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Apuntes sobre socialismo desde abajo y poder popular

Se murió el cerdo de Blaquier.

En mi libro “Lo que no dije en Recuerdo de la muerte”, escrito y publicado en el año 2014, escribí lo siguiente:


“Según Ariel Armony, un experto en el tema de las relaciones empresariales argentino-norteamericanas, el empresario argentino Carlos Pedro Blaquier aportó 250 mil dólares de aquella época para el Grupo de Tareas del 601. Su empresa, el Ingenio Ledesma, estuvo vinculada con el escándalo desatado por la quiebra del Banco Ambrosiano. Junto con Carlos Alberto Bulgheroni, dueño de Bridas, aparecen, y no por casualidad, como los empresarios más comprometidos con la exportación del terrorismo de Estado y vinculados con la P2.


Bulgheroni, visitante asiduo de la presidenta Cristina Fernández y socio de la YPF new age del CEO Miguel Galuccio, fue uno de los empresarios que más prosperó durante la última dictadura militar. Entre 1976 y 1983, su grupo Bridas pasó de siete a cuarenta y una empresas, aumento no sólo cuantitativo sino cualitativo porque —como miembro destacado de la “patria contratista”— se convirtió en uno de los mayores proveedores de la entonces petrolera estatal y hoy semiestatal y semi Chevron, YPF-Vaca Muerta. Bridas también fue privilegiada por la dictadura en relación con los acreedores foráneos: en 1981 debía más deseiscientos millones de dólares, lo que la convertía en el cuarto deudor externo del país; entonces vino el mago Domingo Felipe Cavallo al Banco Central y traspasó esa deuda (y la de todos los grandes grupos) al conjunto de los argentinos, mediante el seguro de cambio. La seguimos pagando.


Cuando el ex general Carlos Guillermo Suárez Mason pasó a retiro, en 1979, se incorporó al directorio de Bridas y consiguió ubicarla, en contra del interés nacional, como la empresa a la que YPF compraba más servicios. En 1981, cuando ascendió a la presidencia de facto, el general Roberto Viola pensó que Pajarito Suárez Mason había cumplido su training en Bridas y lo designó interventor en la estatal YPF, con una misión: irla privatizando paso a paso. La idea era adjudicar las áreas ya en explotación o con recursos fehacientemente comprobados a las empresas privadas como Bridas, mientras el Estado se hacía cargo del costo de explorar, para descubrir nuevas áreas y entregarlas a la voracidad explotadora de la Patria Contratista.

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Blaquier, por su parte, consolidó la posición monopólica de su ingenio azucarero Ledesma, el más grande del país, que participó de manera activa en la represión clandestina, en lo que se llamó “el apagón” y consistió, en realidad, en una serie de cortes eléctricos en la semana del 20 al 27 de julio de 1976, durante los que fueron secuestradas más de cuatrocientas personas, de las cuales cincuenta y cinco continúan desaparecidas. Aplicando literalmente la doctrina “noche y niebla”, los represores se desplazaron en la oscuridad por las calles de Libertador General San Martín y Calilegua, apoyados por vehículos y personal del Ingenio Ledesma cazando presuntos subversivos con total impunidad. Fue una noche de frenazos y gritos de horror en la tiniebla que nadie quería recordar en aquel pueblo, con la heroica excepción de Olga Aredez, cuyo marido, el médico Luis Aredez, había sido secuestrado el mismo 24 de marzo de 1976, la noche del golpe de Estado. Luis había sido intendente de Libertador General San Martín en la década del 50 y en las siguientes chocó muchas veces con las prácticas ilegales del Ingenio, que dominaba la economía de Jujuy y sometía por igual a políticos y militares.


Todos los años, para la fecha del apagón, Olga daba una vuelta solitaria a la plaza del pueblo, confirmando la sentencia de Sartre: “Mientras exista una sola conciencia en contra, los nazis habrán sido derrotados”.


En 2005 la conocí, elegante y digna, luchando contra el cáncer que la estaba devorando. Habíamos viajado desde la Capital con diversos compañeros vinculados con la defensa de los derechos humanos, para homenajearla. Sus pulmones, me contó, estaban desechos por la bagazosis, una enfermedad generada por el polvillo incesante que se levanta en el procesamiento de la caña de azúcar. Videla y Blaquier se habían llevado a su marido, y el Ingenio se la estaba llevando a ella. Curiosamente, “el gobierno de los derechos humanos”, se tardó mucho en procesar a Carlos Pedro Blaquier y su secuaz Alberto Lemos. Por el contrario, en 2011, tanto el ministro de Planificación, Julio de Vido, como el secretario de Energía, Daniel Cameron, beneficiaron al mega millonario que colaboraba con el 601, otorgándole a Bioledesma el mayor cupo de abastecimiento de bioetanol destinado al mercado interno: 48.996 metros cúbicos, una cifra que superó el 20 por ciento del total.

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Por esas fechas, el octogenario Blaquier le declaró al periodista Ricardo Cárpena del diario La Nación: “Pocos gobiernos han defendido tanto a la industria nacional como éste”. Blaquier, que también es un poderoso productor porcino, le hizo leer a Cárpena un poema de su autoría dedicado a la (entonces) presidenta Cristina Fernández y su pública ponderación de la carne de cerdo como un potente afrodisíaco. En enero de 2010, durante un acto en la Casa de Gobierno, donde anunció un plan de promoción para apoyar la producción porcina, dijo la Presidenta de la Nación, mirando a empresarios del ramo que aplaudieron con entusiasmo: “Acá acaban de agregar un dato que yo desconocía, y es que la ingesta de cerdo mejora la actividad sexual. No es un dato menor, además yo estimo que es mucho más gratificante comerse un cerdito a la parrilla que tomar Viagra”.


A Blaquier se le salió el poeta que lleva escondido detrás de su amor por el 601 y escribió:


Se ha incrementado la venta

del cerdo vivo o carneado

después de haber escuchado

a Cristina presidenta.

Las propiedades del cerdo

eran para mí un enigma,

desde hoy son un paradigma

y la vaca es un recuerdo.

Y por potenciar la cosa

como cerdo a toda hora

y gracias a la Señora

hoy tengo la novia mimosa.

Por eso soy cristinista

y nada me hará cambiar,

soy cristinista a rabiar

y un convencido activista.


Pese a sus dotes líricas, que hicieron las delicias del entonces secretario de Comercio, Guillermo Moreno, Blaquier y Lemos fueron finalmente procesados en dos causas: una por su participación en “la noche del apagón” y otra por el secuestro y asesinato del ex intendente de Libertador General San Martín, Ramón Aredez. En el momento de escribir estas líneas (23 de mayo de 2014) me llega la noticia de que la Cámara Nacional de Casación Penal acaba de frenar el proceso contra Blaquier y Lemos, haciendo lugar a un recurso de queja. Conociendo los antecedentes de Casación, que tuvo como fiscal a Romero Victorica, es posible que esta vez se tuerza el viejo refrán “a todo chancho le llega su San Martín” y se imponga una vez más la impunidad.”

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 Obviamente la profecía se cumplió y el cerdo de Carlos Pedro Blaquier no fue procesado ni  mucho menos condenado por su grosera complicidad con la dictadura militar. Se murió impune hoy 13 de marzo de 2023, a los 95 años.

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