un 4% mensual, y con más de media docena de grandes supermercados para que no reciban productos con un aumento mayor a ese 4% y en paralelo un acuerdo con empresas para mantener los precios de unos 1500-1800 productos por 120 días. Todo en línea con el objetivo de romper la inercia inflacionaria e ir bajando la inflación gradualmente. La otra cuestión que hay que decir es que junto con esto hasta septiembre/agosto, la economía crecía al 6,4% y el sector industrial al 7,3%, incluso la sorpresa es que en el segundo trimestre la inversión privada creció hasta 22 puntos del PBI, sobre todo en maquinarias y equipo. Es cierto, debe haber mucho ahí para Vaca Muerta y todo eso, pero también en pequeñas y medianas industrias. Creo que hay una ampliación de la capacidad instalada y ninguna fracción burguesa invierte para no producir, es decir, tienen alguna expectativa. La cuestión es que este año que se decía que el PBI iba a crecer 3%, que en el presupuesto se presentó del 4%, ahora se está discutiendo si el incremento real va a ser 4,5% o 5% del PBI. Si esto se da implica una base distinta para el año que viene, al mismo tiempo hay que ver que a pesar de todas las medidas que toma el gobierno el consumo no está cayendo, al menos no lo hace como suponía lo haría. Digo esto para enganchar con la pregunta de si este Plan de ajuste llega a las elecciones. Obviamente llegará a las elecciones si el plan es sustentable, si tiene cierta compaginación interna entre el conjunto de variables que hoy están totalmente descompaginadas y por otro lado dependerá también de las resistencias sociales. Probablemente en algún momento inntenten un plan de estabilización, tengo la impresión que va a ser bastante sui generis, no va a ser como el Plan Austral o el Real porque las condiciones son muy distintas, todo depende me parece de cómo resulte esta primera parte del plan de Massa. Si logra recomponer reservas, si logra inducirr a la baja la inflación, si logra que no haya devaluación. De hecho las presiones devaluacionistas han cedido bastante en los últimos tiempos, pero todavía están ahí, todavía no está cerrado del todo ese problema. Por lo tanto, a partir de ahí puede haber un plan de estabilización tipo mercado, donde confluyan la variable fiscal, la variable monetaria, la cambiaria y la tasa de interés, que de eso se trata un plan de estabilización. Pero eso implica siempre frenar la economía y en estas condiciones tiene que existir algún tipo de acuerdo político. En ese sentido creo hay que prestar atención, cuando el coloquio de IDEA se llama “Ceder para crecer”, no es un título inocente me parece a mí. Tal vez están diciendo, se puede ceder algo después de la gran tasa de ganancia que tenemos en la pospandemia, a lo mejor puede decir eso, porque si no quiere decir que tendrían que ceder los que ceden siempre, no habría ninguna novedad. Hay que tener en cuenta también que el presupuesto se aprobó con 180 votos positivos y sólo 22 en contra, eso significa que muchos sectores de Juntos por el Cambio votaron con el oficialismo. Ahí también hay un acuerdo que va en esa dirección y hay que ver también que la semana que viene hay un encuentro organizado por las principales corporaciones económicas (el G6) que traen como invitado principal a Felipe González, el lobista del capital español, para que hable sobre los Pactos de La Moncloa. Son demasiados indicadores en ese sentido que lo que anunció primeramente el embajador Stanley, de ponerse de acuerdo para avanzar, puede ser que se camine en ese sentido. La posibilidad de un plan de estabilización depende también de la coherencia interna del plan que hay hasta ahora, pero también de que haya un acuerdo político entre las principales fracciones de la burguesía argentina que disputan en varios terrenos, pero a lo mejor en este terreno no, en el sentido de que tampoco al capital local le conviene un nuevo año con un cien por ciento de inflación, que es profundamente distorsionador de toda la escala de precios distorsiona todos los mercados y tampoco al capital le conviene esto. La crisis y el temor a un desborde social tal vez los empuje más allá de las disputas políticas.

Ahora, esto se relaciona con la otra pregunta, lo que está pasando en el mundo, la salida de la pospandemia y también la guerra han desatado un proceso inflacionario mundial, que ha llevado a que tanto la FED (el Banco Central de Estados Unidos) como el Banco Central Europeo y el Banco de Inglaterra subieran nuevamente las tasas de referencia a esto se le suma que China tiene muy bajo crecimiento por la política del Covid “0”. Por lo tanto se está desacelerando la economía mundial que eventualmente podría caer en una recesión el año entrante. De todas maneras y contradictoriamente, en el tercer trimestre de este año la economía de EEUU volvió a crecer y la tasa de desocupación volvió a 3.5, es elnivel más bajo en muchas décadas, así que ese es un proceso contradictorio. También es cierto que toda esta política de subir las tasas de interés tiende a fortalecer al dólar y cada vez que se fortalece el dólar repercute en el precio de los commodities que bajan. Eso podría atentar contra nuestras exportaciones, cuando tanto los acuerdos con el FMI como el presupuesto 2023 plantean una expansión de las mismas, lo que en las condiciones actuales implica un fortalecimiento del extractivismo, mayor primarización. Así que creo que la relación con el mundo tendría que ver con esto, porque si se desaceleran los principales motores de la economía mundial hay que ver cómo nos impactarían. Hay que ver que sucede ahora con Brasil con el cambio de gobierno, pero su economía venía recuperándose.
CH: ¿Perdón cuántas reservas dijiste que existen? ¿6.000 millones de dólares de reserva?
Eduardo Lucita: sí, han logrado recomponer alrededor de 6.000 millones de reserva. El aporte del dólar soja fue muy importante, pero los vencimientos hasta fin de año son 8.000 millones de dólares, entonces, el problema sigue.
Jorgelina Matusevicius: para sumar algunas cositas, en relación a la pregunta sobre el plan de estabilización, una de las cosas que habría que decir es que desde la llegada de Massa al Ministerio de Economía se empezaron a dar algunos pasos para esa estabilización que en el momento previo, con la renuncia de Guzmán y el breve paso de Batakis, había cierta inestabilidad bastante marcada y lo que fueron haciendo fue implementar algunos pasos. El primero fue el ajuste fiscal que redujo presupuestos o gastos en educación, en salud, que más o menos fue de 210 mil millones de pesos. Después vino el dólar soja con esto que trae Eduardo de la posibilidad de hacerse de mayores reservas, o sea una concesión importante a los sectores exportadores, y el control de las importaciones que es el debate queestá transcurriendo ahora. Y habríacomo un siguiente paso en la búsqueda de estabilización, que es el congelamiento de precios, que es la medida que se está estudiando que aparentemente se implementaría a partir de diciembre y hasta marzo de 2023, que tiene más el objetivo de frenar la inflación inercial, que se corresponda más la inflación real con la inercial. Todas estas medidas que se fueron tomando se hicieron sobre la base de bastantes concesiones al sector empresario, ahí ya Eduardo señalaba lo que estuvo creciendo la economía como dato. Lejos de ser un proceso de frenazo o de recesión, implicó cierto proceso de recomposición, lo que leía era que estaba en un 5% de crecimiento con respecto al último trimestre del 2019 y que se iba a ubicar más o menos en 4% o 4,5%. Las concesiones al sector empresario se observan en el informe del CEPA que muestra un aumento enorme de la rentabilidad, por lo menos de algunas de las empresas, en total fue un año importante en términos de ganancias para los empresarios y en el caso de algunas empresas se registra un “boom de facturación” en empresas sobre todo alimentarias: Arcor, Ledesma, pero también Aluar. Entonces ahí me parece que esto que señala Eduardo es bien importante, el contraste que tiene este crecimiento y estas concesiones a los sectores empresarios con la situación de les trabajadores., Todo el informe del CEPA va a marcar eso, que los empresarios están ganando más en este gobierno que en el gobierno anterior. Y esto contrasta fuertemente con la realidad de les trabajadores. Hubo un aumento de la ocupación, no fue importantísimo pero sí existió, pero el sector que más creció dentro de la ocupación es el sector del trabajo no registrado, que hoy está en el 37,8%, dicen los datos y que implica trabajadores sin derechos, con salarios mucho más bajos, con menores aportes al sistema previsional, por lo tanto la posibilidad de desfinanciamiento al sistema previsional y la consecuencia clara del mayor disciplinamiento del trabajo. Por otro lado, también la pérdida del poder adquisitivo del salario que según datos de Cifra de la CTA, indicanque se perdió 7,7% de poder adquisitivo y en relación al 2017 se perdió un 24,3% del promedio de los salarios de les trabajadores. Y si lo pensamos en el sector informal, la pérdida del poder adquisitivo llega al 35%. Por lo tanto algo que se viene dando desde hace un tiempo como un dato fuerte de la realidad es que trabajar en Argentina no te permite salir de la pobreza, el fenómeno del trabajador pobre. Ya un trabajador-trabajadora que ingresa al sistema de salud no llega a superar la línea de pobreza, entonces ese dato me parece es un efecto que todo el plan de ajuste viene marcando.

El otro gran punto tiene que ver con que el plan de ajuste está siendo muy exitoso en términos de transferir ingresos desde el sector más pobre al sector más rico, algo que el capitalismo en general produce, pero en este caso se está viendo con todos los indicadores muy claramente. Pero aun así, parecería que no alcanza con esta realidad que se está viviendo en término de ajuste a los sectores más empobrecidos y los pronósticos indican que no necesariamente esto va a garantizar términos de estabilidad. Por un lado por el tema que marcaba Eduardo de la cantidad de reservas, si bien se recuperaron las reservas y mejoraron con el aporte del dólar soja, ahora con la cosecha de trigo aparentemente no llegarían a compensar las salidas de dólares que tienen que producirse y el efecto de la sequia también seguramente produzca algún efecto negativo en término de los dólares que ingresan por la cosecha de trigo. Por otro lado, el tema inflacionario probablemente siga por esto del impacto a la quita de subsidios a los servicios públicos, o sea, en algún momento cuando empiece a descargarse el impacto en los salarios y en los trabajadores y en las empresas, va a terminar descargándose en los precios y va a seguir reforzando el proceso inflacionario. A eso hay que agregar también el efecto del aumento del precio del combustible que se dio hace unos días. Todo esto en el contexto que no lo voy a reponer porque ya lo comentaba Eduardo, en el contexto mundial de procesos inflacionarios en todo el mundo, un riesgo de recesión y el aumento de las tasas de interés, que es algo que el propio FMI está planteando. En los últimos informes dicen: guarda que hay mayores problemas para Argentina porque el aumento del dólar, que implica que suban las tasas de interés en Estados Unidos, que gran parte de los flujos financieros van a ir a los bonos en Estados Unidos, va a implicar este aumento del dólar y la consecuente caída de los precios de los commodities. Entonces, ante esta situación el FMI lo que está pidiendo es más ajuste todavía. Hace poco se conocieron estas nuevas recomendaciones donde el foco está puesto en la racionalización del gasto social y el estímulo a que la “gente” vuelva al mercado de trabajo, las personas más empobrecidas vuelvan al mercado de trabajo. Respecto a lo del “Ceder para crecer”, del Coloquio de IDEA, los empresarios coinciden con el FMI de que hay que tocar el gasto social, racionalizar como dicen ellos el gasto social, pero además dicen: defensa de la propiedad privada. A mí me llama la atención esto de pedir garantías de seguridad jurídica como si ya no las tuvieran de sobra, el suprimir las restricciones de impuestos y solucionar los problemas que están teniendo para poder exportar. En todo caso piden más o mejores condiciones para generar exportaciones, bajar impuestos que, si vemos el caso de Inglaterra, no les ha ido muy bien con eso en términos políticos. Otra cosa que mencionan como parte de los acuerdos de los empresarios es la necesidad de reforzar o fortalecer el empleo privado, pero reduciendo la conflictividad en los espacios de trabajo. Entonces, lejos de ceder ellos, en todo caso están pensando en que cedamos los que ya venimos sufriendo el ajuste y el cuadro general avanza hacia una mayor profundización de la desigualdad y más exigencias todavía de ajuste.
En ese contexto la tendencia es a una mayor inestabilidad política, por un lado ya hay bastante ruido en los dos frentes de las coaliciones de los partidos del régimen, tanto al interior del Frente de todos, como al interior de Juntos por el Cambio hay debates respecto de cómo se tienen que implementar las medidas. Todo el runrun de los halcones y palomas la semana pasada, el debate que está por detrás es esto, más gradualismo, menos gradualismo, más políticas de shock y esas políticas no pueden ir sino de la mano de mayores políticas represivas. Por otro lado, también si vemos este panorama lo que se va augurar es una mayor conflictividad social que seguramente se mantenga alta. Por un lado los pedidos de recorte del gasto social y de racionalización del gasto social, al sector que más van a atacar es al movimiento piquetero, de trabajadores y trabajadoras precarizades y desocupades. Además ya se anunció el freno a los Potenciar Trabajo, o sea, ya no va a haber más compensaciones en términos de más asistencia, en un contexto donde está aumentando la indigencia. Entonces ese me parece que va a ser un foco de conflictividad.
Por otro el sector público, donde van a ir a tratar de reducir ese gasto público y en general la reducción de la planta en el sector público y la caída salarial va a tener mayores impactos de acá al año que viene y ya están expresándose algunas luchas en este sentido, el sector docente, antes de arrancar con la charla hablábamos de los trabajadores y trabajadoras de la salud, movilización y protestas en torno a esto.
Por otro lado, para hacerse de mayores reservas y de más dólares para compensar la caída de la reserva, van a tener que reforzar sí o sí la matriz extractivista y para eso lo que van a necesitar claramente es quebrar las resistencias que ya en este último tiempo se vienen dando, que vienen generando las comunidades en torno a la defensa de los territorios. Entonces me parece que respecto de la pregunta si van a llegar o no a las elecciones del año que viene con este plan, el pronóstico está bastante abierto, ya Eduardo lo decía también, va a depender de la lucha que podamos presentar para evitar que esta ofensiva se descargue sobre les trabajadores en general y tenemos que tener claro que la perspectiva para nuestros intereses es de una ofensiva muchísimo mayor y que es necesario que nos preparemos de manera acorde para enfrentarlo.
Juan Pablo Casiello: En principio me parece que el plan de ajuste acordado con el FMI lo que propone no es más que sostener la crisis de la economía argentina, crisis que viene ya de muchos años y se asemeja a una larga agonía. Eduardo seguramente tendrá más precisiones que yo, pero ya son diez o doce años, sin crecimiento de la economía, del PBI; y con una población que naturalmente crece, lo que hay una importante caída del PBI per cápita. El acuerdo con el FMI lo que viene es a reforzar esta tendencia que se sostiene en cuatro líneas rectoras del capitalismo argentino absolutamente regresivas. Por un lado, lo que tiene que ver con el sometimiento económico y también político del país; claramente el acuerdo expresa eso. Por otro lado profundiza la línea que tiene que ver con la primarización de la economía, con el modelo extractivista, con el saqueo de los bienes comunes, con avanzar de conjunto con el agronegocio, la apuesta a los combustibles y la minería a cielo abierto como líneas fundamentales del desarrollo del capitalismo argentino. El tercer dato tiene que ver con los recortes del gasto del estado, Eduardo lo desarrollaba con mucha precisión, es un recorte que sin dudas afecta a las jubilaciones, que es el gasto fundamental, pero también los planes asistenciales, los presupuestos de salud y educación.
El cuarto elemento, es un crecimiento importante de la desigualdad, porque hay efectivamente, por lo menos este año, unos sectores de la economía que crecen en el marco de una profundización de la desigualdad. Es la caída del salario, con estos tres niveles diferentes: cae en el nivel privado registrado de una manera significativa, de manera más significativa en el sector de los trabajadores estatales y de manera aún más significativa en el sector precarizado, los que llamamos los no registrados que es donde más crece el empleo y también donde más crece la caída del salario. Pero también hay un deterioro de las condiciones de trabajo, una profundización de la pobreza y de la miseria. De conjunto un nuevo deterioro en las condiciones de vida de las mayorías, es una marca central de lo que deja este acuerdo con el Fondo en marcha junto con un mayores ganancias para los sectores más concentrados de la economía.

En relación a la perspectiva que plantea la pregunta sobre la posibilidad de un plan de ajuste con estabilización del tipo que se señala, evidentemente todos, todas creo que sabemos que hacer un pronóstico en este país y más en economía es muy difícil. Sin embargo, la verdad, no veo un gobierno con una mínima espalda para un plan de contingencia, pareciera que lo que logró Massa es mucho y lograr más que eso resulta muy difícil. Ahí Eduardo comentaba la apuesta (que es pública) que hizo el embajador Stanley, yo no conocía esto de la visita de Felipe González, no se ve en lo que son las disputas políticas entre los distintos sectores de este país, en el año electoral que viene, que se pueda expresar un acuerdo de los distintos sectores como efectivamente se expresó en el presupuesto. La propia disputa electoral, me parece que no va a abrir la posibilidad de un plan de ajuste consensuado que requiere necesariamente un acuerdo entre distintas fracciones. En el actual nivel de confrontación de los distintos sectores políticos y con la debilidad de este gobierno no veo una perspectiva por ese lado. Quizás sea más esperable una nueva crisis, una fuerte devaluación y ahí sí una posibilidad de plan de estabilización.
Yo alertaría acerca del impacto de una inflación tan alta y continua y el efecto disciplinador que esto puede tener. Creo que ya hay una sensación de un conjunto importante de la población, de los trabajadores y las trabajadoras que peleamos por nuestro salario, que parecería que no hay nada peor que esta inflación. Entonces, yo alertaría sobre la posibilidad, -nos pasó con la hiperinflación de Alfonsín y en la primera etapa de Menem- de ese efecto disciplinador que puede tener la hiperinflación. Frente a eso, cualquier plan de ajuste y los recortes que eso puede implicar, si me garantiza que los precios no van a seguir subiendo y por lo menos lo que gane lo voy a tener, puede llegar a generar un nivel de aceptación importante. Me parece que ese efecto disciplinador es algo a tener muy en cuenta, después de este año de inflación tan alta y que no parece que vaya a bajar rápidamente. Al contrario, se puede disparar nuevamente y tenemos que estar alertas sobre esa posibilidad.
En relación a tener una mirada más regional y la situación de la crisis mundial, me parece que en nuestro país se expresan muy brutalmente las tendencias que son más generales del capitalismo en la región y me animaría a decir a nivel mundial. Argentina tiene esa particularidad, expresar más brutalmente las tendencias que se dan también en otros países. Hay que tomar nota de cómo avanza esta crisis que continúa, de la pospandemia, esta dificultad para que la economía a nivel mundial despegue y las disputas que se vienen dando, que tiene que ver con la guerra en Ucrania, con el peligro del conflicto alrededor de Taiwán. La misma crisis es la que está abonando estas tendencias guerreristas que se dan entre los distintos sectores imperialistas y me parece que a la vez que la crisis impulsa a estos procesos de disputa y de guerra. Creo que crisis económica y tendencias guerreristas se retroalimentan y potencian en un círculo vicioso muy peligroso en donde aparece la posibilidad de guerras de otro nivel con participación directa de las grandes potencias, uso de armas nucleares, etc.
CH: ¿Algo más que quieran agregar de esta parte, sobre las otras intervenciones, que quieran reponer, dialogar entre ustedes?
Eduardo Lucita: me estoy dando cuenta ahora que cuando tomamos la pregunta sobre la relación con la situación internacional, yo olvidé de decir que a partir de la asunción de Massa hay una reconfiguración de la política de inserción internacional de Argentina en el mundo, es decir, hay una inclinación mucho más ligada a Estados Unidos. Esto está ligado también con algunos acuerdos de apoyo de Estados Unidos a un financiamiento alrededor del litio, alrededor del petróleo, alrededor de los bienes comunes. Me parece que hay en danza esto y esto va a reconfigurar totalmente la inserción internacional de Argentina. Eso no quiere decir que no vaya a seguir teniendo relaciones con China porque eso es inevitable, o que a partir del triunfo de Lula en Brasil no se empodere a la Celac y también regrese la UNASUR, pero sí que va a haber otro tipo de relaciones y eso va a tener un impacto también internacionalmente.
CH: una repregunta alrededor de esto y de la inestabilidad a nivel mundial. El impacto político de un Brasil mucho más inestable y con un conflicto más fuerte. Independientemente de que Bolsonaro llamó finalmente a que levanten los cortes de ruta, al mismo tiempo llamó a movilizar, etc., y está claro que va a trazar una política de confrontación aguda con el gobierno de Lula. Todo indicaa su vez, habrá que verificarlo, que en Estados Unidos la próxima elección legislativa viene con una victoria del partido republicano y una posible derrota del partido demócrata, es decir, el posible retorno a futuro de Trump, etc. Esa variable política, el enfrentamiento más agudo en términos de bloques que no necesariamente se distinguen antagónicamente por sus proyectos socioeconómicos, ¿cómo puede impactar?
Eduardo Lucita: lo que vos estás planteando es cómo juega en el escenario esta oleada conservadora en América Latina con tintes neofascistas. Si uno mira las elecciones desde Estados Unidos para abajo, donde la derecha conservadora menos votos sacó es en Argentina, 41%, pero el resto va hasta 47%, lo que sacó Trump en la elección anterior, si uno mira en Chile, Colombia, ahora en Brasil, es un contexto de esas características. Es cierto lo que vos planteas sobre la situación en Estados Unidos, hay una posibilidad de que Biden pierda la mayoría en las dos cámaras, en una está ahora empatado en la otra tiene una leve mayoría que lo puede llegar a perder, pero también es cierto que Biden en los últimos tiempos ha adoptado una posición mucho más guerrerista que la que tenía al principio, incluso con el viaje de Nancy Pelosi a Taiwán, el enorme aporte que está haciendo en armas y en apoyos a Ucrania, le quita argumentos a los republicanos, además la economía volvió a crecer, también la ocupación uy parece que el índice de inflación sería menor. Así que hay que ver que pasa electoralmente. Falta pocos días.
Por otro lado, lo que se ha demostrado, más allá de los exabruptos que hace Bolsonaro, es que es un hombre muy pragmático. Ayer se vio cómo rápidamente cuando los militares no le daban el apoyo, dio vuelta la situación, vayamos al juego político ya veremos en el futuro, dijo. Que va a haber disputas es cierto, todo va a depender, porque hasta ahora lo que está claro es que la administración Biden apoya al gobierno de Lula y apoya acá a Massa, entonces hay que ver cómo se resuelve eso. Por otra parte, Lula tiene el apoyo de una gran parte de la gran burguesía paulista, de los industriales, etc., cosa que antes no lo tenía, digamos al menos no tan fuertemente como ahora, porque la política de Bolsonaro, el planteo económico, como el de Milei acá, no tiene ningún apoyo ni ningún interés en los grandes capitales, porque es un disloque total en la economía las cosas que dicen, entonces hay que ver cómo se resuelve eso, pero de todas maneras es todo hipotético. Hay que ver porque tanto las cosas que dicen y las que hacen, tanto Milei acá como Bolsonaro allá, se basan en afirmaciones que no se pueden demostrar en nada y sin embargo tienen millones de seguidores. Acá hay que ver lo que está pasando con Milei, que de ser un marginal ahora está terciando, ahora comienza a percibirse una despolarización porque aparecen terceras fuerzas que están disputando entre los dos polos y esto hace que crezca la fragmentación al interior de los polos. Jorgelina mencionaba la situación política. El pesimismo reinante en el peronismo respecto de las próximas elecciones alimenta las disputas internas y por el contrario, el optimismo en Juntos por el Cambio, que ya dan por ganadas las elecciones, también alimentan las disputas internas y Milei juega en ese terreno también. Por todo eso, como decía Juan Pablo, es difícil hacer prognosis en Argentina. Lo que uno puede decir es que en nuestro país el que está comandando todo es el capital. Massa, con el apoyo de CFK, está totalmente subordinado al capitalismo y negocia y trata de obtener un lugarcito bajo el sol. Ya la idea del congelamiento se abandonó, ahora es un acuerdo con los principales mayoristas formadores de precios sobre mil quinientos, mil ochocientos productos por cuatro meses, también productos que no crezcan más del 45 mensual y grandes supermercados. Con la novedad que estarían intentando involucrar a Intendentes y sindicatos en el control. Entonces se adapta también a la situación me parece. Pero veremos cómo sigue esto.
Juan Pablo Casiello: Eduardo, interrumpo con una pregunta, yo no veo -y me parece que lo que pasó en el Reino Unido fue una demostración de eso- demasiada similitud entre la política económica de Milei con la de Bolsonaro y la de Trump. Yo no lo veo así, me parece que son distintas, por eso la economista que tenía la política de Milei en el Reino Unido duró 44 días como Primera Ministra, creo que es un record de corta duración en ese país. Porque para mí en la política económica Bolsonaro no fue el “irresponsable” de Milei, fue otra cosa, digo para entender qué sucede ahí, más allá de que en determinadas definiciones políticas los podemos asociar.
Eduardo Lucita: una cosa es lo que se dice y otra cosa es lo que se hace cuando estás en el poder porque tenés que negociar, ahí está la diferencia. Bolsonaro ha negociado, como Trump también tuvo que negociar. De todas maneras, hay que tener en cuenta la orientación que ellos generan, si Bolsonaro hubiera obtenido un segundo mandato la política del Ministro de Economía, de Guedes, de abrir totalmente el Mercosur y ese tipo de cosas, se hubiera cumplido. Hasta ahora tuvo que negociarlo, pero habría tenido mucha más fuerza para avanzar sobre eso y para liquidar todavía los pocos recursos que quedan en manos del estado en Brasil, no hubo grandes privatizaciones todavía en Brasil como las que sí propone Guedes. No es el caso de Argentina que ya están realizadas las grandes privatizaciones, bueno, algunas están volviendo, como en el caso de los ferrocarriles que se tuvo que hacer cargo el estado porque fracasó totalmente. Un segundo período de Trump hubiera terminado el asunto del muro, hubiera seguido el avance de la disputa contra China en otros niveles, subiendo más los aranceles, en fin, hubieran hecho cosas que no pudieron hacer en el primer período. También son distintas porque las sociedades argentina, brasilera, la norteamericana, son sociedades distintas que la argentina, juegan otros valores. Vos fíjate que acá hay una discusión bárbara sobre la Corte Suprema, mientras que Trump resolvió el problema en Estados Unidos sin ningún conflicto, es una Corte Suprema totalmente conservadora, ultraconservadora, y no hubo un conflicto como los que hay acá por mucho menos.
Jorgelina Matusevicius: me parece que hay una cuestión, recién hacíamos referencia a que estamos en un contexto de capitalismo a nivel global que se encontraría en crisis, la posibilidad de un horizonte de recesión, algo que ven los propios organismos internacionales de crédito, entonces a diferencia de otros procesos donde la salida clara implicaba el plan neoliberal clásico y los paquetes de austeridad y los procesos de ajuste, en este contexto tampoco está tan claro cuál es la salida de los sectores del capitalismo a nivel global. Creo que hay también este debate entre las distintas variantes de los ajustes más agresivos, me parece que incluso los sectores que se expresan en Bolsonaro, en Trump, en Vox en España, o sea, las ultraderechas reaccionarias, tienen como unas líneas de tensionar hacia un polo pro ajuste, pro desmonte de derechos, de tensionar a los gobiernos a medidas más antipopulares y sobre todo de ganar en el terreno cultural. Me parece que tienen más ese efecto que un efecto real porque en general no les termina yendo excelente tanto a nivel político como a nivel económico, entonces tampoco es que está clara una perspectiva de salida de la crisis del capital a través de estas respuestas de ultraderechas, más allá de que sean una expresión electoral fuerte y más allá de que tengan un efecto sobre el condicionamiento que trazan sobre otras fuerzas. Me parece que lo que hay es una crisis por arriba acerca de cuáles son las respuestas posibles en el marco de este escenario inestable a nivel mundial.
CH: Bien, la siguiente pregunta es cómo observan el desarrollo de las resistencias en el país al plan de ajuste y qué potencialidades y límites les ven hasta el momento.
(Continúa en la Segunda Parte)
Muy interesante el debate