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Apuntes sobre socialismo desde abajo y poder popular

Germinal en la Patagonia

Pero allá abajo también crecían hombres, un ejército oscuro y vengador brotaba lentamente en los surcos y fructificaba para ser recogido en los siglos venideros y aquella germinación pronto haría estallar la tierra!” (Emile Zola de la novela Germinal).

Era setiembre de 1922 en Rawson un pequeño pueblo de la provincia de Chubut fundado por colonos galeses en 1865.
Fueron dieciséis los hombres que tomaron la decisión de separarse de Asociación Sportiva Rawson y fundar un nuevo club acorde con sus intereses y expectativas.
El río Chubut, que baja hacia su desembocadura en el mar seis kilómetros más adelante, será el mudo testigo de aquel acto fundacional.
Un club que se precie de tal necesita de un nombre que le dé una identidad de origen. Pues bien allí se aprueba por mayoría la idea de llamarlo Germinal.
Algún relato ha dicho que la propuesta fue de uno de los fundadores que en un viaje a Buenos Aires había estado en un bar de Corrientes angosta que tenía ese nombre. Allí había cantado Gardel y seguramente ya había “cacatúas que soñaban con su pinta”.
Otra versión dice que varios fundadores habían leído y se habían conmovido con aquella novela de Emile Zola que narra una gran huelga de los mineros del carbón en el norte de Francia, allá por 1860.
Aquellos esforzados luchadores de las minas ponían sus expectativas de redención social en la recientemente conformada Asociación Internacional de Trabajadores, donde confraternizaban y confrontaban las ideas libertarias y anarquistas de Proudhon con las socialistas de aquel otro hombre barbudo, Carlos Marx quien afirmaba “que nada de lo humano le era ajeno”.
Germinal era el nombre del séptimo mes en el nuevo calendario impuesto por la revolución francesa durante algunos años. También iba a ser utilizado en la histórica y breve experiencia de gobierno obrero en la Comuna de París de 1871.
Es muy probable que varios de estos datos fueran desconocidos por aquellos fundadores de un club que tenía en el fútbol su principal actividad y que venía a plasmar con su fundación el derecho de los hombres de trabajo al disfrute recreativo y deportivo.

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Germinal en Sierra Grande

Muchos años después en otro pueblo patagónico del sudeste rionegrino va a emerger un Germinal de carne y hueso. Será en el pueblo minero de Sierra Grande.
Era un hombre que había nacido en Betanzos,un pequeño pueblo de la provincia de La Coruña, hoy comunidad autónoma de Galicia. Pero el “Gallego” Germinal Filgueiras era tan criollo y patagónico como el que más.
Minero asentado en Sierra Grande para trabajar en el socavón, en aquellos 96 kilómetros de túneles con más de 500 metros de profundidad.
El Gallego va a conocer y compartir las tristezas y alegrías de ese duro trabajo . A partir de 1969 con la fundación de la empresa Hipasam, la extracción del mineral necesitará 1200 trabajadores que vienen de diferentes provincias del país.
Es que en la sierra había y hay un yacimiento ferrífero muy grande. El hierro que se extrae se llevaba unos kilómetros hasta Punta Colorada y hecho pellets iba en barco a abastecer a la gran fábrica estatal SOMISA.
El Gallego tenía además, varias actividades de compromiso social.
En la FM Cosmos conducía un programa donde enseñaba a hablar la lengua mapuche. Decía que si “los niños conocían las pautas culturales de sus antepasados aprenderían a defender los derechos de los habitantes y nuestras riquezas tan codiciadas por empresas extranjeras”.
También fue fundador con otros vecinos y vecinas del museo Duamn Ruca, que significa casa del recuerdo en mapugundun y que cuenta con una destacada colección de minerales y objetos pertenecientes a los primeros habitantes de la zona.
En la mina de Sierra Grande se había luchado y mucho.
Siempre se recordaban las dos grandes huelgas. La de 1973, había sido exitosa porque consiguen arrancar a la patronal un adicional por “zona inhóspita” en pleno congelamiento salarial que pretendía imponer el Pacto Social de Perón, Gelbard y Rucci.
La segunda ,en octubre y noviembre de 1975 va a terminar con una durísima represión en la cual no solo interviene la Policía de Río Negro sino también tropas del V Cuerpo de Ejército con asiento en Bahía Blanca. Más de 600 despidos y obreros encarcelados es el saldo de aquella intervención que es la antesala del terrorismo de Estado que se extenderá por todo el país con el golpe del 24 de marzo del 76.
Pero el trompazo más fuerte para el colectivo obrero y para el pueblo vendrá en el 91.
Menem, que en campaña había estado en el pueblo con su promesa de “revolución productiva y salariazo” decide por decreto el cierre de Hipasam. Paradójicamente un 29 de mayo en un aniversario del cordobazo del 69.
Germinal y sus compañeros acompañados por sus parejas no son de cruzarse de brazos cuando asuela la injusticia y la traición. Todo el pueblo va a sumarse a la lucha. Se suceden las asambleas ,las movilizaciones y los corte de la ruta 3.También la ocupación de la mina.
Una tarde la asamblea decide “que nos tienen que escuchar en Buenos Aires”. Se decide jugar fuerte: caravana a la Capital, corte de rute y ocupación de la mina.
Bahía Blanca está en el camino y en nuestro Suteba se decide ejercer la solidaridad efectiva. Una parada en el local del sindicato en la calle España, comida, descanso y la charla con delegados y delegadas.
Allí este cronista conoce al Gallego Germinal Filgueiras. Su hablar tranquilo y pausado encontraba una escucha muy atenta aquella noche. Una voz que convencía y conmovía.
Eran relatos de vida acompañados por convicciones muy firmes amasadas entre los vientos y el frío patagónico.
Está en mi memoria que habló de dos cuestiones que eran inseparables: “defender el laburo y las vidas familiares y también las riquezas de nuestro suelo de la avidez de ganancias de las empresas”.
Más adelante en el documental Fantasmas en la Patagonia escuché que decía :“a tiros nos nos van a matar”, acaso con la memoria en las huelgas santacruceñas de la Patagonia Rebelde Y concluía :“pero se están deshaciendo de nosotros, nos van a matar exprimiéndonos”.
La caravana hizo oír sus voces al día siguiente frente al Congreso y luego en la Plaza de Mayo. Hombres que vienen del socavón, con los cascos en sus cabezas a exigir y a denunciar a los que gobiernan contra el pueblo. ¡Qué contraste enorme entre aquella dignidad obrera frente a José Luis Manzano ,aquel hombre que presidía el bloque de diputados justicialistas y que cuando le cuestionaban su rol en la Privatización de la Petroquímica Bahía Blanca se atrevía a afirmar: “Solo tengo una cosa que decir: “Yo robo para la Corona. ¿Les quedó claro?” 
Volverán a Sierra Grande con la promesa de gobierno de reactivación, que nunca van a cumplirse supuestamente “por falta de insumos”.
En los años siguientes Sierra Grande se despoblará: de 11500 habitantes descenderá a 7000. Años más tarde, en el gobierno de Néstor Kirchner, la empresa china Metalurgical Group Corporation (MCC) obtendrá una concesión por ¡99 años!. Pero las políticas del capital no varían de acuerdo a la nacionalidad de origen.
En 2016 los empresarios chinos paralizaron sus actividades ante “dificultades en el mercado internacional” y hoy solo hay tareas de mantenimiento.
Santa Bárbara, la patrona que resguarda a los mineros sigue estando en la entrada a la mina pero hoy no se produce nada.
El gobierno de Alberto Fernández, ahora anunció que una empresa australiana se radicará para impulsar la explotación del hidrógeno verde.

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Con todo los y las habitantes más antiguos recuerdan y atesoran las historias del trabajo y de la lucha. Y en la memoria en muchos reaparece el viejo orgullo por aquellas determinaciones para resistir los atropellos. Y cuando eso pasa es inevitable que resurja con emoción la figura quijotesca de Germinal Filgueiras, ya fallecido.
Uno de los protagonistas de la novela Germinal dice en un momento de desolación ante la derrota: ¿Habrá de estar prohibido al obrero pensar como los demás?
¡Pues precisamente porqué pensamos, no tardarán en variar las cosas!
Germinal Filgueiras creía y decía :“que esa gota que tiro en el vaso día tras día va a servir en el futuro”.
En esa apuesta a las ideas, a la capacidad para no darse por vencido y a la de organizarse y luchar para liberarnos de las tiranías del capital, es en esa apuesta, que habrán de germinar las semillas rebeldes que podrán revolucionar la sociedad.

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